El Antoniano
129 / marzo 2015
ISSN
2223–3067
(edi cn impresa)
/
ISSN
2223–8662
(edici ón
on–line)
49
CUSQUEÑISMO
REIMA GINACIÓ N DE
L A
IDEO LOGÍ A DE
L A
CIUDAD DE
CUS
CO
Rossan o Calv o
Calv o
1
RESUMEN
Se
analiz a la ideol o gí a
loc a
l
del
cusqueñi smo
en
la
sociedad y
cultur a cusqueñ a
del
sigl o X X
y
XXI;
se
usa el marco teórico del fenómeno de
la ide ologí a
y
sus
funcione s
en
la
sociedad . En
este contexto, se
analiz a la rela cn
de su
fenomenol ogía
con el
proceso
so cia l
cusquo que lo
instituye ,
sus
alcan ces
en
la socieda d cusqueña ,
estudiando los procesos
sociale s
en los que corresponde una
reimaginaci ón,
se
ingres a as í
a una
antr opolo a
de lo imaginario.
ABSTRACT
The
stud y analyze s
the
loc a
l
ideolog y
of
cusqueñi smo
in
the
societ y
and
cusqueni an cultur e
in the
centur y
XX and
XXI ,
the
theoric a
l
framew ork talk s
about the
ideolog y
and
the
functi ons
in the
so ciet y. In thi s
context, the study
analyze s
the
relatio n
between
fenomenol ogy wit h
the
cusqueni an so cial
process, and covers the cusquenian
societ y, studin g
the
so cia l
process, in that way we enter
into an
imaginar y
antropology.
1
Antropól ogo
y
Arque ólogo.
Docente en
la
Carrera
Profesi onal
de
Antropol ogía
de
la UNSA AC.
El Antoniano
129 / marzo 2015
ISSN
2223–3067
(edi cn impresa)
/
ISSN
2223–8662
(edici ón
on–line)
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Cusqueñ i
smo
ANTECEDENTES Y OBJETI VO
DEL
ESTUDIO
Actu almente,
el denominado
cusqueñismo
en
l
a sociedad cusqu eña,
a más
de
las exp resiones
lingüístic as
del lugar,
puede
advertirse
que hace presente una
enunciación ideológica deri vada
del
gentilicio
de
los lugare ños
que
viven
en
la ciu dad
del
Cusco,
llevan do
un
sentido emocional
de
raig ambre locali sta. Actu almente,
es muy
“No solo en el
di
cc i
onario
de
la leng ua
existen
términos antón imos ; los
hay
también
en
l
a
conduc ta
que
result a
de ser
cusqueño
o
cusqueñista.
común que a este
cusqueñismo
se le
encuentre
muy acentuado
durante el mes de
junio,
y durante
las celebr aciones
del
día
d
e
la ciud ad.
E f
ectiv a
mente,
los
aspectos
perfor mativos
de
las escen as
del
Inti
Raymi,
los de sfiles vicos, conllev ándo se
con cierta
normativid ad emocional instalada,
muestran
una de
las
f
ormas
en que se hace
ma
nifiesto
el cusqueñismo.
Esta exp resión emocio nal loc a
l
contemporánea, remonta
directamente
a
l
año de 1944,
ocasión
cuando se
inició la
invencn
de
la nue va emble tica loc al,
con
la cre ación
del
himno
de
la ciudad
y el nuevo
día celebrati vo bas ado
en el
Inti
Raymi
incaico,
para
cuyo
efecto institucionalizaron
su
escenificación
en
la e xplana
de
Saqsaywa man,
as
í
como promover un
des f
ile
cívico
para
expresar
el
sentimiento
loc a
lista
de
sus habi tante s. Poste riormente,
ubicado en
el
esp acio edil,
se
consi deró
que
es
te
proceso
de
invención
de
la
emblemática
local, debía
com pletar se
con
la creacn
d
e
una bandera
(1978), un escudo (1992),
a
como otros
reconocimientos.
L
a
impugn ación
y
promoción del
capit a
l
simbólico
que a su vez,
daba
protagonismo
a
los ediles
de turno,
continuaron
generando
discusiones
en torno
a
la invención
ya los
recambios
de
la
bandera,
del escudo, del topónimo o nombre de
la
ciudad,
que
acrecen taban
el
interés
público,
promoviendo
discusiones.
Un hecho
último
de estos
s
uceso s
,
ocurrió
durante
los
años 2013 y 2014, cuando el
edil
de turno,
emulan do
a sus predecesores en
estas acciones,
quiso
también
poner una
estatua
de un
inca,
esta vez, en
la pileta
de
l
a
Plaza
de
Armas,
si
n
cumplir
el
procedimien to
establecido
por
la
normativid ad
que
comprende
la
propia
decla ración patrim onial
mun dial
y
n
acion a
l,
como el marco
interinstitucional
de gestión del centro
histórico. En
el suceso, se presentó como
cusqueñistas
a quienes
estaban
a
favor
de
la
colocación
de
la
estatua y de
anticusqueño s,
a
quienes opinaban
por
la falta
de
procedimien to
adecuado para
efectuar
inter vención
de este tipo
2
.
Las em otivid ades
de este
loc alismo
o del
cusq ueñismo in sico,
se repotenciaron
también
a
l
influjo
del
desarrollo
que
lleva la
ciudad
con el
turi smo;
esta
expecta tiva
q
ue
viene
del
éxito
del proyecto
turístico
actu a
l,
fue concebida también
por
los
mismos
creadores del
día
del Cusco.
Así
se
encuentra que entre
las
razones que
argumentó
el propio Humberto
Vid a
l
Unda
—uno de
los principales
promotores de
la
creación
de este
día
estaba en que por el
2
E l
asunt o llevó vari os
debates y
discusi ones , exabrupto s cole ctivo s
durante estos años.
Ver Flore s
J
orge.
2013,
Cal vo R.
2013
Cusqueñ i
smo
El Antoniano
130 /
junio
2015
51
nuevo
día
del Cusco
inc ásico
se promovería
la ac tivid ad
del
turismo
en el Cusco
3
. Desde
entonces, el
desarrollo
del turismo
vertiginoso
que
fue
dándose en el Cusco,
siguió
promo viendo la
promoción incásica,
incluso
sobre otros referentes de
la
identific ación locali sta,
como el
choli smo,
el
mesti zaje,
el
indigeni smo,
que fueron
también comprendidos subalte rnamente
en
el
his toricismo incá sico
que
lle v
aba
predominantemente
la
emoción local.
Otro cause contemporáneo que ha
abonado en esta vertiente
emocion
al
his toricis ta inc ásic a
en el cusqueñismo
contemporáneo,
sin
duda, son
tambié n
los
reconocimiento s
de los monumentos
incaico s,
como es
la in serció n
pa
trimoni a
l
y
turí stic a mun dial
que ha
log rad o alcan zar
la
enigtic a Llaqt a
de
Mac hupicch u
(
Tamayo
2011). No menos importante a estas
influenci as
para el
desa rroll o
del
reconocimient o incá sico ,
fue el rol que ha
devenido en
la rga tradició n loca l
de
la
socied ad cusqueña
que durante el siglo
XX,
hab ría im pulsa do
estas valoraciones
para
destacar
en el
reco nocimient o
de este
incai smo
el
orgull o
del medio
loc a
l
(Tamay o
1980, 1988;
Calv o
1995).
En medio de este proceso, aún a
la
impron ta
de estas
expresione s
que rea
viva
persp ectivas
de
grandeza ,
l
a
practicida d
del
locali smo tambié n
es
revaluad a,
porque
encuentran que no se concreta en
proyectos que
desarrolle n
a
l
Cusco,
siendo una
realid ad
que lo hace también
medible . Es
lo que parece
establece r
el
destacado
escrito r
cusqueño Gustavo
Pérez Ocampo en su
artícul o
intitulado
“Un problema
llamad o
cusq u
eñism o
en el
que
se ñal a
lo siguiente:
Problema sí,
qué
buen problema. La
culpa
la tiene el Cusco, cleo propicio
en cuyo
derre dor me dran cu squeños,
cusqueñistas,
cusqueñó filos, cuscófagos, cus latra s,
cus...
en
fin. Unamuno de cía
que
‘lo
elemental
es
lo
fundame ntal’. Gran verdad
ep istemológ i
ca…
El cusqueñis m o no
es
una
industria.
Emper o, muc hos lo han ind ust rializa do,
y
vi v
en
fel ices con sus
div i
dendos
No
solo
en
el dicc ionario
de
l
a
lengua
existen
términos antónimos; los hay
también en
la
condu cta
que
resulta
de
ser cusqueño
o
cusqueñist a.
Por ejem plo; son antónimos:
el
cusqueñis mo
y
la genu flexión; la sobonería
y el
cusqueñis m o; el cusqueñis m o
y
los
albañales
de
lo
moral…
Tampoco el cusquis m o puede redu cirse
a
poemi tas
folklór icos
o
huainitos tristones.
Nada
de
eso. D ignos
de
todo elogio aún, los
cusqueñist as
que
encaramados
en
ju
gosos
puestos del Es tado
que
fun cionan
en Lima,
lle nan
de
mis erables
l
indezas
sus escritos
o sus
discursos
de
hom enaje. (Esta fecha
es
p
ropicia
para esas polucio nes). Y sin emb argo,
nada
conc reto, tangible ha cen por el Cus c o.
P
ero,
por ir onía, el C usc o ,
es
la causa por lo
c
ual
reciben ricos
emolumentos.
La conducta
de
l
os
cusqueños ya
colinda
con la rid iculez, reclamando, rogando,
l l
orando
obritas
de
infraes tructu ra;
carreteritas,
hoteli tos,
etc. que
ja más llegan,
y cuando
llegan, llegan después
de
una la rga histo ria
de
lágrimas
y
vergüen za
Pero, llega la
Semana
del Cusco, cre ada por
un
cusqueñista
de
verdad,
D.
Hum berto
Vidal, todos desde
arri b
a
hasta abajo,
y
desde abajo hasta arriba,
se
hacen
l
eguas ha blando
de
g lorias
pasadas
¡pas adas, pas adas, pas adas! Del Cusco. ¿Y
las obritas
de
infraes tructu ra? Bueno,
toda
vía
no
hay dinero, todav ía los est udios no
se han
concluido,
y que
l
os cusqueños sigan
esp e
rando
cinco, die z, veinte, cincuenta os..."
4
No
resulta
ca
sua
l
también
encontrar
opinión hasta
de
escepticismo
y en
la falta
de
la prospec tiva
en este
tipo
de cusqueñismo.
Es
lo que parece
reflej arse
en
la opinión
d
e
un
importante intelectual
cusqueño
al
ser
consultado
en el tema:
“eso
de
cusqueñista
es
algo
que
yo disc u
to
mucho, puesto
que se ha
co nvertido
en un
3 Humberto
Vida l
Unda.
Lo
que
signifi ca la
seman a
del
Cuzco”. Revist a
de
la Seman a
del Cuzco 2. 1946: 3–5
4 Perez Ocampo G.
“U n pr oblem a llamad o cusqueñi smo. Articul o
nuevament e publicad o
en
diari o El
Correo, 7–11–2011.
Cusqueñ i
smo
El Antoniano
130 /
junio
2015
52
oficio,
en
una manera
de
v
ivi
r
, de
medr a
r
y de
obtener bene ficios per sonales, al ma r gen
de
los
casos aislados no podemos cons iderar al
cusqueñis mo como
un
movim iento
o corriente,
sino
más
bien como
un
l
ocalismo
muy
poco
pro d ucti v o, sin pr oyec c n ni
fut
uro
5
.
Hasta aquí,
se presenta parte de las
expresiones
que comprenden a
la
vertiente
emotiva
y a
l
a
eval uativa
del cusqueñismo
contemporáneo.
Para
ahondar en el
análisis
de esta
temátic a,
hemos considerado
an aliza rlo
en el contexto
soci a
l
que le
corresponde a su
desarrollo
durante el
s
iglo
XX
y
XXI;
de
igu a
l
modo, buscamos
Proble ma sí,
q buen
problema.
La culp a la tien e
el
Cusco , cleo propicio
e
n
cuyo
derredor medran
cusqueños,
cusqueñistas,
cusqu eñófi los,
cusfagos,
cuslat ras, cus...
en
f i
n.
Unamun o decía
que
'l
o
elementa l
es
lo fun d
amen
tal.
también establecer
en el proceso
cultur a
l
local
actual,
el proceso de
reimagin ación
de este
localismo.
MARCO
TEÓRICO
Consi deramos
que
las
expresiones
ref eridas
y otras
relacionadas,
pueden ser
analiza dos
en el marco del
análi sis
del
fenómeno
ideológico;
s
i
retomamos
la
s
observaciones
con
las
que hemos realizado
una
presentación
a
l
tema, más
allá
de
literaci dad ind icada
en estas, nos parece
q
ue
estas mism as
hacen
refe rencia
a
las
f
unciones
del fenómeno
ideológico
en
la socied ad;
p
or
un
lado,
pueden ser
circun scritos
en las
funciones reific antes
y
mistific antes
(que
alient an
lo
emocion a
l
y un
fund amentali s
mo
),
o en
las funciones
distorsionantes
relacio nadas
(que
devienen también
del
inve stimient o).
Por otro
lado,
consideramos
el enfoque heterodoxo
marxista
(propuesto
por
Lucká cs
y
Alth usse r)
que aporta
al
anál i
sis
de
las funciones ideológic as
en
la socied ad,
el
aporte que
viene
de
la sociología
del
conocimiento (Manhh eim)
y
la
antropología
del fenómeno
ideológico (Geert z).
Este
enfoque nos permite
an alizar
el proceso
deconstructivo
de
la i deología,
entendiendo
que
la sociedad
no solo
f
orma
y se encuentra
expue sta
a
la ideol ogía, sino
por
la
ideología,
se representa y
vuelve
por esta a
la
sociedad.
Este
marco permite ubicarnos
analíticamente
en una
antropología
del
imagin ario
de una
sociedad
(
W
unnenburger
2008).
EL
CUSQUIS MO
EN
EL SIGLO
XX
DE
SU
FORMACIÓN
La impo rtanci a
de
la ideolo a
loca
l
en el
proceso
soci a
l
cusquo, fue advertida
por el Dr.
José Tamay o
Herrera. Opinó que este
cusq ueñism o fue adquirien do
un sentido
activant e cultura l
por
los valore s
cusqueños”.
Presentó como antecedente
inme diato a
l
tema,
el artíc ulo
“E l
cusq u
ismo
del
intelectual
cusqueño
Jos é Ánge l Esc alante , el mism o
qu
e
fuer a publica do
en 1928 en
la Revis ta
Mun d
ial
en
la ciu dad
de
Lima ,
en
edició n
especial
dedic ada
a
las ciudades
de
Arequi pa y
Cusco
bajo el
Gobiern o del president e Lega .
El
doctor
Tamayo,
con este
artícul o
buscó
presentar el
discurso enunci ado
de esta
ideolo a
local.
Un mayor
análisis
de este
mismo, hace ver
que
Angel Escal ante busc aba
mostrarno solo
las d iversas
obras de progreso que se
reali zan
en el Cusco durante este gobierno
—en el
mismo
que
estuvo
comprometido
acti vamente cum pliendo
funciones
Cusqueñ i
smo
El Antoniano
130 /
junio
2015
53
políticas , sino, fundament ar
con
las
dive rsas
refere ncias relacion adas
a
est
e
cusqueñismo
una
nueva
propuesta política.
Escal ante fue
un
notable intelect ual,
con
ejercicio
en el
periodismo
y
la polític a,
por tanto, conocedor
de
las ideas
de
la
clase
política intelectual
cusque ña. Es
por
ello
q
ue en el
artículo
que
anali zamo s,
aun a
qu
e
asocia
el
cusqueñismo
a
las banderas
de
l
region alismo
y
al gallar do
serra nismo
del
indigeni smo
intelectu a
l
local,
contradictoriamente
lo
usa
para fundamentar
la
propuesta de un
nacionali smo,
que
esperaba,
vend ría
a superar
las
beligerantes
posici ones
del
cusq u
eñism o–regiona
list a
:
“Como una definición
de tendencias
cole ctiva s, co m o una for m a típica
y
espe cial
de
ver la cosas
y
actu a
r
en
l
a
vid a, como
un credo
de
reivindi caciones
y un
cuerpo
estructurado
de
pri n cipios
y de
éti ca so cial, como una
visi ó
n
del porvenir
y
una
fe
mas culina
en
el triunfo
y
en
el pre d ominio naci onalist a, exis te
ya, para
bien del país
y
tal
vez
del Continente,
el
cuzqueñismo.
No se
le confunda con
e
l
regio n
alismo,
bandera política
de
combate,
que
flameó,
como una reacc ión cív ica contra
las
concupis cencias del po der cent ral
y
la
amoralidad
de
los po líticos ca pital inos,
en
horas ya mu ertas del ayer
doloroso
preconi zando el de recho
de
las regiones lejanas
y
pretéritas
a
la atención
de
lo s
poderes
públicos…
Las cosas han cambiado
y
tanto¡ Obra
es
ello
de
nuestro reg ional ismo pol ítico
que
primero fue materia
de
coment a
rios
humorísticos…
Decía yo
en
aquella
r
ecor d
ada
oportunidad
del banquete
de
los estudiantes
que, en
los
últimos siete os,
se
había hecho
en
beneficio
del Cuzco más, mucho
más, que en
l
os
cien
años ante riores
de
nue stra vi da republicana.
Es
deci r, pues,
que
el poder públic o, el Esta d o,
el
Gobierno, han vue lto los ojos al Cuzco
para
redimir lo del clamoroso abandono
en que
yacía, dotándole
de
todos los
elementos,
mejoras
y
co ndicion es indis pensab les
que
l
e
permitan figu r ar
de coro samente entre
las
ciudades civilizad as
de
América. Fuera
un
inj usto desconte nto. Es Leguía, el
P
residente
Leguía, quien, como al conjuro
de una
formidable capacidad creadora,
ha
transformado el
Cuzco,…
Así, pue s,
se
expli c a
y se
comp rende m
i
empe ño
de
hondo se ntido pa triótico,
de
ale jar
a
la juventud, por lo mismo
que nuestros
idea les han sido comprendidos
y nuestras
necesida des satisfe chas eso ya no tiene por
qué
l l
amarse
regiona lismo”.
L l
ámesele
serranísmo
o
mejor cuzqueñis mo, ya
que el
Cuzco
es
el corazón, el ágora sagrada al
taberná culo
de
la Sierr a
Y
cuzqueñis m
o
debe
llama rse
ese credo
nuevo. Porque
es
el C uzco cora zón
del
Con tinente,
el cof r e mi fico
de
la
tradi c
ión
americana, el ara santa
de
la raza, el
templo
secular donde sólo
es
pos ible cons umir la
eucaris tía del ameri c anismo. Porque
es el
Cuz co
el monumento
que
las edades
han
levantado
a
la Gloria
de
aquel los
inigualados
guerreros
y
l
egisl a
dores
que pasearon,
magníf icos
y
gal lardos, sus pendones
victor i
osos por toda la
Amé rica m eridi onal. Por q ue
de
allí,
en
todo
tiempo, salieron hombres
que
irradiaron
i
deas,
brotaron semil las
y se
expandieron pe rfumes,
que
tienen
un
sello
inco nfundi ble
de
al ta belle za espi ritual
y de
neto
y
rotun do
peruanismo.
Region alismo, nó: parece tener
un sentido
de
uti lidad inmediata,
de
propós ito
comunal,
de
convivenc ia
de
pred io. And inismo,
tampoco,
porque el vocablo puede prestar se
a muchas
inter pretacion es
y
porqu e, desp ués
de
todo,
l
os
Andes no son exclusi vamente
nuestros.
Serranis m o, menos, por que tienen
el
concepto una lim itación
geográfica.
Peruanism o, mucho men os, porque
aun
cuando la palabra abarca toda la
naci o nalida d, ca rece
de
la si g nific a ción
pe
culiar
que
necesita pa r a definirse bien
este credo
nuevo
de
las genera ciones mo zas del
P
erú.
Cuzqueñis m o
y
nada
más que
cuzqueñis m o. Lo cuz queño no
se
refiere,
no
Cusqueñ i
smo
El Antoniano
130 /
junio
2015
54
puede referi rse,
a
la dema rca ción
política
departa m ental, porque el Cu zco
es
el
alma
mis ma
de
la n aci o nalida d ,
y
el cuzqueñis m o
es
la cristali zaci ó n
más
co m pleta
y
típi ca
de
la
ideol o a na c ional. El
cuzqueñis mo
tampoco
puede ser una doct rina exclusiva
de
los
cuzqueñ os; antes bien conozco yo
muchos
cuzqueñ os
que
no so n ni merecen
ser
cuzqueñis tas
y, en
camb io,
a distinguidos
intelectuales
y
pensad ores limeño s,
que son
ultra
cuzqueñistas.
Bendigamos
esta
oportu na
y
susta n
cial
transformación
de
l
regio nalismo exclusiv ista
y
pendenciero,
y
salu demos el ad venimiento
de
este
nuevo credo
de
hondo
sentido
P o r
esa
mism a
v isión
pasadist a
que
los
caracteriza , tiende n
a
perder
de
vist a la s urge n cia s
del
moment o actua l
y,
s
aún,
la de l
mañana.”
nacionalismo
que es
una pro mesa,
una
reac ción
y
una segura expectati va. El porvenir
del Perú
es de
los
que
sintiendo
en
cuzqueño
y
pensa ndo con sereno
y
cordial
cuzqueñismo,
impulsen la nacionalidad por la senda
honesta
y
limpia
que
con duce
a
lo s puebl o s
a su
engrande cimiento mo ral
que
vale
más,
infinitamente
más, que su
mero
y
pas a
jero
encumb ramiento ma terial"
6
.
Como
indicamos, Escalante
propone
al
cusqueñismo
en una propuesta cultural
nacion alista
con
la
que esperaba
sustituir la
propuesta
político regionali sta
desarrollada
en el Cusco.
Empren diendo la
arqueología
de
las ideas locale s, info rmamos
en el libro
Tradición
y
Modernidad
en
la
Sociedad
Local. Génesis
del
Regionali smo
y el
Locali smo cus queño”,
que este
genitivo
del
gentilicio
de
los pobla dores, surge
enunciado
en
los
sectores
soci ales
del Cusco con un
nivel
de
problem atización político
y
reivin dicato rio;
estructuró
referencias
que
compren dían
a
l
desarrollo
del Cusco, a
la
política
nacion a
l
(centr alismo)
y
al
aspecto
económico (sobre el que se prop
one
proyectos endógenos),
as
í
como
las
nuevas
reali dades
y procesos que comprenden a
la
ciudad
del Cusco, como es el primer
proceso de
modernización
que viene
conllev ándo se
desde
fines
del
siglo
XIX
(Calvo
1998).
Est as nue vas referenci as localistas,
como el
que se propone con el
cusq u
eñism o
”,
tienen que ver
también
con el planteamiento
del
resurgimiento
de
la sociedad
local
lleva ndo cuestion amiento político. En
el libro
referido,
el que
usamos
para
completar
el
an álisis
de este
im agina rio
y de
la
ideología
local, dimos
cuenta como este cusqueñismo
logró formular se
en unapropuesta
region alista
política compul siva
con Ángel
Vega Enri ques,
M
anue
l
Gamarra
y
Jo
Uriel
Ga rcía,
insistiendo
estos últimos posteriormente en
una propuesta
descen tralista.
De este modo,
fuimos encontrando una propuesta
contextual
renova dora
de
la organización
nacional
(Calvo
1998).
L
ament a
blemente,
en el marco nacional,
la
propuesta del regionalismo
descen trali zante
que
también
tímidamente
había
pretendido
implemen tarse
durante
la
cada
del
‘20, comenzaba
a
naufra gar
a
finales
del
gobier no
de
Leguía.
Durante
la
década
del
30,
e
ingresando
a
la déca da
del
‘40, las ind ustri as
y
comercios
del Cusco
form adas
en el proceso de modernización,
termin aban decayendo.
A
f
alta
de mayor
exp ecta tiva produc tiva
y el atraso de
l
agro
6
Ange l Escalante , Revist a Mundia l
1928, número
dedicad o
a
las ciudade s
de Cusco y
Arequip a y al Gobiern o
de
Leguía .
Lima.
Cusqueñ i
smo
El Antoniano
130 /
junio
2015
55
basado
en el
gimen hacendario,
comenz
ó
a
visl umb rarse
por nuevos proyectos
endógenos. Comenzó a pensarse en
la
actividad
del
turismo,
un proyecto que
además, se
presentaba
concordante
a
l
capit a
l
cultural
que Cusco
poseía
en
prestigio,
no
solo por recursos
pat rimoniales, sino
por
la
misma ideología loc a
l
que
ya
lo había
convertido
parte de
la val oración
de
la
tradición local.
Se
prestaba
concordante
también
a
la emoti vidad local
que había
desarrol lado la ideologi zación
historicista
incá sica
predomin ante,
aún a que, los
mismos intelectuales cusq ueños
buscaban
también redefinir
esta
ideología local bajo
los
dive rsos matices
de
las etnicid ades
que
compren día
a
la socied ad cus queña
y a ellos
mismo s.
De este modo se
llegó
a
la
década
del
‘40,
cuando se generó
también, tal
como
dejár amos indicado,
un nuevo
Día
del Cusco
en el año de 1944
basada
en estas
exp ecta tivas (Calvo
1998,
Mendoza
2006).
Después del terremoto del
‘50,
en el
proceso de
reconstrucción
de
la ciuda d,
se
renueva el
sentido eval uativ o
del
cusq u
eñism o
”.
I
gualmente,
después de
la
Refor m a Agraria
de 1968, que apertura a
la
moderni zación
contemporánea, el renovado
urbanismo,
el
centr alismo aisla nte
que
acentuaba
el
estancamiento regio nal
del
Cusco, este
cusq u
eñism o
”,
nuevamente,
fue
cobrando
ubicui dad eval uativ a,
aunque,
al
haber
ingre sado la acti vidad
del
turismo
a
la
vida cusqu eña,
se
promovería
por esta
vertie nte también la reno vación
emotiva
local.
Por otra parte,
ubicán donos
en
los
últimos
años,
observamos
que este
cusqueñismo
se
encuentra
circun scrito
a
l
ámbito
de
la
ciudad,
siendo la ideol ogía lle vada
por
s
us
poblad
ores.
Ello explica
que, ante algunos
sucesos
que
pondrían
en apuro estas
celebracio nes, las
autorid ades
y promotores,
incluso la
prensa
loc a
l
asentada
en esta
misma ciuda d,
rechacen como medidas
anticusqueñist as. Es
lo que
suce dió
durante
estas
f
echas,
cuando otros sectores de
la
región
se
plantea ron reinvi dicar la de fensa
de
sus
derechos.
Este
es el caso del paro que
han
venido realizando
o
planteando
realizar
los
sectores
campe sinos
de
la
región,
consi derando
que el
día
del 24 de junio
también
ha
sido instit ucionali zado
como el
“día
del
indio . En la ciudad
se ha venido
rechazando
estos paros, en tanto consideran
que ponen en
jaque la activid ad turí stica.
Sin
embargo,
algunos intelectuales
hicieron
refle xn
que el
cusqueñismo
no
tendría
que
presentarse en
limit ante
para solidarizarse
con
los plante amientos
de este sector
campesino,
del
cual
se
usa también
sus
refere ncias identid arias nativist as
(poncho s
)
para
celebr ar
el
día
de
la ciu dad.
Son este
tipo
de
contradicciones
que se evidencian
también
en
la exp resión
del cusqueñismo.
REIMAGI NACIÓN
DEL
CUSQUEÑIS MO
EN
LA
SOCIEDAD
CONTEMPORÁNEA
Como hemos ido comentando,
durante
las
últimas cadas,
ha ido cobrando
protagoni smo
el componente
emotivo
que
lleva también
el
cusqueñismo.
Observando
esta
exp resión emoti va
y
reific ante
en que se
muestra esta
ideol oa,
ha concitado
opiniones refle xivas
de su
prospectiv a;
en este
contexto puede ser
alineado la
opinión del
destacado escritor cu squeño
L uis
Nieto
Degregory quien observa la funci ón
de estas
expresiones
del
cusqueñismo
en los
cusqueños:
“por
esa
m isma visión
pasadista
que
los ca racteri za, tienden
a
perder
de vista
las urge ncias del mom ento actual
y, más n,
la del mañana”
7
.
Est as inte rpret aciones
generan
importantes propuestas
para
e
l
aná lisis
d
e
esta
expresión. Entonces partiendo
de esta,
seguimos
su
refle xn
interrogándonos:
realmente el
cusq ueñismo lleva
solo a una
visi ón pasadis ta
en
los poblad ores?.
T
odo
parece suceder
contrariamen te.
En
inve stigación
complement aria,
pudimos
advertir
que
la emoti vidad
de esta
ideologí a
,
si bien cum pliría la función
de
reific ación
y
mistific ación
en
la sociedad
contemporánea,
cumplen también
otras
funci ones,
que en el
7 Nieto D.
Luis . "U n dis curs o par a
el nuevo
milenio " Rev. Parlant e
65: 4
Cusqueñ i
smo
El Antoniano
130 /
junio
2015
56
marco de
gran emotivi dad
parecen pasar
desapercibi dos
en
la obser vación.
Para
ilust rar
este hecho,
anali zamos
el discurso
local
en
los perió dicos; pudimos
establecer
que
bajo
este
cusqueñismo,
se hacen
refle xiones inclu so
a
las mism as
prácticas
cusqueñista s.
Se dan
convo catorias
a cuidar
el
pat rimonio inclu so
de
los
excesos
cusqueñistas (daños
y
atentados al
patrimonio).
I
gualmente,
se
public an
sendos
editori ales
y numerosos
artículos
por
es
te
día,
en
las
que
convocan también
a concretar
bajo la conjunción colectiv a, los
proyectos
del
desa rrollo
cusqueño (aeropuerto
“So n quien es
van
comprend iendo también
no
solo
e
l
valo r histó rico
de
la
ciuda d
que
los acoge ,
sino
que ponderan el necesario
desar rollo
del
q
ue
encontrarán
beneficio
propio.
Integrado s
en
la
condi cn
de ciudadanía.
intern acional, fáb rica
de cemento,
gas
e
indu striali zación). El
cusq ueñism o, visto
en
estas referencia s, ubica también
el presente y
porvenir
del Cusco
(Calvo
2006).
En los
suplemento s perio dístico s,
que
tienen
refe renci a a
l
discu rso
cusquista
actu al,
se hace mención a su accn
contribuyent e
de
person ajes
cusquos
que mostraron esta identificación
cusqueñist a; así
se presenta
tambié n
la
figur a
del
exti nto
ex
alcald e
de
la
ciudad
Danie l Estra da
Pérez, quien mediante
la
gestió n
ed
i l
desarrolló
estas
vertie ntes
del
cusqueñismo.
El senti do identific atorio
que
lleva
los
mens ajes
del
cusqueñismo
y que buscan
promoverse,
vienen
no solo del propio
cusq ueño, sino también
del
cusqueñist a.
Este
último
es
quien, inclu so,
no
habiendo
nacido
en
la ciu dad
de Cusco,
desarrolla
un sentido
de
identi ficación
con esta
tierra cusqueña,
sus
valores
y
los
retos de su
destino
que en
parte han enmarcado un contexto
ejemplific ante tambn
de
identific ación.
Por
lo
mismo,
en
los perdicos
se
destacan
a
estos
cusqueñista s: “hay
i l
ustre
s
cusqueñistas
nacid os
en
latitudes lejan as
como
Paúl
Rivet,
Alberto Giesecke, Jhon
H. Rowe, Tom
Zuidem a, Magnus
Mörner,
Au relio
Miro
Quesada,
Raúl Porras Ba rrenechea
y tantos
ilust res cusqueñistas s”
se
dice
en los
periódicos.
Este mi smo senti do
de identificación
parece encontrarse
también
en los
poblad ores
migrantes
que se vuelven
habi tantes
de
la
colec tivid ad cus queña
y, por lo tanto,
compenetrándose en su vivencia. Son
quienes van compren diendo también
no solo
el
valor histó rico
de
la ci udad
que los
acoge,
sino
que ponderan el necesario
desarrollo
del
que
encont rarán
beneficio propio.
I
ntegrados
en
la condición
de
ciuda daní a,
estos
mi smos
inmig rantes al
vi v
ir
interpelados
dentro de
los
construidos
ideológicos
de
la sociedad
cusq ueña
(que
lleva sentido
de
identific ación
con el Cusco),
se
convierten
en
cusqueñista s,
tomando en
cuenta
lo que
indica Louis Alth usser
(1971):
“la ideología constitu ye
sujetos”.
El mismo Alth usse r, se ñala también
el
efecto
distor sionante
de
la ideología
que, en
el casodel
cusq u
eñism o
”,
podría
darse en
los
construidos ideológicos
que producen
algunos gru pos sociales bajo
sentidos
exclu yente
y
xenof óbico s. Esto
se
gra fica
en
la
falta
de
democracia
soci a
l
que genere
acceso
al biene star,
o cuando se invoca
también
su
argument ación
por tradiciones
esenci aliza ntes
al
que
estarían impedi dos
de acceder
grup os
foráneo s;
este último aspecto, es una
tesis
de
esterotipación
por el
cual
se presenta una
forma
de constitución
colectiv a,
que
im pide
rel acionar
un sentido
Cusqueñ i
smo
El Antoniano
130 /
junio
2015
57
de
colecti vidad
más
r
elacion a
l
con los
procesos
sociales
que
los constit uyen.
Estas
estere otipaciones
redundan en el prejuicio,
sustentan do ciertas seudotipología s,
como el
que presenta
la f rase
comúnmente
extendida de que
el
cusqueño es
envidios o”,
f
ras
e
que remontan y
atribuyen
equivoca damente
a
Garc ilaso (Calvo
2006).
El
cusqueñismo
en
la
sociedad
contemporánea,
considera
que no solo tiene
que
preservar
el
sentido histórico
y el
patrimonial (surgiendo grupos
defensores),
sino prod ucir resp uestas adecuadas
a
l
as
problem áticas
que
conf ronta
en el nuevo
estructuramiento urbanístico
que surge
también
a
l
reflu jo
de
la lle gada
de
migrantes
y
un
vertiginoso crecimiento,
que ocupa a
la
clase política. En
este proceso se pued
e
context uar
el hecho de que el cusqueñismo
está
ingres ando
a
contr astarse
con
valores
d
e
ciuda daa democr ática, nuevos criterios
de
desarrollo
que superen
los
desequilibrios,
entrel andose
en
la vie ja di actica
de
tradición
y
modernidad
que,
sin
duda seguirá
mostrando
contradicciones.
No se presentan
contradictorias
con
las ideologías
de
progreso y
l
a
perspec tiva des arrolli sta
que
manifie stan también los mi smos
pobladores
en
sus aspiracio nes
de
vivir
mejor, en una
ciudad
que
atienda
el
desa rrollo integ ral.
Se
contrasta así
a
la opinión
de Nieto y
Fernández
(1997),
quienes
en otra
publicaci ón, siguiendo
el derrotero
asumido,
inneces ariamen te
pretendieron
polarizar
también
el progreso y
la
ideología
cusqueñist a, consider ándola
que
lleva
un
sentido pasadis ta. Consider an
que hay
ideologí as
más
dinámic as al
cusqueñismo.
En
este contexto de problematización,
podemos
destacar
el proceso de
re
im aginación
que
viene ocurriendo
en el
cusqueñism o, destacado también
por otros
inve stigadores. Manuel Ferna ndo
Seminario
retomando el tema del
cusqueñismo
que
venimos problem atizando,
en su estudio
intitulado Memorias xenófobas:
del dolor de
la pertenencia
a
la reinve nción
del tejido
soci al”, lue go
de
realizar
un
interesante
an álisis
de
ideología
y
memoria
local, concluye:
“el
cusqueñis m o como ideolog ía
ha
sile n
ciado
el efecto
de
memor ia no el aborada
que
influye
en
la democ ratizaci ó n local
y
su
inserción
en
la
constru cción del senti miento
de
nación.
En
todo caso, tal
vez
lo
i
deológico
de
l
cusqueñis m
o
realmente
se
halle
en
proceso
de
construcción como res ultado
de
l
as
nuevas
narra tivas
que
el sujeto
de
derecho
inventa
y
transmit e. Nos queda, como
sociedad,
inventar nue s tra di versa liber tad
realmen t
e
democrática”
8
.
CONCLUSIONES
El an álisis ideológico
nos
permitió
ingresar
al ámbi to
de
la antro pología
del
imagin a
rio
de
la ciu dad
del Cusco.
El
estudio,
a propósito del
an álisis
de
la
ideología local
o el
cusqueñism o,
mues
tra
al
fenómeno
ideológico
constituyéndose
soci almente. En
el proceso
cultur a
l
que los
integra
en el caso de
estudio,
puede verse
que el
cusqueñismo
ha venido
comprendiendo
limit aciones, a
como
posibili dade s. Intername nte
en
la
sociedad
cusqueña,
se muestra su
función
actuante
con el
sentido contradictorio
con el que se
presenta el fenómeno
ideoló gico:
a más
de
encont rársele inserto
en el plano
emotivo
y
mistific ante
de esta
ideologí a,
se
le puede encontrar
también
en su
fu
nción
eval uativa
en el
plano deconstructivo
y
cognitiv o;
y es que
siendo
parte de
la
s
representaciones
de
la socieda d,
pos
ibilita
un proceso
deconstructivo
en el mismo
sentido
de
iden tificación
que
lleva
esta
ideologí a. Este
es el
mismo sentido
del
concepto de
conciencia
de
clase
planteado por Georg
Lukác s. Ello
puede
ampliarse
también
con
la misma
teoría de
la
ideologí a
,
considerando
que
la ideol ogía,
si
bien
tiene una
función reific ante,
de
inve stimiento
u
ocultamiento
en
la
socied ad,
enmarca
también
posibilidades
de
niveles cognosci tivo s,
es
decir,
siendo
8
Manue l Fernand o Seminario .
"
Memoria s
xen ófobas :
del
dolor de
la pertenenci a
a
la reinvenci ón
del
tejid o social "
en Perspectivas sobre el
nacionalism o
en el Perú
(Gonzal o
Portocarrero edt). 2014: 164. Lima.
Cusqueñ i
smo
El Antoniano
130 /
junio
2015
58
una
representación
de
la
re alida d,
se
vuel ven
por
ella
hacia la
realidad
(Plame nartz,
1983).
La reimagin ación
es un proceso
cultur a
l
que comprende a
los
miembros
de una
socied ad. Solo
por esta puede
imagi n
ars
e
mejorar
también
su
con dición
de
v
ivencia
soci a
l.
El
cusq ueñism o, visto
en el marco
de
exigenci as
de
la convi vencia loc al,
es
reflejo también
de
la nue va
organización
soci a
l
local
que
pretende
sustentarse
en
los
nuevos
principios
que se
plantea
en
la
convi vencia
emergente, o sobre
los
que lo
La
reimaginac ión
es
un proceso
cul tura l
que
comprende a
los
miembros de una
sociedad. Solo
por esta
puede imaginarse
mejora r también
su
condi cn
de vivencia
social.”
organiz arían
mejor, como
los
valores
democr áticos
correspondiente s.
Esto
demuestra
también
que
la
ideología
no solo
sigue
teniendo
función dinámica
y
neces aria
en
la
socied ad, sino
que
d
ebe
vérsele
inserto
en
la producci ón
cultur a
l
de
la socieda d,
con
funciones
importantes.
REFEREN C
IAS
Althuse r Lo
u
i
s
(1971) . Ideol oa
y
Aparat os ideoló gicos
del
Estado . Mexico : Oveja
Negra.
Aparici o
V
.
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Cusqueñis m
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Nueva
Antologí a
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¿Qué
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ser
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L
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