El Antoniano
129 / marzo 2015
ISSN
2223–3067
(edi cn impresa)
/
ISSN
2223–8662
(edici ón
on–line)
87
“AS NUSQA” JUEGO
MOR
TUORIO
NOCTURNO
EN
LO S
A
NDES
REPRE SENTACIÓ N DE
L A
HACIEND A FE UDA L
Y DE L SIST EM A DE
ARRI E
RAJE
Efr a ín C á cere s
Ch a
lc o
1
RESUMEN
E l trabaj o
de
camp o
en
la
que se
basa
este
artículo ,
fue
realizad o
en el
distrito
de
Sant a Rosa, Provinci a
de Melgar,
Regió n
Puno.
Muestr a la etnografí a
del
jue go
mortuorio
“asnusqa” , [cuy a tradu cción libre sería
el burreo o el
j
uego
con
burritos ] Este jueg o
se
realiz a
en
la s
noches de Todo Santos,
delante
del
descanso
armado en
memori a del difunt o
y que
simb ólicament e
se
hall a
presente,
as
í
como en el
velorio
de
los difunt os. Los materiale s reunid os
y
expuestos,
muestra
elementos
para
una
lectur a
de
la con cepc n
de
la
muerte en
1 Doctoradoen
Comuni cación para
el
Desarr ollo
y
Ma gíste r
en
Antrop ologí a
por
la Pontifici a Universida d C atóli ca
del Pe,
Profes or Principa l
de
la Univer sida d Naciona l
de
Sa n Antoni o Abad
del Cusco, Pe.
Email :
efrain.chalco@unsaac.edu.pe
El Antoniano
129 / marzo 2015
ISSN
2223–3067
(edi cn impresa)
/
ISSN
2223–8662
(edici ón
on–line)
88
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
E
el mundo
indígen a andino , y
su
articula c n
y
asociaci ón
a
la
histori a
de
las comunidade s indígena s andina s
a
travé s
de dos
agentes :
el
gam onal
yel
arriero ,
como
evoluci ón
de su
histori a
y cultura.
Dos
personajes
que
gravitar on muy
estrechamente en
la
con cienci a
de
los runa s advertido s
a
travé s
de
sus
prácticas
rituale s
y testimonios.
Este jueg o
es una
activid ad
de
diversió n y disfrut e
de los
participante s
y
los pariente s
del
difunto . Los
juegos
normalment e
se
diferen cian
del
trabajo ,
pero en muchos
cas os
estos no
tienen
una
diferen cia demasiad o clara .
Un
jueg o
es
considerad o
en
la cultur a indígen a andin a
como un
ejerci cio recreati vo sometid o
a
regla s y norma s
culturales,
donde
los
muertos
siempr e
esn
vinculad os
a
los
vivientes.
Esto quit a
a
la
muerte su
carácte r trági co,
aunque no
la
pena
que le
caus a
el
falle cimient o
de un ser
querid o (Van
K
essel;
1976).
Sant a Rosa
se
hall a situad a
en
la
zona
sierra , al
nor-oeste de
la
regió n
de
Pun o; al
oeste de
la provin cia
de
Melga r
dentro de
la
cordiller a occidenta l y oriental , próxi mo al Vilcan ota
(28
Km. ) al
pie de
l
nevad o
K
unuran a
, que es su
prin cipa l
deidad
o “apu”.
Palabra s claves : Muerte , jueg o, arrieraje , cultur a indigena
andina.
T
odo
el proceso
de
trans formación
y pase del
pale olític o al neolític o
tiene
una
gran durac ión
en el
Pe
r
ú
.
n
estas ultima s décadas,
con
el
avance
metodogic o los estudioso s esn cada
vez
s convencidos,
que a
travé s
de
la
compren sión
de
los mito s andino s, as
í
como
del estudio
de
los ritu ales y
de
los símbolo s
y
signo s
que
los
componen, se pod percibir
con
mayo r precisn , el conjunt o
de
normas
de
conducta
que
tipi fica n
a
la socieda d
indígena
andi na. Y gra cia s
a estos
elementos
expresivos,
se puede
vis ualiz ar
con
claridad los
principios
estructurales subyace ntes
en
el com plicad o
y
difíci l
mundo
del comp ortamie nto cotidi ano
de
los indígena s
andinos.
Las diferentes
investigaciones
antropológica s, sociológicas,
arqueológicas,
etc., han puesto
cada
vez mas en evidencia,
que no hubo una
sola tra dición cultural,
sino
varias tradi ciones locales,
que
conservaron
su
peculia ridad
o su
carácter disti ntivo.
Esta
disti nción
u
origi nalid ad, radic a,
como
la
expresa
también Ravi nes,
en
la selecci ón
de
sus
elementos componentes y
la
manera en
que se
modific aron
y
combina ron
hasta
formar
un
sistema cultural
integrado
sui-generis.
Estos a spectos culturales
son
estudiados
y
analiza dos bajo
el término
cultura
andina
cuya definición Rogger Ravines
lo expone,
siguiendo
el
razon amiento histórico
de
Marcel Maus s, comparti do
por
F
ernand
Braudel (1970): “es la frecuencia
y
agrup amiento regular
de
ciertos rasgos
en el
territorio andino,
o mas
categóric amente,
el
conjunto ‘total’
de su repertorio
cultural
con
coherencia
en el
espacio
y
permanencia
en
el
tiempo” (Ravines, R.
1982 – 38).
Aho ra la reconst rucción
de
la
his t
oria
cultur a
l
está
ligada
estrechamente
a
l
concepto
normativo
que
busca interpretar
el
desarrollo
de
la cultu ra
en el
espacio
y en el
tiempo,
median te la elab oración
de
si s
temas
taxonómicos,
que
permiten
ordenar las
unid ades cul turales
en
amb as dimen siones
a
partir
de
sus asoci aciones
o
partici pación
d
e
rasgo.
La inte racción result ante, bicult ural
en
relación
a
las exp resiones simbólic as
y
la
s
creencias religio sas
en
función
a juegos
mortuorios indígena andinos,
es el tema de
este trabajo.
El trab ajo
de campo en
la
que se
basa
es
te
artíc ulo, fue realiz ado
en el
distrito
de Santa
Rosa, prov incia
de
Melgar,
departamento de
Puno.
E l
tiempo y
la meto dologí a
q
ue
empleamos para
la recolecc n
de los
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
89
materi ales
de campo
con sisti ó
en lo
siguiente :
hemos permanecido en el
pueblo con
categorí a
de
Villa” ,
con este
estudio, los Todo
Santo s
de 3 años
consecutivo s
(1982, 83 y 84). Este tiempo
nos
permiti ó
no solamente observar
directamente
la peculiari dad
de este rasgo
cultur al,
sino
también , establecimo s
la
s
relacio nes
entre este fenómeno (Juego
mortuorio), y
la s caracte rístic as
culturales
soci ale s
y
económica s
de
la región ,
de lo
que
dedujimo s
conclusiones
interdependiente s
entre uno y otro factor.
Durante el período
señala do, asistimo s
a
numerosos actos
rituale s
mortuorios y
juego s
que en
diferente s casa s
u hogares
donde
tenía n
deudos
(almas) ,
se
practicab a
n
con motivo de Todo Santos.
En
ello s
nos comportamos como simples
observadores y en otros
participa m os
con
el rol del arriero, o como miembro
acompañante de
Visit a
.
Todas estas
experiencias
nos
sirvi eron
para
comprender
anaticamente los
juegos
mortuorios
del mundo
indígena andino,
con
motivo
de Todo
Santos. Estos reflej an
toda
una
organi zación
con elementos de
la
estr uctura soci al, económica
y
polí tica
de
esta
s
comuni dades,
por lo
cual,
se pued
e
afi rmar
en
f
orma
categóric a: los
hechos y
gestos
de
l
a
sociedad
i
ndí g
ena
andina,
han
sido codific ados
en
lengua je
y actos
simbólico s,
y
permiten la
compren sión
de
la
signific ación
soci a
l
de su
univer so
simbólico.
Por todas
estas
razones, sucintamente
expuestas,
creemos
import ante,
el analizar
este punto del
Asnus qa”,
j
uego
mortuorio
prac ticado
en
San ta Rosa,
en
las
noches
d
e
Todos
Santo s,
por contener
lógicas
de
relación
soci a
l
para
la producci ón
de
bienes
y su
consecuente
distribución (hacienda
y
arrieraje).
1. CONTEXTO
DE LA
ZONA
TR
ABAJA DA
:
HIST ORIA DE SANTA ROS A
(MELGAR)
E l
asentamient o rura
l
urbano
actual ,
del
dist rito
de
Sant a Ros a,
se puede
a f
irmar
que data desde
la
época
Pre-Inka , as í
l
o
expresan los
vestigio s materi ales
de
Cerro
Grande, en el campo de
la
Arqueoloa.
La antigüed ad
del hombre en el
altiplano , hast a
donde hoy conocemos,
data
(segú n Emili o
Choy) desde hace
20,000 os antes de
Cristo ;
Por su parte
Luí s
G.
L
umb
reras
afirm a gracia s
a
l
as
inve stigacione s reciente s
se sabe que el
hombre
lle gó
a
Amé rica
procedente del
Asi a Or ien tal,
hace
quizá s
unos 40,000
os y que fue
pobland o
lentamente el
continente, habiendo
lleg ado
en estado
muy
infe rior
de desarrollo.
Todas estas
inv esti gaci ones
(
fe c
hadas
por carbono 14 que le dan autenticidad),
arroja ría n
el
razonamient o
de que
la
antigüe dad
del hombre en
Améric a
del
Sur, se extiende
a
l
Pleis tocen o
medio, así
como ocurren en
Améric a
del Norte: Por
ello según Castro, todo el proceso de
transformació n
y pase del
paleotic o
al
neolític o
tiene una
gran duració n
en el
Pe.
Y haci a
l
os
os 6 ó 4
m
i l
antes de
Cristo
su rgir á la agric ultur a
y
la
p
osibilid a
d
de
avanc e
en el
deveni r
del hombre
peruano.
La ca za
y
la recoleccn
son las
car acterís ticas básicas
de su
econoa
para
su
alime ntac ión
y de su
vida trashuma nte.
L
a
divi sión
soci a
l
del
trabajo,
se
hallará
muy
embrion aria
y corresponderá a
la
divi s
ión
soc ial expresada
en
los
sexos.
Las
huellas
dejad as
son
abundantes
en nuestro país
tenemos por
ejemplo
a
Pacai saca
en
Ayacu cho, Ch ivater os
y Oquendo en Lima,
Paijan, Laurico cha, Gu itarr eros
en
la si erra
y
costa
norte y
Visc a
cha n
i
en el
Altipl a
no
Puneño
(Castro,
A.:1981).
Como se
observ a, la presencia
del
hombre en el
altipl ano
tiene
la
antigüedad
necesar ia
para
fundar culturas
Pre-Inkas
como
los Pukaras, Tiahua naco,
Hatun
K
ol l
as,
Lupakas, Puki nas,
que
l
leg
aron
a
dominar
los
difere ntes pisos ecológic os
con el
fin
de
resguardar
su
independencia económica
y
política.
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
90
Los
restos
hal lado s
en
Pizac oma,
en
la
provinci a
de
Chucuito ,
dan una
antigüed a
d
de 10,000 os
a
l
hombre del
Altipl a
no.
(Castro.
A. :
1982)
Posterio r
a esta época, se
constituyen
las primer as nacionali dade s
como:
Lupakas ,
los
Chir ipas ,
los Tiawanaku,
Wankaran is,
y son
l
os
más
i
mpor
tant
es,
las
que después de cruentas
guer ras
son
central izada s
por
Tiawanak u. San ta
Rosa
evidentemente tiene una
gra n
influencia
Pukara.
La afirmación reali zada
en 1942 por
Julio
C.
Tello,
de
l
a
cultura Pukara [Forta leza],
eran
más
an tiguas
que
l
a
Tiawanak u;
y esta
tesis
es
respa ldada
por
Clark Erickson (Pukara
ti
ene
una
antigüed ad
de cerca de 2,500 años
al
presente y que
abarcó
unos 800 años
d
e
exis tencia” ),
tiene
real presencia
en una gran
parte del
Alti plano,
y su
influencia llegó,
por
l
as evi dencias,
a toda
la
zona del
L
ago
Titicaca [Titi
Qaqa /
Puma
de Roca]
incluyen do
la
parte hoy
Boli via,
una parte del Norte de
Chile
y
posibleme nte hasta
los
vall es
de
Vilca nota.” (Er ickso n,
C.:1983).
Ilus traci ón
1.
La s pr ovincia s de l Colla o
y
Charc as
(de
Bouyss e-Cassagn e 1986).Sa nta
Ros a
se
hall a
a 45
Km
de
A yavir i
en
la
r
uta
Cusco,
pro vinc ia
de
Me lga r
P
uno;
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
91
San ta Ros a
que está
situad a
en el
Altipl ano ,
no ha escapado a esta
infl u
encia
de
l
os
Pukaras . Los
ves t
ig i
os
materiales
primiti vos,
en el campo de
la
A
rqueolo
gía
se muestran en el cerro denominado
Cerro
K hullulluma ,
hoy Cerro Grande,
donde se ha podido
desarro llar
un centro
correspondiente a una
cultur a
incipiente,
descendiente de los
Puk ara s. A
ésta tribu,
por los
estudios,
se les conoce con el
nombre
Khulluruna s
[hombres pequeños
]
cuyo s jefe s,
se deduce, que
podrían
haber
sido de mayor estatura que
la
población
norma
l
y
ma yorit aria ;
esto debido a los
restos que se
halla ron (fémure s
humanos
de 22 cm. y otros de 48 a 52 cm.),
(Dia gnóstic o
Si t
uacion a
l
del NEC 05:
1976)
Posterior
al surgimient o
de
la
cultura
Tiaw ana ku,
como poderío político,
ecomico y
mili tar, la
zona de
Sant a
Rosa
tambié n
deviene en ser
influenci ada
p
or
esta
naci ón al tip láni ca;
ya que Pukara sucumbe
ente él. Por lo que Tiawanaku representa,
en el
Al tiplan o,
un esfuerzo de
siglo s
de
centr alizaci ón
de
la
región Sur peruana y
bolivian a
f
rente a otras regiones, pueblos y
nacionali dade s.
L
as
nac i
ona lidad e
s
qhishw a
[que chuas ]
y
aymara s
ti
ene
n
en el
Tiawanak u,
sus más
directos anc estros .
(Castr o, A.:
1982).
Su
lengu a
fue el
Pukina ,
que según
alguno s estu diosos , persisti ó
en el Cusco
hasta
el
Sigl o X VI I
en
la
que desaparece.
Los tiaw anakut as, tu viero n
relaciones
comerciale s
con
la nació n War i
d
e
Ayacu cho ,
y
l l
egar on
por
e
l
norte,
has ta
el
centro del
p s (segú n
Torero), y
hasta
las
frontera s
con el
Ecuado r
(según
L
umbrera
s),
y esta
apreciac n tambié n
es
subra yada
por
August o
Castro.
Y
es a
pa rtir
del
Sigl o IX
que
empiez a
su
deca denci a
de este estado
coloni zado r;
no
por
la pre senci a
de conquistadores
foráneos ,
sino por el resquebrajamiento
de todo su
sistem a
económico, porque es
eclips ado
por el
Est ado Wari,
sus
productos y
la comerci alizaci ón
de las
misma s. A
su
fi n lleg a
en el
Sigl o
XI II,
surgen de su mismo seno, diversas
nacion alida des al tiplánic as,
más
central izadas ,
más pequas, pero más
agre siva s
en el comercio. (Castro, A.:
1982).
Los
más
importantes
reinos
f
ueron:
L
os
Collas [“ Qullas”], ubicados
en el norte
actu a
l
del
Alti plano
en el
límite
con Cusco,
integrando las provincias
puneñas de Melgar,
Lampa
y
Azá ngaro,
f
undam
ent
alme
nte.
El
reino
Lupaca,
tuvo su
asentamiento
en el sur
(Chucuito, Yunguyo,
y
Desagu adero).
L
os
Pacaj es,
en
l
a
zona en
la
que hoy es
Bol i
via
(La
Paz ).
A s
í
mismo
en este período de
formación
de estados, hubo otros como los
Canas
[Kanas ], los Canch is [Qan chis],
L
os
Collag uas,
los Ubinas, los Calla wazas,
los
Charcas,
etc.
Santa Rosa (Melga r),
queda circunscrito
dentro de
las influenci as coll as [Qulla s] la
qu
e
dom inaba has ta la Raya
y se
parecía
a
l
os
parapetos de Jequetepeque, porque ésta era
una pared megalítica.
La R ay a
que era el
mite ,
dentro de
la
cosmo visió n indígen a andin a
se
la
asigna
un
espaci o
muy
signific ativo ,
como un
luga r céntrico , ch aupi , neutral ,
por lo que
se puede
afi rma r
que
La R ay a, tambié n
no
esca a
la lógic a
del hombre indígena
andino . Y
como
Qulla s
y
K
echua s
tenían
una serie de
con tradiccione s
d
e
nacion alida des ,
ésta se
manifie sta
en una
serie de
mitos , utopí as
e
histori as
con
q
ue
las sociedade s andinas ,
demuestran su
concepció n
del tiempo y del
espacio .
Es
en
Sant a Rosa ,
donde se puede
hal lar
el
mito que muestra
la riv alida d
entre los
Qul las
y los
Inkas ; exis ten
dos
lugare s
muy
próx imo s
l
lama d
os
“Ink a K ancha
y
Quya
yawa r hisp ’achi na” ;
este
últim o
es,
la
consi stenci a materia l
que da
luga r
a
l
mito
siguiente:
En
una de
las continu as luchas
entre
Qul las
y
K
echu
as,
se arrebataron sus
doncell as las
que
fueron encerradas
en los
luga res cit ados. El
sitio denomina do
“Quya
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
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junio
2015
92
Yaw ar hisp’ac hina”
f
ue el
sitio
donde los
princi pales Qullas hicieron orin ar sangre
a las
doncell as kec huas,
que
coincidiendo
con
este
mito; actu almente
mana agua
ferruginos a,
en
consecuencia
toma una
coloración
rojiza.
Pero
la
otra
versión
de este mito es
la
presen tada
por
Enriq ue
Osvaldo
Urbano,
en su
trabajo “Del Sexo,
el
Incesto
y los
Ancestros
de
Inka rrí: Mito
y
Utopía
o historia
en
las socied ades Andin as”,
en
la
qu
e
presenta
as í: “Un día el Qulla Qhapaq
y
el Inca
Qhapaq había apostado. El Qul la
Qhapaq
ofreció al Inka Qhapaq tres talegas
de harina
La explicaci ón simb ólic a
del
fenómeno de dominación
que el estado Inka
posteriormente
ejerció
en
ésta zona del
Altipl ano,
desps de una
luch a
de
conquista.
de
qañiwa:
E
l
Inka Qhapaq, una talega
de
maíz
torrada [tostada], una talega
de habas
torradas [tostadas]
y
otra
de
tr igo
torrada.”
L os
dos comenzaron
a
comer sus productos.
E
l
Inka Qhapaq com ía sus tres talegas
de
harina
a
manos llenas. Y terminó
rápidamente
la
primera tal ega, con miedo que el
viento
soplara. Le quedaban aún dos talegas
de
harina
de
qañiwa. El Qul la qhapaq
estaba
arto,
comía
poco
a
poco
y mascaba…
Kap…Kap…Kap…
El Inka Qhapaq co m enzó
a
comer la sugunda
talega, el vi ento soplaba
y
soplaba
cada
vez más
fuerte. El comía con
las
manos abiertas
y
el viento ayudaba. Ya solo
le quedaba una sola ta lega. El
Qu l
la
Qhapaq
no había terminado aún la
mitad
de
una talega. Le quedaba aún la talega
de
maíz y de habas.
El vi ento sop ló
de
nuevo. El Inka comía
y
terminó rápidamente la última talega
de
harina
de
qañiwa. Pero, el Qulla
Qhapaq
avanzaba lentamente
en
sus
talegas,
dejándo las por
termi na
r
.
El Inka venci ó. Obtu vo co mo p remio la hija
del Qulla. La llevó hacia la pamp a, para
un
lugar
que
queda
en
la qhata
de Aguas
Calientes, cerquita
de
l
a
Raya. El
I
nka
la
viol ó . La hija
de
l
Qulla ha sta orinó
sangre.
Después
de ésta
primera apuesta, el Inka
Qhapaq
y
el Qulla Qha paq
apostaron
nuevamente pa ra ver cual
de
los
dos
lanzaba
más
lejos una barra
de oro.
El Inka Qha paq alcanzó la ciudad
del
Cus c o. El Qulla Q h apaq no pudo ir
más
a
llá
de
A
yavi ri.
Por eso, el Inka Qhapaq rec ibió como
prem i
o
la hija
de
l
Qulla
y
la lle vó pa ra no
se donde.
Había
apostado.
Por
eso tambi én,
de
l
a
lagu na del
l
ado
del
Qulla Qhapaq cor re
un
río
que
va hacia lo
alto
y
del lado
de
In ka Qhapa q, el río
v
a
hacia abajo, desciende ha cia el Cusco
a
partir
de
la
Raya.
El Inka Qhapaq venció
y
los Qullas
se
quedaron con las manos vacías
a
partir
del
lugar
en que
Qulla Qhapaq lan zó la
barra
de oro.
El Inka pasó por Hu anacauri. Por eso
por
detrás
de ese
cerro hay una
caverna.”
Eviden te
es que Urbano
interpreta
este
mito de
la forma
más
razonable,
por cuanto
la
R aya
es el
lugar ideal
para
mani festar
l
as
situaciones
o
las posiciones
que aún no están
defini das, a también
es el
sitio ideal
en
qu
e
la hi ja
del
Qul la
(o
Inka),
puede ser violada,
porque es
chaupi, posici ón
especi a
l
neutra
l,
es
el
lug ar
donde
las reglas norm ativ as
de un
modelo
soci o-político
y
organiz ativo
no se
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
93
cumplen
y están
suj etas
a
la
f
uerza
o
al po d
er
del que vence.
(Urbano:
1982).
Así mi smo
a nuestro
criterio,
éste mito
(conforme
lo presenta
Urbano), sería
en
alguna form a, la explicación simbólica
del
fenómeno de
domin ación
que el estado Inka
posteriormente
ejerció
en ésta zona del
Altipl ano,
después de una
lucha
de conquista.
Y “la Hija violada , ser ía los
recursos
económicos
que quedaron
totalmente
a
merced del
Ink a.
O en el supuesto caso de
lo
ante rior (Qulla viola
a
doncella Ink a),
sería
la ex presión
de una
resi stencia pasiva cultu r
al
al
poderío
polí tico-militar
I
nka
.
Hija violada
es a
mujer engendrada,
y es a
pacha mama fertilizada,
más
agua,
poten
cial
reproductora, de esta forma
metafó ricamente,
se
estaría explic ando
el po
r
qué
las tierr as
del Cusco son más
fértiles
que
las
del
altipl ano
puneño.
Santa
Rosa
en el Estado inka
La co nquis ta Inka
sobre
l
a
meseta del
collao,
que
refiere
el
Cro nista español
Pedro
Cieza
de
L
eón
se
efectuó
a
viva
f
uerza
(luch a),
este hecho es
referido también
por un mito
que se narra por lo
gener a
l
en las
comunidades
de
Aya viri (Melgar
– Puno).
Mientra s
los otros reynos como
Lupaca s, mantuviero n
su
lengu a
“… por su
habili dad política
frente a los militares
inka s (Castr o:
1982); estos se sometieron
pací ficament e
a
l
estado
In ka
y se
convie rten
en
ali ado s
para
la con quist a
de
otros pueblos.
Es ta se ría la e xplicació n
más
ace rtad a al
por qué se
hab la
quechua en
todo el sector
influid o
por los Qullas:
Provi ncia s
de
Melga r, Azángar o,
L
ampa,
Mac usani ,
etc.
La conquista Inka
f
ue
emprendida
por el
Inka Pachaku tec (en
1430
aproxim adamen te). Éste
en
la
h
isto r
ia
peruana
es
conocido
como el
gran
estratega,
estad ista Inka
y
conquistador.
Y
es
así
m
o
San ta Rosa
y el
Alt iplano pasan
a ser
som etidos
al
estado Inka.
Berna
Cobo
(Cronista Jesuita),
s
obre
Santa Rosa
narra lo
siguiente:
que uno de los
Inka s, Tupac Yupanqui, ju
con uno de sus
hijos cierta
vez, el
j
uego
de
los Ayllus
en
la
que
perdió
dicho
I
nka.
Y
en
pago,
a su
hijo
le
concedió
en
propie dad varios pueblos
del
Orccosu yu (Santa Rosa,
Nuñoa, Cupi,
Macar í, Orur illo, Ayaviri
y
Pucará ).
Desde
entonces a estos
pueblos
se les
denominaron
Ayllusq as” [gan ados
en juego].
Por
Santa Rosa (Melga r),
en el Inkanato,
pasaba
e
l
“Ca mino rea l
de
l
os
Inkas
[“Inka
ña n”], ya
que este se
di rigía
a
l
Sur (B olivia ). Y
en este tiempo
exi stió
un tambo
In ka
y el
sector quedó
actualmente,
con el nombre
de
Tampu
Pata” [Tambo
Pata].
Santa
Rosa
en
la
conquista y el virreinato
Para asen tar
su
dominio
sobre
l
a
estructura
I
nka, los conquista dores
lo
primero que hacen es
dist ribuirse las
tierras
con
sus indígen as,
a esto se le denomina
Encomiend as
y a
los
españoles,
encomenderos.
En Santa Rosa
ocurre el
siguiente
caso de
resis tencia: El
Encomendero
Don
Mateo
Torres
“español”
de
L
oro
Cachi pertenecía
a
“Ma ranganí
y
junto
con
los natu rales
de ese
lugar
invadió
las tierras
pertenecientes a
los Quish uaranis
y
Layo”. También
el
españo
l
And rés
de
Gonzáles
de
Jes ús
de
Chungará,
i
nvadió
con
sus indios
l
as
tierras
de
l
os
Quishuaranis.
Ante
estos
abusos los caciques
y naturales
de
Quishuarani
y
Chu ngara
se
l
evant
aron
con
el
fin
de
resca tar sus tie rras.
Este
movimiento
repercutió hasta
en España,
habiendo
durado
muchos
años.
Movimient o
éste que crea un contexto
de
cri sis
que adquiere su
s
ignifica d
o
his tórico ,
y
ju stific a
plenamente
la
s
reformas
sistem ática s
del
Vir rey
F
ranci s
co
de Toledo
(1569 – 1581), conocido
com
o
la s reduccio nes
de Toledo
(1974)
(
Pla z
a,
O. y M.
Franke :
1981).
Ya
que
e
ste
consi stió
en
la reconcentr ació n
de
la
disper sa població n andina, fusionand o
en
ocasiones
a
vario s A yll us
de una zona
e
n
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
94
un pueblo de
indígenas , organizan do
a
semej anza
de
las comunid ade s ca
mpesin a
s
esp añola s
para que le
garantic e
el
contro
l
fisc al, polí tic o -milita r,
y
religioso . Y
a cada
comunida d
o pueblo
indígen a
formado le
dieron una santa o santo patn cristiano
que
tení a
que
reem plazar
a
las
antiguas
wak’a s [dios es inkas ]. As í
que muchos
pueblos de hoy y
las comunid ade s
q
ue
conocemos, no son
antiguo s ayllus ,
sino el
resultad o
de
la concentració n forzo sa
de
Ayllu s realizad o
por orden del Virrey
Toledo para
controla r
más cómodamente
a los runas.
Pero con este fenómeno se
obser va
lo
siguiente: Mientras
Toledo
agrup aba
a los
runas
en
comunid ades, los
españoles,
empezaron a
traficar
con
los funcionarios
la
s
tierras
de
los runas dejadas
por efecto de
l
a
concentración, ya
que estos
pasaron
a
manos de estos
i
nvasor e
s ori giná ndose así
las
haciendas.
Movim iento
de Tupac Amaru,
P
edro
Willkapa sa
y Waman Tapara:
Una vez que
Tupac Amaru
en 1780 inició
el
leva ntamiento
revolucionario,
automáticamente Santa Rosa,
Nuñoa y todo
el
Altipl ano, también ingre saron
a
ést
e
movimiento; ya
que
Santa Rosa
como estaba
a
escasa dista ncia (10 cuadras)
de
l
Camino
Real
a
Potosí,
por el que
trajinó Tupac
Amaru
con su recua de
mulas
como arriero y
trans portista; lle
a
coordinar
por mucho
tiempo con todos
los puebl os
del
A
ltipla n
o
Puneño por donde
transitaba ha sta las
minas
de
Potosí. (Cáce res, E.:
1982).
Pedro
Vilc apa za Al arcón, conocido como
el
Puma Indomable” nació
en Moro
Or
cco
(Azáng aro),
en
junio
de 1741
siendo
sus
padres Cleto
Vilca paza
y
Jua na
Alarcón,
descen diente
de
la nobleza ink a.
Realizó
estu dios
en el
Real Colegio
de
San
Bernardo
del Cusco, para
luego dedic arse a
l
comercio,
alca nzando la pros perid ad
principalmente
con el
trasla do
de
la plata
entre
Potosí
y el
Cusco, ruta que le
permitió trabar
amistad
con
Jo Gabriel
Condorcanqui.
Túpac Ama ru,
después de
la vic toria
d
e
San garara, Vilca paza
se
dirige
a Azángaro,
organiz ando
un
Ejército Campesino
de 10
mil combatiente s,
esta
milicia
campesina
se
ubicaría
en
los diferentes
cerros,
pampas
y
otras
estan cias
de
la Provi ncia
de
Azán g
aro;
Aswan -Kharis (los
más homb
res” )
E
El
germen de esta
coordinaci ón
se
materi aliza
con
la ge sta,
en
la provincia
de
Me lgar,
de
Waman Tapara
y en Azángaro
Pedro
Willka pas a. El ejé rcito
de ambos contó
con una
gran cantidad
de
j
óvenes
indígenas
de
Santa Rosa,
aparte de
l
as
organizaciones
pequeñas que
fustigaban
constantemente
el
avance
del
ejército español
que
venía
desd
e
el
Cusco
a
l
mando de Don
Jo
del
Valle
y
nutridos
con
indígenas
de
Chincheros al
mando de su
Cacique Pumakah ua.
L
a
prime ra resistencia fue
el de
la
Raya.
Cuando
llegaron
a
Santa Rosa las
fuerzas
rea listas hallaron
a todos
los
habitantes
reunidos
en
la Plaza;
y
la
mayor sorpresa de
los españ oles fue la
de encontrar puramente
niños, mujeres
y
anciano
pero no jóvenes.
Ellos
escarmen taron al
pueblo
fusil a
ndo
algunos indígen as, así
como
también,
s
e
afi r
ma
que cometieron toda una serie
d
e
atropellos,
como el corte de senos (Cáceres,
E.:
1982).
Y cuentan los lug areños
que en el arco de
la
plaza
de
Arm as,
que actualmente
exis te
ref acciona do, colg aron
una de las
extremi dades
de
Tupac Amaru
como
adver tencia
y
escarni o; ya
que a
Santa
Rosa
se le
consideró
como una
población
indígena
andi na altamente
rebelde.
(
Testimonio popular
y
versiones
monográficas).
Signi ficado
del periodo de independencia y
república para Santa Rosa
Simón Boli var (Presi dente
Vitalici o),
po
r
ley
del 30 de
Agosto
de 1826 normó lo
siguiente:
ARCU LO
ÚNICO.– Se crea los
distritos
heroicos
de
San ta Rosa,
Umac h
iri,
Nuñoa,
Cupi,
Llalli,
Oru rillo, Macarí,
de
la
Provi ncia
de
Lamp a,
departamento de Puno; con
demarcacio nes
del
Corregimien to
de
Cabanas
y
Caba n
il l
as,
con
sus
respectivos
curatos
y
parr oquias.
Dado en
la Casa
de
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
95
Gobierno del Cusco a
los Treinta días
de
Agosto…
de
mil ochocientos
veintiséi s:
Fdo.
Simón Boli var.”
O sea, por el heroísmo
demostrado a
favor
de
la inde pendencia
el
departamento de Puno
fue
proclamado
heroico.
Santa Rosa antiguamente (junto
con
Ay aviri),
compo an
parte de
la provi ncia
de
Lampa
y desde 1868, en el
parlamento
se
siente la idea
y
la moción
de que se
divida la
pro vincia
de
Lampa (Proyec to
presentado
por
Hipólito Valdez
y
Augusto Pastor),
y ca
en el debate
sin
efecto.
Pero en 1891
Gabino Pacheco
Zegarra
impulsa
nuevamente el
Proyec to
de
separación
de
la provi ncia
de
L
ampa
,
después de 10 años de
intenso
debate
parlament ario,
por
fin
el primero de Agosto
de 1901
logra
este objetivo.
Una vez
establecid as las
demarcaciones
de
la nue va provincia
de
Melg ar, surge la
competencia
y
la lucha
por ser
capit al, ent r
e
San ta Rosa
y
Ayavi ri;
ambas pretendían
y
most raban los benefici os
económicos,
político s.
Ciertamente que
Santa
Rosa
aventa jaba
en
cuanto
a movimiento
comercial
a
Ay aviri,
esto
im puls ado
por el
desarrollo
de
la vía
férrea, que estuvo
lig a
do
a una
estrat egia
de
desarr ollo “hac ia
fuera”
que
contribuyó
a mantener y en muchos
casos
a
agrava r, la desarti cula cn
de
l
as
economías regional es. (Baca, E.:
1983).
Y
en
1875
lle ga
el
ferroca rril
a
Santa
Rosa,
esta ncánd ose aquí,
durante 18 años; y
así
es
como
sirve
de eje
centr alizador
y articulador
de
la eco nomía
de
las regi ones
del Cusco,
Aban cay,
etc.;
actuando
de esta
f
orma
c
omo
“puerto terrestre”.
San ta Rosa así
se
presentaba,
con una
economía
dinámica
inmerso
en el
circuito lanero
con más opción
a ser
capit a
l
de
provincia
y realmente logra
ser, pero por
muy escaso
tiempo, desde el 5
de Octubre de 1906, pero
la activid ad
del
parlament ario Ayavi reño Felipe
Santiago
Castro
definitivamente logra conseguir
se
nombre a
Ay aviri
como
capit a
l
de
Provi ncia
y
Santa Rosa
es
elev ada
a
nivel
de
V illa
el 8
d
e
Octubre de 1913.
Es decir
que
Santa
Rosa
fue capital
de
la Provi ncia
de
Mel gar
durante
7 años, pero
l
a
dejadez
de
l
os
pobladores
santarroseños
de esa
generación,
hicieron
que se
los arrebatara
Ayavir i,
con
form
ándose
con
la denominación
de
Villa.
2. CONCEPCIÓN DE
LA MUERTE
EN
EL
ANDE
La
muerte es
concebi da
en
la
cultura
indígena andin a,
como una
continuidad
de
la
vida.
No es un
final ni
una
ruptur a, sino
por el
contrario
es un paso más dada por
e
l
ser
humano en
forma natural;
esta concepción
de
la
muerte, es
per sistencia
de
la
cultura
pre hisp ánica; al
respecto de esta cuestión
hall amos algunas refere ncias
en
las
crónicas
de Pedro
Cieza
de
L
eón.
“Muerto
el
Inka Yupanqui, fue llorado
por
todos
los criad os
de su
casa,
y en muchas
partes de
l
a
ciudad,
se mataron muchas
mujeres
y
muchachos
con pensar que
la
habí an
de
ir
a
ser vir al cielo,
donde
ya
tenían
por
ciertos
que su
ánima estaba;
y
santificán dose
por santo,
mandaron
los
mayores
de
la ciud ad,
que
fuese
hecho bulto
para
sacar
a
l
as
fiestas
que se
hicies en”.
En
otro
capítulo, relata la siguiente crónica
de
la
muerte de
Túpac
I
nca:
Y dicen
qu
e,
pas
amos
pocos
días
le dio cierto
mal
que le
cau so la
muerte y que, encomendando a su
hijo la
gobern ación
del reino y a
sus
mujeres e
hijos
y
diciendo
otras
cosas, m uri ó. Y
se
hicieron
grandes lloros
y tan notable
sentimiento
desde Quito
hasta Chile,
que
extraña
cosa de
oír a
los indios
lo que sobre
ello
cuentan.
Cuentan que se mataron
gran
número
d
e
mujeres
y
servidores
y
pajes
para meter con
él, con tanto tesoro y
pedrería
que se debió
montar mas de un
millón;
y
seria
poco, pues
los
señores
particula res
se en
terra
ban
algunos
con más de
cien mil ca stellano s.
Sin
la
gente
tanta
que metieron en su sepultura,
se
ahorcaron
y enterraron
muchas mujeres
y
hombres en partes
divers as
del reino y en
todas partes se
hicieron lloros
por un año
entero y se
tr asquil aron las
mas de mujeres,
poniéndose todas
sog as
de esparto; y
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
96
acabado
el año se
vinieron
a hacer sus
honras” (Cieza
De
L
eón, P. 1967; 112–205).
En
estos dos
pasajes
es
necesario sub
rayar
que: muerto el
Inka,
era
necesario
le
aco mpañaran a la
otra
vida”,
una gran
canti dad
de
servidores.
Y
esta muer
te
evidente
no se
veía
como un
castigo,
ni
como un acto
trágico, ni sacrificio,
sino,
como una
elección
y una
opción conciente
y
voluntari a,
como una
gracia
en ser
favor ecido
para
acompañar
y
serv ir al Inka.
Con esto demostraban su concepción
indígena andina
que
los
muertos, no
“E l principi o
de reciprocidad
y
solida rida d
esta
p
resente
en todos
los actos
de
l
runa
indígen a andi no
y es
la
base
de su
estructura
colectiva
comuni taria,
como en
est
e
caso con
la vid a
y
la
muerte.
“desapar ecen”, sino sola mente pasan
a
l
a
“otra vida”
para
continuar
desempeñando sus
mismas lab ores desarro lladas
en
“es ta
vida”.
La “otra vida ,
en el mundo indígena
andino,
se
concibe
por lo
gener a
l
como un
reflejo
de su
conducta
en
“es ta vida”, si
fue
bueno
ira al cielo, si fue m alo
será
cas tigad o
,
y debe
pena r
en
forma
de
condena
do”
[kukuchi]. Esta concepción
podemos
aseg urar, ya
es
sincrética,
pues
revisa ndo
los
documentos de
Guam an
Poma de
Ay a
la
halla mos
que
“... los espír itus van
derecho a
Puquina Pampa
y Corapona
[Qurupun a].
En
estos
luga res según aseguran
se
junt an
los
muertos, tienen
muchas
f
ies tas
y conversan
entre
ello s.
De
a
llí
van
a otra parte donde
pasan
muchos
trabaj os,
hambre, sed y
frío
y
en
las
zonas
calie ntes,
padecen
mucha
calor.
Es
por esto que
los entie rran
siempre con
mucho que comer y beber
(Cit ado
por
Harris,
O.; 1983).
Esta expres ión
de
Guaman
Poma de
Ayala
muestrael
factor neurológico
de una
socied ad
agraria,
as
í
como
la dinami sidad
de
los
“e spíritu s
o
almas”
donde también
deben
realizar recor ridos trabajosos.
Por esta
razón en el mundo
indígena andino
se les
debe ahorrar estos
sufrimientos
apoyándolos
desde
“esta vid a”. El principio
d
e
recip rocidad
y
solida ridad
está presente en
todos
los actos
del runa
indígena andino
y es
la
base de su
estructura
colectiva
comunita ria,
como en este caso con
la vida
y
la muer t
e.
En
torno a
la
muerte y el recorrido del
alma
que
neces ariamen te
tiene que realizar,
hall amos explicacio nes tic as, las
mismas
son
consider adas
por
Van Kessel
como
“las
mitologías
fúnebre s
y
estas
se pueden
sinteti zar
en esta
forma: el alma
del difunto
en su
largo viaje
a
l
señor debe
cruzar
el mar
de
las
tormentas
(la cocha grande)
que su
perro
fi e
l
lo
llevará
nadando, para
cruzar
e
l
agua (el alma
se posa en el
“chuño”
del perr
o
—su
nariz
para no
mojarse),
y que
e
l
alma
después de su
viaje
y antes de aparecer ante
el señor del
Juicio,
se
viste
con ropa limpia.
Pasando
el
juicio
el
viajero
consigue
des canso" (Van Kesse l;
1976).
Otra
var iante
sobre esta
i
nfo rmac i
ón,
l
a
halla mos
en
la ex pues ta
por
Olivia
Harris:
“En cu anto
a
la tierra misma
de
los
muertos
hay
mayor
con sistencia
pero también
elementos
contradictorio s. Este
lugar
conocido
como
Tacna,
se supone que está
al
otro
lado
del mar, el que
las alm as
deben
cruz ar
en
la nariz
o en
la
oreja de un perr
o
negro”. (Harris,
O.; 1983).
En Santa Rosa hall amos también la
misma
inform ación;
el
alma
tiene que
reali zar
su
viaje
a
“Hanaq Pacha”,
pero para este efecto
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
97
debe
cruzar
el
“río Jor dan”;
Pero como no
puede
hacerlo, mat an al
perro de
la
casa
para
la compañía
de su amo y lo
entierran
en
el
canchón
de su
misma cas a,
con un
P
’uku”
[pla to]
de cebo derretido, para
la
aliment ación
del perro en su
viaje
por
la
otra vida.
En conclusi ón, la concepción
de
la muer t
e
en el mundo
andino,
no es otra cosa más
que
seguir viviendo.
Pero esta
vi da
no los
separa de
la re alidad
de su pueblo, de su
comunid ad
o de
sus familiare s, sino
por el
contrario sigue velando
por
ellos
o sea
siguen los
muertos
vinculados
a
los vivientes.
Esto quita
a
la
muerte su
carácter
trágico,
aunque no
la
pena que le
causa
el
fallecimiento
de un ser querido
(Van
K
essel;
1976).
Claramente
se puede
advertir
el
signific a
do
de
los ritos
de
la
muerte, son procesos
tendentes a
rest aurar traumas y
dolores
senti das
por
los miembros
f
amilia r
es,
comunita rios
y
soci ales. En la cultu ra
indí g
ena
andi na
se
observa
tres
tipos
de despedidas:
a.
Despedida
y
separación
del
difunto
con
el cuerpo presente, es el
mismo
ritu a
l
del
entierro.
b.
Despedida
y
sepa ración simbólica
a
l
difunto sin
el cuerpo presente, se observa
dos sub
tipos:
primero a
l
os
ocho
días
y a
los
tres años de
la
muerte del miembro de
la
comunidad.
c.
Despedidas
y
separaciones
simb ó
licas
anuales
de
los difuntos ya
denominados
como
almas bendita s”,
en
la festi vidad
de
los
muertos en “todo santos”.
Alfre do
Torero con
ocasión
de
la
muerte de
José María Argue das,
da
in f
ormaci o
nes
sobre
la visi ón
de
la
muerte de
los
indígenas
andinos
en
los términos siguientes: En
una parte del
Perú
(la costa centr al, la
región
acerca
de
la
cua
l
puedo
hablar
con mas
certez a),
se
dice
que
quien fallece
va
inmedia tamente
a
recoger
sus
pasos
por los
lugares
que más ha
querido, y que a veces se
escuc ha
su
desc amina r. En cier tas
regiones
de
la sierr a,
en
memo ria
de una tradición
milenaria según la cual antiguame nte
los
hombres,
renaciendo
a
l
quinto día
de mor
i
r
,
vol vían
a su
hogar,
se
celebra
en ese quinto
día la ceremonia
de
la pichq a,
que consiste
en
alistar
una cena con
las viandas
que el
finado prefería,
y
aguar darlo
todos los
fam ilia res juntos has ta cierta
hora para
com
er
con él.
Argued as,
zorro de
arriba
aclimatado
abajo,
debe haber
combi nado creencias
a
fin
de que su
presencia/ ausencia fuese
sentida
en
muchos luga res
esa
misma
noche.
El
escritor
se
había
dado un
bal azo
en
la sien,
y
se
hallaba intern ado
en el
Ho spital
del
Emplea do
—descerebrado,
clí n
icamente
muerto, pero con el corazón
latiendo.
No lo
pude ver, pero estuve
var ias
veces
junto
a un
pequeño cuarto donde lo
habían
instalado
con un
apa rato amplifica dor
de
sonido;
por
cuatro
día s, hasta
el dos de
diciembre,
se pudo
escuch ar
el
lati do rítmico
de
su
corazón.
Habría
tenido corazón para siglos.
3. TODO
SANTOS:
CULTO
A
L
OS
MUERT OS
EN
SAN TA
ROSA
La conce pción
en
la
otra
vid a”,
manejado
en el contexto
andino
se
manifiesta
también
en
Santa Rosa
Melgar
Puno, es por esta
razón en esta
fecha
se
rinde culto
a todos los
muertos
denomin ándolos
“alm as
benditas”.
Esta fiesta
de Todo
Santos
se
efectúa
los
días
1 y2 de
noviemb re
de todos
los
años en
Santa Rosa,
el
día
1 es el
Día
de los
viv os”
y
el 2 es el
Día
de
los mue rtos.
Para este
fin
desde
días
antes preparan
la
s
“ofrend as” consi stentes
en: panes,
“bizcoc huelos ”,
“m aicillos”, wa was, caballi t
os,
etc., con el
fin
de
convid ar
y
pag ar
a los
rezado
res”
que pueden
visitar
a
l
a
casa
de
familia
a dar una
oración al difunto
o alma
vendita”.
En
todas
las casas sin exce pción,
arman el
“de scan so”
que es una suerte de
altar,
en el
que
colocan bebidas, vian das,
panes,
“ofrend as”,
etc que
gu staba al difunto. La
idea
central
en el
culto
mortuorio de estos días
(Todo Santos),
es que
los
muertos
vuelven a
la
comunidad
y a
l
a
casa
para
visitar
a sus
parientes
y a todo su pueblo, en donde
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
98
Ilu stra c n
2.
Nov iembre . A yarmaica i Quill a. La fies ta
de
lo s
difuntos.
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
99
pasan
24 horas.
L l
egan
a
las
12 del
día
de
l
de
noviembre
y se
regresan también
a
la
s
12 horas del
día
2.
La lleg ada
es bien
observada
por
l
os
runas;
pues
e
l
te
mpor
al
refleja
el estado de
las almas be ndita s”;
s
i
a
esa hora de
la lleg ada, llueve, simboli za
a
difuntos tristes
y están
llegando
con
lágrima s
,
o sea,
llorando
yesto debido a
la
conducta de
sus famili ares
con
ellos, quienes
durante todo
el año no se preocuparon por ellos.
Por el
cont rario, si
hace
sol
es porque ellos
llegan
con
alegría
y
también los
pobladores
reflej an
en
sus actos
y
expresiones
est
e
estado
anímico
(de
alegría
o
tris teza ).
De
acuerdo
al
testado
meteorológico
del
momento, se
refleja la lleg ada
de
las
almas
benditas.
Los
elementos que se pueden
hallar
en
una
habit ación destina da
a
la recepción
del
alma
son:
La habitación
en su
integri dad
decorada
fúnebremente como
si
el
difunto
estuviese
pres
ente.
En
el
lugar
preferente de
la habi tación
se
encuentra el
descanso
del
“alma
bendito”.
Encabeza
este
descanso
una
f
otografía
del
difunto.
Luego
coronas y
flores
en
gran cantidad
y
una cruz.
Las ofr endas , sirve n
c
omo
aliment ació n
del
alma , ell as con siste n
en
panes en
form a
de caballitos,
mequita s
con muchos
confite s
y
dul ces,
adornados con hermosas
caretas,
comid a
que
gust aba
el
di f
unto.
También coloc an bebidas
como leche
herv ida
(en
alg unas
con
qañ iwaku), chicha,
cerveza, gaseosas,
etc.
A l
pie del descanso se
hall a
el “agua
bendita
en un deposito que por lo
gener a
l
es un balde con un ramo de
li r
io
o
vara s
de
San José (flor prefer ida
para
este acto), atados por el extremo de
donde se tiene que coger para su
res pectiv a utiliz ació n
por los
reza
dores
A
los cuatro costados del
descans o
están
coloca dos
los
cirio s
de regulares
dimensi ones ; las
24 horas deben estar
prendidas.
Ilu strac ión
3.
El arm ado de l desc ans o
en
la cas a
en
todo s lo s santo s, reprodu ce la v is ión cósm ica
de
l
os
andinos.
Foto Efraí n Các ere s Chalco : Sa nta Ros a
M elga r
P
un o
.
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
100
Al
rededor de todo el perímetro de
la
habi tación,
por lo
general
se
colocan
s
illas
y
bancas
para
las “v isitas”
y
l
os
rezado
res”.
A
un
costa do
de
la h abitación
en
la
parte
opuesta
a
l
descanso
se
coloca
una mesa
con dos
silla s,
sobre
la
mesa una botella
de
pisco, aguardiente
o alcohol
“preparado”,
para
la cer emon ia.
De por
si
este
rincón ins pira
a
ceremonia (Para la
mejor
comprensión
de
la habit ación,
ver
ilustración
3).
Todo el cosmos
andino
es representado
en el
alt ar
o
descanso
del
difunto:
en el
primer nivel, ángel
mayor y
sol
en pares
(saliente
y
poniente),
en el
segundo
nivel
ángel
menor y
luna también
en pares
(saliente
y
poniente);
en el tercer
nivel
está
la
llama
en
pareja
(hembra y
macho),
y
finalm ente
está
l
os
runas
en
pareja
(qhari/
wa rmi). Este
es un
descanso
de un “alma
bendita”
en todo
santos,
rodeado de los
manja res
y
platos
que en
vida
l
e
gustó.
S
on
ofren das
para que
el/la alma be ndita”
esté
contenta.
A partir
de
l
as
3 de
la
tarde de
l
día
primero de
noviembre, ya
se
p
uede
observ ar
a
grupos
de
niños, jóvenes
y
adul tos,
recorriendo
las calles busc ando la
casa
de
las famili as
que tienen difuntos
recientes
o
“nue vos”
para rezar.
Es nece sario señal ar
el
carácter triádico
de
la vi sión
que
tienen los poblado res
para
atención
a
las a lmas.
Pues
l
as
fam ilias
q
ue
tienen
difuntos recientes,
deben atender a su
“alma
bendita
durante
los
tres primeros
años, y
cada
año tiene una
cara cterí
sti c
a
peculia r; as
í
por ejemplo.
3.1.
Primer
año. Se le
denomina
Musuq
[Nuevo],
o sea en esta
f
ami l
ia al
d
if u
nto
por
primera
vez se le
“atie nde”;
por lo
tanto es de
gran
pompa y todos los
rezado
res”,
codi cian
i
r
a
vis itar
a estos
lugar es
con mayor prioridad.
3.2.
Segundo
año. Toma su denominación
como
Chaupi (medio);
es
la
prolongación
de
la atención
a su
“alma”,
por segundo año
consecutivo,
y
los gastos
por lo
general
serán
menguados,
o sea,
menores, en
comparación
a
los
del año
anterior.
3.3 Tercer año.
Es
el
Tukuy
o
husut’a c
hina
(f inal
o
apues ta
de
san d
alia )
;
es el o de
despedida,
en este año los
famili ares,
concluyen
con
la atencn
a sus
“alm as
bendi tas” El gusto
es
igual
o mayor que el
del primer año.
En
esta
fecha
se
desarro
lla
toda una
ceremonia
en el cementerio.
Los
deudos se
cambian
o mudan de ropa, es
decir dejan
el
luto
que por tres años
llevar an
y
visten
ropa
de color.
Luego
de esta
cerem onia
se baila
desp idiendo al difunto
y
al vo lver
a su casa,
hacen una
f i
esta
que dura
hasta altas
horas de
la
noche.
Husut’ac hina” ,
es un
término quechua , que
se
traduce
como, ponerle
sand alias
o
puesta
de
sandali as;
este
términ o simboliz a
en
el
área de
Sant a Ros a, el fin al, la
despedida.
E l
alma
bendita” , para su ultim o
Todo
Santo s
como
figur a
centra
l
y lueg o
se
le
debe
coloc ar
las
sandali as
con
el fi n
de que
camine para
no
volv e
r
mas . Es
por esta ran que
e
l
alma
necesita “bu enas
sanda lias , y
l
a
buena o mala
calid ad
de
la
sa ndali a,
está
determinada
por el
mayor
o
menor
gasto económico ,
que los deudos
realice n
a
l
atender a
los
reza
dores
y
a
las
“v i
sitas”.
Por
ello
se
esfue rzan
en dar “buena
comida ”, “bue na
bebida
y en
a
bunda
ncia.
Esta visi ón tri ádica
que tienen en esta área
andi na
no es
casua l,
pues responde
al
pensamiento
cla sificato rio IN K A
por medio de
l
as estr ucturas binarias
y
triád icas
(V
er
Zuidema;
1977).
Por
la
noche en Todo
Santos,
se debe
amanecer
velando a
l
difunto
y para
ello,
se
pasan
bebiendo,
mastic ando
coca y jugando
al “asn u sqa”. Al día sig uie nte
se
visi ta
el
cementerio desde
tempranas
horas, llevando
abun dante lico r, panecillos,
etc, para hacer
rezar y
e
l
sacerdote
haga
responsos.
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
101
En la mi sma
tumba del
alma
bendita”,
extienden
mantos negros y
colocan
ofrendas
como en el
desca nso”
de
la ca sa,
o sea, el
“des canso”
de
la casa
es
trasla dado
a
la
misma
tumba donde
los
reza
dores
se
acercan
a
l
os
altares
y se ofrecen a rezar.
Muchos
de estos
llev an libro s.
Son
libros
de
toda
clase,
y
hasta simples cuade rnos
e
n
blanco
y
ninguno
de
los
rezadores sabe leer.
El
rezador se
ar rodilla
o se para
f
rente
a
l
altar
(tumba),
y
según
el
convenio, canta
u ora
simplemen te. José María Argue das,
opina
que estos
cantos los
rezadores, oyendo a los
curas
han
aprendido
el tono de los
responsos y
los
repiten
exactamente,
p
ero
no mas que el tono, por que
la me zcla
de
latín, quech ua
y
castell ano
que
hablan
no
tiene
sentido (Argued as, J.M .;
1985).
Van Kesse l tamb n refier e
algunas
opinione s
sobre estos cantos; los cantos
son
respons
os ,
unos cantos litúrgicos
irrecon ocibles , tran sform ados
pero que
tienen su
orige n
en el
ritua l
mortuorio
grego riano
de
la igle sia ca tólic a (Va n
K
essel
1976). Todos
l
os
rezadores
j
óvenes
y
adultos ,
entonan estos responsos a
viva
voz,
el cementerio se
convierte
en este día un
luga r
de rezos, cantos,
llant o
y embriaguez.
Ilu stra c n
4.
En el ce m enteri o
se
reprodu ce el tend ido
de
la s ofrende s sobr e
l
a misma tum ba del alma
bendita.
Foto : Efraí n Các ere s Chalco :
2014.
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
102
En
el cementerio se reproduce el tendido
de
las ofren das
sobre
la mi sma
tumba del
alma bendita. Ilus tración
4.
A partir
del
med iodía, los
deudos poco a
poco,
van trasladándose
a
sus casas
a
continuar los ritu ales
del
culto
a
los
muertos.
4.
JUEGOS
MORTUORIOS
PREHISPÁNICOS: LA PICHKA
La pic hka
de acuerdo a
los
registros
documentales,
es a modo de un oráculo;
Los cronista s
tempranos y
ulteriores , recopi laron
datos
sobre
los jueg os andi nos
sin
incidi r
en
las caracte rística s
y
los
momentos en que se
practicaba.
practicado
en todo el
espacio
del antiguo
Tawantin suyu,
tanto en
la costa
como en
la
parte de
l
os
andes o
sierra. A trav és
de
l
a
pichca
se
cons ulta ba la vo lun tad
y
la
predispo sición
de
las dei dades
indígena
andi nas
o
wuk as locales. Para ello
e
l
interlocut or preparaba
un
ambiente
en
soledad
donde
reunía los
elementos
necesarios
para
l
as
ofrendas; efectuadas
las
preguntas echaba
una
piedrita
como quien
hecha dados, y
según cayese
y
dejase
ver
o
no
cierta marc a,
esa era
la res puesta
de
la
wuk’a.
La info rmación
muestra diferentes
denomin aciones
con
las
que se le conoce en
el
siglo XVI: pisca, pichca, pich ica, [p ishka] la
relacio naron
con
la religión
y el pasatiempo,
comparado por
los esp añoles
con el
j
uego
del dado, pero
la
f
unción
principal
de este
juego
era
si
un proyecto le
iva ir bien
o
ma
l
para
los
consultantes.
Este juego
se
practic aba
con diversos
prositos:
Uno de
ellos, la pic hka
como
juego
de
velorio,
durante
las cinco
noches
posteriores
a
la
muerte de una persona en
los pacaricuc [paqari kuq]
se practicaba.
Conocemos
inform aciones
coloniales
sobre el
j
uego
mortuorio de
la
“Pishka”,
“pi sca”
o
pichic a”,
a
la
que
los
occidentales
españoles hacían compa ración
con el
j
uego
de
los
dados.
(Gen tile:
1998)
Informaciones
sobre
juego
ritual
mortuorios
en
los croni stas
se
halla
muy
dis perso s. Esto dice Esc obar Ocuviri,
cuando
describe
esta
misma práctica
en el
distrito
de
Ocuv iri provincia
de
Lampa
Puno, y se
debe:
a que
los cronist as
tempranos y
ulteriores, recopilaron
datos sobre
los
juegos
andi nos sin incidir
en
las c aracte rístic as
y los
momentos en que se
practic aba.” R adic ati
di
Primeglio (1979: 27), subraya
que
“Max
Uhle
fue
el primero que propuso
la
interpretación
de
los tableros
de
escaques
como tableros
de
juego
o
taptana, basándose
en su forma
simétric a",
de acuerdo a
estas
indagaciones
(1979: 27, 29),
exp lica
sobre
la “ta ptana”
l
o
siguiente: La tapt ana
se
jug aba
con
la
pisca que
era un dado en
forma
piramid a
l
[…].
En
cuanto a
l
as
fi chas
o
mar cas,
se
apuntaba
l
o
de
cada lado
de
la pisca
con
guij as
que eran
movid as
dentro de
sus e scaques
del tablero.
Sin
embargo era
muy frecuente también
el
uso de
frej oles, generalme nte
redondos, de
varios géneros
y nombres
y;
más que
t
odo,
de
diferentes colores.
De
ellos los
preferidos
eran
los llam ados huair uros, lindísima
semilla
del
huairo […].
Parece que cuando el juego
se
realiza ba
con
fic has
de
huairuros,
l
a
pisca
que se
empleaba
era de mayor tamaño y el
propósito del
juego
no era
sim plemente la
dist racción sino
el
cumplimiento
de ciertos
ritos
o
ceremoni as fune rarias.
A l
respecto
Gonzales Holguín apunta
en su diccionario
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
103
que
la palab ra huairo significó
el
juego
con este
tipo
de
frejoles
sobre todo en velorio de
ca dáve res”; finali dad admitida
por muchos
cronistas
que,
al
comentar
los
actos
ceremoni ales anteriores al
entierro, señalan
como
gran impor tancia
el
juego
de
la
pisca.
El juego
del
“a snu qatiy”,
en
la
actualidad
no se
juega
en un tablero, tampoco con un
dado
piramidal, sino
con el dado cúbico; pero
se recuerda que en
algunos ayll us,
lo
jug aba
con el dado
pirami dal,
no se tiene
memoria
sobre el
nomin ación
de este dado, pero
s
i
sobre
las ca racterí sticas
y
la
ritualidad con el
que se
juega
en
las
noches de Todos
los
santos, al oc tavo día
de remembranza
d
e
un
difunto
y en
los velorios
de cuerpo presente,
aunque en este último
acontecimien to
se
obvia
su
práctica
po
r
ciertas interp retaciones
de
índole
moderno.
Las
f
ichas
con el que se
jug aba
en el entorno
act ual
y en
las décadas
de
l
siglo pasa do,
no eran
huair uros, sino
maíces
de color blanco
las c uales hacían las
veces de dinero.
(Escob ar:
S/ f
).
As í mi sm o
reconoce que existieron
muchos
juegos : …pr acticado s
antes y
durante el
imperi o incaico ,
como las
tapta nas unas vec es
para
[sim ple]
juego,
rito s
y como
“comput adoras
ancestrales
Mos covi ch
(2006: 100,
énfas is
mío), y en
alguno s
casos en
rito s
funerarios
Mosco vic h (R adic ati
di
Primeglio ,
1979).
Las pesqui sas
sobre este esparcimiento
rit ual
de
l
asn u
qati y
”,
bus cará
abordar
temas de
índol e mágic o religio so
y del
significad o
que
traí a consig o
su práctica
durante
la s
noches de
velo rio
del
ca t
af a
lco,
con
las difere ntes ofrenda s
que se
colocab an
sobre
la mism a. E l
nombre de este juego
ritual ,
pudo haber variado conforme
iba
enquistán dos e
con
fuerz a
la
religió n calica ,
ta l
como pasó con el
jue go
del zorro y
l
as
ovejas ", la
posible
nominació n
pudo haber sido
taptana ,
al
respecto Guaman Poma (2005 [1614]:
390) escribe que
Ata hualp a
Inga
conve rsaba
con
Franci sco Piza rro
y Diego
de
Alm agr o
y con los des
españoles,
y
jug aba
con
ello s
el juego de ajedrez
q
ue
ellos
l l
amaba n
tapta na , as í
se pued
e
observar trazado en uno de su
gráfico s
el
tablero del juego del “zorro y
la s
ovejas,
además
anticipa dament e
en el
v
ocabul ario
de
Moscovic h (S anto
Thomas 1560),
la
definició n
de
ta ptan a
o
comina
se
traduce como axedrez,
tabla s
o Alquerque
[f l
73r], por
tal evidenci a deducimo s
que el
asn u
q
ati y
tuvo que perder su
origin a
l
nominac n, asimismo , las
características
del juego seguramente han sido cambiadas
o crearon
sinc retismo s,
con
las cu ale s
ha
sobr evivi do hast a
f i
nes
de
l
si g lo
pasado.
Considerando cada aspecto anterior,
la
presente
inve stigació n
se
reali zó
en el
dist rito
de
Ocuviri , entre vist ando
a los
pobladores que superan los
cincuent a
os
de edad, entre hombres y mujeres,
confrontand o vivencia s rurale s
y urbanas.
En
vist a
de que estos pobladores son los
que aun
guarda n
l
as cara cter ísti cas
y
peculia rida des
que tenía este juego
ance stral . (Esc obar : S/f)
La diferencia estaría
en las
denomin aciones
formales
y
liter aria s,
per
o
representan
rituales mortuorios
similares,
ambas
signific an
y tienen el
mismo senti do
y
cumplen la misma
f
unción
entre “asnusqa”
(Santa Rosa
Melgar
Puno)
y
“asnu
qati y
(Ocuviri
Lampa
– Puno).
5.
EL JUEGO DEL
ASNUSQA
Como
referimos ,
el
asnus qa” ,
es un
juego mortuorio que se
practic a
en las
noches de Todo
Santos .
Primeramente
este término es quechua y
si g nifica
literalme nte
el burreo pero se entiende
como el
jueg o
con los
burritos
y tiene
los
siguiente s
elementos:
5.1.
ELEMENTOS DEL
JUEGO
Por
cuestiones met odológic as
div
idiremos
estos elementos en dos:
5.1.1.
ELEMENTOS
HUMANOS
a. Hacendado. Por lo
gene ral
es el
duelen te”,
o sea
familia di recta
del
f
inado
“alma
bendita
y siempre debe ser varón.
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
104
b.
Mayordomo. Pariente
carn a
l
o
espi r
itual
del
duelente”
(v
arón
)
c.
Arriero
1.
Para
empezar el
juego
nada
mas se
elige,
pero una vez en juego
avanzado,
es el
ganador
del
juego
anterior
(puede ser
varón
o mujer).
d.
Arriero
2.
E s la
persona
desafiada
por el
arriero 1
(puede
ser
varón
o mujer).
5.1.2.
ELEMENTOS
MATERIALES
M ATERIAL E S
SIMBO L
OGÍA
Mesa Tierra
Asnusqa”
Hacienda
Coca
P
asto
12 huesitos 120
burritos
Plato Caja
de
valores
del
hacenda d
o
Dinero
Biene s
de
transacci ón
entre
arr ieros
y hacendados.
A
esto se suma una
botella
de
agu a
rdiente,
parahacer el trato o el negocio de
alquiler
de
burros a
los arrie ros;
una
copita
pequeña de
aguardiente
para hacer el
convite,
y una
vela
para
iluminar la
mesa.
Este juego mortuorio, en su pctica
cobra ribetes
rituale s
pues
cumplen
con
la
s
cat egor ías
y razones dadas por
e
l
rito.
Así
tenemos por
ejem plo;
que se
sa
crific a
n
alguno s
elementos
simbólico s
como
la
s
hoja s
de coca, el
a l
coho
l
y
la vela .
Este
sacr ifi cio
va
acompa ñado
de
gast os
usados
como:
ofrecimient o
reverente de coca y
Ilu stra c n
5.
Huesi to que simbo liza al burrit o
o a
una
mula,
par a el asnu sqa
se
requ ier e va rios hue sito s
de este tipo.
Foto : co l
abor acn.
alco hol,
beber,
dialoga r, esc ucha r,
etc.
L
os
actos
ritu ales
se traducen en el
ma stica r
d
e
hoja s
de coca, rezar rogando por
e
l
alma
bendit a. Pidiend o
que el
t ayt acha ”
(Dios),
lo tenga en
h ana q pach a
[en el cielo],
este
juego
responde
a
l
deber de guardar
vigili a
toda
la
noche de todo
Santo s
en
Sant a Ros a, ma stican do
coca, bebiendo
aguar dient e
con
ofrenda s constante s
y
libaci one s
a todas
la s divi nidad es, al
apu
kun urana ,
los
esp írit us
y
la s
“a l
mas
benditas
de los difuntos.
5.2.
DESARROL LO DEL JUEG O
ASNUSQA
En
la
noche de Todo
Santo s
(1° de
Noviembre),
l
as
“vis itas
van
l
le g
ando
a
pa rtir
de
las
7 y 8 de
la
noche.
Lo
primero
que debe hacer, es acercarse
al
pie del
descanso
y rezar un padrenuestro y un
avem aría.
L
uego
persign arse
y coger el
liri o
o
vara
de
Sa n José ,
que está en el
balde con
agu a bendit a
y
esparci r
3 veces.
L
uego
el del duelo, o el
ser vicio
de
este, le
alca nza
una copa de
pisc o
o
aguar dient e
y
enseguid a
le
invit a
a tomar
asiento
rogándole acompañ arnos .
Así
sucesivam ente
van
l l
egan
do
la s
visi t
as”.
Pero
l
os
rezado
res
agrupad os,
rezan 3
padrenuestros y 3
avemar ías,
cantando
s alve , salve
reciben su pago y luego se
despide n
para
continua r
recorriendo toda
la pobl ació n
y
lle van con sigo
un deposito
(ta leg a
de
harina ),
para
almace nar
todo el
pago de
l
o
rezado.
Afirm arías
en
consecue ncia,
que
esa
noche
hay
dos
tipos
de
público
en
movimiento;
uno
las “vi sita s,
que se quedan
hasta
el amanecer
fij o s
en un solo
luga r,
y los
rezad
ores”
que
toda
la
noche se encuentran en permanente
circul ación
de
casa
en casa.
Cuando
la habitació n
donde está el
de scan so
se
hall a
repleta o cuando
la
hora ya ha
l l
egad o
, uno de
l
os
fa m
il i
ares
del
dif unto
o el
servicio notific a: ya
es
hora de empezar con
e
l
asn usqa” ;
y esta
hora por lo
genera l
es desde
la s
10 a 11
de
la
noche.
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
105
Con este
fi n
todos toman sus lugares,
viene el
hacend ado
y se
sie nta
en
la
silla
exclu sivame nte des tinad a
para él, lo propio
hace el
mayo
rdomo
, se trae
co nsig o
una
unkhuñ a
(manto pequeño tejido),
amarrado y en su
interio r
están los
burrit os,
en el
“cor a
n
de
la
coca que es el pasto.
Se toma
posició n
en
la
mesa,
se
desat a
l
a unkh uña
y se pone sobre
la
mesa una
botell a
de
aguardiente ,
una copa pequeña
y una vela. Los primeros en beber son el
hacendado y el mayordomo, y luego
solicit a la
presencia de los arrieros.
Para el primer juego se
desig na
al
arriero 1 y éste
de safí a
a
cu alquier a
que va
a ser el arriero 2. Se ingresa
inmedia tament e
aun
dialog o
entre el
arriero 2 y el hacendado.
El
esquema de este
dialogo
es:
Arriero
2: —Quiero
fletar sus
burritos
señor.
Hacendad o: Para
dónde quieres
llevarlos
y que
vas
a cargar?
Arriero
2: Quiero
llev ar mi s papit as
a
Nuñoa,
M acari ,
o
Llall i
(pueblos
cercanos de
la mism a
provincia)
Hacendado: Pero
mi s
burros cuestan
mucho, no se
si
me pods
paga r,
com
o
puedes ver
(señalan do
los huesitos),
todos están gordos porque siempre
están en
M oya
nada mas.
Arrier o
2: Pero yo veo hay algunos
flaco s tambié n
en su
maj ada (aqu í
es
donde se
desarroll a
un
alegat o
entre
estos dos
personajes ,
que puede durar
un tiempo
prolongado ,
esto depende de
la s
personas que representan a los
personajes.
Pero en lo
cent ral
el
hacendado
exalt a
l
as
bondades de sus
anim ales ,
y el arriero 2
señal a
los
defectos).
Hacendado:
Mayord omo! (pese
a que
está a su lado,
l
o
l l
ama
con
fuerz a
y
energí a),
dice que estos burros están
fla cos .
Por qué no
l
os
cuidas ,
qué haces
en
la
h
aciend a
?.
Mayor domo : Si
están cuidaditos,
tempranito
l
os
arreo a
la
moya,
ah í
esn
pues bien
cuidadito s
y gordos (el alegato
englob a aqu í al
mayordomo y se puede
prolonga r
por un buen tiempo. Pero
toma
nivele s enér gico s
y
serio s
y en otros
de bufo
causand o
gran hilaridad). Pero
finalment e
transan.
Hacendado:
El flet e
que tienes
q
ue
paga r
por
mis
burros es de 50,000 soles
(l a di stanci a
del
lug ar
es
la
que
determina el costo,
mientr as
más lejos,
más costoso.
Tambié n la
suma de dinero
es una
simbologí a.
A s
í
tenemos
p
or
ejemplo
la
tasa de
valore s: mi l
soles
equiv ale
a cien
mil , quiniento s
soles
equiv ale
a
cincuent a mil ,
etc).
Convenio en el
negocio ,
el
hacendado coge los burritos y entrega
al
arriero 1; éste los toma con
la s
dos manos
junt as
en quechua denominan
Phuqtu
para hacer
camina r
( P
urich i
y
)
y
lanz a
todos los burritos
junta s. Los
que
caen parados con
la c abecit a
hacia
arri b a ,
se
con tabi liza
y se va separando
a un costado.
L
uego
vuelv e
a tirar el
arriero 1 (tiene 3 opciones o 3
tiros
),
así
sucesi vamente .
L
uego
a l
f
ina l
de los
tres tiros cuentan, por ejemplo
tres
tiros y 60 burros.
En
segui da
toca
al
arriero 2
(desa
fia d
o),
de
la mi sm a
forma se procede.
tir a
tres
veces y se
cont abiliz a
el
total ,
y se compara
con los
resul tados
del arriero 1.
E l
que tiene mas burros parados, es el que
gan a
y el arriero perdedor (que puede ser
el 1 ó el 2),
pag a la
suma de dinero
convenid o
(en este caso 500 soles que
simboli za
50,000
soles) ,
y se
coloc a
en el
plat o
que está en
la
mesa.
Aho ra
el
ganad or lib a
con el hacendado
una copa de
aguar dient e
por su
triunf o
y
con el arriero perdedor
también
lo hace,
como despedida.
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
106
Luego
el arriero
ganad or, elige
a cualquier
“visitan te”
en
f
orma
de
“d esafió”,
para ocupar
el
lugar
del arriero 2, el
desafió
recibe una
copa de
agu ardiente
y nuevamente se repite
el
dialo go
del esquema.
E l dialo go
del esquema denota
clar amente , la represent ació n
de
la
haci end a feudal ;
en
algun os casos ,
i
nc l
uso
estos dos
personaj es:
hacendado y
mayordomo, se
disfraza n
usando para el
hacendado a más del atuendo
car acterís tico ,
cuerito de
lana
de oveja
negra en
form a
de barba tupida.
“Mie ntra s la actitu d
del
‘may ordomo
es de carácter
ambivale nte
es
decir,
es
sumis a
ante el
hacendado
y
“liso
ante
los
arrieros.”
La actitu d
del hacendado en tod
o
momento es de prepotencia con gestos
enérgicos,
aun más para
e
l
mayordomo,
mientr as la actitu d
del
“ma y
ordomo
es
d
e
car ácter ambi valent e
es decir, es sumisa
ante el hacendado y
liso
ante los
arrieros.
La ac titu d
de los
arriero s
es de
negocian tes hábile s
que
tratarán
entre los
dos (1 y 2),
f l
etar
l
os
burros de
l
hacendado
a un precio
barat o
para
camina r
l
ejos.
Destacaremos
aqu í
que el elemento
bur ritos ,
son
hue sillo s
de
la
s
extremidades delanteras
de
las ov ejas ,
y se
hall a
en plena
artic ulació n
denominada
rodill a.
Tiene 2 colores,
la
parte superior
es
azu lado
oscuro y
l
a
base es
bla nca;
para
que tenga
valor
como
ganado r,
tiene que
estar parado el
hue sillo
con
la
parte oscura
arri ba
y
la blanc a
abajo.
El juego
mortuorio del
“asnusq’a ,
se
suspende
cada
hora
aproxima damente
po
r
espacio
de
quince minutos
con el objeto
d
e
que
los burritos
que
“están cansados
d
e
tanto
tra baja r”, “des cansen
en
l
a
moya de
la
hacie nda.
Con este objeto
coloca
el
mayordomo, ordenado por el hacendado,
los huesillos al
“cor
azón
de
la
coca que está
en
l
a unkh uña
y
mientras descansan,
l
iba
e
l
hacendado
con todas
las visi tas
en
g
ene
ral.
Entre
la s visitas
que no
juegan ,
durante
el
desarrollo
del
juego , interc ambia n
hojas
de coca a otros,
seleccionan
l
as hoja s
más
grande s
y enteras en un número de 6 a 10
y se ofrecen unos a otros
ceremoni almente .
E l ser v icio
por su
parte
sig ue
atendiendo a todas
la s
v i
sitas,
con
pisc o
o
agua rdiente ,
ponches
(bl a
ncos
y
guinda s), as
í
como
convidand o
coca a
todos.
El total
de
las visit as,
pone
mucha
atención
al desarro llo
de
l
“asn usqa”,
y parece una
escenific ación teat ral llena
de
impr
ovi s
aciones
que
causa gran hila ridad. Así
se logra
amanecer
hasta las
5 de
l
a
mañana.
Para
finali zar
el
j
uego
en
comple to
estado de
ebriedad, se
ama rra los hue sillos
y
la
coca en
la unkhuña,
y se
pasa
a
contab ilizar
el dinero
“ganad o
del
plato
del hacendado, y
se
entrega
a
los
deudos como un
apor
te
simbólico
de
colabo ración
y
recip rocidad
por
los gastos
que
viene realiza ndo
en esta
f
echa,
yel deudo con
ese dinero hace comprar
bebida
que puede
ser:
cerveza, pisco
o
aguardiente.
6.
ANÁL ISIS
DE CONJUNTO DEL
JUEGO
ASNUSQA
Este juego
es una
expresión cultural
d
e
esta área
geogr áfica.
Puesto que
refle ja
los
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
107
hechos y
gestos
de
l
a sociedad
de
San ta
Rosa
a mas que
ilu stran
sobre
la estr uctura
mental
andi na,
permite
la compren sn
de
la
signific ación
soci a
l
de su
univer so
simbólico,
porque están
codificados
en
lengua je
y
gestos
simbólicos.
En
este
juego
se nota
claramente
dos
aspe ctos muy
bien
remarcados
y son:
la
representación
acti va
y
la concepción
de los
elementos.
6.1.
REPRESEN TACIÓN
ACTIVA
Los person ajes reales
que
jueg an roles
en
la
producción
de
bienes,
son
expuestas
en todo
su
det alle. Sus gestos
y actitudes,
lengua je,
etc., son escenificados
magi stralme nte
en
las
representaciones
act ivas, halla mos
dos
elementos que responden a
los
ejes de
producción; al
hacendado
(eje de
producci ón)
y
a
l
arriero (eje de
distrib ución). Para
comprender este aspecto debemos
señ alar
que estos dos
sist emas (ha cienda
y
arrieros)
f
uero
n
institucionalizados
en el mundo andino
durante
la colonia. Y
por esta razón
cr
eemos
necesar io ana lizar
en
forma sucinta,
a cada
uno de estos elementos, con el
fin
de
vis ualiz ar
el
imp acto
en el área de
Santa
Rosa
por estos.
6.1.1.
EL
HACENDADO
Y
LA
HACIENDA
La hacienda
evidentemente
surge
en
la
colonia
como una
alternati va al
tipo de
tenencia
de
tierra practicada
en
los
períodos
Pre-Inka
e
I
nka,
y era de reasignación
perió dica
por
la comuni dad
de acuerdo con
las
necesid ades
de
la familia
y probablemente del
Ayllu (Murr a;
1983).
Polo presenció una
redist ribució n
de
este tipo en Chucuito, en el Collao
varia s
décadas después de
la
conquista
españ ola.
Guaman Poma de
Ayala
especi fic a
que esta reasignación
perió dica
tenía
luga r
después de
la
cosecha durante el
frió
séptimo mes del
calend ari o in ka
y denomina a este mes
como
cha chaco nacu y
(
chakraq u
nakuy ?
)
(Julio) ,
frente a esto los conquistadores
desarroll aron
una
polític a
de parcelación
de
tierra s
a manos
pr ivada s
de por vida,
con un carácter evidentemente
concentrador en
latifun dio .
(Cáceres, E.;
1984)
La haci enda
de esta manera se
institucionaliza
en el mundo
andino
tomando
niveles
de
gran propieda d,
y
llegando
a ser
la
unidad predominante
de producción
agrícola, quien
tiene a
cargo
esta
unidad
de
producción agrícol a,
es un personaje
bauti zado
con el termino
hacendad
o”,
“afi ncado , “gam onal”,
etc.
A
este
perso naje, Pablo Macera
lo
t
ipifica
con
Productor
para un mercado interno y
estrecho, y sobre todo
extractor
de renta, a
quien
no le
interesa moderni zar la
tecnología
menos
la org anización económica
de sus
tierr as;
como
empre sario
muestra inutilidad,
no tiene
capacid ad
para imponer
cambios
a
la polí tica glob al,
pero
si
es un magnífico
explotador
del
indio
y un perfecto gamonal
que
utili za
bilmente
todas
las inst ancias
del
poder
local” (Macer a,
P.; 1968).
De esta
inutilid ad
en
la adminis tración
de
polític as glob ales
y de
la habilidad
para
utili z
ar
todas
las inst ancias
del poder
local
(
jueces,
gobernadores,
policí as
y
curas), surge
como
un
person aje siniestro
para el mundo andino,
cuy as peculi arid ades perso nales
e
id
eológicas
pueden quedar
resumi das según
Demetrio
Roca: al lengu aje
y
a
l
foete.
El lengua je
grosero,
vulgar
y despectivo,
solo en
circunst ancias especi ales utili zan
los
términos
de
“hij o”,
o
“hija”
tratando de
demostrar un
patern alismo
a todas luces
falso.
E l
foete o el
zurriago , integr ado
a su
atuendo personal
simboliz a
el abuso,
la
prepotencia y
la mal a crian za ,
en su
mente no
funcion a
una
lógic a
racion a
l,
sino
irracion al,
contraproducente a toda
lógica (Par a prof undiza r
ver Roca, D.;
1979).
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
108
La concent ración
de
tierr as
para el
hacendado
ti
ene
una
sola vía,
e
l
abuso, el
atropello
y
la exp ropiaci ón
ilícita.
Este
aspecto lo muestra el documento
M
emorial
de
los Campe sinos
de
Espin ar
1934”
dirigi do al Presi dente
de
la República
con una
clara concepción étnica,
por
Guille rmo
C.
López, Melchor
Conza, representantes
gener ales
del
distri to
de
Yauri;
Abdon
Ccahuachica,
representante
general
del
dist rito
de
Pichigu a,
exponen su memo
rial
subrayando
”en nombre de
nuestra
raza
ind ígena"... “los gam onal es
nos hacen
víctim as
de toda
clase
de
abusos crueles
y
Ante s
del
f
erro
carr
il ,
de
acuerdo a las
investigacio nes,
por Santa
Rosa
(a 10
cuadras) ,
pasaba
el
camin o prin cipa l
que unía
las mi nas
de
Potosí
como
Cusco.”
atropellos
como el despojo y avanzamiento
de
los
terrenos
comunale s, asalto
y
arrebatamiento
y
degüellos
de nuestro
ganad o... Estos gam onales explotan
y
esc lavizan
a
nuestra
raza
indíg ena,
avanzan
nuestros terrenos
comunitarios,
con
falsas
escrituras
que
fragu an
ante el notario
publico ;...
Con
sus
empleados
(mayor domos),
hacen
degollar los
ganados
de
los indígen as... Es tos emple ados según la
relación
que
insert amos
son
los
la
drones
quienes
nos
asaltan
de noche y roban
nuestros
ganados
y
especies
de
la casa.
Esto
cometen con
la
orden de
sus
patrones…
Estos gamon ales también
están
acostumbr ados
a
recibirnos
dinero
ofrecien do devolvern os los
terreno
s
comunita rios invadi dos
por
ellos
mismos.
Nosotros pobres
indígenas
tenemos que
entregar
quinientos
o
mil ochocientos
soles
reunid os
con mucho
sacrificio
a
fin
de
alcanz ar la devolución
de nuestros terrenos
comunitarios,
pero
nunca dejan ni
nos
devuel ven la tierra,
tampoco el
dinero
(documento, 1979).
Este
memor
ial
pin ta
a
cabalid ad al
personaje
hacendado.
Este
memori a
l
evidente
es que no tuvo repuesta.
la justicia
fue ciega
para
los miembr os
del mundo
andino.
Santa Rosa (Melga r),
por el
mismo
hecho
de ser centro
ganadero, fue
un centro
eminentemente
hacend ario,
pues en manos
de
muy pocas hacie ndas
se concentraban
una
gran cantidad
de
tierras (47,88 2.65
Has.)
A raíz
de toda esta
realida d,
el hombre
andino empieza
a
desarrollar
una estrategia
de
re sistencia pa siva (si
es que no
viole nta
en
alg unos casos),
de
“ven ganza”,
ri
di c
ul i
zando
al x imo
a
é
l
y a su mayordomo, esta
estrategia
f
ue notada
también
por otros
estudiosos
como
José María Arguedas al
anal izar la da nza
de
l
os
“sik llas
y Demetrio
Roca
en: Hacendado condenado.
Todas estas
expresiones
que
surgen
de
una
realid ad (injusta
por
cierto),
toman
niveles
de
mani fest ación cultur a
l
que refuerza
a
la cultura
andina.
6.1.2.
EL ARRIERAJE Y LOS
ARRIEROS
El ar riera je cumplió
un rol
trascende ntal
en
la organi zación
de
la economía colonial,
esta
acti vidad constit u la columna
v
ertebra
l
del
desarrollo
de
la economía mercantil
en los tres
si glos
anterio res
a
la const rucción
del
Ferroc arril
del
Sur
que tuvo una clara
estrategia
de
des arrollo hacia
afuera”.
A San ta Rosa
el
ferrocarr
il
llega
en 1875,
estannd ose aquí
durante 18 os, y
así
es
como
sirve
de eje
centr alizador
y
a
rticul a
dor
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
109
de
la eco nomía
sur
andina
como “Puerta
Terrestre”
(Cáceres,
E.;
1983).
Pero antes del
f
erroca
rril ,
de acuerdo a
la s in vest igac ion e s,
por
Sant a Ros a
(a 10
cuad ras), pasab a
el
camin o
p
rincip a
l
que
uní a las mina s
de
Potos í
con Cusco, y de
acuerdo a
la s
recientes investigaciones
reali zad as
por
Lui s Migue l G lavel ,
se pued
e
deduci r así ; Sant a Ros a
que perteneció
al
corregimie nto
de Cabana y Cabanillas,
estuvo
circun scrit o
en el área
de los
tra jines ,
y
también
en el
circuit o
de
la
coca.
Todas estas
act ividad es
hacen que
e
l
arriero es presente en el área
geogr
áfica
que
es tudiam os. Esta presenci a
se
manife star á
en el terreno de
la
cultura
andi na.
Nelson
Ma nrique
observa po
r
ejemplo : E n
el terreno de
la form ació n
de
la cultur a po pula r regional ,
su
impact o
fue
tambié n
muy
signific ativ o
como ha
quedado
regi stra do
en el
folclo re
region a
l
de
la
ruta por donde estos operaron y que
encuentra una de sus
expresione s
mas
depuradas en
la danz a den omi nad a
L
os
tucumanos" , cu yos bailarine s
son
exclu sivame nte
hombres y cuyas
ves timenta s
reproducen
la
de los arrieros
argentino s
del
sigl o pas ado (Man rique ,
N.
:
1983; 36).
A l
arriero se le
concib e
en
San ta
Rosa
como aquel que hace
vi aje s
con
pia ras
d
e
mu las , caba llos
y burros, realizando
comercio o
simplement e como transp
ortist a
de productos, con relativa
indepen dencia
por su
activid ad sacrific ada
y
enérgic a.
En el
juego
se le representa
como los
perso najes
que
cont radice n
y se
oponen y
sa tiriza n al
hacendado.
P
ues
ello s
son los que
ridiculi zar án
a los burros
de
la haciend a
y se
burlan
del mayordomo.
Todos los presentes
feste jan
con
la
grac i
a
de
l
os
arrieros, demostrando su franca
simpatí a, parecier a
que moralmente
hubiesen delegado a estos
personajes
para
que
cumpl an la estra tegi a
de
la
ven g
anz
a.
Históricamente,
el arriero optó
la c ausa
de
la liber ación,
este aspecto lo hallamos,
subrayado
por Nelson Manrique:
Políticamente los arriero s,
en su mayoría
optaron por
la cau sa pat riótica
en
la
confrontación
entonces en
des arrollo. El
caso mas
significa tivo
es el de
Franci sco
de
Paula
Otero,
quien
secundó
decisi vamente
a
San Martín
cuando esta
expedición
en el
Perú, y
pro siguió
en
la lucha
a
l
lado
d
e
Bolív ar
cuando este
asumió
el comando de
la
camp aña
independentista”.
(Manrique,
N.; 1983).
6.2. CONCEPCIÓN DE
L
OS
ELEMENTOS
Los
elementos mas
saltantes
q
ue
intervienen
en el
juego
del
“asnu sqa”,
son
la
coca y el
alco hol
y a
cada
uno se le concibe
como
indi spens able
para esta noche de
T
odo
Santos.
6.2.1.
LA
COCA
En
el
juego simboliza
el
“pasto,
pero
al
mismo
tiempo
ella sirve
como “lubricante”
para
las relacio nes
de
reciproci dad
como lo
desc ribe Enrique Maye r; la
razón es que no
solo se dona
la
coca,
sino
que se
chaccha
en
ese
mismo
momento. De esta
forma
se crea
una
atmós fera ritual sacra
que
cohesiona
y
unifica
solida riamente a
l
grupo
y que
sella
el
pacto de
colab oració n. (M ayer, E.;
1978).
La
coca
funciona
como un
símbolo
de
comunicación
que
armoniza
e
identifica
a
todos
los miembros
del mundo
andino,
y de
acuerdo
al sabo r (am argo
o
dulce),
de
la
coca que
chacc han determina rán
s
i
el “alma
bendita”
está contento o no y
si
no está
rezarán
unas
oraciones.
6.2.2.
EL
ALCOHOL
Está ligado íntimamente
a
l
juego,
pues
simboli za
el medio que apertura el dialogo
entre
e
l
hacendado
y
l
os
arrieros;
así tenemos
por
ejemplo
el
hacenda do
recibe
al
nuevo
juga dor (arriero
2), con una copa de
aguard ien te servida
y
ruega
a éste, se
“sirva”,
haciendo
una
reverencia,
el que hace de
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
110
hacendado, entrega
la
copa y lo propio hará
el
convi dado,
es
deci r,
el
alc ohol
toma
connot aciones formale s,
pues
al libar
todos
los particip antes,
se
desnudan
del personaje
a
quien
representan. Una vez hecho el
brindis form al,
recién se
inicia
el
juego
ritu a
l
mortuorio.
La bebida alco hólica
es
utiliz ada
en esta
oportunidad
en
forma colecti va
y servirá
también
como elemento
form aliza dor
y
cohesionador.
El masc ar
coca y el beber
alco hol,
durante
la
noche de todos
los santo s,
es un acto
La
muerte, es
el camino y
el
paso natura l
a
la otr a vida
de
est a vida’ ;
es
deci r, la
vida
continua, solo
que
el
espacio
es
difere nte
por
lo
que los
difun tos,
que
l
os
denominan
alm as benditas ’,
const
itu y
en
definitiva mente
parte
integ rante
de
la
fam
ilia.
considera do ritual
a modo de una
comunicación
tanto entre
ellos (runas)
como
con
las almas
benditas.
7. CONCLUSIONES
Podemos
sal ar
como
conclusió n que el
juego
asnusq a,
que se
practic a
en las
noches de Todo
Santo s
en
Sant a
Rosa,
responde a una
clara visió n
de
la
estructura
soci al, económic a
y
po tic a
de
la
realidad de
este área
ge ográ fica andina .
Esta
reali dad
es
cuestion ada
durante
la
represent ación
pero no se
deslig a
de
la
coyuntur a festiva
de los muertos.
La
muerte, es el
camin o
y el paso
nat ural
a
l
a
“otra
vida
de
est a vida ;
es decir,
la
vid a co ntinúa ,
solo que el espacio es
diferent e
por lo que los
difuntos ,
que los
de nomina n alma s
benditas”,
constituye n
definitiv ament e
parte
integr ante
de
la
famili a
.
Los
elementos usados para este juego,
están
codific ado s
en una
lógic a
a
la s
claras
simbólic a;
pues cada uno de ellos,
representa los medios de producción
eminentemente
ganade ra. (Hacien da
con
burros), de esta manera se
subray a
e
l
carácter
de
la
zona
altipl ánic a
como sector
con economía
ganadera
mas que agcola.
Pero no se queda
simplemen te
en
la
represent ación
de los medios y relaciones
soci ale s
de
producci ón (Hacie nda
Hacendado
Mayo rdomo) ,
sino tambn
escenific a la di stribució n
de los bienes
producido s,
por los agentes distribuidos
por
excelenci a
(arrieros).
Finalmente ,
creemos que
la
expresión
cultur al,
en este juego está presente como
dimensi ón espi ritua l
de toda
la
comunidad,
pues con su
im aginación ,
proyecta ideas
pro pias
de
la co smovi s n
o definiendo
que
la solida rida d
real de los hombres es
el
únic o camin o
de
la
supervivencia.
E l
término
juego
asocia
inmedia tament e
con
activid ade s
r
ecreati v
as
someti das
a un cierto número de reglas
que se
resuel ve
con
la victori a
o derr
ota
de
un contendor, dependiendo de
la
destreza
de los
particip ante s
o de su suerte.
Bajo
esta
de finición ,
los aspectos
for m ale s
del
asnusq a
muestran una
trascendenci a
en sus
resultados
y
beneficios . Explic amos ,
el
triunf ado r
no
gan a
nada, sino es solamente
reconocido como
ta l
para los miembros de
la
comunidad
y de
l
os
asis tentes
a
la c as a
del
velori o
o
a l
loc a
l
del
descanso
del
alm a
en
la s
noches de todos los santos.
E l
juego
mortuorio del
asnu sqa
está
vinculad o
a
momentos
rituale s
en los que el hecho de
gan ar
o perder
trascie nde la
simple
competenci a
y se
intern a
en procesos de
Asnu s
qa
juego mo rtuorio no cturno
en
los
andes
El Antoniano
130 /
junio
2015
111
generar
reci procid ad
con
la famili a
tales
como
la leg alizaci ón
y
transacció n
d
e
dinero o bienes
materiale s,
como coca
y
agu ardient e
a
fi n
de que los miembros
de
la f a mili a
duelente ,
no
gasten
en
estos productos.
E s
una
form a
en
donde
la vi s
ita
o
la comuni dad,
recíp rocament e apoy an
a los
familiare s
con el
gasto
de
la atenció n
a
la
comunidad.
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