depresión. Las diferencias en los resultados
obtenidos respecto de la variable sociocultural,
pueden deberse a personas que se encuentran en
diferentes momentos del proceso adaptativo a la
nueva cultural y sigue un diseño curvilíneo (en
U), pues no todos llegarían al mismo ritmo y en la
misma medida a una plena fase de biculturalismo
o de aceptación o asimilación de las normas y
reglas que rigen la vida urbana. Lo cual a su vez
tendría que ver con las características próximas o
distantes entre la sociedad de origen y la sociedad
receptora y el modo cómo los residentes reciben a
sus
huéspedes
migrantes (Hombrados, 1997).
Además de estas contradicciones y conflictos
está el hecho de provenir de ambientes familiares
ya depresivos, pues según los estudios hechos
en migrantes de áreas marginales urbanas,
presentarían este rasgo además de una disposición
pasivo-dependiente, y sentimientos de inferioridad
y baja estima de sí mismos (Germani, 1977).
En los adolescentes de culturas nativas, la
posibilidad de obtener resultados positivos podría
ser afectada tanto por su realidad socioeconómica y
sociocultural como por los efectos psicosociales que
de allí se derivan: prejuicio, discriminación, pérdida
de personas significativas, percepción incoherente
en los mensajes recibidos, marginación institucional,
sentimientos de inadecuación personal, etc.
(Guanipa, C. y Guanipa, J. A). En general, es la
consecuencia del gran luto o duelo masivo de la
pérdida de todos sus roles, ya que la nueva realidad
destruye más de un parámetro de su identidad.
Depresión y funcionamiento familiar se
integran para influir en el bienestar subjetivo del
alumno, posicionado entre su vida actual y lo
que juzga como condiciones de vida ideales, y en
referencia a las situaciones concretas que favorecen
o no la transformación de la una en la otra. Para
explicar estos hechos se integran bien el Modelo
de la Discrepancia (a menor diferencia entre
aspiraciones y logros, mayor bienestar subjetivo) y
el Modelo de las Influencias Psicosociales (factores
socio-psicológicos que influyen en los sentimientos
de bienestar) (Hombrados, 1997).
Más fuerza o uniformidad parecen tener los
hechos concretos del proceso de estudio en sí en
referencia con la meta vocacional. La amenaza
que se cierne sobre el adolescente en condición
de preuniversitario es de perder un bien estimable
propio de su edad: un proyecto vocacional y sus
repercusiones en la identidad y la autoestima
(McKinney, et. al., 1982).
Por tanto, la depresión en los alumnos
preuniversitarios tendría varios factores
interactuantes: la crisis de cambio de roles
propia de la edad en relación con la identidad
y la autonomía y los riesgos implicados en la
realización de su vocación, a lo cual se añade el
cambio por desarraigo en el caso de los estudiantes
procedentes de fuera de la ciudad.
En esta lógica de reflexión diríamos que esta
complejidad de factores contingentes al fracaso
incidiría en el modo de funcionar de la tríada
cognitiva depresiva
(Beck, 2000) del adolescente:
a. Visión de sí auto devaluatoria, en tanto que
experimenta impotencia para ingresar a la
universidad.
b. Visión de mundo amenazante, puesto que la
institución no permite mayores posibilidades
de éxito, a lo que se podría añadir la crítica
adversa de los familiares y otras personas;
c. Visión pesimista del futuro, que estabiliza las
expectativas negativas de nuevos fracasos,
lo cual podría derivar en desesperanza,
puesto que los intentos de autocorrección
no se producen o resultan infructuosos;
considérese al respecto, la insistencia en
postular tras repetidos fracasos.
El hecho de que la cohesión y la adaptación
en el funcionamiento familiar estén disminuidas,
reduce el apoyo emocional e instrumental pues las
capacidades para enfrentar el cambio y el fracaso
no son óptimas, dentro de un contexto de edad, en
que además el adolescente emprende una retirada
del seno familiar, puesto que está en la mira de la
búsqueda de autonomía y el surgimiento de nuevas
condiciones de experiencia.
Aunque el adolescente CBU ha puesto en
movimiento mecanismos morfogenéticos en busca
de la evolución, del desarrollo, las condiciones
socioeconómicas, socioculturales y psicosociales,
lo mantienen en una retroacción negativa u
homeostática respecto de sus objetivos, hecho
que se reproduce psíquicamente en forma de
depresión, puesto que no se avanza en dirección
de la aspiración con riesgo de salir fuera de la
misma tras otras metas.
Podría afirmarse que las posibilidades de
autocorrección no contribuyen con la autodirección
(retroacción positiva de viabilización del cambio),
produciendo una especie de estancamiento en
las expectativas y aspiraciones conductoras del
proceso de desarrollo psicosocial (Bateson, 1998;
Hoffman, 1992).