EN
T
ORNO
A LA
EVOCACIÓN MOR
TUORI
A
DE L
INC A GARCILAS O DE
L A
VEG
A
1
Rossano Calvo Calvo
2
RESUMEN
Se analiza la cultura de la muerte que
e
l
personaje
de
estudio enfrentó en su tiempo. Por otro lado, se
analiza
el plano cultural de la evocación mortuoria del
personaje
histórico en un personaje de
conciencia
colectiva dentro de sus herederos del Cusco, sobre el
que se desarrolló un proceso metonímico cultural.
PALABRA S
C
L A
VE S
:
Muerte, cultura, evoc
aci
ón,
identidad, mestizaje, metonimia.
ABSTR A
CT
The culture of dead that the character study faced in his
time is analyzed. On the other hand, the cultural level of
the gravestone historical evocation of character is
analyzed in a character of collective consciousness
withi n
their heirs of Cusco, on which a metonymic
cultural process
development.
KEYWOR DS:
Death, culture, evocation, identity,
miscegenation, metonymy.
1 Ponencia sustentada en
e
l
Simposio Nacional del
IV
Centenario
de
l
Fallecimiento del Inca Garcilaso de la
V
ega,
organizado
por
las diferentes instituciones del Cusco, ocurrida entre
e
l
20 al 23 de
Abri l
de
2016.
2 Antropólogo
y
Arqueólogo. Docente en la Escuela Profesional de
A
ntropología.
Universidad Nacional de San
Antonio
Abad del
Cusco.
E-mail:
rossano_calvo10@
hotmail
.com
En Torno a
la “Evoca cn Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
30
E
l
presente año conmemora el
IV
Centenario del Fallecimiento del Inca
Garcilaso de la
V
ega
(1616 -
2016),
personaje que ha trascendido en
una
dimensión universal; el hecho
t
iene
relación también con la forma cultural
de
la evocación mortuoria que se hace en
la
sociedad en torno a los
personajes
fallecidos.
De este modo, estando en una
oca
sión
de evocación mortuoria, en primer
luga
r
,
nos parece oportuno el indagar estudio
de
cómo el
I
nca
Garcilaso de la
V
ega
concibió
l
a
muerte en su tiempo
y
cómo
Se indaga la
evocac
ión
mortuoria del Inca
Garcilaso de
la
V
ega
mediante su conversión
en
estructura
simlica en
el
sistema sociocultural.”
enfrentó
é
l
mismo la muerte. Por
otro
lado,
dado que el proceso evocativo
nos
coloca ante el hecho de re-invención
de
un personaje histórico (con vida
realizada
en la sociedad) a un personaje colectivo
o
de significación de conciencia colectiva
(una vez fallecido) presenta un
segundo
tema a analizar, el caso de los
personajes
históricos que viven después de sus
fallecimientos mediante la
evocación
cultural mortuoria en la
so
ciedad.
En el caso
planteado,
se tienen diversos
estudios acerca del Inca
Garcilaso
,
habiéndose
desarrollado una serie
de
investigaciones de la vida del
personaje,
su obra
y
su identidad
(Miró
Quesada
1994,
Hernández 1991) para el
peruanismo (entendiendo que en el
imaginario nacional peruanista,
tene
mos
constituido también una serie
de
personajes, héroes políticos,
héroes
culturales, héroes militares).
En el caso de la ciudad de Cusco,
l
a
ciudad natal de este personaje,
o
bra
narrativa
y
personaje se volvieron
significativos
en diferentes momentos (el
más notable
f
ue
el rol que tuvo para el
imaginario revolucionario de Túpac
Amaru).
El
segundo propósito de
la
investigación que
proponemos,indaga
cómo se constituyó en
“pe
rson
aje
cole
ctiv
o
cusqueño”,
y
lo haremos
en
torno a su evocación en la producción
de
las referencias de la identidad de los
cusqueños de la sociedad cusqueña
del
siglo
XX y XXI,
mediando un
proceso
cultural metonímico
desarrollado.
I. MÉTODO
Y E N
FOQUE
Se indaga la evocación mortuoria
del
Inca Garcilaso de la
V
ega
mediante su
conversión en estructura simbólica en el
sistema sociocultural.
E l
tema
que
proponemos
si bien puede
destacarse
dentro de los temas que venimos
desarrollando
dentro de la
Antro
pología
de la muerte en los Andes (Calvo
201
6),
como de los aspectos culturales de
la
sociedad cusqueña (Calvo 2006), sin
embargo, el tema
planteado
nos
coloca
ante un tipo de análisis cultural simbólico
del proceso histórico discutido también
a
partir de la propuesta del
antropólogo
Marshall Sahlins (1985).
El
método
qu
e
utilizamos es el semiótico cultural (Blanco
1988,
Eco
2004,
L
each
1999),
e
ingresamos también a los terrenos
amplios
de los Estudios Culturales que se nut
ren
desde enfoques interdisciplinarios
(
R
eynos
o
2000,
Grossberg
2012).
Se expone los resultados de
la
investigación en dos partes: por un
lado,
cómo el
I
nca
Garcilaso de la
V
ega
afrontó
En Torno a
la “Evoca cn Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
31
y
describió la muerte. En segundo lugar,
la
evocación
desarrollada
en torno
al
personaje colectivo en la
sociedad
cusqueña bajo el proceso cultural
metonímico. Luego se presenta
la
discusión de la propuesta
y
las
conclusiones del
estudio
.
II.
E L
ESTUDIO
2.1. La
Muerte
en el
Inca Garcilaso
de
La
Vega
Podemos decir que el suceso de
la
muerte planteó un cambio en la
propia
vida del personaje.
L
a
muerte de su
padre,
el capitán extremeño Sebastián
Garcilaso
de la
V
ega
V
argas,
había suscitado un hito
existencial
y
conminativo para el
transcurrir de la vida de nuestro
personaje
evocado. Hasta entonces, en la
sociedad
convulsionada que se
generaba
tras el
choque de
civilizaciones
cuando nació, el
Inca Garcilaso de la
V
ega
—que
entonces
todavía se llamaba Gómez Suárez
de
Figueroa, llevando la prosapia de su
padre—, según sus biógrafos, tenía
una
vida complicada vivencialmente.
V
eía
el
protagonismo de su padre en medio
del
proceso de conquista.
F
recuentaba
también
a la parentela Inca de su
madre
Isabel Chimpu Ocllo
3
, que le
daban
noticias vivas del
i
mpresionante
T
ahuantinsuyo,
el mundo de los
I
ncas”
que en esta nueva época de
conquista,
pasaba
a eclipsarse.
A
su vez,
formaba
parte de los nuevos niños “mestizos”
que
recibían particular educación en
un
mundo
cambiant
e.
El
padre de Gómez Suárez de
F
igueroa,
el Inca Garcilaso de la
V
ega,
al manifest
ar
enfermedad, dispuso su testamento, en el
que dejaba expreso deseo
y
medi
os
económicos para que su hijo enrumbase
a
España.
El
capitán Garcilaso, falleció el
18 de mayo de
1559.
Según Aurelio Miró
Quesada,
ilustrado estudioso de
la
biografía del
I
nca
Garcilaso, dejó el
encargo de que redujeran el
ceremonial
de su entierro, que no levantaran
túmul
os
4
en las calles, sino que ‘llevasen
un
repostero
y
le tendieran en el suelo
y
sobre
él un paño negro
y
encima pusiesen el
cuerpo’.
Al lí
quedó enterrado hasta
que
años más tarde, cuando su hijo
vivía
en
España, obtuvo bula de su Santidad
para
exhumar sus restos
y
darles
perpetua
sepultura en la iglesia de San Isidoro,
de
Sevilla
5
.
Max Hernández, otro investigador
peruano que ingresó al estudio de
la
biografía de nuestro personaje, dice
que
“el capitán Sebastián Garcilaso de
la
V
ega
V
argas
fue enterrado en el
convento
de San Francisco; tal había sido su
voluntad.
E l
entierro se realizó de
acuerdo
con sus deseos. Sin túmulos solemnes, sus
despojos fueron tendidos en el suelo
sob
re
un repostero
y
un paño
negro
6
.
Seguidamente a la muerte de su
padre,
Gómez Suárez de Figueroa, nuestro
I
nca
Garcilaso, pasó el resto del año de
1559
en el Cusco. Antes de disponerse a
part
i
r
,
fue a despedirse del Licenciado Polo
de
Ondegardo,
quien había sido recibido
como Corregidor del Cusco a finales
de
1559.
El
Inca Garcilaso de la
V
ega
recuerda
en
L
os
Comentarios Reales, que el
Li c
.
Cobo le enseñó algunas momias de los
Incas para que tuviera que contar de sus
antepasados,
“en el aposento hallé cinco
cuerpos de los reyes Incas: tres de varón
y
3 Según
Aurelio
Mi
Quesada,
Chimpu Ocllo era hija de Huallpa Túpac Inca (cuarto hijo legítimo del Emperador Túpac Inca
Y
upanqui
y
de la Coya Mama
Ocllo
) y
de su esposa la Palla Cusi Chimpu, sobrina de Huayna
Capac.
En
El
Inca
Garcilaso.
1994,
Pp. 23.
L
ima:
Poontificia Universidad Católica del
P
erú.
4 En la colonia, la realización de Túmulos, “era una estructura de varios cuerpos
y
todo el conjunto tuvo una representación del
personaje fallecido que tea como prosito centralizar la liturgia funeraria durante los actos oficiales que se realizaban
como
último homenaje en Jaime Mariazza
2013.
Fiesta Funeraria
y
espacio efímero. Pp. 36.
Lima:
Universidad Nacional Mayor
de
San Marcos.
5
Aurelio
Mi
Quesada,
en
E l
Inca Garcilaso.
1994,
pp.
89-90.
L i
ma:
Pontificia
Universidad Calica del
P
erú.
6
Aurelio
Miró
Quesada, 1994:
Pp.
89
.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
32
dos de mujer. Uno de ellos decían los
indios que era ese Inca Huiracocha… el
segundo decían que era el gran pac
Inca
Y
upanqui
,
que fue bisnieto
de
Huiracocha Inca.
E l
tercer era
Huaina
Capac,
hijo de Túpac Inca
Y
upanqui
y
tataranieto del Inca Huiracocha… los
cuerpos estaban tan enteros que no les
faltaba cabello, ceja ni pestaña.
E
staban
con sus vestiduras como
andaban
en vida,
los llautus en las cabezas, sin
más
ornamento ni insignia de las
reales
7
.
L
uego
de su vida convulsionada en
que
se
f
ormó,
Gómez Suarez de
F
iguero
a,
partía de su ciudad del Cusco el 20
de
enero de
1560.
Llegaría a España
por
Sevilla; sus biógrafos, han establecido el
transitar
y
afanes del este joven
mesti
zo,
antes de
l
legar
a establecerse en
Córdova
.
En
1571,
se entera del fallecimiento de su
madre Isabel Chimpu Ocllo; bajo el
manto del advenimiento de esta
muer
te,
se propone volverse servidor espiritual
del
catolicismo. Cuenta en estos hechos,
la
muerte también de su tío Alonso
V
argas,
su protector quien le deja significativa
herencia, medio por el cual deja de ser
militar que le permitirá dedicarse a la vida
espiritual.
Entre los últimos sucesos de su vida,
se
encuentra que 1591 vendió su
casa
montillana. Seguidamente, “su
p
rimer
a
residencia en la capital
cordobesa estuvo
en el barrio de Santa María,
según
aparece
en un escritura del 16 de
enero
de
1592,
en la cual, explicando su
doble
apelativo, dice: yo Garcilaso de la
V
ega
que por nombre me digo Gómez Xuarez
de Figueroa
8
. En este trayecto, se
ha
bía
producido también su nuevo nombre
que
correspondía a la definición de
una
compleja identidad como bien lo
indica
Max
Hernández.
Había
pasado
mucho tiempo desde su
llegada a España, en el
apacible
momento al que entraba después de
un
a
vida realizada, asumiendo una vocaci
ón
espiritual con la educación
y
espiritualidad
religiosa, pero ante todo, con los
re
tos
planteados que llevaba desde su
propio
interior, ingresaba a una etapa en
que
define su espíritu humanista. Miró
Quesada,
destacó este hecho,
“al
radicarse
en Córdova, ya avanzado
en
edad
y
con el estímulo de
seguro
constante de sus amigos anticuarios
y
del
recuerdo
acrecentado
por la nostalgia
de
su tierra nativa, su preferencia
se
concentró cada vez más…”
9
.
Cuando escribe
L
os Coment
arios
R
eales,
estos hechos se ven
más
claramente definidos; Miró
Quesada,
destacó que Garcilaso, llegó a
asumi
r
,
finalmente, su identidad mestiza. Es
por
ello que hace colocar una
heráldi
ca
compartida, en el que representa a sus
antepasados
paternos
y
materno
s,
entendiéndose el hecho cuando él
mism
o
afirmaba de ambas naciones
tengo
prendas”.
Con respecto a la muerte, en
L
os
Comentarios
R
eales,
el Inca
Garcilaso,
hace importante apunte a
las
concepciones de la muerte entre los
Incas.
Indica que los Incas creyeron que el
hombre estaba compuesto de cuerpo
y
ánima en una concepción
de
inmortalidad,
y
que el cuerpo est
aba
hecho de tierra
(
allpacamasca
),
convirtiéndose en esta. Apuntó que los
Incas creían que había otra vida
después
de esta, con penalidad para
los
malos
y
buenaventura para los buenos dentro
de
la existencia de los estamentos
sagrados:
el mundo de los vivos, que
después
llamaron
Kay
pacha.
El
Hanan Pacha
o
mundo alto, donde decía que iban los
buenos a ser premiados de sus virtudes;
por otro
l
ado,
ubica el Hurin Pacha
o
mundo bajo como “mundo de
la
generación
y
corrupción”.
L
e
llama
7 Garcilaso de la
V
ega,
L
os
Comentarios
R
eales
de los Incas.
1990.
(1609)
8
Aurelio
Miró
Quesada, 1994:
Pp.
151
9
Aurelio
Miró
Quesada, 1994:
Pp.
159
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
33
también Ucu pacha o mundo inferior
de
allá abajo, al que iban a parar los
malo
s,
al que le dio el nombre de zupaihuacin
o
casa del
demonio.
L
a
muerte era una concepción espiritual
en eternidad, que
abarcaba
a lo
corporal,
es decir, ubicaban los restos mortuorios
en
sus prácticas culturales de pr
eservació
n.
Otros cronistas hacen entender
esta
concepción.
El
etnohistoriador
W
aldemar
Espinoza revisando
l
a
obra de distintos
cronistas precisó que los Incas tenían
una
energía o
camaquem
que
quedaba
impregnada
en los restos
mor
tuorios.
Según el historiador Jorge
Cornejo
Borouncle, el Inca Atahuallpa
habría
aceptado
el bautismo para no ser
sentenciado a ser
quemado
vivo y
“ante el
temor de
desaparecer”.
En relación a
esta
concepción, el Inca Garcilaso informa los
procesos de momificación de los
incas
gobernantes.
Esta momificación seguía
un
proceso utilizando las montañas
sagradas
y
un tratamiento técnico que no logr
a
descifrar. Era parte del rito Purucaya, rito
mortuorio establecido por Pachacutec
que
comprendía ubicar los mallkis de los
incas
(momias en posición sedente,
signi
ficando
“almácigos”) en
e
l
templo
de
l
Sol
o
Qoricancha.
Igualmente, eran
paseados
en raymis, llevados a sementeras
y
huacas
del Cusco. En su obra, describe
l
a
muert
e
de algunos incas, los testamentos
que
dejaban,
los ritos colectivos
y
grupales
de
las
panacas
con el que conllevaban su
conmemoración
y
recuerdo de los mallkis
Incas (Calvo
2016).
En el segundo tomo de
los
Come
ntari
os
—que
póstumamente,
fue publicado
con
el nombre Historia General del Perú—
hizo importantes referencias a la m
uerte
del
T
ahuantinsuyo
describiendo la
muerte
del último Inca, información que le
habían
hecho llegar también sus parientes
incas.
R
ealiza
la descripción de la ejecución
de
Túpac Amaru, hijo de Manco Inca
y
hermano de Diego Sayri Túpac
en
cumplimiento de la orden del Virrey
Francisco de
T
oledo
.
Fue una muerte
de
ejecución en medio de la multitud
asistente, los ministros se dieron pr
isa
hasta llegar al tablado, donde el príncipe
subió
y
los religiosos, que le
acompañaban
y
el verdugo en pos
de
ellos con su alfanje en la mano.
L
os
indios, viendo su Inca tan cercano a
la
muerte, levantaron murmullos,
vo
cería,
gritos
y
alaridos; los sacerdotes
que
hablaban
con el príncipe, le pidieron
que
mandase
callar aquellos indios.
El
I
nca
alzó el brazo derecho, con la m
ano
abierta
y
de allí bajo poco a poco,
hasta
ponerla sobre el muslo derecho, con
l
o
cual, sintiendo los indios que les
mandaba
callar, cesaron su grita luego cort
aron
la cabeza al Inca; el cual recibió
aquella
pena
y
tormento, con el valor
y
grandeza
de ánimo que los
I
ncas,
y
todos los indio
s
nobles suelen recibir
cualqui
era
inhumanidad
y
crueldad, que les
hagan…
recibió la muerte aquel pobre príncipe
(antes rico
y
dichoso, pues murió cristiano)
dejó lastimado a los religiosos que lo
acompañaron
a llevar su tormento… los
cuales lloraron tiernamente
y
dijeron
muchas misas por su
anima
10
.
T
odos
los biógrafos del Inca
Garcilaso,
hacen ver a lo largo de su vida
realizada,
la complicada vivencia que llevó,
hasta
abrazar el sosiego espiritual bajo el
catolicismo, como en la
empresa
intelectual del humanismo renacentista. En
estas circunstancias, llegó a vislumbrar su
propio
f
allecimiento
.
Para preparar su
enterramiento, según Miró
Quesada,
y
“asegurarse un lugar de reposo, el 18
d
e
septiembre de 1612 obtuvo que el
Obisp
o
de Córdova, Fray Diego de Mardones, le
vendiera por juro de heredad un arco
y
su
capilla en la Mezquita-Catedral, a
l
a
parte
del patio de los Naranjos
y
al
l
ado
de
la
capilla que se había dado a Juan Jiménez
y
al Jurado de Córdova Gonzalo Muñoz.
L
a
venta comprendió también el
derecho
a dos sepulturas terrizas en la nave,
que
10 Inca Garcilaso
2009.
Historia General del Perú. Pp.
501-102.
Municipalidad del
Cusco.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
34
habían de ser cavadas
y
arregladas.
El
convenio establecía que el arco tenía
que
cerrarse
y
que la capilla serviría
de
entierro de Garcilaso de la
V
ega
y
de
las
personas que él quisiese. Como
pago
,
Garcilaso ofreció poner piso de ladrillo,
a
su costa, a la parte de nave
comprendida
entre el arco
y
capilla
y
el solado de
la
nave del altar mayor, a hacer labrar
una
reja de hierro
y
colocar un retablo en
la
capilla; todo en el plazo de seis
meses…
para dar cumplimiento… el Inca
suministraría el dinero poco a poco,
y
al
cabo se harían las
cuentas…
11
.
De este modo, había iniciado el
proceso
de una serie de contratos
para
asegurar su sepulcro en este santo
luga
r
.
El
edificio
sagrado
escogido, fue un
lugar
mestizo como él.
Y
es que la Catedral
de
Córdova, siguió una larga
t
radición
cultural, primero,
f
ue ocupado
por los
romanos, luego por los m
oros,
expresándose esta impronta en su
monumental
arquitectura.
Siguiendo la encomiable tarea
de
estudio que realizaron
los
inves t
igado
res
garcilasistas, el
I
nca
Garcilaso en
fecha
20 de agosto de 1615
mani
festaba
enfermedad. “En efecto, el a lunes
18
de
1616,…
‘estando enfermo del
cuerpo
e sano de
l
a
voluntad’,
y
después
de
haberse confortado con los auxilios
religiosos, el Inca Garcilaso, sabiendo
que
la muerte se
acercaba
a buscarlo,
decidió
otorgar su
te
stame
nto
12
.
Miró
Quesada,
sostiene que
dispuso
que se le sepultara sin mayor pompa en
la
capilla que había adquirido
y
reedificado
en la Iglesia Catedral, que tenía
la
advocación de las Benditas Ánimas
del
Purgatorio. En su testamento, se
pue
de
conocer la cultura de la época en torno
a
la distribución de los bienes. Se
presenta
también importantes precisiones
que
dejara para su cuidado
mor
tuorio
.
Dispuso
l
a
renta que debía sufragar est
os
gastos, “más seis ducados que
debía
inver tir
en proveer de vino
y
hostias a
l
os
sacerdotes que rezaran misa en la
capilla,
los que a su vez habían de recibir
por
cada
misa 52 maravedíes.
Mandó
también que se compraran seis arrobas
de
aceite cada año para alimentar
la
lámpara que debía arder
perennemente
en
la capilla de las Animas. Con la
noble
tradición funeraria
española, estableció
después que el día de
T
odo
s
los Santos
en
la tarde,
y
el día siguiente, o sea el
de
Difuntos, se cubriera su tumba con
un
severo paño negro
y
se
colocaran
candelabros
a los lados con doce cirios
que ardieran mientras se oficiara la misa
de réquiem. Para dar mayor amplitud a su
voluntad
y
para evitar todo
posible
aspecto de criterio egoísta,
dispuso
también que su capilla estuviera
abierta
todas las
mañanas…
13
.
De este modo, había
abrazado,
l
a
muerte católica, siendo un ferviente
devoto de la
Virgen
María.
El
I
nca
Garcilaso de la
V
ega
falleció el 22
de
abril de
1616,
aunque otros consideran el
23 de abril, inscrita en la placa de su
capilla. Aún a esta imprecisión, el día
de
su fallecimiento, debió ser parte de
una
apacible
temporada
de Córdova,
que
Aurelio Miró
Quesada
interpretó:
“¿cómo
sería el a en que murió el
I
nca
Garcilaso?,
e imaginó este día: “Bajo el
cielo de Córdova, entre el aroma
suave,
fresco
y
ameno de la primavera,
po
demos
imaginarnos los dos cuadros extremos:
la
indiferencia dura ante el
espectáculo
tremendo, pero cotidiano, de una muert
e;
o la emoción intensa, el
desgarrado
lamento
y
la protesta por la partida
hacia
un mundo sin límite. Posiblemente
ambas
escenas fueron ciertas; porque, junto
al
comprensible desvío de los más, han
de
haberse escuchado en aquel día
dobles
de
campanas,
llanto de los amigos
y
murmullo de capas
y
de estolas
que
11
Aurelio
Miró
Quesada 1994:
Pp.
279.
12 Citado en Miró
Quesada 1994:
Pp.285
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
35
.
batían, como alas, sobre la nave
severa
del féretro. De un modo u otro, en
la
modesta casa, oscurecida por la
ausencia
del Inca,
y
a
no quedaron sino
af
anes
menudo
s”
14
.
L
uego
de
f
allecid
o,
se estructuró
la
evocación mortuoria en torno
a
l
significado de su fallecimiento.
L
a
evocación mortuoria tiene que ver con
un
tipo de memoria colectiva por el cual
se
preserva su recuerdo
y
significación
en
una
estructura simból
ica.
En el caso del Inca Garcilaso de
la
V
ega,
quedó indicada en la placa
del
evangelio: el
I
nca
Garcilaso de la
V
ega,
varón insigne, digno de
perpetúa
memoria, ilustre en sangre, perito
en
letras, valiente en armas, hijo
de
Garcilaso
de la
V
ega,…
comentó
la
Florida, tradujo a
L
eón
Hebreo
y
co
mpuso
los Comentarios
R
eales”.
En la
placa de
la
Epístola dice:
Vivió
en
Córdova
con mucha
religión, murió
ejemplar, dotó
esta
capilla, enterróse en
ella, vinculó sus
bienes
al sufragio de las
ánimas
de
purgatorio… rueguen a Dios
por su
alma
”.
2.2. Evocación del Inca
Garcilaso
de
La Vega y la
identidad
c
usqu
a
Otro momento en que se habla de
la
muerte del Inca Garcilaso de la
V
ega,
y
significado de su memoria
como
personaje de conciencia
colect
iva
condición que se logra
después
de
fallecido
y
cuando la
sociedad procesa su recuerdo—,
lo encontramos en la
época
cuando
los cusqueños, desarrollan valores de
revaloración de la sociedad
local,
formándose una ideología
denom
inada
cusqueñismo
.
Esta ideología al que se ha
bautizado
como
cusqueñismo
15
corresponde
al
estructuramiento de la
ideología
l
ocal
que
se desarrolló en
torno a las valoraci
ones
del medio
local en la vivencia de los cusqueños
del siglo
X X
,
fue un c
ont
exto
expresivo
en el que naturalmente
art
iculó
centralmente la valoración de la
cultura Inca, originándose esta última
en
la
ciudad de
Cusco
16
.
R
elacionada
a
esta
expresión, encuentra
i
mport
ancia
también
la valoración del Inca Garcilaso
de
la
V
ega,
en tanto ofrecía en su
obra
narrativa,
no solo importante
informaci
ón
de la cultura incaica, sino
considerándose
Como
cusqueñi
smo
corresponde
al estructuramiento de la ideología
l
ocal que
se
desarrolló en torno a
l
as
valoraciones del
medi
o
local en
la vivencia de los cusqueños del
siglo XX, fue un contexto expresivo
el “primer mestizo”, su evo
cació
n
terminaba de presentarse
inevitabl
emente
como un referente
evocativo en
la
configuración de lo que
comprende
la identidad.
En 1916 en la ciudad de Cusco,
la
tierra natal del Inca Garcilaso de
la
V
ega,
se recuerda la significación de
la
14
Aurelio
Miró
Quesada 1994:
Pp.
287
15
R
ossano
Calvo
2006.
Ideologías
L
ocale
s
del Pe.
El
Cusqueñismo. Cusco:
P
antigozo
.
16 Correspondió a efectos del desarrollo del nuevo escenario económico
y
político en el que se reestructuraba la tradicional
estructura regional cusqueña, como la nueva organizacn nacional que consolidaba la organizacn jurisdiccional
departamental,
provincial
y distrita l
en el País.
En
este proceso,
f
ueron
emergiendo ideologías locales que, en
el caso de
Cusco,
se circunscribieron en torno a los valores del medio local, dentro de los cuales, la cultura Inca originada en el
Cusco,
pasaba
a
ocupar centralmente en
e
l
esquema de valoración.
Ver
tambn
R
ossano
Calvo
1998.
T
radicn
y
modernidad
en la
Sociedad
L
ocal.
nesis
de
l
R
egio
nalismo
y
el Localismo cusqueño. Municipalidad de Wanchaq.
Cusco.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
36
muerte del Inca, entonces, se cumplía
el
T
ercer
Centenario de este suceso.
P
uede
ve rse que en el medio cusquo
de
la
época, las evocaciones
historicistas insicas fueron
adquiriendo
i
mport
ante
significación,
percibiéndose sus inmediatos herederos.
En este
co
ntext
o
expresivo, la evocación
del
T
ercer
Centenario de la muerte del
Inca Garcilaso de la
V
ega,
se volvió
significativa.
L
a
expresión del Dr.
Jo
Gabriel Cosio, uno de los más
notables
intelectuales cusqueños en el
medi
o
local
y a quien se le observa
muy activo llevando inquietudes en
empresa
s
de discusiones historicistas—,
ndole
la tarea de construir esta
evocación
de
la
conmemoración,
muestra que
se
convierte en un hecho
de significación
cusqueña,
“me ponen en la para
difícil
situación de
tributar
público homenaje
a la ínclita
i
prócera memoria del más
ilustre
de los
cronistas que recogieron del depósito
de
la tradición pre-colonial, el sugestivo
i
fragante legado que los alborotados
mares de la odisea humana
saben
arrojar
en esas serenas playas
del
recuerdo anecdótico
i
de la
leyenda
seductora; de un
historiador
cuzqueño
que tuvo todas las
bizarrías
del
arrogante castellano
i
todas
las
suntuosas opulencias de los Incas hijos
del Sol; de Garcilaso Inca de la
V
ega,
cuyo sólo nombre parece una sonora
i
grave conjunción de eufonía
i
castiza
cepa del habla castellana con la
risueña majestad de la pompa fastuosa
de la estirpe de
l
os
orejones del
C
uzco…
Garcilaso, nos muestra,
cuán
profundamente penetran en las
entrañas del tiempo las
raíces…
17
.
Entonces, en la época, como ya
se
mencionó, venía teniendo
acción
importante el recuerdo incásico. Este
proceso
y
alcance de rearticulación
del
recuerdo incásico en el fortalecimiento
de
la identidad local, puede verse en el
proceso metonímico que viene
conllevándose entre los cusqueños de
esta
época; así lo podemos ilustrar con
el primer intelectual moderno
cusqueño
Ángel
V
ega
Enríquez, habiendo
i
nventado
y
planteado
el ideario
y
l
a
bandera del
nuevo regionalismo
cusqueño
y
a
quien,
precisamente, se le
conocía
como
descendiente de los
Incas”
y
por
ello,
apreciado
como
legítima voz ante
las
reivindicaciones
cusqueñas frente
al
centralismo.
Igualmente, la llegada
de
numerosos
arqueólogos
y
amer
icanist
as
buscando
estudiar el Cusco
y
sus misterios
históricos
arqueológicos,
generabauna
expectativa mundial. Sin duda, el
trabajo
de Hiram Bingham
y
el
redescubri
mient
o
científico de la ciudad
inca
de
Machupicchu
fue el caso más
sonado,
en
tanto puso al Cusco incásico
en la m
irada
del
mundo
18
.
Bingham
mismo
había
dirigido la exhumación
también más de
un
centenar de
sepulcros
y
osamentas de los habitantes
incas de la enigmática
ciudad
incaica,
que José Gabriel Cosio
había
tomado
conocimiento en el
rol
fiscalizador
asignado por el Estado Peruano en
la
expedición de Bingham,
y
qui
en
informaba
y
ponía al tanto de
esto
s
hechos a la sociedad
cusqueña
19
.
En esta época en la ciudad de Cusco,
se desarrollaba
importante valoración
del
incario como vamos estableciendo;
se
dan
discusiones de la historia del
i
ncario,
l
a
música pentafónica
incaica
20
;
el
d
octor
Cosio discutía el valor incaico
del
drama
17 Cosio Jo Gabriel,
1916.
E l
I
nca
Garcilaso de la
V
ega.
Discurso pronunciado en la Sesn solemne,
celebrada
e
l
22 de abril, en representación
de la Universidad del Cuzco
i
del
Institut o
Histórico del Perú” en
Rev.
Universitaria 15. Cusco: Universidd Nacional de
Sn Antonio
Abad del
Cusco. Sepublicó también fragmentos de este discurso en el diario
El
Comercio de
Cusco.
18 Jo
T
amayo
Herrera
2011.
El
enigma de Machupicchu. Historia, Arqueología, Estética, Ecología
y
prospectiva del Monumento
Artístico-Arqueológico
más importante del Pe. Lima.
19
R
ossano
Calvo
2002.
Periodismo e
Historia Local.
El
Diario
El Sol
de Cusco
(1900-1955).
Cusco:
Institut o
Nacional de
Cu
ltura.
20 Jo Castro.
E l
sistema pentafónico en el Perú” en
R
ossano
Calvo
2002.
Periodismo e Historia Local.
El
Sol de Cusco.
Cusco:
INC
.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
37
Ollantay
y
Usca
P
aucar
21
,
también
se
daba el desarrollo de expectativas
emotivas
y
artísticas incásicas: en
1918,
se puso la primera
escenificación de
la
caída de Cahuíde
en Saqsaywaman;
en
1924,
la misión de arte
incásico
promovido por los intelectuales
y
artis
tas
de
la ciudad, viaja por un peripl
o
internacional por Sud América. De
este
modo, entre los cusqueños estaba clara
la
tarea asumida de difundir estos
valores incaicos, sintiéndose herederos
de los Incas
22
.
Es evidente que en esta
co
yunt
ura,
Garcilaso se viene volviendo
tamb
ién
fuente importante para el conocimiento
de
la
civilización
i
nca,
el
pasado
glorioso
que
los cusqueños buscaban recordar;
empero
él mismo fue volviéndose
impo
rtant
e
conformando esta estructura
de historia
significativa
que los cusqueños
vienen
estableciendo.
T
odos
estos hechos en torno a
l
a
“acción
de escarbar el
pasado
i
ncaico”
en
la sociedad local del siglo
X X
,
fueron
volviéndose hechos noticiosos, como es
el que suscitó el asunto del
descubri
mient
o
de las momias reales de los incas en el
siglo
X X
.
En el tema, el Dr. Jo
Gabriel
Cosio, al ser consultado por el diario
El
Comercio de Cusco en 1937 en torno
a
la expectativa que había suscitado
la
conformación de una Comisión
Nacional
presidida por Jo de la
Riva
Agüero acerca de los descubrimientos
de
las
momias incas en
L
ima,
dijo
luego
de
ilustrar el testimonio que dejara
Garcilas
o
sobre
los Mallkis
inca—, que
de
encontrarse estos, debían retornar
al
Cusco
23
.
Dentro de este ambiente, el Inca
Garcilaso fue volviéndose gran
ref
erencia
para re-articular el conocimiento
del
imperio incaico, por lo mismo, los
cusqueños, igualmente, se constituyeron
en sus mayores difusores
y
defensores
de
quienes minimizaban el valor histórico
de
su obra narrativa.
El
Cusco garcil
asista,
mediante los intelectuales, logró difundir
y
posicionar el valor de la obra narrativa
de
Garcilaso en la educación nacional.
Así
lo
destacaron el sociólogo
Go
nzalo
Portocarrero
y
la
antropóloga
Patricia
Oliart,
ponderando
que fue
Atilio
Sivirichi, notable intelectual cusqueño,
quien
había
difundido esta historia
garcilasiana
i
ncaica
en el texto
esc
olar
24
.
E l
Inca Garcilaso
f
ue
volvndose gran
referencia para
re
-articular
el conocimiento
del
imperio incaico, por lo
mismo, los
cusqueño
s
,
igualmente,
se
constituyeron en sus
mayores difusores…”
Como vamos
estableciendo,
a
Garcilaso
no solo se le articulaba
como
fuente de información de la tradici
ón
incásica que los cusqueños reivindican
como suya, sino, se observa un
proceso
metonímico identidario que
encontrará
referencia semiótica en la evocación
del
Inca Garcilaso, el primer mestizo. En
este
proceso, se concreta la invención de
la
genealogía
identidaria como referencia
de
esta estructura histórica incaica
y
21 Jo G. Cosio
1941.
Otra vez el Drama Ollantay en el tapete de discusión
El
Comercio 26 de Noviembre.
Cusco
.
22 Calvo
R
ossano
, 1998.
nesis
de
l
R
egio
nalismo
y
el Localismo cusqueño
(1900-1955).
Cusco: Municipalidad de
W
anchaq
23 “Sobre la
squeda
de las momias de los
emperadores
cusqueños en
E l
Comercio
14-07-1937.
Cusco.
24 Otro divulgador importante del periodo es
Atili o Siviric hi…
fuertemente influido por Garcilaso,
Siviric hi
exalta con
admiracn
sincera la misn civilizadora de los incas en Portocarrero G.
y
Oliart P.
1987.
El
Perú desde la Escuela,
1989,
Pp. 54. Lima:
Mosca
A
zul.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
38
garcilasista, en el que se coloca a los
Incas, como los abuelos directos,
y
al
Inca Garcilaso, como el patronímico de
la identidad.
En este contexto, se destaca
tamb
ién
la
importancia de rescatarlo al
interior de su pueblo en toda su
magnitud. En el Cusco, se propone la
primera
campaña
de repatriacn de
sus restos
mor
tuorios. En relacn a esta
propuesta, el 27
de
octubre de 1926 en
el diario
El
Comercio, los cusqueños
garcilasistas sustent
aron,
“Se trata de un tipo
mestizo con
mayo
r
porcentaje
i
ndígena,
tez
cetrina, alta y
pronunciada frente,
oj
os
oblicuos
ligeram
ente…”
“en esta forma, forma excepcional
muy
tardíamente por desgracia rendiremos
sentido homenaje a la memoria del
más
ilustre
cuzqueño de todas las
épocas;
tendremos el orgullo de exhibir
sus despojos en nuestro templo
ma
yor… estamos en condiciones de
edificar el bronce que diga la grandeza
de
este
espíritu, nuestro faro mayor y el
culto
que brinda a su recuerdo la
tierra
de
los
Mancos ancestrales”.
El
día 28 de octubre de este
mismo año, José
Ga
brie
l
Cosio con
el seudónimo de Maestre
R
eparos
en
el Comercio de Cusco, destaca
además,
“mi pena es honda y amarga mi
decepción, cuando no hallo una sola
estatua, un solo busto, una sola
piedra que inmortalice al genio de
este simpar narrador y prosista
cuzqueño”
Como vamos
estableciendo,
se
viene ubicando el estatus del
personaje
Garcilaso metomico
relacionado
a
la
definicn de la
identidad que hacen los cusqueños de
esta época. En
referencia
a este
proceso, se
propondrá
una
teor
ía
cusqua del mestizaje cultural, que
a
ún
a la distancia del siglo
XV I y X VI I
que
vivi ó
el Inca Garcilaso, se
hace
evocación
en medio de los mestizajes
que
desarrolla la ciudad del siglo
X X
.
En referencia a las vivencias
cusquas,
una primera teoa surge
con
José Uriel García;
destacado
int
electual
cusquo de la época,
y
autor del libro
E l
Nuevo Indio,
planteaba
una teoa
del
mestizaje andino cusquo
e
ineludiblemente partía con el
ejemplo
del Inca Garcilaso de la
V
ega,
“Garcilaso de la
V
ega,
el mestizo
egregio, es la individualidad crucial
y
representativa Garcilaso fue
t
estigo presencial del amestizamiento
de los Andes
y
sujeto de su
pro
pio
amestizamient
o
25
.
En torno a este hecho, Nolasco
Nozco
(seudónimo de un intelectual
que
no
hemos podido determinar)
dentro de
las
fechas de evocaciones
garcilasistas
del
medio local, como es
en el año
de
1939,
cuando se
conmemoraba
el
Cuarto centenario del nacimiento
del
Inca Garcilaso, escribe un
interesante
artículo que intitula Garcilaso, el
cholo
aristócrata, orgullo de nuestra
R
aza
”,
en
el traduce esta teoría de
mestizaje: “el Dr. Uriel Gara en
E l
Nuevo
Indi
o,
repetimos, apologiza
l
a
raza crucial
del
Pe
y
,
tras de un
concienzudo
estudio
25 Jo
Uriel
García
1930.
“Garcilaso” en
E l
Nuevo Indio,
Pp.
140-146.
Cusco:
R
ozas.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
39
del alma mater de la
co
lectividad
mestiza, refiriéndose a Garcilaso de
la
V
ega,
a qun llama, con justicia, el
mestizo egregio a pues,
pa
ra
nosotr
os
los cholos, el nombre
de
Garcilaso Inca de la
V
ega
y
Chimpu
Ocllo, hijo mestizo de un noble
capit
án
espol
y
una linajuda princesa
incaica,
viene a significar el cholo
aristócrata
y
por
antonomasia
nuestro
orgullo
racial
26
.
Entonces, en esta
época,
la
designación étnica de cholo,
tiene
una
carga compulsiva dentro de
las
categorías
etnicistas de la ciudad,
la
misma que fuera asumida por los
intelectuales cusqueños para articular
además un plano de expresión
nacionalista
27
.
En este año de
1939,
conmemorando
el Cuarto centenario
de nacimiento
del
Inca Garcilaso de la
V
ega,
los cusqueños impulsaron su
celebración
a
nivel nacional
y
f
ueron
quienes
sustentaron
campaña
para que
se
declarase o jubilar de Garcilaso.
En este nuevo momento, la evo
cació
n
garcilasista entre los intelectuales
cusquos, llevaba expectat
ivas
nacionalistas. Es por ello, que
las
gestiones realizadas en la ciudad
de
Lima, eran informadas en el
medio
cusquo como una
hazaña
cusqueñist
a
.
Algo del entusiasmo
y
de
esta
campaña
lo hace notar el intelectual,
Julio G. Gutiérrez en su artículo Urbi
et
Urbi. Garcilaso, los Garcilasistas
del
Cuzco, que somos el 99
y
9, decimos
de
los cuzquos (la fracción restante es
de
los antigarcilasist
as
)
esperan con
ansia
justificada el resultado de
las
gestiones… el pueblo de Garcilaso
por
ello se solaza, con alborozo íntimo
y
hace partícipe de su júbilo al mundo
de
habla
espola
la eferides
que
celebramos
ho
y
es cusqua en primer
término,
y
es
peruana
y
ameri
cana.
T
anta
más es nuestra satisfacción
cuanto
que los homenajes que se
rinden
ho
y
a
la
personalidad
epónima
de
nuestras
letras, es un verdadero
reaquilamiento
de
nuestros propios
valores…
Garcilaso
es un acento
afirmativo de
peruanidad
que nosotros
hemos de levantar al
má
s
alto ápice,
Garcilasismo es igual al
más
puro
y
fervoroso
n
acion
alis
mo”
28
.
En este año, la evocación
garcil
asista
cusqueña venía con
sentido prof
undo
interno
desarrollando
el
proceso
metonímico. Es ilustrativo el
c
aso
cuando
se tiene que definir el
rostro
del
Inca Garcilaso en el Cusco,
una
tarea
que se asume como un
hecho
cusqueño
,
es decir para
representarse los mismo
s
cusquos en
esta
evocacn.
Encargándose tal tarea
al pintor Juan
G
.
Medina, este busca
definirlo en el rostro de Manuel de
V
ega,
bisabuelo
del
intelectual
cusquo Ángel
V
ega
Enríquez, un
hecho que informa el
diario
E l
Comercio, se trata de un
ti
po
mestizo con mayor porcentaje
indígena,
tez cetrina, alta
y
pronunciada
frente, ojos oblicuos
ligeramente Este retrato ha
servido de punto
de
referencias a
Medina
y
de él ha
to
mado
algunos
rasgos para sus
semblanza…
esta es la
referencia étnica
de
procedencia para
Medina
29
.
En el o de
1944,
o
cuando
reinventan la identidad local con
la
evocación del Inti
Raym i
incaico,
como
forma de recordar a los abuelos
I
ncas,
se hace plena referencia a la
obra
de
Garcilaso como fuente para
establecer
esta escenificación que por
cierto
es
quien ofrece una amplia
y
completa
información; por otro lado,
no deja
de
26 Nolasco Nozco
1939.
Garcilaso, el cholo ariscrata,
orgullo de nuestra
R
aza
(con dedicacn al Dr. Uriel García) en
El
Comercio de Cusco, 12 de
Abril
de
1939.
27
R
ossano
Calvo.
2006.
Un movimiento del cholismo cusqueño en Ideoloas
L
ocales
del Pe.
El
Cusqueñismo
.
28 Julio G. Gutiérrez (con seudónimo Pancho Fierro)
1939.
Urbi et Urbi. Garcilaso en
El
Comercio 12 de abril.
Cusco
29 En
El
Comercio,
24-01-1939.
Cusco
.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
40
Urna donde se preserva parte de
la
cenizas del Inca Garcilaso de la Vega ubicada en la
cripta
del Templo
El
Triunfo ,
Cusc
o.
estar presente la referencia de
la
identidad local garcilasista.
As í
lo
podemos destacar con el intelectual
Dr. Alfredo Yépez Miranda,
convir
tndose
en el mayor garcilasista
de esta
época.
Entonces ya se tiene la
articulació
n
cusquista de esta
estructura
evocat
iva: los Incas, el
I
nca
Garcilaso
y
los cusqueños. Es
l
o
que
se puede
enc
ont
rar
en su artículo
“Que el Cuzco recobre
y
sobrepase su
antigua grandeza,
escrit
o
en
homenaje a la ciudad de Cusco
en
su nuevo día, en el cual, hace
llamado
de
evocación historicista insica
co
n
Garcilaso
(l l
evando
su propio
mestizaje), mo sabemos quererte
cuando
la
distancia nos separa ¡cómo
sabemos
quererte cuando te sentimos
ausent
e,
como
ese Garcilaso que te
cantó
desde
Espa!..Cuzco, en tu a,
a de
la
fiesta
de
l
Sol, yo te saludo, a ti
que
e
res ciudad eterna, corazón de
América
y
cerebro de
peruanidad”
30
.
Alfredo
pez, se definió como un garcilasista
y
cusquista
destacado,
insistió
en
impulsar sobre el significado
del
personaje Garcilaso
y
el
Cusco
,
expresn del centrismo
americanist
a.
Alfredo Yépez Miranda,
destacado
profesor universitario cusqueño,
había
formado la Asociación Garcilaso
que
agrupaba
a notables intelectuales. Este
grupo promoa la reflexión
garcilas
ista e implicancias de las
herencias
culturales que formaban
parte del Inca Garcilaso, una forma de
encarar
también las contradicciones de
los propios cusqueños en medio de
nuevos mestizajes que
viv í
an
31
.
El
año de 1955 cuando se
conmemora
el
T
ercer
Centenario de publicación de
la
Florida del
I
nca,
los
int
electuales
30
Alfredo Yépez
M.
1944.
Que el Cuzco recobre
y
aún sobrepase su antigua grandeza
El
Comercio, 24 de junio.
Cusco
31 Manuel J. Aparicio
V
.,
Enrique
R
ozas
P., Julio Miranda
B
. 2000.
Alfredo Yépez Miranda en su tiempo. Cusco: Universidad
Nacional de San Antonio Abad del
Cusco.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
41
cusqueños siguen
alentando estas
evocaciones garcilasistas cusqueñas. En
este escenario, el Dr.
Alfredo
Yépez
destaca
como un intelectual
orgánico
garcilasista, promoviendo
campañasde
reivindicación de este personaje. En su
artículo
El
Inca Garcilaso”, dice, “en lo
que sucede con Garcilaso, se piensa en
lo
pasado,
es necesario tomar en cuenta
su obra
y
vida
y
cuando se sienta
la
aproximación del porvenir, hay que
tenerlo
presente como
bandera
de unión,
como
parte de nuestra vida que ha de dar
alma
a la expresión del pueblo
peruano
32
.
En lo revisado (un resumen
de
algunas ideas evocativas
represent
ativas estructuradas en el
contexto colectivo), se muestran
l
os
bemoles del Garcilasismo cusqueñist
a
en el Cusco de antaño, que hacen ver
también los atisbos
de
problemat
ización de definición de
la
identidad del propio cusqueño
durante
esta
época.
Este tipo de evocación metoní
mica
lo encontramos también en una
nueva
generación de intelectuales en
el
Cusco contemporáneo
que ya
había
consolidado la valoración del
medio
local con
l
a
denominada
ideol
ogía
cusqueñista, especialmente,
en
momentos en los que se vieron
motivadas confrontando las
posicio
nes
anti centralistas del
gobierno
naci
onal.
Ángel Avendo,
renombrado
literato cusqueño, en una de sus obras
más
significativas, Historia de la
Literatura del
Qosqo,
considera a
Garcilaso, el primer qosqoruna o
cusquo
universal. Otro
destacado
intelectual
cusquo, el Dr. Jo
T
amay
o
Herrer
a,
en el libro Historia
General
de
l
Qosqo
,
muestra este
alcance del garcilasismo cusqueñista,
para los cusqueños, para la
intelligentsia misti y chola del
Cusco,
el
Inca Garcilaso es un mestizo
como
ellos, por añadidura nacido y
educado
en
el Cusco, un paisano insigne, un
incaista, es
deci
r
,
uno que sintoniza,
con
el incaismo
contemporáneo,
un
confidente, un amigo, en fin un cholo
como ellos
33
.
Como vamos
destacando,
las
evocaciones garcilasistas
cusqueñist
as
,
vinculan al incario, pero
también a
la
condición mestiza. En el
i
maginario
cusqueño se encuentra
estas
constantes expresivas. Alfonsina
“Ángel
A
vendaño
,
renombrado
l
iterato
cusqueño, en una de
sus obras más
significativas,
Histor ia
de la Literatura del
Qosqo, considera
a
Garcilaso, ‘el primer
qosqoruna o
cusqueño
universal’.”
Barrionuevo en su artículo
L
a
Herencia de Garcilaso
sigue
sustentando el sentido historicista
incásico que sost
iene
34
. Así se define
cuando, por fin, las
campañas
cusqueñistas logran traer parte de
los restos mortuorios del Inca
Garcilas
o
de la
V
ega
en el año de
1978,
y
cuando es
depositado
en
una urna
y
cripta del
T
emplo
E l
T
riunfo, convirtiéndose en
santuario
32
Alfredo pez
M.
1956.
E l
I
nca
Garcilaso” en
Revista Universitari a
111. Cusco: Universidad Nacional de San
Antonio
Abad
del
Cusco.
33 Jo
T
ama
yo
Herrera
1992.
Historia General del
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Pp. 364. Cusco: Municipalidad del
Cusco.
34
Alfonsin a
Barrionuevo
1997.
L
a
Herencia de Garcilaso en
El
Sol 7 de febrero.
Cusco.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
42
cusqueñista”. Precisamente, en una
de
las placas se hace esta evocación, el
Inca Garcilaso de la Vega, inmortal
autor de los Comentarios Reales, es el
fruto del abrazo de dos civilizaciones
en pugna, la española y la incaica
que
encontraron unidad en su nueva
alma
mestiza
.
En el año del
2009,
el mundo, el
Perú
y
el Cusco conmemoró el
I
V
Centenario de edición de los
Comentarios reales de los
I
ncas
(el
tomo I),
y
Cusco destacó
ampliame
nte
el valor de esta obra
recolocando
a
este personaje en el
imaginario de
la
identidad local.
Actualmente, se
ha
destacado
también
el
I V
centenario
de
fallecimiento de
este
notabl
e
personaje,
en los que se
han
hecho
referencia a su condición
mestiza.
En la presentación del
programa
oficial de las instituciones
cusquas
organizadoras
de esta
conmemoración
y
de este simposio, se dice
E l
Inca
Garcilaso de la Vega viene a ser el
emblema del mestizaje
americano.
Cronista de la historia del Tahuantinsuyo
y exponente de la cultura
del
Renacimiento, nació en Cusco el 12
de
abril de 1539 y murió en Córdova el
23
de abril de 1616. Como otros mestizos
de
aquella época fue hijo ilegitimo y
quien sabe aleccionado por este rasgo,
asumió la responsabilidad de registrar
con su pluma todo un periodo
turbulento y, de esa manera, nos le
el testimonio de la fusión dolorosa de
dos
civilizaciones la Inca y la
Occidental
35
.
III.
DISCUSN
E l I V
centenario del fallecimiento
del
Inca Garcilaso de la
V
ega,
nos
colo
ca
ante un tema espefico.
E l
est
udio
haciendo pertinente ocasión
col
oca
aportes propios que
contribuyen en
la
indagación de datos
como al enf
oque
de estudio
propuesto. En primer
luga
r
,
aporta e indaga mo el Inca
Garcilaso
de la
V
ega
llevó la
experiencia de
la
muerte. Más allá de
sus
propias
vivencias signadas también
por
la
muerte, se propuso insertar en
su
o
bra
referencias importantes de
l
a
muert
e
correspondientes a los procesos
social
es
culturales en el que
vivió
como
personaje
his
tórico.
35 Una apostilla al mestizaje garcilasista
y
la
i
dentidad
cusqueña:
A
unque
la tarea de pensar el problema del mestizaje de
G
arcilaso
y
el mestizaje
cusqueño rebasa el proyecto de indagacn en esta ponencia, sin embargo, habiendo revisado el desarrollo del proceso metomico en la
evocación del mestizaje del Inca Garcilaso como una evocacn referencial del cusqueño del siglo
X X
,
no queremos dejar de destacar algunos
aspectos.
L
a
evocación del mestizaje del Inca Garcilaso, propone una manera
de
encarar no solo la presencia inevitable de una brecha que
plantea inicialmente el choque de culturas, sino la posibilidad
que
pueden darse en su
fluidez
aún a los procesos aculturativos impuestos,
y
que
Garcilaso mismo, afrontó no solo en su
vivencia
en
el Perú, sino en España. Nos parece que en la redefinición que hace con la representacn de
su propia identidad,
representando
las prendas culturales que le dieron nacimiento,
coronaba
una mefora.
Él
log proyectarse en las
posibilidades de
esta
realidad. En un mundo estamental del mundo cultural diverso en
e
l
que se insertó, terminaba de presentarse también en
una
posibilidad s que en un impedimento. Se entiende claramente su intes por conservar
y
revalorar las expresiones de
estas
culturas, en
medio de un mundo cultural más diverso que
é
l
mismo describe en el Perú.
As í
mur tambn el Inca.
El
Inca no vio la cultura mestiza
desarrollada
en su propia ciudad, en tanto esta ya se expresa en el siglo
XVI I
en
adelante,
aún al
proceso
aculturativo.
El
mejor ejemplo de esta expresión
en este momento, sin duda es el culto al Señor de los
T
embl
ores,
o como
la
s
costumbres hispanas fueron
remodeladas
a la expresn del modo
de vida de los
pobladores
de estas épocas. En el siglo
X X
la
mefora de Garcilaso
mestizo
en el imaginario local, como lo hemos
visto
en las ideas
de los intelectuales cusqueños, no solo
es
porque resulta el enlace
genealógico
con la cultura inca constituida en referencia sustancial en esta
ciudad, o porque
é
l
mismo
representaba
la brecha que se presentó ante el choque de culturas
y
que dio origen a una realidad cultural de interacción
incluso bajo modelos
impositivos
aculturativos, sino, porque presenta la posibilidad del contacto
y
recreacn.
L
os
cusqueños del siglo
X X
,
fueron
encontrando
que este proceso fue actuante en su propia ciudad. De este modo, los intelectuales
cusqueños
revaloraron también la
expresión de los mestizajes andinos urbanos populares que se dieron en sus vivencias.
L
a
teoría del mestizaje cusqueño al que derivó este
imaginario, fue un mestizaje nacionalista,
abarcaba
los
aspectos culturales populares de
la
ciudad, que buscaba revalorar no solo lo popular
y
la diversidad, sino la sustanciación que puede darse desde las culturas nativas
y
sus propios cambios en las dinámicas culturales que terminan
dominando en expresión.
El
mestizaje no es una
metáfora
de una
homogenización,
sino de las posibilidades que vienen en consecuencia de
la interacción, recreacn, vigencia
y
conservación.
El
mestizaje cusquo del siglo
X X
es una variada segmentación diversa en que se
manifiesta, aún a
la
discriminacn que los comprende.
Los
intelectuales cusqueños se
abocaron
a democratizar tambn este marco
antinacional.
Este
es el contexto también en el que se refleja la evocacn garcilasista, se articuló en el enlace de la referencia local
y
nacional
garcilasista como
vimos en las ideas de los intelectuales
cusqueños.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
Vega
El
Antoniano 131
/
Diciembre
2016
43
E l
tema de evocacn mortuori
a
(elevada a mayor
institucionalización
en
una
sociedad, como ocurre con
un
personaje tan importante como el
Inca Garcilaso de la
V
ega),
nos ha
perm
itido
destacar el proceso de
evocación de
un
personaje
hisrico en un
personaje
colectivo;
este proceso de
evocaci
ón
mortuoria, ocurre después de
l
a
muert
e
del personaje histórico,
l
uego
una
reinsercn en la vida
colectiva
como
parte significativa
de los hechos
que
dejaron con su
propio testimonio
y
s
u
obra.
L
a
evocación constituye
una
estructura
simbólica. En el caso de
la
“evocación garcilasista” (co
mo
personaje de conciencia colectiva,
procesado
desps del
fallecimiento
del
personaje
hisrico), para el caso de
la
sociedad cusqua —la
sociedad
heredera directamente de est
e
personaje—, la estructura
simbólica evocativa tiene alcance
en el
proceso
cultural metonímico
e identidario en
la
condición
mestiza; una estructura
significativa nueva que conjunciona
la
importancia de las culturas
confluyentes.
E l
Inca Garcilaso de la
V
ega
afrontó
la muerte con gran
significación en su vida
y
su
interpretación intercultural,
un
tema en el que desarrolló
import
antes
referencias de la
cultura mortuoria
que
testimonió, tema profundo
que
abonaron
en su perspectiva
humanist
a.
En el caso de la evocación
mort
uoria
del Inca Garcilaso de la
V
ega,
como
estructura simbólica en
la sociedad, lo eterniza nuevamente
volviendo
actuante
el significado
evocativo que dejó el personaje
hisrico una vez fallecido; muestra
la articulación significativa
para
el
proceso cultural. Sobre la
evocacn
garcilasista, en su
condición del primer mestizo,
conlle un
proceso
metonímico cultural como
referencia
de
identidad del
cusquo en el siglo
XX
que
expresa la confluencia de
las
culturas que le dieron
co
nsti t
ución.
E l
estudio establece el aporte de
la antropoloa
al análisis de la
cultura
de
la muerte
y
de la historia
como
proceso
cultural.
E l
est
udio
t
iene
semeja
nte
anál
isi s
al
realizado por el
antropólogo
Marshall Sahlins para el caso del
estudio de
la
muerte del capitán
Cook entre
l
os
hawaianos, aunque
este último lo
analiza
dentro del
nivel metafóri
co
(Sahlins1985). Sin
embargo, estos
dos
estudios, aún a
la diferencia
anal
ítica
que realizan,
demuestran el método
de
análisis
cultural simbólico de la historia.
E l
aporte de la
antropoloa
se vuelve
decisivo estableciendo los
antecedentes
tricos de
los
Estudios
Culturales
que
enriquecen los
análisis de la
histor
ia
humana como
hecho cultural.
IV. CONCLUSIONES
DE L
ESTUDIO
E l
estudio ha explicado la
evocación
mortuoria como
estructura simlica
e
n
la
sociedad. Comprende la
sacralización
religiosa en que se
comprende
a
l
fallecido
y
la
sacralización
so
cial
significativa.
En Torno a
la “Evoca ción Mortuoria”
de
l
Inca Garcilaso de la
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