
 
y las ganas de transformar la realidad. Yo 
mismo como profesor he visto el cambio que 
sucede en los estudiantes, cuando en vez de 
hablar de Alf Ross o de Robert Alexy, hablo 
de Sartre, Rimbaud o Cesar Vallejo, uno ve 
como le cambia el rostro al estudiante, como 
le cambia las ganas de estudiar, como lee 
más, como se entusiasma, de repente, 
cuando lee a Vallejo y no cuando lee un 
manual  de derecho penal que repite lo 
mismo que dijo otro profesor, que a su vez 
lo copió de un profesor de Alemania. Esa es 
la diferencia, porque esa palabra,  la del 
manual,  que es producto de una copia 
europea,  no tiene sentido;  en cambio, la 
palabra de Vallejo, sí tiene. Y termino 
diciendo esto, la expresión misma tener 
sentido, también es producto de una 
abstracción colonialista, porque el sentido es 
lo que uno siente, no el significado abstracto 
de un texto, el significado racional, sino los 
sentimientos. Cuando uno dice que alguien 
tiene sentido, quiere decir que uno lo siente, 
y lo que uno hace cuando lee poesía es 
sentir, efectivamente, en el cuerpo lo que 
uno está leyendo, en cambio, cuando uno 
lee estos manuales, cuando decimos que no 
tiene ningún sentido, estamos diciendo que 
nosotros no lo sentimos dentro nuestro: que 
para nuestro cuerpo, para nuestra realidad, 
para nuestros pueblos, para nuestra tierra, 
no dice nada, no se siente acá. Eso implica 
no tener sentido, esa es otra categoría que 
hemos abstraído pero no tener sentido no 
significa algo teórico, significa algo concreto, 
que es sentirlo en las venas, es sentirlo con 
la sangre, con el cuerpo, por eso yo 
reivindico la palabra poética, que es la 
palabra sentida con el cuerpo. Cuando 
nosotros decimos que el derecho no tiene 
ningún sentido, queremos decir que no lo 
sentimos adentro nuestro, como algo propio, 
como algo comprometido, representativo; 
en cambio, la poesía es la palabra sentida. El 
derecho ya no tiene sentido, en dos 
sentidos, valga la redundancia: en un 
sentido teórico y también en un sentido 
práctico, porque no lo sentimos como algo 
nuestro, sino como algo extraño, ajeno a 
nosotros. 
Entrevistadora Alejandra:  Antes 
de terminar tengo algo que acotar. Tú, de 
repente encontraste respuesta en la poesía, 
para precisamente explicar la decepción que 
nosotros estudiantes y abogados tenemos 
del derecho. Yo me puse a pensar tal vez 
que nosotros podamos encontrar quizás otro 
tipo de respuesta, tú la encontraste en la 
poesía y me parece perfecto, y como lo digo, 
recalco de que nosotros podemos encontrar 
algo más; por ejemplo, me encanta mucho, 
más que el derecho incluso, el arte:  la 
pintura, el teatro, el cine. Muy aparte de lo 
que  podamos hacer con el  derecho, el 
derecho no es accesible, tal como lo 
mencionaste, sobre la corporalidad, hace 
que no sea tan cercano. Buscar ello creo que 
también es una labor fundamental y urgente 
que tenemos nosotros.  
Guido  Croxxato:  Tal cual, como 
decís, yo encontré la respuesta, a lo que no 
me daba el Derecho, en la poesía. 
Efectivamente, porque en la poesía yo siento 
algo que no encuentro en los libros de 
derecho, que no tienen sentido, que su vez, 
yo no lo siento como algo propio, que me 
expresa a mí, o está vinculado a un ideal que 
a mí me convoque; pero evidentemente, el 
pueblo tiene muchas manifestaciones 
culturales para expresar sus sentimientos. A 
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Entrevista a Guido Croxxato
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