Gil-Mora & Huamán-Miranda: Uso de leña y madera de bosques nativos. Cusco
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La leña, a medida que transcurre el tiempo, es cada vez
más escasa en muchas áreas del territorio nacional,
especialmente en la zona altoandina; por tanto, las familias
van encontrando serias dificultades para abastecerse de leña,
motivo por el que muchas veces tienen que desplazarse a
grandes distancias, dedicando buena parte de su tiempo a la
recolección, restando oportunidad para dedicarse a otras
actividades (Muñoz 2008). Las comunidades amazónicas,
aunque en proporciones mucho menores, también empiezan a
sentir la escasez de la leña producto de la gran intervención
humana a los alrededores de los centros poblados; por ello es
muy común ver que tanto varones y mujeres que vienen de
trabajar de sus chacras retornen con cargas de leña.
Bosques andinos, algunas características
Los Andes se formaron por actividad tectónica y la
vegetación actual se formó en la parte sur durante la última
glaciación y fue expandiéndose gradualmente hacia el norte,
limitada por ciertas barreras geográficas y climáticas
(Morrone, 2001). Los bosques andinos son formaciones de
vegetación tropical de altura; tipifican las regiones más
elevadas de la franja tropical. Se caracterizan por climas
predominantemente secos y fríos. Dadas las características
geológicas de los Andes (Morrone, 2001), el clima suele ser
agreste y las especies de plantas que crecen en estos
ecosistemas se encuentran bien adaptadas a las condiciones
climáticas predominantes.
Las formaciones de vegetación de la región andina varían
en función a las condiciones ambientales y las barreras
naturales, así como por la influencia humana. Son muchas las
especies de árboles que crecen en estos bosques, las
principales son las del género Polylepis, Escallonia,
Hesperomeles, Myrcianthes, Myrcine, Citharexylon,
Gynoxys, Buddleja, Vallea y otros que tienen gran
importancia ecológica para otros organismos. Estos están
adaptados a los climas fríos y secos, aunque su crecimiento es
sumamente lento (Cabrera & Willink, 1973). Los bosques
andinos se encuentran en constante cambio debido a las
fluctuaciones climáticas y a la explotación y destrucción por
parte del hombre.
Los bosques andinos históricamente han sido fuertemente
afectados por la actividad humana y lo siguen siendo (Kessler
& Driesch, 1993), puesto que el valor extractivo de las
especies es alto, tomando en cuenta las características del
lugar y la escasez de recursos. Las actividades extractivas y
de sobreexplotación de los bosques andinos están
ocasionando daños que pueden tomar cientos o incluso miles
de años en volver a un equilibrio natural (Sentir.org, 2001).
Los bosques andinos se encuentran gravemente amenazados;
en muchas partes permanecen sólo como fragmentos aislados
en la parte alta de las montañas y en las laderas más
empinadas.
La vegetación de altura se caracteriza por ser fuertemente
xerofítica y, la niebla, especialmente en la época de estío,
tiene un papel ecológico central puesto que en muchos casos
es la única fuente de humedad ambiental (Van Der Hammen
& Cleef, 1986), (Fig. 1).
Las familias de árboles más representativas de la región
andina son: rosáceas, ericáceas, melastomatáceas,
leguminosas, araliáceas, mirtáceas y podocarpáceas
(Morrone, 2001). De acuerdo con Morrone (2001), en la
región andina se encuentran los siguientes tipos de bosque:
Bosque xerofítico: Variable en altitud, pero
caracterizado por un régimen de precipitación
sumamente seco. Las especies adaptadas a estas
condiciones evidencian hojas modificadas, tallos
espinosos y forman rodales.
Bosque montano: Ubicado a altitudes significativas,
los árboles son más pequeños, de tallo retorcido y más
dispersos (menos asociación), la presencia de epifitas se
reduce. Suele dominar Polylepis por estar bien
adaptado a un régimen seco y a bajas temperaturas.
Bosque templado de transición: Entre el bosque
templado y el bosque montano, posee elementos
similares al bosque templado pero los árboles no
alcanzan tanta altura y las asociaciones de individuos
son menos gregarias.
Bosque templado: Tipifica a elevaciones menores, por
las mejores condiciones de temperatura y humedad,
suele caracterizarse por formaciones boscosas con
árboles que suelen alcanzar varios metros de altura y las
epifitas tienen una presencia considerable.
En los bosques andinos destaca el género Polylepis. Esta
rosácea es un árbol de crecimiento lento que puede alcanzar
algunos metros de altura después de varios años, sus troncos
son delgados y retorcidos, y poseen una corteza característica
que se desprende como papel (Jussieu, 1993). Esta especie y
sus parientes cercanos son dominantes en toda la región
andina y tienen una gran importancia ecológica, puesto que
ofrecen microclimas propicios que determinan la presencia de
otras especies de flora, fauna y microorganismos, que de otra
manera no podrían estar presentes en esta zona.
Históricamente, desde tiempos precolombinos, los
bosques de Polylepis han sido un hábitat muy intervenido y
fragmentado (Fjeldsa y Kessler, 2004, Purcell et al. 2004),
señalan una pérdida del 70 al 90 % de la cobertura original
(Etter y Villa, 2000). Algunas causas son la expansión de la
frontera agrícola, las prácticas ganaderas y el uso como
combustible doméstico. En consecuencia, es uno de los
ecosistemas más afectados (Navarro et al. 2005) y se ha
clasificado como un ecosistema con una alta prioridad de
conservación.
Adicionalmente, los bosques de Polylepis presentan un
patrón biogeográfico insular, dentro de los ecosistemas de
puna y páramo (Fjeldsa y Kessler, 2004), estos árboles tienen
una extraordinaria adaptación al frío altoandino: su corteza se
desprende formando un paquete alrededor del tronco a modo
de aislante térmico para protegerlo contra las heladas. Los
ejemplares de Polylepis, se caracterizan por formar pequeños
bosquetes representativos y constituyen la especie leñosa
dominante o exclusiva, a excepción de aquellas especies que
habitan los bosques mixtos montanos. Por otro lado, especies
como Polypelis pepei, y Polylepis besseri suelen habitar las
zonas de transición entre los bosques montanos y zonas
nivales y forman pequeños parches cuya distribución se
encuentra asociada con laderas y quebradas rocosas y
morrénicas ubicadas por encima de los 4 600 m. de altitud.
Factores de cambio de los bosques andinos
El principal factor natural que rige el cambio en los
bosques andinos es el clima (Graf, 1994; Villalba, 1995)
puesto que los organismos responden de distinta manera (en
términos fisiológicos) a las diferentes condiciones de
temperatura, humedad y disponibilidad de nutrimentos
(Villalba, 1995). En la región de los Andes se observan
marcadas diferencias de precipitación anual entre épocas
(Graf, 1994), lo cual suele provocar ciertos patrones de
cambios cíclicos (Fittkau et al. 1968) en las formaciones
boscosas. Otro factor natural de cambio de los bosques
andinos son las barreras naturales (Thorson, 1999) puesto que
los límites glaciales, que suelen provocar cambios abruptos
de vegetación y paisaje, se van moviendo paulatinamente
(avanzando y retrocediendo) de acuerdo a los ciclos de
calentamiento y enfriamiento, global y regional.