El Antoniano
130 /
junio
2015
151
CTICAS Y
ESTRA T
EGIAS
EN
L A VID A
COTIDIAN A DE LOS VENDEDORE S DE
ARTESANÍ A
EN
E L
CE
NTRO
HISTÓRIC O DE
L A
CIUDA D DE L
CUZCO—
Dan iel
V i
cent e
Gue var a
R odrí g
uez
1
RESUMEN
Enfoc ándos e
en el comercio de
artesanía ,
se busca
entender
las nueva s for mas
de
vivi r la ciuda d
en un
contexto de
transforma ción ecomic a
y
política .
Se presta
atenc n
a
la s ctica s
y
estrategia s cotidiana s
que los
comer ciante s
de
artesaní a utiliza n
para
la apropia c n
del
espaci o,
con el propósito de observar
la
manera en
la
cual
la s refor mas
de
la estru ctur a espacia l
urbana son
incorp orada s
y
utilizada s
como
alternati vas
a
la
regulación
del
espaci o
urbano. De este modo se pretende dar a
conocer
las distinta s ten sione s existente s
en
la
apropiaci ó
n
de los
espa cios
—sea de usos o de
significad os
y
1
Antropól ogo. Estudiant e
de
la mae strí a
de
Antropol oa So cial , Universida d Na ciona l
de
Sa n Antoni o Aba d
del Cusco.
E-mail :
uncomerc
ial
@
gmail
.com
El Antoniano
130 /
junio
2015
152
Tácticas
y
e
strat e
gias
U
reflexionando ,
s
i
desde
la s iniciati vas c olectiva s
específicas
muc has
veces
corporativa s—
se pueden encontrar
mecanism os
que
permita n ensanch ar
el uso del espacio
blic o
urbano.
ABSTRACT
B y focusin g
on the
handi craf t trading , it
was expected to
know the new manners of
livin g
the
city throug h
the
backgr ound
of
economi c
and
politi c
transformation.
Attentio n
was
give n
to
ever yday tacti cs
and
strategie s
that
traders use to
appropriat e spaces,
in order to observe
how the
reform s
of the space structure are used and
incorporated
as an urban space
alternative .
Thus
it is
intended to
hig hligh t
the
man y tension s
around space
appropriatio n
—either use or
meaning anal yzin g
if
whether
spe cifi c collectiv e initiati ve s
—often
corporative—
wil l fin d
mechanis ms
that
allo w
broaden the
use of urban
publi c
spaces.
“Un come rciant e
siempre
tiene que
‘surtirs e
de
todo
un
poco’ .
Pero esto no solo
se
refier e
a una cuestión
netamente
materi al,
sino
tambié n,
el hecho
de
‘surti rse’ ,
tiene un carácter
social.
na
im agen
común en
la
ciudad del
Cuzco,
especialmente
en
las
calles
cercanas
a
l
a
Plaza
de
Armas,
es
la
de
mujeres
de
distintas
edades,
d
esde
adolescentes hasta mujeres
mayores,
carga ndo
en
sus espa ldas gran des
bultos
atados
con
lliqlla s
, o
car gando bolsas
de
plá stico
grueso de
muchos colores
o,
simplemen te, llev ando
en
sus
manos
pequeños
paneles
con
dijes, cadenas
y
joyas,
mientr as
evaden a
grupos
de policías
municip ales.
Cuando un agente se
acerca
a
un punto donde poco antes un grupo de
comercia ntes ofrecía sus
productos a los
turistas, las com erciant es
se
dispersan
y se
desplazan
con
rapidez hacia alguna calle
lejos
del
alc ance
del agente. Habitualmente,
esperan que el agente abandone su puesto
para
continuar
con su recorrido,
e
inmedia tamente
después, se
ubican
en un
nuevo punto de
la Plaza ofreciendo
sus
productos.
Las
personas que venden
artesanía
tienen
gra ndes dificulta des
de sobreponerse a
la
difícil
situación
en
la
que se encuentran, ya
que no solo tienen que superar
la falta
de
oportunidades
de empleo
recurriendo
a
la
implement ación
de un
negocio
propio de
sub sistencia
—aunque con el tiempo
p
uede
llegar
a ser
muy lucra tivo sino también
a
los mec anismos
de
control
del espacio
blico,
es
decir
a
la policía munici pal
y a
toda
la no rmativa
y
sentido
común que
representan sobre el
esp acio blico
del
Centro
His rico
de
la ci udad
del Cuzco.
El
prosito
del texto es adentrarse en
la
f
orma
en
l
a
cual las personas
i
nvo l
ucrad
as
en
e
l
comercio
de
artesanía logran establecer
sus
actividad es cotidianas,
a
trav és
de
l
a
reconstrucción
de
las diver sas
trayectorias
según
De Certeau,
hue llas dejadas
en el
espacio,
primero
partiendo
de
la
relación
entre
los comercia ntes
de
artesanía
y
la
reforma espacial,
para después entender
la
s
tác ticas
y
estrat egias usadas
en
l
a
vida
cotidi ana
de
los mism os
comerciantes.
CONSTITUCIÓN DE UNA
NUE V
A
GRAMÁTI CA
ES PACIAL
Según Seligmann la administ ración
d
e
Carl os Valencia
buscó
transform ar la
disposición
es
paci a
l
de
la ciu dad. En
el
“Pl a
n
de
Desarrollo
Urbano de
la Provi ncia
del
Cusco”
—PDUPC, se
manifiesta la
fin a
lidad
de
los cambios dirigidos
por
V
alenci a
,
procurando
la restr ucturac ión funcional
de
la
ciudad del Cusco”,
donde
la
desconcentración
de
acti vida des
económicas,
polític as
y
sociales
en el centro
histó rico,
a
como
la implementación
de
nuevos
espacios
para estas
actividad es,
son parte de esta
trans formación.
Teniendo como
éxito
de
este proceso,
la implemen tación
de espacios
comerciales
en el
distrito
de
Santiago
y
Wancha q, los
centros
comerciales
El
Molino
El Antoniano
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153
Tácticas
y
e
strat e
gias
y
Confraternidad, respectivamente.
El
Plan
de
Desarrollo
Urbano de
la Provi ncia
del
Cusco,
amplía la pl anificación
anterior,
adicionando
flexibili z
aci ó
n,
simpli fica ción
y
adecuación
de
la normativa”
con
la
fi n
alid a
d
de
facilitar la den sifica c n
de
la ciuda d,
ésta
causa da
por
la
promoción de
la
industria
const ructiv a,
que
f
acilitó la ejecución
de
la
inver sión pública
y privada.
Valenci a
logró
mo difica r la
gramática
esp acia l
del Cuzco, combatiendo
front alment e al
comercio ambulatorio
—en
la avenid a
del
Ejé rcito ,
alrededor del
mercado de
San
Pedro y
Pla za
de
A
rmas
y concretando un proceso de
“moderniz a
ció n
que contó con el
mayor itari o respa ldo
de
la ciudadan ía,
ya
que el comercio
ambul atori o
está asociado
a
la su cie dad
e
i
nseg
uri d
ad.
Las
grandes
trasf orma ciones
l l
evada s
a cabo po
r
V
alenci a
involuc raron princi palment e a
l
cuerpo de
policí a m unicipal ,
que fue
utiliz ado
como
fuerz a
de choque y
contenció n
contra los
ambulante s
y sus
puestos de venta,
desmanteland o
los
puestos y conteniendo
la rabi a
de los
comercia ntes . Finalment e
el
trabajo
de
la
policí a m unicipa l
f
ue
la vigilanci a
de las
calle s
para poder sostener el nuevo orden.
Por otro lado, los vendedores de
arte sa as, ubicado s
en
la call e
pac
Ama ru
junto
a
l
mercado de
San
Pedro, los
porta les
de
la Plaz a
de
Ar mas
y
la
primeras
cuad ras
de
la avenid a E l S o l,
que ocupaban
estos
espacios
con
cie rta legitimi dad
por el
tiempo que
ve an haciéndol o
y
la
mediació n
de sus
organiz acione s
con
la
admini straci ón
de
la ci uda d
, fueron
reubicado s
en nuevos centros de venta
que se encontraban en los
mite s
del
Centro
Histó rico
del Cusco, debilitando
sus
negocio s
por su
ubicació n
y
la s
deudas
contr aídas
en el proceso de reubicación.
Para los
come rciante s
esto representa un
punto de
inflexión ,
ya que se imponen
mayores
dificulta des
en
la reali zació n
de su
traba jo dia rio,
ya sea por
l
a
rig urosi dad
de
los
controle s
y mayor
cantid ad
de agentes
o por el “maltrato.
Si
el
esp acio blico
está caracterizado
por el uso de
distintos esp acios
comunes
como:
plazas, calles, parqu es;
por distintos
actores
sin
un
fin
en común , y depende de
la ap ropiación
de estos como un lugares
propios proporcionado diversos
usos y
signific ados, much as veces contr arios
entre
si
sobre el
espacio. El
proceso emprendido por
Valenci a,
parte por
la squeda
de
homogenei zar
el
espacio público
con fines
comerciale s, producién dose
una transición
de un
espacio efectivo
a un
espacio
creado,
el
cual
es determinadopor el
ingre so
de
inver siones
de
capit a
l
fijo,
y
la presencia
de
capit a
l
financie ro
que
fome nta la
acumul ación
flexible, explic ada
por
David Harvey
(1977,
1998, 2012).
“SURTIÉ NDOSE”
DE
TÁ CTIC A S Y
ESTR A
TEGI A
S
Los come rciantes
de
artesanía
tienen una
gran dificult ad
de
precis ar
el tipo
d
e
merca dería
con
la
que
trab ajan,
y responden
con un término
general: surtido”.
Este
término nos
muestra la situación ambigua
en
la
que se encuentran
los come rciante s,
ya
que
actúan
como
intermedi arios
entre
la
pro ducción local
o
region al,
de carácter
industrial
o no, con el consumo del turismo
globalizado,
que
busca
un producto
“auténtico”,
que
refleje
su
sustrato cultural
o
étnico.
De modo que un
comerci ante
de
artesanía
que busque el
éxi to
económico,
neces ariamen te
tiene que ofrecer una
variedad
de productos
ya
sea en
tipos
d
e
pro ducción, materiale s, cali dades
o
precios
para
sat isfac er la
demanda.
E s
así
que un
comerciante
siempre tiene
q
ue
“surtir se
de todo un
poco”.
Pero esto no
solo se
refiere
a una
cuestión
netamente
materi al, sino también,
el hecho de
“su rtirse ,
tiene un
carácter
soci a
l.
Partiendo
de
la identific acn
de dos
dinámic as
sobre
la
cua
l
los
comerciantes
artic ulan
su
acti vida d,
se puede
profundi zar la
manera en
la
cua
l
se
establecen estrategias
y
táctic as.
Cabe
resaltar
que
la divi sión
entre
estas
dos
diná micas
no es
excl uyen te, ya
que
las fronte ras
entre una y otra son bastante
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154
Tácticas
y
e
strat e
gias
dif usas,
y
exis te
una
gran divers idad
de
form as
en
la
que se
articul an las
dinámic a
s,
complica ndo
su delimitación.
La primera dinámica
tiene un
carácter
d
e
abastecimiento, conocida
comúnmente
como
“m ayori sta”. Esta dinámica funciona
a
una mayor
escala
y
estabilidad,
l
ogran
do
establecer
redes de
come rcio
a
ni vel
local,
reg ional
y,
alg unas veces,
transnacional,
median te la inte rmediación
entre
productores
semi -ind ustri aliza dos
y los
comercia ntes. La inte rmediación
se concreta
a
través
de dos
meca nism os; las
ti
endas
mayor istas
2
las cuales permiten
acceder a
pequeños
comerci antes,
con
rapidez
y
fac ilidad,
a
mercan cías ya vendidas —
y
l
os
intermedi arios directo s, conf orma dos
po
r
pequeños productores que
visitan
a los
comerciantes
y
ofert an sus
productos
directamente
3
.
La seg unda dim ica
ha
sido
cara cterizada
como de consumo, o
denominada
como
“al
por menor”,
identifica da
por
la ve nta
directa
al con sumidor
f
inal
y representando
la
artic ulación
entre el
abastecimiento
y el
consumo.
Exis ten
tres
mecani smos
por los
cuales la din ámica
de consumo es
desarr olla da; los am bu lant es, las ferias
y
l
as
tiend as
4
. El
comercio ambulatorio
es
utiliz ado
como
tabla
de
flot ació n
para
enfrent ar la preca riedad
económica,
espacialmente
por
venes
madres
o
mujeres mayores, ubicán dose
en
lug ares
d
e
mucha afluencia turí stica especialmen te la
Plaza
de
Armas,
l
ugare
s
cercanos
a
sit i
os
arqu eológicos,
igles ias,
museos, teatros y
hoteles—
realizando jorna das cara cterizadas
por el
despl azamie nto
en
las calles
evadiendo
el
control
de
la policía municip al. Las
f
eria s
,
son una muestra del proceso
d
e
form alizaci ón
y
éxito
comerci a
l,
caracteriz ado
por el
acceso
a un
espacio
d
e
mayor
est abilida d, medi ante la
or
gani z
ación
asociati va
y
la gestión colectiv a
replicando
otros
espacios
de
venta,
como
los
mercados
de
abastos
y
ferias
i
tin
erantes.
Las
tiendas,
son
l
a
muestra,
por una
l
ado,
de
la
exp
ansi ó
n
comercial
y el
crecimiento
económico, y por
el otro, de
debilit amiento
de
los
lazos
comunes y
la de sconfia nza
de
la
organización
colectiv a, ya
que el
afront ar
el
pago
de un
alquiler
de un pequeño
espacio
—aunque
muchas
veces son
compa rtidas
con otras
acti vidades,
como
la venta
de
equipo
d
e
campin g, cabi nas
de internet o
agencias
de
via je
muestra
la consoli dación
de su
negocio
y una
preocup ación
por el
éxito individual.
Las diná m icas desc ritas
f
uncion
an
a partir
de
“surt irse”
de
mercadería variada,
a
la
que
subyacen densas
redes
interconect adas,
en
las cuales
se encuentran
inmer sos,
desde los
comercia ntes ambulantes
de mayor
precari edad, pasando
por mayoristas
regionales,
y
hasta medianos
productores
indu striale s. El acce so
y
utili zación
de esta
red se
establece
y ejerce, no solo por
intere ses económico s, sino
también,
median te relacio nes amic ales, rituales
o
polític as. Si guiendo
con De Certeau,
la
s
trayectori as
—rastro en un
espacio
de los
comerciantes
y
sus maneras
de organizarse,
facilit an
el
conocimiento
de cómo los
comercia ntes conforman luga res propios
y
estra tégicos,
y
l
ogran
utilizar espa cios
ajenos
como
espacios
tácticos.
2
Esta s tienda s
se
encuentran
en el
radi o
del mercado de
Sa n
Pedro,
espe cíficament e
en
las calle s Túpa c A maru , Trinitarias ,
Calle
Nueva y Pera.
Esta s tienda s
esn
regentada s
por
pareja s
de
median a
edad, entre 40 y 50 años,
apo yada s
en
la
administración
por
sus hijos, y normalmente ,
contando con un par de
jóvenes
de
ambo s sexo s,
entre 15 y20 años,
ocupados
en los
despac hos
de
mercadería .
La mercaderí a vendid a
en estos
lugares ,
que
va
desde ropas de
algod ón, tejido s
y adornos, de
proceden cia semi -industria l provenient e
de centro delPerú
Lima
y
Huancayo
el sur —Punoy
Julia ca
o
fuera
de el
Boli via,
específicamente—.
3
Alguno s inter mediario s
se
traslada n
de
lugare s cerc anos al
Cuzco —Puno,
Ayacuc ho
o
Huan cayo permaneciend o
por cortos
periodos
hasta logra r
vender
sus product os. Para
poder
supli car las ausenci as
de estos
intermedi arios,
pequeños productores
loc ales ofre cen directament e sus
productos.
4
Es interesant e subra yar,
que se
poda
notar una
tenden cia
de
progresi ón
en el paso de un
mecanism o
a otro,
buscando
la
cons olidac n
de un
negocio
próspero, que
impli ca a
el
pasa r
de
la precarieda d
de
la vent a
de
artesaní a
ambulatoriamente,
pasand o
por ser productores e
intermediario s directos, ocupar informal mente espacio s
permanentes,
llegand o
a
buscar
la
formaliza cn
a
travé s
de
tienda s
o puestos en
feria s
permanentes,
hasta, finalmente , la cons olidaci ón su s nego cios
como de
distribuci ón
a
mayo r
escala.
El Antoniano
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155
Tácticas
y
e
strat e
gias
Es así
que,
junto
a
la
red
conforma da
por
las dinámic as, los comerci antes
recurren a
sus par ientes, am igos
y
paisanos,
de manera
estratégica, “surtiéndo se”
de
informaci ón
y
contactos
cuando recién
inician
sus
actividad es,
para
conver tir
un
espa cio
ajeno y
nuevo para
ellos,
en un
espacio
propio
donde
construir sus propias vidas.
De una
forma pare cida,
l
a venta
de
artesan ía,
se
transforma
en un
espacio
en el que muchas
per sonas excluid as
de
la vida
labor a
l
form a
l,
logran apropiar se
de
oficios
y productos,
q
ue
supuestamente
solo pertenecen a los
“produc tores”
o
maestros artesan os”.
De
una manera
simila r, muc hos
migrantes,
ut ilizan las
redes para poder
asentarse
en un
nuevo contexto. De modo que
la venta
de
artes anía,
como un
refugio
de
la
mano de
obra no
i
ncorpo
rada
al mer cado”,
puede
conform ar
un
lug ar
propio, desde el
cual
los
comercia ntes,
tienen
la c apaci dad
d
e
enunciar;
org anizar
nuevos
vínculos
y
acercarse tácticamente
a
luga res ajenos.
Un
buen
ejemplo
de esto es, el de
la
orga
niz a
ción pre via
a
las
reubicaciones
lideradas
por
Vale ncia, FR AC -Inka.
La
organiz ación
mostró una
gran capacid ad
para
negociar directamente
con el
Estado,
y
establecer
un orden interno
colectivo
que
permitía
el
acceso
a
la venta
en
la calles
en
turnos
compa rtidos,
en dos
segmentos
de
cuatro horas
cada
uno,
a
como un tránsito
relativamente
ordenando a
los
nuevos
espacios
de comercio.
La ac umulación
de
expe riencia
y
conocimiento,
permite que
los
comerciantes
desci fren
y
utilicen
a su
convenie ncia la
“gr amática esp acial” impuesta
desde el pode
r
.
De modo que
los come rciantes
pueden
convertirse
en un
espacio
de
respuesta
a
la
imposici ón
de
los
usos del
espacio
urbano;
es
deci r, constituyen
un contrapoder, que
más que dar
resp uestas articuladas, goza
de
una
autonom ía relativa, ya
que su
ac
tiv i
dad
está
marc ada
por
las fluctu aciones
de
la
acti vidad tu stica. Es
as
í
que
las dinámic as
de
apropiaci ón
del
espacio
por parte de los
comercia ntes
ponen en
tela
de
juicio la
cap acidad
de
regul ación
en cuanto a usos del
esp acio, ya
que por su
facili dad
de distinguir
las distint as ma neras
de
concebir
el
espacio
y
las dinámic as sociales
que este conlleva,
pueden
redefinir la po sición
que se
les
asigna
desde el poder. De este modo, el amplio
conocimiento
del uso del
esp acio, ubica
a los
comercia ntes callejeros
en una
posición
d
e
poder que
muc has
veces es
ig
nora
da
por
la
policía municipal.
Un
ejemplo
de esto sucede
los as
de
f
estejo
s
ofici ales,
en
la
denomin ada
Fiesta
del
Cuzco”,
los
comercia ntes
ocupan
las calles
del centro
histórico,
en
algunos casos
con coordinación
de
l
as
autoridades,
y en otras no, y evaden el
control, ya
que el cuerpo de policía
municip a
l
está
involuc rado
en festejos
oficiales.
De un modo
simil ar
el
recon ocimiento
de
la nue va disposici ón
sobre el uso del espacio
implement ado
por
Valenci a,
permite a los
comercia ntes experiment ar
con nuevas
tác ticas
y
estrat egias
para
sus negocios.
Por
ejemplo, algunos comercia ntes,
pese a tener
un puesto en el mercado
a
rtesan a
l
u otro
espacio
de
ve nta, via jan diariamen te hacia
el
valle sagrado
donde
siguiendo la
ruta de los
tours,
buscan
vender mayor
cantid ad
de
productos,
volv iendo
a
la c iudad
para vender
por
las
tarde en
las calle s. A
pesar de esto
la
conducta
de
los
vendedores de artesanía,
muy
pocas
veces,
está
marcada
por
l
a
confrontación directa, sino
más
bien
por el
uso de
códigos
que
faciliten
un
desplazamiento táctico,
evitando
permanentemente
la
confrontación.
Asi mism o,
por su
activ idad,
los
comercia ntes necesitan expresarse
en
distintos regi stros, la
manera en
la
q
ue
comunican sus men sajes
de
venta pue d
e
utilizar dist intos dis cursos
y
estrat egias
qu
e
buscan acercar
a
sus consum idores
a sus
productos o a
la rea lidad
de los
comercia ntes. Para
una
j
oven
comerciante
ambulante
esto se puede
sintetiz ar
en que
“H ay
que saber vender, tener
actitu d,
con
respeto, con un poco de bromas y con
ris as”. Para ella la relación
con un cliente
tiene que ser amena,
“bonito,
sonriendo,
con
juegos”,
para
a comunicar
y pod
er
explic ar
sobre
los significa dos
de su
El Antoniano
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156
Tácticas
y
e
strat e
gias
merca dería. Es as
í
que, esta capacidad,
también
es
utiliz ada
en
las negoci aciones
con
la policía municip al,
comunic ándose
con los
agentes
“de manera
apropiada”,
es
decir
que
los come rciantes habl an
bien,
“educ adamen te
y con
r
espeto
o con “juegos
y
sonrisas ”,
para
establecer
una relación
aparentemente
asimétric a,
donde el poder es
desplazado hacia
l
os
agentes.
Por otro
lado,
con
la debilitaci ón
de las
org aniz aciones colecti vas,
muchos
comercia ntes,
utiliz an táctic amente
sus
vínculos soci ales, ya
que su
lugar
propio es el
negocio.
Un buen
ejemplo
de esto es
la
Los
comerciante s
d
e
artesanía cuenta n
con un
‘su rtido
de
identi dades ,
ya
que
ello s
se reconocen
como ‘comerciantes’,
‘produc tores,
‘artesanos’,
‘arti stas ,
y un
sinfí n
de
combi nacione s
d
e
denominaciones.”
depen dencia
de
la de voció n
en
rel ación
con
la efec tivid ad
y
eficiencia
del
éxito económico;
es
deci r, se
cree porque
rin de”. Asimi smo,
el
acceso y uso de redes
y
organizaciones
colecti vas,
con
la fi nalid ad
de
establecerse
en
el mercado, para
luego
continuar
indi vidualme nte,
ratifica la
concepción
táctica
de
algunos comercian tes.
Todo esto, como
también la resi stencia
de
las
nuevas
generaciones
de
comerci antes
por
acept ar la
educación univer sitaria
como una
a
de
adqu isición
de
status,
nos puede mostrar en
la
manera cómo los
comercia ntes
se reconocen
a
l
ser parte
d
e
una
nue va ca tegoría polític a, la
del
emprendedor, que
traza
una
“nueva
fr
ontera
pol ítica,
donde no
hay
más
lugar
para
prolet arios
y
burgue ses, sino
para
in f
ormales
y
formale s
, y en este nuevo contexto,
la
frontera separa
a
los comercia ntes
exitosos
de
los
que no lo son.
IDE A S FINALE S: MÁS A LLÁ
DE LA
REFORMA ESPACIAL Y
L A
S
IDENTI DADES
MÚ
L
TIPL E
S
Desde
la am pliación
de
la glob alizaci ón,
se
viene discutiendo
como se producen
procesos de
dester ritori alizaci ón
y
reter ritori alizaci ón
.
En
el contexto de
la
ciudad
del Cuzco, estos procesos se
intensi ficaron
desde
media dos
del
siglo
XX,
dinami zados
por
la migraci ón
y el
auge
del
turismo.
Cabe
resal tar,
que una
activi dad
que
ha
acompañado
este proceso es
l
a
del
comercio
de
artesanía,
que es un espacio
donde se
construyen
y reconstruyen
nociones
de
identid ad, dispo niendo
procesos
de
sig nificación
y
resig nificación,
que permite
a
los comercia ntes
de
origen
migrante
establecer nue vas relaciones
de identidad
marcadas
por un proceso de
aprend i
zaje
muy similar
a
l
del uso del
espacio
q
ue
legitime
su
presencia
y
sus
actividades.
Esto
se hace
evidente
en
la
participación
de
hijos
de
migrantes
en
fie stas
patronales,
que
les permiten construir
no solo vínculos
comerciales
y
familiare s, sino también
que
al
vincul arse
con
org aniz aciones loc ales,
logran
estacionar
su
tránsito
como migrantes.
Reforzan do
mutuamente estos procesos,
con el
entablamiento
de relaciones
comerciales
o
famili ares,
se es
más
cuzqueño, que el
mismo
cuzqueño”.
Por otro
lado, los comerciantes
de
artesa
nía
cuentan
con un
“su rtido”
de
identid ades, ya
que
ellos
se reconocen como
“com ercian tes”, “produc tores”,
“artesanos”,
“a rtist as”,
y un
sinfín
de
combi naciones
de
denomin aciones. Much as
de estas
identid ades
son
impue stas
desde el poder;
por
ejemplo, los comerci antes
de artesanía
son
identificados
por
sus
compradores
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Tácticas
y
e
strat e
gias
(turista s),
como portadores de objetos
provenientes
de un grupo
étnico particula r,
y
con una
histo ria pa rticula r. Los
comerciantes
responden a esto con el
ofrecimiento
de un
contexto de
autenticida d,
y aceptan
voluntari amente la categorización
con
la
finali dad
de concretar
sus ve ntas. A
pesar de
esto, esta
identific ación
produce
la
acept ación
de una
identid ad
común,
sostenida
en
la histo ria,
y
resig nifica da
en
la
performance
que se le
brinda
a esta. Una
inform ante dice
lo
siguiente
del uso de
“tr ajes picos”
y
la conf ormación
de
identid ades, indivi duales
y colectivas:
Y o
me
siento contenta, por que así
me
identifico, po rque soy cu squeña también. Yo
me
sie nto orgullosa con lo
que
soy cusqu eña
y
yo sigo adelante. Tengo
que
se g uir
luchando
también, para todos
y
no solamente para
y
tanto para los
que
necesita n
(Gregoria,
44
años).
E s
cierto que
la aceptaci ón
de estas
identid ades
con
fine s eco nómico s
ratific a
el
discu rso hegenic o
del
turismo
5
,
pero
tambié n aquí
se pueden encontrar
discurso s contrahegemónicos .
La
situación
de
precari zació n
y
ho stiliz ació n
hacia
comercia ntes informale s
y ambulantes,
empujándolo s
a una
situació n
de
excepció n
como
Excedente s
6
,
ya que estos
van mucho más
all á
de
la posició n
que se
les otorga. En primer
luga r,
los
comercia ntes
como
Excedente s,
recuerdan
que
la
nueva
gram átic a
del
espacio ,
se
fund ament a
en
la exclu sió n
e
invi sibilizaci ón
de
pobl acione s urban as. Y
en segundo
luga r,
los comerciantes
Excedente s, revelan
una
res iste ncia
a ser
simboli zado s
dentro de
la
gramática
esp acia l impue sta . Es
as
í
que
la
permanente
ocupación
de
calles ,
y
constante
evasió n
de los
mecanismo s
de
control
impuestos ,
y no solo por
comercia ntes Excedente s,
pone en
entredicho los presupuestos económicos,
político s
y
cultu rale s
del ordenamiento
urbano. Una
comercia nte
que forma parte
de
la organi zació n
de
Exceden tes
dice lo
siguiente:
“El
turista
ya
viene con
su
li sta
,
[yo le
d
igo]
“amigo disc ulpe, esto
es
al por
mayo
r
,
no
por
unidad, discúl peme amigo”, yo les digo así
de
frente, […]vienen
y
dicen: “n o, la
chompa
cuesta tanto
y
tanto
debe
costa r ”, “sí
amigo,
debería
de
costar así, pero
de este
l
ocal
yo
pago mil soles,
[
…]
yo tomo desa yuno,
l
eche
con
quáke
r
,
con
mi
pan con queso
o m
i
huevo
frito, hago
mi
alm uerzo, amigo,
me
lavo los
dient es, uso jabón, uso pasta dent al,
uso
detergen te, todos
l
os días
me
camb io
de ropa
y a
usted le voy
a
vende
r
,
amigo, una
chompa
ganando
3
so les. Vendo
3
chom pas al a,
son
9
soles, cu ánto
está un
tarro
de
leche,
cuánto
debe de
qu edar para m
i
alquile r, ¿es
justo
amigo?
No es
justo,
[…]
no
es
así, no
es
así”
(Come rciante Exce dente,
52 años).
De modo que
la búsqueda
por
l
a
ocup ación
de
diversos espacios
–desde
la
s
calles,
centros
feri ales,
puertas de hoteles,
paraderos y
sitios arqueológicos
cuestiona
la vi abilidad
de procesos de homogenización
global,
y presentan pequeños
núcleos
de
resi stencia
a este proyecto
dirigido
p
or
“promotores
inmobilia rios respaldados
por el
capit a
l
financie ro,
el
capital corporativo
y un
aparato de
Es tado cada
vez más
i
mbu
ido
p
or
una
lógica
estric tamente
emp
resa
rial
.
La ocupació n
no solo se produce
espacialment e
sino
tambié n
en los
procesos de
identificaci ón,
ya que los
comercia ntes
ocupan identidades,
rev istiéndos e
de
ella s
para
alcanza r
sus
fines . Esto s comercia ntes ,
muchos de los
cuale s
son
inte rmedia rios,
se presentan
como productores, ocupando
momenneamente
tácticamente
un
luga r
ajeno. De manera que utilizando
5
Valverd e señal a
que esté
discurso hegemóni co
del
turism o
es
propalad o
desde
grupo s
de poder, a
travé s
de
los medio s
de
comuni cac n local, buscando la acepta cn masi va,
y
subsecuente perpetuación,
de que
la ciuda d viv e
del
turismo ? y
de que el
turist a extranjer o
debe
recibir
el mejor trato
obviand o intrínseca ment e al poblado r
local”.
6
Esta deno minaci ón comerciante s excedente s,
o
simpl ement e excedente s–
reflej a la pre senci a
de
comerciantes impedid os
de
participa r directament e
en
la reubi cación , quiene s
quedaron
sin víncul os orgáni cos
a
los cuale s recurri r, dejándol os
en una
situaci ón muy
compleja
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Tácticas
y
e
strat e
gias
eficientement e
su
posició n interme dia,
los
comercia ntes,
no solo se
establece n
como
bisagr a
entre los productores y
sus compradores, sino
tambié n
como
enlace entre
la cultur a loca l
representada por
ello s mi smo s
y sus
productos— y
la
cultura
global
transna cionaliza da,
representada por
sus
cliente s
y
consumi dores
como
parte
del
flu j
o
del
turismo
inte rnacion a
l.
Asi mism o, aprov echand o
su posición
intermedi a,
y
mucha s
veces
indetermi nada, logran evadir
físic a
y
simbólic ament e
los
controle s
establecidos sobre
ell os
y su
acti vida d,
concentrando una de
las
disti ntas fo rma s
de acercarse y
establecers e
en el
espaci o
normado
de
la
ciuda d
del Cuzco.
Est o tambié n
sucede, cuando los
comercia ntes
aceptan
la
caracterización
étnic a
—la
indígena
otorgada por otros, que ocupa
dimen sione s
por
la s
que normalmente
se ría
rechazada.
Remarc ando , así , la
posició n
interme d
ia
ocupada por los
comercia ntes,
ya
q
ue
están
situ ados
como un nexo entre lo
local y
global ,
lo
rural
y lo urbano, y
lo
trad
iciona l
y lo moderno.
E s as í
como
la
ocupació n
constante de
lugares ,
d
epende de
la capaci da d
de
reve stirs e
d
e
identidade s
y
ocupa rlas.
Todo esto,
es determinado por
l
a
diversida d
de
relacio nes ent ablad as
entre los
comerciantes,
para poder
surtirse” ,
ya
sea de bienes, o ya sea de
conocimient o
y de
experiencia .
Cuestió n
que sobrepasa
ampli ament e
a
la visi ó n
del
Estado ,
que se centra en
la adminis tració n
de
la
población a
travé s
de
el «gobierno » sobr e todo s
los
des
denominado
gubernamentabilida d
. De manera que
se observa claramente
que
la regulació n
del
esp acio
urbano
no
incluy e
los
compor tamiento s
ni
conocimiento s
propios de los
in v
olucrados
en
la coti dianid ad
de
la
ciuda d,
ya que
estos no se encuadran dentro de los
aparatos y saberes del
Estad o,
que
solamente son
destinado s a
l
cálc u
lo
instrum enta l
de
costo s
y
ben eficio s
.
El
conocimient o
acerca del
funcionamiento del
Est ado
y
la
interp retació n
y uso del
espacio
por
parte de los
come rciante s
de
arte sa a,
puede ser enmarcado dentro de los
imagina rios subordin ados
7
,
ya que
l
a
cap acida d
de
adapt ació n
y
manipul ació n
de
la
nueva
regulació n
urbana por parte de los
come rciante s
de
artesaa
demuestra que los
involuc rado s
en
la
actividad,
mantiene n
un
conocimient o
mayor
sobre el
funcion amient o
de
la nue va
gramátic a
urbana,
al
que
las
autori dade s
suponen.
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UNSA AC-
Tesis
para
optar el
títul o prosfesiona l
de
antropóloga
7
Según , Rosald o
,
los imaginario s subordinad os
son parte de un
conjunto
de
fact ores la interrela cn
entre
cultura ,
poder y
desigualdad
que produce una
asimetrí a
en
la compres n
de
los imaginario s particulares .
De manera que
los
imaginarios
subordinad os,
se
manifiest a
en que
los “lo s
subordinad os imagina n
mejor
la vid a
de
los dominante s
de
lo
que hacen los
dominante s
respecto de
la vid a
de
los subordinados
.
El Antoniano
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159
Tácticas
y
e
strat e
gias
Municipalida d
del Cusco.
(s. f.). Plan M aestr o de l
Centro
Histór ico de l Cusco. Cusc o: Municipalida d
del Cusco
Municipalida d
del Qosqo.
(19 92) . Co dig o M unicipa l para
la
Protecc ión
de
la C iuda d Hi stori ca de l Qo sqo
. Cusco
Robertson,
R. (2000) . Glocaliza ción:
tiempo -
espaci o
y
hogeneida d
e
heterogeneidad .
Zona
Abiert a,
213-224
Robertson,
R. (2000) . Glocaliza ción:
tiempo -
espaci o
y
hogeneida d
e
heterogeneidad .
Zona
Abiert a,
213-224
Rosaldo , R. (2011) . La narrativ a
en
la entografía :
El
imaginari o asimétric o,
el punto de
vista
y
la desi gulad .
En
Antr opologí a ah ora : debate s sobr e la alte rida d (págs .
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XX
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Peruv ian stree t
l i
ves.
Cul ture ,
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we r
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and econo my amon g mar ket wome n of Cuzco .
Illinois:
Universit y
o
f
Illinoi s
Press
V
alverd e
Elera , J. A . (201 1).
Gr ingo s sí,
i
ndio s no . Tu
entrates
porqu e estaba s con
tu
gringa . U na
aproximaci ón
a
la
exclu s n so cia l caus ada po r el tur ism o
en
l
a
ciuda d del
Cusco.
Universida d Naciona l
de
Sa n Antoni o Aba d
del
Cusco.