ARQUITECTURA EN EL
PERÚ-CUSCO SIGLO xx
REFLEXIÓN Y RETO
Jorge José Díaz Oblitas, Ernesto Paz Carvajal* y
Carmen Antonieta Rozas Alvarez
RESUMEN
Esta reflexión intenta responder a la interrogante de si lo producido en cuanto a
arquitectura y ciudad en el Perú, específicamente en el Cusco del siglo XX, es solamente
un fenómeno vinculado a una modernidad ilustrada, propio de sociedades opulentas o
si es posible que en nuestro locus ésta responda a procesos histórico-culturales propios
que interactúan con el espíritu del tiempo, en el plano especifico de pensar, crear,
construir y vivir nuestras ciudades y nuestra arquitectura.
Hemos visto por conveniente hacer referencia de modo general a lo acontecido en
relación con el Movimiento Moderno en Latinoamérica, vinculándolo con lo sucedido
en el Perú y, precisando, en el Cusco.
Finalmente, se desarrolla un conjunto de conclusiones provisorias sobre la
repercusión del Movimiento Moderno en el presente y futuro del Perú y Cusco.
REVISTA UNIVERSITARIA 141
EL MOVIMIENTO MODERNO EN EL LOCUS
LATINOAMERICANO
En las últimas décadas del siglo XIX,
Iberoamérica cambia notablemente con su
integración al mercado mundial de comercio
y producción. Para entonces, la acción del
capitalismo inglés era omnipresente y a partir de
1880 América está dominada por la influencia del
imperio británico que provoca conflictos en el afán
de proteger y consolidar sus intereses. Así, la guerra
de La Triple Alianza, entre Argentina, Uruguay
y Brasil; y la Guerra del Pacífico que otorga el
monopolio salitrero a Chile en detrimento de Perú
y Bolivia a quien enclaustran definitivamente,
tuvieron este origen.
Este dominio coincide con la consolidación
de los estados nación y la concentración del poder
en las élites urbanas. El triunfo del liberalismo
económico trajo como consecuencia el modelo
de desarrollo dependiente, del que hasta ahora
somos sujetos, existiendo desde entonces una
nítida apuesta por la incorporación a la naciente
modernización universal
y la negación de nuestro
ethos.
Esta obsesión de las élites gobernantes llegaba a
extremos como el de proponer que el origen de
este atraso era étnico cultural.
En lo político, dentro de una relativa paz se
dieron algunas crisis como la económica-financiera
que azotó a Argentina en 1890 y movimientos
sociales importantes, como la Revolución
Mexicana de 1910 y la Reforma Universitaria de
Córdova en 1918, entre otros.
Dentro de este contexto se dan dos
fenómenos; por un lado, muchos arquitectos
latinoamericanos tuvieron la melancólica
frustración de no haber nacido en París -nostalgia
que corresponde actualmente a Miami- y por el
otro, eminentes arquitectos franceses tuvieron la
oportunidad de realizar increíbles obras en estas
tierras
penféricas
sin haberlas nunca conocido.
Los centros latinoamericanos que se
imaginaban como
cultos
—México y Buenos Aires
a través de sus élites aristocráticas, gobernantes,
intelectuales y artísticas, se esforzaban tanto en el
campo de las ideas, como en el de sus obras, por
alienarse con lo ajeno y olvidar sus raíces.
Así, los alumnos argentinos de primaria
aprendían que Buenos Aires era la capital de
América y París la capital del mundo, o los alumnos
de arquitectura de Montevideo se dedicaban a
proyectar centros de excursión en campos de
batalla para países victoriosos de Europa, o tumbas
para jóvenes poetas y otras delicias propias de la
Escuela de Bellas Artes de París. Del mismo modo,
los concursos internacionales para los edificios
de la nueva ciudad de la Plata fueron ganados
por arquitectos alemanes. Como dice Gutiérrez
"... se hablaba en
español
y se pensaba en francés".
(Gutiérrez, 1997). Es en este marco que comienza
a desarrollarse la arquitectura latinoamericana en
el siglo XX.
PRIMER MOMENTO: EL ECLECTICISMO
HISTORICISTA EN LATINOAMÉRICA Y EL
PERÚ
En este primer momento, toda ciudad
latinoamericana que se precie de cosmopolita
debe parecerse a un referente esteticista europeo
o norteamericano, con ciertos paradigmas propios
del tiempo: el higienismo y el transporte.
n ahora, quien recorre ciertas áreas en
muchas ciudades latinoamericanas como Buenos
Aires, Rosario, Asunción, Quito, Santiago o
Lima, entre otras, encuentra una imagen común
y omnipresente de la arquitectura académica y
ecléctica decimonónica europea que define el
carácter de dichas áreas.
Este alud de repeticiones proviene de
verdaderos catálogos de tipologías frecuentes,
como palacios de gobierno, instituciones
legislativas, judiciales, cementerios, entre otros,
que se repiten mecánicamente en diferentes
lugares del mundo occidental.
Toda ciudad moderna buscó tener un Plan
Hausseniano que incorporara paseos, avenidas o
bulevares con perfiles franceses. En la ciudad
renovada se pretendía hacer
renacer
los modelos
foráneos, adoptándose incluso sus normas.
Junto a la arquitectura clasicista, el espacio
público y específicamente el jardín francés modelo
versallesco, se impusieron sobre las antiguas plazas
austeras, adustas y empedradas de las ciudades
hispánicas. Se siembran éstas de retazos de áreas
verdes, árboles
domesticados
con caprichosos cortes
y fuentes ornamentales. Ni la Plaza de Armas del
Cusco en 1912 se salvaría de dicha innovación.
Es interesante constatar, al respecto, que
cuando en Francia e Italia la respuesta de la
academia se había agotado, en nuestro continente
la corriente dominante seguía aferrada a las
premisas clasicistas.
En Cusco, estos arrestos academicistas
tendrán influencia incluso en 1934, cuando
se procesa el Plan Sistemático de Orientación
100 AÑOS
Reguladora, de Emilio Harth Terré, o en 1941,
cuando por encargo del Ministerio de Fomento
y Obras Públicas, se elabora el Plano Regulador
para el Cusco de Luis Dorich.
Hasta fines de la década de 1920, la
arquitectura de la región consistía en un
eclecticismo generalizado
(neoclasicismo afrancesado).
Todo ello constituía y constituye para las élites,
pertenecer a la civilización y haber olvidado la
barbarie
propia.
Al respecto, Gutiérrez señala en una
conferencia que "Es importante tener en cuenta que
mientras para el académico francés lo esencial es su
aproximación
a lo
clásico,
para el
continente americano
que
consume
esta
arquitectura,
lo
esencial
es su
aproximación
a
lo
francés"
(Gutiérrez, 1997).
Paralela a esta vertiente se encuentra el
JVeorrenacentismo
Italiano que bebe de las mismas
fuentes, añadiendo además todo tipo de reviváis
románticos nacionales y extranjeros conocidos
como pintoresquismos, inspirados en un marco
paisajista natural que integraba diversas tipologías
regionales como las tudor inglesas, chalets suizos,
casonas vascas y mediterráneas, entre otras.
Estos reviváis expresaban para ciertos
grupos sociales poder y prestigio, al erigir
su hábitat rememorando o copiando lo que
no hubiesen alcanzado en sus lugares de
origen. Cabe señalar que ni siquiera con el
advenimiento de lo tecnológico funcional se
abandonaría esta vertiente.
En este período es corriente hacer el
fraccionamiento de la obra. Lo estrictamente
funcional y técnico correspondía a la ingeniería, y la
imagen formal neoclásica o neogótica correspondía
a la arquitectura. Esta dualidad de estructura versus
epidermis, se dan cons frecuencia a partir del
momento en que la tecnología de hierro se adopta
masivamente en las construcciones. Estaciones
ferroviarias, grandes galerías comerciales e inclusive
algunas iglesias asimilan esta receta. Ejemplos de
ello podemos encontrar en el Palacio de Bellas
Artes de Chile (1905) o en la galería de Correos y
Telégrafos, en Lima.
Dentro de la Arquitectura de Estado, la
fórmula es la misma. Así por ejemplo el Palacio
de Justicia del Perú, proyectado por el francés
Emile Robert en 1908 y concluido por Jara-
Malachowsky-Panizo dos décadass tarde. El
diseño privilegia el estilo clasicista.
En el caso de los mercados y estaciones
ferroviarias, lo que predomina es la estructura
Palacio
de Justicia
de
lima.
metálica ingenieril que muestra la claridad
de su sistema constructivo y su calidad
técnica, en muchos casos, aderezada o edulcorada
historicísticamente. Ejemplos de esto los tenemos en
los mercados de abastos de Buenos Aires, México
o Chile, entre otros.
Sin embargo, en muchos casos, se hizo
un manejo irresponsable de los recursos.
Posiblemente el ejemplos disparatado lo
constituya el Palacio de las Aguas Corrientes
de Buenos Aires, proyectado por un sueco, que
Gutiérrez describe "...como un enorme tanque de
abastecimiento
de agua para la ciudad
cubierto
de
cerámica
importada de España,
especialmente
fabricada para esta
obra" (Gutiérrez, 1997).
El lapso de tiempo comprendido entre 1895
y 1919 es conocido como la República Aristocrática,
principalmente durante el gobierno del presidente
Augusto B. Leguía. Durante este período, el
proceso de europeización y modernización
comenzó a alterar la forma urbana, especialmente
en Lima. De este modo, hacia 1900 se comienza
a imitar el
boulevard
parisino, apareciendo el Paseo
Colón y la Colmena, donde se alzan casas con
fachadas historicistas oArtNouveau que albergaban
a la nueva burguesía. Matucelli señala al respecto,
"Lima era una ciudad que
creaba
nuevos
espacios
urbanos
para la
aristocracia,
en base a los criterios del París de
Haussman" (Matucelli, 2000).
Se conforman nuevos espacios urbanos
como la Plaza San Martín, hacia 1921. Esta plaza
encerrada por edificios que no se terminarían
hasta la década de 1940, es admirada hasta hoy
por su aire aristocrático y su gran unidad, a pesar
de que las edificaciones que la rodean fueron
diseñadas por diferentes arquitectos. Asimismo,
por esos años se construye el Palacio de Justica,
clara muestra de expresión academicista.
161
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Plaza San Martín: Lima.
Entre los edificios institucionales construidos
en este período tenemos la Casa de Correos y
Telégrafos que se concluyó hacia 1897, con nítidos
rasgos académicos propios de la Academia de
Bellas Artes; la Cripta de los Héroes; el Palacio
Legislativo de 1908; la Estación de Desamparados
de 1910 —como puerta que conectaba con el Callao
y Chosica del Arquitecto Rafael Marquina, o el
Teatro Municipal (1916-1920) diseñado con una
fuerte influencia ecléctica, hoy restaurado.
En relación a la base de la pirámide social -los
sectores populares la iniciativa privada vislumbra
que el rubro de vivienda para los trabajadores era
económicamente rentable y comienza a levantar
quintas apresurada y precariamente. Construcciones
de tipología edilicia que se caracterizaron por
contar con una crujía central amplia que permite la
circulación y el uso de dicho espacio como lavandería,
lugar de juego de los niños o espacio de encuentro, a
cuyos flancos se situaban las habitaciones ocupadas
por una o dos de estas familias amplias.
Después de 1920, la oligarquía terrateniente
conservadora retoma el poder, coincidiendo con el
surgimiento del APRA y del Partido Comunista.
Muchos capitalistas norteamericanos invierten
en el Perú, iniciándose un incipiente movimiento
industrial. Este período además marca el
comienzo de la expansión de Lima; se abren tres
importantes ejes: la avenida Brasil que da paso
a Magdalena, la Avenida Arequipa que conecta
Miraflores -el nuevo centro de Lima- y la avenida
Venezuela que relaciona el centro antiguo con el
Callao. En estos ejes se da un acelerado proceso
de urbanización, multiplicándose la presencia de
casas sub-urbanas con estilos muy diversos, tudor,
oriental, campestre, rústico, nórdico e incluso
algunas expresiones árabes, siguiendo los gustos
de los propietarios. Algún autor sarcásticamente se
refiere a estos como los
cocotales
más variados.
Cusco Y EL ECLECTICISMO
HISTORICISTA
La economía del Cusco a fines del siglo
XIX languidecía debido a varios factores; el
eje Cusco-Potosí se había debilitado debido al
agotamiento de los recursos mineros y la escasez
de mano de obra, el mal estado de las redes de
comunicación, el autoabastecimiento de la hoja de
Teatro Municipal:
Lima.
100 AÑOS
coca en la zona del Alto Perú, la importación de
productos y específicamente de tejidos ingleses y
norteamericanos industrializados,s económicos
y de mejor calidad que ocasionaron la desaparición
de obrajes y chorrillos con tecnologías tradicionales
y artesanales. Cusco ciudad a finales del siglo
XIX era solo un centro político, administrativo y
religioso, sede de la Prefectura, la Corte de Justicia,
Casa de la Moneda y de la Arquidiócesis.
A inicios del siglo XX, verá su vida económica
alterada por un conjunto de acontecimientos. El
auge de la explotación del caucho —actividad de
enclave que se dio entre fines del siglo XIX y 1910,
al estar destinada a la exportación, tenía pocos
efectos beneficiosos en la región—, el crecimiento
de la producción de alcohol, la explotación de la
zona de ceja de selva -Kcosñipata, Lares y La
Convención que produce coca, café ,, etc.; el
mercado sur andino de la lana de alpaca, que si
bien tenía como centro Arequipa, dejaba algunos
remanentes captados por los intermediarios y
rescatistas, localizados principalmente en Sicuani
y que en parte eran invertidos en Cusco; y la
llegada del ferrocarril en 1908.
Posiblemente este último factor sea uno de
loss importantes, pues rompe su aislamiento
y lo conecta no solo con la costa peruana, sino
también con Bolivia y Argentina, de donde
recibirá una fuerte influencia cultural. La llegada
del ferrocarril se dará sin embargo, después de una
larga espera. El tramo Arequipa-Puno entra en
servicio en 1874; en 1894 llega a Sicuani y sólo en
1908 llega el primer tren al Cusco.
La expectativa es inmensa debido a los
efectos económicos y sociales que trae. Todas las
maquinarias industriales llegarán a través de este
medio, desde las destinadas a la industria textil
de inicios del siglo XX, hasta las necesarias para
la explotación del gas de Camisea, a inicios del
siglo XXI. Del mismo modo, todos los productos
manufacturados generalmente importados llegarán
por este medio y, en sentido inverso, servirá para
extraer gran parte de las materias primas de esta
región: lanas, productos agrícolas, madera o
minerales, entre otros.
Asimismo, hay claras evidencias de que el
cordón umbilical establecido en estos años, entre
Cusco y Buenos Aires tuvo importantes efectos
en el aspecto cultural. Es incluso posible afirmar
que la intelectualidad cusqueña buscaba no solo
la influencia sino la legitimización o validación
de sus conocimientos del espíritu del tiempo, en
los círculos intelectuales argentinos, antes que
en los limeños. Recíprocamente, nuestra cultura
precolombina generaba extraordinaria expectativa
y era ávidamente acogida por los círculos
intelectuales bonaerenses, como lo demuestra
un último estudio de investigadores dirigidos por
Ramón Gutiérrez.
La ciudad del Cusco, a inicios del siglo
XX era una ciudad que había soportado casi
inalterable los embates del tiempo desde el período
colonial. Se puede afirmar que la
homogeneidad
y
tradición eran lo absolutamente predominante.
Sin embargo, se avecinaban tiempos de cambio
y de un transitorio período de florecimiento de
la economía y comercio. Así, se instalan grandes
casas comerciales, generalmente regentadas por
extranjeros, como Establecimientos Braillard S.A.,
Rickets y Cía., E. W Gibson, Lomellini y Cía.,
Grace y Cía., que actuaban como representantes
de importadoras, muchas de las cuales pervivirían
hasta las últimas décadas del siglo XX. De otro
lado, hacendados y comerciantes propios y
foráneos comienzan a invertir en la prometedora
actividad industrial, demandando incluso la
ampliación de la oferta energética a través de la
instalación de la Hidroeléctrica de Qorimarka.
Surgen diversas cerveceras, entre las que
destaca la del arequipeño Ernesto Gunther;
asimismo, se crean embotelladoras de gaseosas
e importantes fábricas textiles como la de Lucre
(1861), primera en el Perú y posiblemente también
una de las pioneras en Latinoamérica. Esta
fábrica cobijaba un programa arquitectónico muy
completo para la época, al contar con una zona
de máquinas, patio de secado de la materia prima,
zonas de almacenamiento tanto de materia prima
como de productos manufacturados y las viviendas
del propietario, los técnicos, los ejecutivos textiles
y los obreros.
Otras fábricas que aparecen en esta época son
Maranganí (1898), Urcos (1910), Huáscar (1915) y
La Estrella (1928); fábricas de alimentos -chocolate,
mantequilla, jabones y molineras, cobijadas
generalmente en edificaciones donde primaban los
partidos ortogonales, simétricos con características
tectónicas, flanqueadas por patios, en algunos casos
organizadas en torno a estos y complementadas por
viviendas para ejecutivos y obreros.
En las primeras décadas del siglo XX, el
dinamismo económico se verá respaldado por la
aparición de importantes instituciones bancarias,
como la sucursal del Banco del Perú y Londres, el
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Banco Italiano y el Banco Trasatlántico Alemán.
En este sentido, no le falta razón a Flores Galindo
cuando dice que en las tres primeras décadas
Cusco estabas industrializado que Arequipa.
Los cambios urbanos se asoman
gradualmente; de ser una ciudad calificada por los
viajeros de la época como una de lass sucias
de América a inicios del siglo XX, pasa a ser una
urbe que logra controlar y disminuir las pestes y
epidemias, empezando a proyectar una imagen
de cierto bienestar con la instalación de ciertos
servicios e infraestructura urbana.
Así por ejemplo, en 1903 se instala el primer
servicio de tranvía de tracción animal, en 1911
llega el primer automóvil, en 1914 se inaugura
el primer servicio eléctrico, en 1919 se crea el
primer servicio de automóviles y camiones de
carga, y en 1920 empieza a funcionar el primer
servicio de telefonía pública. En la década de 1920
aparecen hospedajes para cobijar a los hombres
de negocios, comerciantes y viajeros que empiezan
a incrementarse en la ciudad. Entre 1920 y 1930
comienzan a adoquinarse una serie de calles del
centro histórico; en 1927 se inaugura una moderna
red de abastecimiento de agua potable instalada
Casas con estilos diversos en la Avenida Pardo: Cusco.
por The Foudation Company. El río Huatanay
y el Tullumayo que se habían convertido en
depósito de aguas servidas y desechos sólidos, son
gradualmente canalizados, permitiendo que en la
década de 1950 la avenida El Sol pudiese llegar
hasta la estación y se sanee la Plaza Limacpampa.
Finalmente, en 1937 también se empieza a
construir el nuevo aeropuerto Velasco Astete en el
sector sur-este de la ciudad.
Si bien en 1846 ya se había dado inicio a
la zona de expansión urbana conocida como la
Alameda —hoy avenida Pardo, influida por las
ideas francesas de la ciudad jardín que incorporaba
la naturaleza domesticada dentro de la ciudad
que integraba el paseo o bulevar al que se
complementaría el parque España al inicio de la
misma, es recién a inicios del siglo XX que esta
Alameda se consolida y aparecen múltiples y
diversas expresiones de casas tomadas de referentes
traídos por portadores extranjeros, gente que
había tenido la oportunidad de cruzar el AÜántico
-que eran los menos o a través de las revistas,
libros, postales y grabados muy valorados por las
clases privilegiadas. Entonces surgen casas con
estilos tan diversos y disímiles, como el Victoriano,
casas autóctonas del norte europeo, inglesas (estilo
tudor), chalets u otras, ocupadas por las élites de
la sociedad cusqueña: comerciantes exitosos o
hacendados y algunos extranjeros.
s adelante, entre 1930 y 1940, se
apostaron edificaciones proto racionalistas
decoradas con motivos art
decó.
Los ejemploss
claros de eclecticismo historicista provinciano
son el Teatro Municipal construido en 1930 en
la Avenida Sol —demolido en 1950 y el edificio
del Banco Italiano, que se localizaba en la calle
Heladeros, ambas estructuras de concreto armado
con cubierta de calamina, que si bien introducían
estos materiales nuevos, respondían a patrones
Casa
de
transición estilo patio: Cusco.
100 AÑOS
Casas
posteriores en la Av. Centenario, que responden
a las
primeras expresiones del movimiento moderno en
el
Cusco.
europeos de construcción y estaban profusamente
decorados con motivos neoclásicos.
Dentro de la tipología residencial, a
inicios del siglo XX, son pocos los cambios
experimentados en la casa tradicional o casa patio.
Continúan caracterizándose por sus cuatro crujías
organizadas en torno a un patio que si bien se
reduce, mantiene la idea de espacio central.
Este patrón se irá modificando durante
las primeras décadas, apareciendo tipologías
poco frecuentes, tal como la casa en U y otras
s habituales que van deformando el patrón
de casa tipo patio. Esto como resultado del
fraccionamiento, menor escala y ordenamiento
de los espacios, así como la ocupación del patio
por las circulaciones verticales, hasta su posterior
desaparición con patrones compactos de vivienda
moderna que confinan toda la propuesta espacial
de la vivienda.
Refiriéndose a la casa en U, Gutiérrez señala
que se trata de "...una casa con patio
abierto
para la
calle con un pequeño retiro de la misma. Se conservan en
la ciudad por lo menos dos ejemplos de esta arquitectura
en la esquina de la Avenida Pardo y Garcilaso y en
Choquechaca
229" (Gutiérrez, 1981: 46) siendo
un caso singular en el que la casa abre el patio al
exterior, en un esfuerzo por mantener y cambiar
dialécticamente la tradición.
Los corredores y balcones con aristas
curvas se llenan de vitrales. A similitud de lo
que acontecía con sus referentes ferroviarios, la
escalera ocupa nuevas localizaciones, en algunos
casos irrumpiendo los patios exteriores o en
amplios espacios distribuidores. En otros casos, los
balcones incorporan rejas y barandas de hierro
forjado. La pintura mural se cubre con papel
importado, decorado con detalles europeos.
Hasta bien entrado el siglo, la decoración
preferida en las edificaciones institucionales
y domésticas es la neoclásica, transformando
la irracionalidad controlada de los exteriores
barrocos por este nuevo orden. Efecto logrado
incorporando la idea de trama geométrica y ejes
verticales que sirvieran de soporte a un conjunto de
elementos eclécticos: empleo de pilastras, capiteles,
zócalos, frisos, cornisas y remates simples de yeso,
balcones volados sobre cartelas, no olvidándose de
motivos edulcorados como liras, racimos de uvas,
motivos zoomorfos, modillones, arcos adovelados
y almohadillados profusos, entre otros.
Esta preferencia por remplazar todo signo
del barroco por el neoclásico, pudo tener una
explicación de orden político al asociar lo primero
al orden despótico de la colonia y lo neoclásico con
la república a similitud de lo ocurrido en Europa
después de la revolución de 1789.
SEGUNDO MOMENTO: LA RESTAURACIÓN
NACIONALISTA
Este momento es un período de
nostalgia por volver la mirada sobre lo propio,
consecuentes con una reflexión de un grupo
selecto de intelectuales: la identidad cultural. Su
manifestación se relaciona con una serie de
importantes hechos sociales y culturales como la
crisis del capitalismo, la revolución mexicana y el
surgimiento de movimientos indigenistas, bandera
enarbolada por un conjunto de intelectuales
iberoamericanos como Vasconcelos, Mariátegui
-quien en la Revista Amauta publica su Manifiesto
Indigenista—
y la famosa generación de indigenistas
peruanos dentro de los cuales destaca el grupo
Resurgimiento integrado por Luis E. Valcárcel,
Dora Mayer de Zulen y el pintor José Sabogal
o el importante grupo de indigenistas cusqueños
en el que destacan Fortunato L. Herrera y Uriel
García, entre otros, que sacudieron el mundo
cultural y artístico de la época.
REVISTA UNIVERSITARIA 141
La
decadencia
de
occidente
alimenta la idea del
ecumenismo cultural, reflexión que va a significar
también el estudio de nuestro patrimonio cultural
y arquitectónico redescubriendo nuestra memoria.
Así, en un artículo de una revista mexicana sobre
la arquitectura y la arqueología se escribía "...la
arqueología
nos ha
enseñado
los
estilos arquitectónicos
de los
antiguos
pueblos (...) utilicemos
los
principios y distintivos
de
nuestro pasado,
en nuestras futuras
construcciones".
Ello
efectivamente se dio, ya que en México, el neo-
azteca fue muy utilizado principalmente en la
Capital Federal.
A fines de la década de 1920, en Bolivia,
el arqueólogo Arthur Posnansky construye su
casa inspirado en las edificaciones de la cultura
Tiwanaku, con decoración sobrecargada, copiando
muchos detalles de la escultura y cerámica de
dicha cultura. Posteriormente, la construcción se
destinaría a sede del Museo Nacional y del Museo
de la Cultura Tiwanaku. El confuso panorama
de preocupación por las raíces arquitectónicas,
derivó en otros
reviváis
menos propios y carentes de
contenido; periodo conocido, como de
restauración
naáonalista, un neo-colonial, un neo-republicano,
un neo-barroco hispano.
La obra que representa nítidamente esta
opción es el Museo de la Cultura Peruana, ubicado
en la avenida Alfonso Ugarte en Lima, proyectado
por Ricardo Malachowski, con una fachada que
simula ser pre-hispánica, burda réplica de un
palacio Inca que podría ser el que se encuentra
situado en la actual plaza de San Cristóbal de
Cusco, intentando además construir muros neo-
incas de cemento y hormigón. Se cuenta que las
dificultades para construir los muros con taludes
y vanos trapezoidales fueron mayúsculas. La
portada desproporcionada al estilo Tiwanaku
está custodiada por dos monolitos inspirados en
predecesores de la cultura Chavín.
Otra obra que encarna esta opción es la
denominada Casa del Inka localizada en el ex
Parque de la Reserva, hoy Parque de las Fuentes,
donde en 1928 José Sabogal, pintor y director
de la Escuela Nacional de Bellas Artes, erige una
vivienda vernácula reinventada, profusamente
decorada con motivos precolombinos.
Y no se crea que esta opción se agote en
estos años; en 1966 Emilio Soyer Nash diseña y
construye la casa Velarde Camacho destinada a
una familia de la alta clase social de Lima, con la
que obtiene el Hexágono de Oro en la Primera
Bienal de Arquitectura. Ciertamente la inspiración
Casa del Inka: Parque de
la
Reserva
Lima.
prehispánica es clara por los volúmenes masivos,
el patio y una especie de chullpa destinada a
uso íntimo que contrasta con la configuración
ortogonal del conjunto. En el plano arquitectónico,
esta
restauración
fracasa por limitarse a hacer copias
de un repertorio histórico formal.
Lo
retorcido
de este momento de restauración
nacionalista es que surgiendo del pensamiento
de ciertas élites ilustradas que reclaman la
reivindicación de la raza dominada y sometida,
inspirarán obras destinadas a agentes políticos o
sociales privilegiados y no precisamente a indígenas.
En el Perú, esta restauración nacionalista
no queda restringida a lo precolombino, sino se
proyecta también a lo Colonial, confundiéndose
fácilmente con un neobarroco hispánico que
. 100 AÑOS
Palacio Arzobispal:
Lima.
Palacio
de
Gobierno:
Lima.
Portales
Plaza Mayor. Lima.
se asoció rápidamente a la aristocracia y a los
grupos de poder político y religioso de entonces.
Entre las muestras de esta nueva opción tenemos
el Palacio Arzobispal de 1929, diseñado por
Ricardo Malachowski, egresado de la Escuela
de Bellas Artes de París. Es una de las réplicas
s importantes de arquitectura virreinal, que
s adelante se verá complementada por la
construcción neocolonial de la Casa de Gobierno
en 1938, del mismo autor.
En 1945, cuando la mayoría de las
principales ciudades latinoamericanas habían
sucumbido al alienante estilo internacional, se
terminaba la denominada
remodelación
de la Plaza
Mayor, por parte de Harth Terré. El proceso
destruyó auténtico patrimonio al demoler casonas
coloniales que cerraban el espacio abierto de la
Plaza, para remplazarías por edificaciones neo-
barrocas grandilocuentes con portales y balcones
sobredimensionados que completan el dislate.
Sin embargo, cabe señalar que dentro de
este confuso panorama, la reformulación teórica
de lo incaico e hispano tuvo algún acierto entre los
ejemplos neo coloniales en Lima, como, el caso de
la Embajada de Argentina en la avenida Arequipa
Embajada
de Argentina:
Lima.
realizada extrañamente por dos argentinos, Ángel
Guido y Martín Noel.
Según Augusto Ortiz de Zevallos, el apogeo
de lo neo colonial en el Perú se da entre 1940 y
1945 cuando se constituye una especie de estilo
nacional que se evidencia en el concurso para
el Hotel de Turistas del Cusco, donde todos los
participantes se alinearon estilísticamente. La
construcción de este remedo neo-colonial, supuso
la demolición de la Casa de la Moneda del Cusco,
auténtico y valioso patrimonio construido.
En el campo arquitectónico, la concepción
llevó a confundir forma con contenido, no logrando
incorporar el tema de la modernidad al tema de lo
propio; haciendo de ésta también una propuesta
ecléctica al pretender sustituir lo europeo por otro
que mezclaba lo propio con lo hispano, haciendo
que el panorama se hicieras confuso.
LA RESTAURACIÓN NACIONALISTA EN
Cusco
La presencia del grupo de intelectuales
cusqueños, ilustrados e indigenistas, dirigidos
por Luis E. Valcárcel, quien publicara su obra
Tempestad en los
Andes, en 1927, yjosé Uriel García
REVISTA UNIVERSITARIA 141
con El Nuevo Indio, en 1930, pretenden no solo
conocer el por qué el indígena y su mundo fueron
secuestrados y marginados durante siglos, sino
proponen cómo reclamar una transformación del
Perú a partir de sus raíces andinas. Asimismo, la
conocida Escuela Cusqueña, dirigida por Alberto
Giesecke, Rector de la Universidad Nacional
San Antonio Abad, se constituyó como uno
de los pocos esfuerzos de nuestra institución
por encontrar respuestas a los problemas de la
región. El indigenismo y el regionalismo estaban
entonces de moda y los artistas los utilizaron en
sus obras como motivación para dar cuenta de una
reivindicación de los pueblos autóctonos.
Otro hecho que marcaría la conciencia
colectiva sería el
re-descubrimiento
de la extraordinaria
ciudadela de Machu Picchu, por Hiram Bingham en
1911, que sacudiría no solo a los círculos intelectuales,
sino la memoria colectiva de la población, tal y como
había ocurrido antes en el mundo occidental con el
descubrimiento de Pompeya y Herculano.
Dicho pensamiento influyó en la exaltación
y revaloración de principalmente lo Inca y en
menor medida del arte colonial, surgiendo la
preocupación por conservar los testimonios del
pasado. Muestra de esto es la promulgación de
dos leyes: la Ley N° 6634 de junio de 1929 que
declaraba
monumento
al yacimiento arqueológico de
Saqsaywaman y la Ley N° 7688 de enero de 1933,
declarando como Capital
Arqueológica
de Sudamérica
al Cusco. Igual intención tendría en 1913 la
fundación del Instituto Histórico del Cusco,
encargado de velar por la conservación de los
monumentos arqueológicos y el legado colonial.
En Cusco existen además ancestrales
razones ideológicas y materiales que hacens
que evidente que muchas generaciones sientan la
necesidad de retomar lo Inca, pensamiento que
refluye permanentemente como bien sostiene
Flores Ochoa ..
lo
inka se
vuelve
intemporal (...) y no
deja
de tener presencia y continuidad".
Uno de los ejemplos de arquitectura
de restauración nacionalista, en el Cusco,
frecuentemente citado es el Hospital Antonio
Lorena, que a nuestro entender solo recoge algunos
elementos decorativos epidérmicos inspirados en
motivos pre-colombinos, que se mezclan a su vez
con elementos neoclásicos —pilastras estriadas y
motivos art
decó.
Los primeros mezclan iconografía
Chavín, Tiwanaku e Inca, resaltando las imágenes
híbridas que remiten al sol o balaustradas en forma
de ídolos pre-hispánicos. En cambio el partido
arquitectónico que constituye lo esencial en una
obra, recoge tipologías hospitalarias modernas,
racionalistas, ya experimentadas desde fines del
siglo XIX en Europa, alejándose totalmente del
patrón de casa patio.
El Hotel de Turistas del Cusco, de los
arquitectos Emilio Harth Terré y José Álvarez
Calderón constituye indudablemente una expresión
grandilocuente del estilo colonial neo-barroco, ya
experimentado por el primero en la Plaza Mayor
de Lima, construcción caracterizada por contar
con ampulosas portadas, adornadas con rostros de
felinos de frente y perfil, acompañadas de molduras
y grecas de inspiración precolombina, con portales y
logias tomadas de las casas de haciendas cusqueñas
y ajimeces tomados de casas coloniales, como
la del Almirante, que compiten entre sí con una
volumetría aplastante y un partido indudablemente
funcional, organizado en torno a dos patios.
Otro ejemplo donde los caracteres formales
son evidentes con estos arrestos de restauración
nacionalista, es la ampliación del Palacio
Municipal del Cusco en 1936, en el que sí se recoge
la tipología de casa patio con portales y galerías
corridas ataviadas con motivos prehispánicos
como el escalonamientos de muros, imitaciones
Hotel de Turistas del Cusco.
100 AÑOS
Palacio Municipal: Cusco (Exterior).
169
Palacio
Municipal:
Cusco (Interiorj.
de aparejos incas, simulando encuentros trabados
en las esquinas, llegándose incluso a identificar
una pequeña y mala réplica de la piedra de los
doce ángulos, gesto frecuentemente empleado
en la arquitectura popular. Asimismo, es posible
encontrar portadas y hornacinas trapezoidales,
entre otros. Es curioso observar elementos neo-
coloniales en esta obra, como la portada hacia
la calle Santa Teresa, hibridada con motivos de
inspiración precolombina. Curiosamente en 1967,
el arquitecto José Domingo Cabrera proyectará
una réplica de esta portada para permitir el
ingreso a la Nueva Biblioteca, donde sí figura el
escudo español. Durante el período del Alcalde
Estrada —hacia 1991 se acentuaron las improntas
precolombinas, ampliando y recubriendo con
piedra los nichos trapezoidales y remplazando el
escudo español que existía en la entrada de Santa
Teresa de la ciudad por el escudo de Echenique.
Ejemplo tardío de proyectos con
reminiscencias neo-coloniales con características
un tanto sobredimensionadas y desproporcionadas,
lo constituye un importante número de casas de la
Plaza Mayor o de Armas, que luego del sismo de
1950 son epidérmicamente reconstruidas al estilo
neo-colonial comprobándose que su tipología
era completamente ajena a la casa tradicional
cusqueña. Estas cáscaras que fabncaron incluso
muros incas y dinteles no monolíticos en portales
de la Plaza llevaron a declarar al historiador José
Tamayo que "...el centro histórico del Cusco es en
algunos aspectos muchos
más
joven que el de Ayacucho o
Cajamarca" (Tamayo, 1981: 76), situación que
parecen desconocer muchos cusqueños.
Otra muestra también tardía y
desproporcionada que destruyó un auténtico
patrimonio es el Colegio Nacional de Ciencias,
proyectado en Lima sin conocer el lugar específico
donde se ubicaría, lo cual se hace evidente al
observar que el proyecto incluía uno de los
principales ingresos frente a un enorme andén
inca enfrentado a la iglesia de Santa Clara. Este
proyecto ecléctico, financiado por el gobierno
de Venezuela, después del terremoto de 1950
e inaugurado en 1960, recoge un programa
eminentemente moderno, una volumetría excesiva,
una configuración que atiende a ciertos principios
del neoclásico —simetría, axialidad—, una tipología
de casa patio y reminiscencias decorativas de
una arquitectura neo-colonial muy simplificada,
bordeando en la pobreza y ausencia.
El Palacio de Justicia construido entre
1952 y 1957, constituye otro ejemplo ecléctico
tardío. Proyectado por el arquitecto limeño Félix
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Arco
de
Santa Clara yfachuda del
Colegio Nacional de Ciencias
del
Cusco.
Cárdenas Castro, también se alineó al estilo
neobarroco colonial incorporando elementos tan
disímiles como una barda con pequeñas torrecillas
que delimitan el atrio de las iglesias; la presencia
de una pequeña y desproporcionada portada
plateresca; el empleo en el primer nivel de ventanas
con peanas, al estilo trujillano, contrastadas en
último nivel con logias miniaturizadas de las casas
de hacienda, y aderezado con ciertos órdenes
neoclásicos como la simetría, el empleo de ejes o
engrapados de piedra en las esquinas que tanto
prestigio había alcanzado en las elites gobernantes
y culturales de la época. En este proyecto llama la
atención la ausencia de decoración precolombina,
tan en boga en este momento.
TERCER MOMENTO: LA ARQUITECTURA
INTERNACIONAL O ARQUITECTURA
FUNCIONALISTA
La condición periférica de los países
latinoamericanos que implica una fuerte dosis de
subordinación a los núcleos productores de ideas y
modelos culturales y científicos, afecta también a la
arquitectura y urbanismo, siendo claros los efectos de
la dominación y la complicidad de los actores locales.
Latinoamérica, vista como el otro lado del
Atlántico, es considerada como el ámbito de la
posibilidad, de ilusión, idea compartida por muchos
europeos que después de haber planteado teorías,
modelos, métodos e instrumentos no encontraban
el eco ni la decisión política y económica para
materializarlos en sus países, constituyéndose las
jóvenes repúblicas latinoamericanas en el paraíso
donde tanto se
construye,
el lugar donde podían ver
materializados sus sueños.
Sucede entonces que la arquitectura
moderna, símbolo de las potencialidades socio
económicas y tecnológicas de la revolución
industrial, arriba a América Latina en un
contexto de sociedadess tradicionales, donde
la industrialización era casi inexistente y el
eclecticismo arquitectónico total, introduciéndose
como un estilos dentro del repertorio existente.
Las configuraciones abstractas que
comienzan a brotar en toda América,
inauguran una nueva plástica construida con
nuevos paradigmas, como la abstracción, la
estandarización o la funcionalidad, entre otros,
que aspiran a ser cobijo del hombre moderno
universal. Para ello se emplean, con gran
soltura expresiva, nuevos elementos, procesos
y propiedades tanto materiales como sistemas
constructivos nuevos —acero, vidrio, hormigón
sin preocuparse adecuadamente por el locus, lo
que a la larga acarrearía graves defectibilidades
en todo Latinoamérica. Durante este período en
Palacio
de Justicia:
Cusco.
-f » * *> I
m
¡«i
illj
Venezuela, Graziano Gasparini señalaría que
"La
nueva arquitectura llegó
solo
revestida
de sus
aspectos
formales, como volumetría cúbica, eliminación
de
decoración
y
otros.
Manifestando
únicamente
el
deseo
de
estar
al día".
En estos años Argentina, posiblemente
el país que expresaba de mejor manera la
pretensión de aspirar y expresar un horizonte
europeizante olvidando su realidad americana,
se jactaba de ser uno de los centros principales
de cultura y arte latinoamericanos y de estar al
a de lo que acontecía y surgía en el escenario
mundial, invitando a personajes como Ortega y
Gasset, ideólogo y pensador vanguardista o a Le
Corbusier, entre otros.
De este modo, a través del grupo Astral que
tenía una fluida llegada al poder y a la prensa
especializada, el pensamiento y la obra de Le
Corbusier que también había dominado los
Congresos Internacionales de Arquitectura Mundial
(CIAM), tenía garantizado un territorio ávido para
materializar sus obras, encargándosele en 1947 de
realizar el Plan Director de Buenos Aires, donde se
plasman dos dictados de Le Corbusier: reemplazar
la trama urbana de Buenos Aires, es decir, la calle, la
manzana y la sub-división predial por considerarlos
frenos que obstaculizaban su propuesta moderna,
así como la necesidad de proyectar y construir
ciertos edificios emblemáticos.
El terremoto de San Juan en 1944 fue la
oportunidad para replantear drásticamente las
estructuras urbanas y territoriales de toda una
ciudad, donde desfilaron siete equipos técnicos con
propuestas controversiales, provenientes de modelos
europeos. Finalmente, la ciudad se reconstruiría
atendiendo los dictados modernos. En general se
observa en el siglo XX que se importa acráticamente
las formas de la arquitectura moderna pretendiendo
que estas traigan la modernidad.
La paradojas fuerte del movimiento
moderno y específicamente de la arquitectura
internacional es que habiendo rechazado todo lo
que fuera un estilo o modelo, termina siendo un
estilo internacional repetible y banalizado hasta el
cansancio en cualquier lugar del mundo.
En otros términos, se privilegió lo que los
filósofos conocen como el
espíritu
del
tiempo,
sobre el
locus. Los americanos querían también participar
en la aventura de la época que, aunque lejana,
la hacían suya. "No querían ser
europeos,
pero querían
ser modernos" (Gutiérrez, 1997), como un intento
que aborta la historia al pretender transformar
la realidad con teorías, modelos y métodos
concebidos en un mundo ajeno, desgarrando
pensamiento y practica.
Ramón Gutiérrez, en su texto Arquitectura
Latinoamericana en el
Siglo
XX explica lo siguiente:
"La
uniformidad
de los modelos formales, su
aplicación
sin
crítica alguna,
el
desconocimiento
de las
teorías
que
avalaban aquellas resultantes marcaron
límites a unas
transferencias,
sin
que
faltaran
absurdos,
como aquel
hospital
de la zona
tórrida
de
Maracaibo
que
recibió
máquinas barre nieve de los comitentes suecos que hicieron
el proyecto y
vendieron, "llave en mano", el hospital con
su
equipamiento"
(Gutiérrez, 1998: 25).
En estos años, en la búsqueda de un
derrotero y encuentro entre tiempo y lugar, la
arquitectura en América Latina se debatía entre
este estilo internacional y ciertos rezagos de un neo
vernáculo. El primero para las grandes ciudades y
el segundo para la periferia.
En las obras de estilo internacional la
pretensión es aproximarse los posible a los
modelos o normas extranjeras, olvidando que la
importación acrítica de éstos iba paralela a toda
una concepción cultural de cómo se usa el espacio,
el clima, la tecnología y ciertos materiales.
Hacia 1935, el estilo internacional hace
su aparición en el Perú como un estilos y no
como producto de una convicción arquitectónica
auténtica, con una serie de signos reconocibles: vanos
circulares, bruñas horizontales, muros y aleros curvos
y barandas de hierro, muchos de ellos tomados del
diseño náutico —estilo buque-, estilo que adopta
progresivamente una imagen de alta tecnología,
sobre todo en las variaciones del
muro cortina.
Paralelamente, se presentaría un racionalismo
ligado a Europa, especialmente a Alemania. Alfredo
Dammert proyecta los emblemáticos barrios
obreros de la Victoria y del Rímac entre 1936 y
1939, emulando la tradición alemana de los veinte,
siendo estas construcciones los primeros ejemplos
de vivienda obrera masiva en Latinoamérica.
Lo grave es que a partir de este momento,
la mayoría de la arquitectura latinoamericana
asimila, sin dudas ni vacilaciones, los estereotipos
que asociados a la superposición de la actividad
rentista de la edificación da altos dividendos, pero
ocasiona la trivialización y banalización de la
opción. La arquitectura como mercancía cubrió
y cubren buena parte de lo producido en
Latinoamérica, donde el ejercicio profesional del
arquitecto se ha ido convirtiendo en un objeto de
consumo. Es claro en este sentido, el desencuentro
y la ruptura entre los avances tecnológicos propios
REVISTA UNIVERSITARIA 141
de la modernidad en el hemisferio norte y el
locus
y
la cultura peruana.
LA ARQUITECTURA INTERNACIONAL EN
EL
Cusco
Consideramos que la situación del Cusco,
al ser una ciudad del interior, provinciana y
periférica, dificultó el desencuentro entre la
cultura peruana y las tecnologías propias de la
modernidad, evitando que la imagen tan frecuente
de alta tecnología, asociada a un funcionalismo
abstracto y universal invadiera nuestra localidad,
desarrollándose en este período, mas bien un
ensayo proto-racionalista, por cierto distinto y
con alcances rezagados respecto al europeo. Se
trata de escasísimas muestras de arquitectura de
la ingeniería que cifran sus primeros esfuerzos
en incorporar los nuevos materiales -concreto
armado hierro, calamina- y técnicas traídos
principalmente por ingenieros foráneos.
Uno de los primeros esfuerzos es el Mercado
Frisancho (1922-1924-1925), hoy conocido como
Mercado Central. Su diseño recoge las pesquisas
ingenieriles de Roberto Góhring: estructura
abierta de concreto armado (pilastras estriadas),
surgida a partir de una modulación estricta
y repetitiva, organizada en base a dos ejes de
circulación; estructuras en tres niveles que soportan
tijerales de madera, aproximadamente 25 tipos de
cerchas estabilizadas con tensores metálicos, y una
cubierta de planchas de zinc, conocidas en nuestro
medio como calaminas. Se puede observar en la
decoración ciertos gestos art decó y unas tímidas
ventanas, que utilizan signos escalonados. El
mercado se construye en ex terrenos del Convento
de Santa Clara, para lo cual se corta un importante
claustro conocido como el de las Fundadoras de
fines del siglo XVI sin alcanzar el boato de las
magníficas obras que se alzaban por entonces en
Chile y Argentina.
Monasterio
Santa
Clara: Cusco.
Mercado Central: Cusco.
En la misma línea, el antiguo Hotel
Ferrocarril inaugurado en 1927, construido por
profesionales de la Peruvian Corporation, también
puede considerarse como una de las primeras
expresiones precursoras del movimiento
internacional en el Cusco ya que incorpora
materiales y tecnologías nuevas, un programa y
concepción funcional, asimetría volumétrica. El
Matadero o Camal de Umanchata es otro ejemplo
aunque con característicass modestas.
El colegio de los Salesianos construido por
estos años responde también a algunos primeros
gestos por recoger los nuevos materiales y
tecnologías, haciendo lo que se podría denominar
una arquitectura de la ingeniería en nuestro medio,
con sus limitaciones positivistas: alcanzar un objeto
funcional, seguro, en lo posible económico y fácil
de construir.
En el nuevo Hospital de Belén, si bien la
decoración de la fachada principal es precolombina,
se aprecia que ya juegan algunas cartas del proto
racionalismo europeo, siguiendo modelos propios
de esta tipología, ya experimentados en Europa o
los EEUU, a fines del siglo XIX. En la construcción
se emplean plantas funcionales, pabellones aislados,
donde los componentes observan claras intenciones
funcionales y asépticas y volúmenes compactos
donde los espacios de circulación son internos.
Además, se aplica la tipología de pabellones
distribuidos en amplios espacios abiertos
permitiendo que acampe la naturaleza, pues se
trata de separar a los pacientes de acuerdo a la
enfermedad, al considerarse el aire como vehículo
de contagio, por lo que se plantean pabellones
o paralelepípedos articulados por circulaciones
en espacios abiertos y jardines, a similitud de lo
experimentado en el Hospital Blacken, Manchester
de 1870, otro futuro paradigma de la arquitectura
internacional. En esta obra, curiosamente la
100 AÑOS
Hospital
Antonio Lorena: Cusco
decoración neo precolombina se mezcla con
elementos del art
decó.
CUARTO MOMENTO: LA ARQUITECTURA
DEL DESARROLLO
Después de la Segunda Guerra Mundial,
Estados Unidos se consolida como una gran
potencia, Europa inicia épocas de reconstrucción
y progreso y América Latina se reconoce como
atrasada y pone énfasis en un modelo desarrollista
de sustitución de importaciones, con el afán de
ser incorporada en el carro de la historia, modelo
aplicado también con atraso, pues ya había
demostrado sus limitaciones tanto en Europa
como Estados Unidos a fines del siglo XIX.
En Europa, la arquitectura del Movimiento
Moderno había surgido en buena medida como
resultado de los avances científicos y técnicos de
los siglos XVIII y XIX. Por su parte, en América
Latina la nueva arquitectura no es resultado de
las condiciones materiales pre existentes, sino
por el contrario, se convierte en propulsora de la
modernización
al promover el avance de ciertas ciencias
y técnicas -cálculo estructural principalmente y el
uso de este sistema constructivo.
Se podría decir que si en Europa, el reto
estaba en cómo convertir la arquitectura para
que guardara correspondencia con la sociedad
transformada, en América Latina, en cambio, se
altera el orden y el reto se plantea inversamente,
pretendiendo que el cambio en la arquitectura
implicara la transformación de la sociedad.
De este modo, en el período que va entre 1945
y 1970 se apuesta por el futuro y el cambio,
implementándose ciertos modelos de desarrollo ya
experimentados y en algunos casos fracasados.
Las clases gobernantes creen que
proyectando una imagen urbana e institucional
modernizante se podía neutralizar el efecto y
réplica de ciertos fenómenos políticos que habían
conmocionado la escena latinoamericana de
dichos años, tales como la Revolución Cubana de
1959 y el incontrolable proceso de urbanización
ocasionado por el movimiento de grandes masas
de campesinos a las ciudades, debido a la falta de
desarrollo de las regiones interiores y la expectativa
que ofrecen los centros urbanos. Este último
fenómeno se ha denominado como la ruralización
de la ciudad, generando la aparición los pueblos
jóvenes, favelas, callampas u otras denominaciones
de lo mismo, a lo largo del continente.
Por esta época, la mayoría de los arquitectos
latinoamericanos se adhieren a la
fiebre
desarrollista.
El Estado se convierte en un príncipe o mecenas
moderno que promueve y financia las obrass
grandes e importantes de la época.
El fenómeno se aprecia inicial y muy
claramente en México. Una vez triunfante la
Revolución, el Estado emplea la obra urbana
y arquitectónica para mostrar su cultura y
revolución. La obra de los grandes muralistas
mexicanos como Orozco, Rivera, y Siqueiros
recubre a manera de gigantescos lienzos-manifiesto
los edificios construidos para albergar grandes
universidades, museos y hospitales, intentando
integrar arquitectura y sociedad.
En Brasil, una curiosa síntesis de vanguardia
y preocupación nacional encuentra su mejor
expresión en la arquitectura. Picchia sintetizaba
en 1924 el sentimiento del movimiento en un
lema
modernos
e
brasileiros,
que sin duda le daría una
fuerza singular, de la cual se carece en otras áreas
del continente. Asimismo, en 1938 el Ministerio
de Educación de Brasil contrató al equipo Costa-
Niemeyer-Reidy, con la asesoría de Le Corbusier,
para construir el primer monumento
moderno
del mundo,
pero posiblemente el punto culminante de esta
etapa lo constituye Brasilia en 1960. En este
período ya no se copia fielmente, y a pesar que
las influencias del movimiento moderno siguieron
(Fachada e Interiores).
REVISTA UNIVERSITARIA 141
siendo muy poderosas, se presenta ya una intención
de
reinterpretarlas,
lo que en gran medida lograron
especialmente los brasileños.
Es necesario registrar también que este
proceso es consecuencia de ciertas condiciones
externas que se dieron en la escena internacional.
Después de la Segunda Guerra Mundial la solidez
monolítica del estilo denominado internacional se
había disuelto, tanto por el rumbo divergente que
habían tomado los cuatro grandes maestros, como
por cambios y contradicciones en su propia obra. Le
Corbusier dejó de lado su obsesión por la máquina
y la técnica y volvió su mirada a la naturaleza y
al pasado, Mies van De Rohe del Neoplasticismo
inicial, transitó a un Clasicismo Moderno y
tecnológico. Por entonces además, importantes
arquitectos como Gropius, Mies van De Rohe y
Sert, marchaban de Europa a los EEUU.
Otros arquitectoss jóvenes a partir de
la crítica y reinterpretación de los principios del
movimiento moderno, empezaron a definir líneas
propias, como en el caso de Aalto en Finlandia.
Dentro de este panoramas flexible y tolerante,
los intentos de reinterpretación no solo eran
aceptados, sino incluso eran aplaudidos.
Sin formar movimientos ni compartir teorías
explícitas, los líderes latinoamericanos deseaban
demostrar las potencialidades de progreso de
sus países a través de su propia arquitectura de
punta. Como señala Browne, se podría decir
entonces "...que trataron de acercar el espíritu de la
época al del
lugar,
con una arquitectura del desarrollo".
Arquitectura joven y vigorosa, cuya potencialidad
se deriva principalmente de su
elocuencia
estructural,
especialmente del hormigón armado. Y que es al
mismo tiempo desarrollista, pues va delante de la
realidad socioeconómica latinoamericana.
En el caso brasileño, Paulo de Azevedo
sostiene que esta fase de la arquitectura hubiera
caído en el...
"...anonimato del internaüonal style si no hubiera
mantenido sus principios
de
adecuación ecológica
que la
caracterizan desde la época de la colonia".
Otros autores como Hugo Segawa, sons
pesimistas al considerar que
"...en lugar de
proponer soluciones arquitectónicas
y
urbanas,
se
convirtió
en un
problema
en si
misma.
El
abuso
de formas y
soluciones modernas
en
el periodo
de
desarrollismo que asoló América Latina en las décadas de
los 60 a 80, en
muchos
de
ellos asociado
a
dictaduras
militares,
banalizó
y debilitó el
curso redentor
de la
arquitectura moderna" (Segawa,
2005).
Indudablemente, las figuras de este período
son Oscar Niemeyer, desde su obra de La Pampulha
hasta su obra contemporánea, y Lucio Costa,
creador de Brasilia, además de su patrocinador o
mecenas Juscelino Kubitschek, quien llegaría a ser
presidente de Brasil.
Con posterioridad a la Segunda Guerra
Mundial, Perú y concretamente Lima, asimilan el
estilo internacional que ahora sí viene acompañado
de una ideología, la doctrina del Movimiento
Moderno. Dos factores actuarían para este
cometido: el primero, la creación de la Agrupación
Espacio, y el segundo, el paso e incorporación
de un importante número de sus integrantes a
la docencia en la sección de Arquitectura de la
Universidad Nacional de Ingeniería.
La Agrupación Espacio fue un colectivo de
arquitectos, intelectuales, artistas y escritores,
dirigidos por el arquitecto Luis Miro Quesada,
formados en la década de 1940 en Europa o
EEUU, que se agrupan interesados en difundir
la arquitectura y todas las manifestaciones del
arte contemporáneo. El grupo se encontraba
constituido por los arquitectos Santiago Agurto
Calvo, Carlos Williams, Adolfo Córdova y Ricardo
Malachowski, entre otros; urbanistas como Luis
Dórich; pintores como Fernando Szyszlo, Rubén
Piqueras; escritores y pensadores como Augusto
Salazar Bondy, Paul Linder y músicos como Jorge
Garrido Leca, entre otros; quienes publicarían su
primer manifiesto en mayo de 1947.
Su aparición pública sucede a través de un
axiomático manifiesto suscrito el 15 de mayo de
1947 y publicado en el diario El Comercio de la
capital. Entre otros temas se señalaba que,
"...la
arquitectura contemporánea
es índice fundamental
de un
tiempo, resume los factores
de un
nuevo concepto
universal
(...)
Desgraciadamente
el Perú más que en
cualquier otro
país
del mundo
o
acaso
al
lado
de
los que
forman
la zaga universal, permanece indiferente, sin mayor
inquietud
ni
iniciativa,
al
margen
de los
trascendentales
actos de la
revolución contemporánea.
El
hombre
es
expresión de su tiempo".
s adelante, afirman que en el Perú no
existía arquitectura y que solo se aplicaban estilos,
ocupándose además de temas relacionados al
hombre, el espacio, el tiempo, los cambios en
el mundo y el arte y, por supuesto, reiterados
deslindes con los estilos historicistas. Es decir,
reproducen la agenda establecida por los
ideólogos del Movimiento Moderno en Europa
y EEUU.
Miro Quesada dirige además la revista
Espacio
y una sección en el vespertino de El
Comercio,
donde
despliega una feroz crítica frente a intervenciones
como la remodelación, denominada por él como
Harthterrorista,
de la Plaza Mayor de Lima.
Este grupo se ocuparía no solo de la
arquitectura sino que brinda preferente
importancia al planeamiento urbano a través de
la exposición y el debate, para lo cual invita a
Luis Dórich Torres, el primer urbanista peruano,
a Adolfo Córdova, Carlos Williams y Santiago
Agurto Calvo para exponer sus ideas y obras.
Sharif Kahat, en la revista Arquitextos delo
2003, resalta una fase no conocida del pensamiento
de Luis Miro Quesada, singular vanguardista
moderno: su propuesta de continuidad de la
tradición cultural, así como de la pertenencia al
contexto y lugar, para lo que se vale de un artículo
"Espacio en el tiempo, la arquitectura moderna como
tradición cultural", publicado en 1945, en el cual
señala que,
"... la
arquitectura moderna
debe ser
producto
de la
evolución del hombre con
la
tradición
de
cada lugar
(...)
Comprendemos
la
arquitectura actual en su justo medio:
como forma
evolutiva que enraizada
en
el pasado, busca
expresión nueva, lógica,
espontánea y
propia
de la
época
propia
del país.
La
arquitectura como todo arte debe ser
antes que nada telúrica".
Sota Nadal sostiene que la Agrupación Espacio
cumplió tres funciones: instauró el modernismo
en nuestra arquitectura, aceleró la modernización
capitalista en el sector e identificó como problema
prioritario la vivienda.
El grupo se disuelve, pero la mayoría de
sus miembros pasan a la naciente Sección de
Arquitectura de la Escuela Nacional de Ingenieros,
hoy UNI, donde asumen un papel protagónico
en la propuesta e implementación del currículo
de estudios delo 1949. Aquí encontramos el
segundo factor determinante para la aceptación
y divulgación de la doctrina del Movimiento
Moderno en el Perú y específicamente en Lima.
Estudiantes formados con esta doctrina serán
portadores y constructores de la nueva ciudad y
su arquitectura.
Por estos años, la influencia de la arquitectura
brasileña así como la visita de arquitectos
importantes, como José Luis Sert, contratado por
la Oficina Nacional de Planeamiento Urbano
-ONPU- para asesorar el Plan Piloto de Lima,
y la de Richard Neutra y Paul Lester Wiener en
1945, ambos voceros del movimiento moderno, y
la llegada de Gropius en 1953, consolidaríann
s esta doctrina.
El Departamento de Arquitectura de la UNI
se convierte en 1955 en una flamante Facultad,
con Fernando Belaunde Terry como su primer
decano. El mismo propone que la nueva sede en
el Rímac, sea un
manifiesto construido
y de enseñanza
de la Nueva Arquitectura. En el resto de
universidades limeñas, sólo se crearían Facultades
de Arquitectura hacia la década de 1960, iniciando
dicho proceso las universidades Federico Villarreal
y Ricardo Palma.
Adicionalmente, revistas como El Arquitecto
Peruano, creada en 1937 por Fernando Belaunde
Terry, también contribuyen a la consolidación del
Movimiento Moderno. Es desde este órgano que se
propone la fundación de importantes instituciones
como la Sociedad de Arquitectos del Perú, hoy
Colegio de Arquitectos del Perú, el Instituto de
Urbanismo, la Corporación Nacional de Vivienda
en 1946, etc.
Tanto la ciudad de Lima como las principales
ciudades del Perú emprenden ilusionados una
planificación centralista y vertical que a partir de
los planes urbanos pretenden controlar y dirigir
el crecimiento desordenado de las ciudades en
concordancia con los dictados de los Congresos
Internacionales de Arquitectura Mundial (CIAM).
Se llega incluso a situaciones tan paradójicas
como la propuesta calificada por José Beingolea
como el Plan Voisin para Lima de 1947 que es
llevado a un Congreso Mundial en Cincinnati,
EEUU; Plan que de materializarse hubiese
destruido absolutamente todo el centro histórico.
s tarde que temprano se dan cuenta que estos
instrumentos rígidos y acabados son insuficientes
para alcanzar el objetivo deseado.
El afán modernizante destruyó gran parte
de la Lima tradicional -la demolición de parte
importante del Convento de San Francisco, para dar
paso a la Avenida Abancay constituye posiblemente
una de las heridass agresivas y de otras
ciudades importantes como Puno y Arequipa, y ya
en décadass recientes, de Cusco, Ayacucho y
Trujiílo. Los agentes inmobiliarios aprovechándose
de esta obsesión por el cambio usan y lucran a través
de la actividad inmobiliaria para destruir auténticas
muestras de nuestra memoria y sustituirlas por
obras que optimicen sus ganancias.
Por ejemplo, en el Arquitecto Peruano de
1963 se registra que "...durante las últimas décadas
la
transformación
de Lima ha seguido un ritmo incesante.
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Unidad Vecinal N" 3: Lima.
Viejas
casas
coloniales
o
republicanas,
amenazando ruina,
después del terremoto de 1940 han cedido el campo a
modernos y funcionales edificios...".
Por esos años, las posturas son ambiguas y
contradictorias en la conciencia de los portadores
del ideario modernista, tal y como había sucedido
décadas antes en Europa, con el pensamiento de
Le Corbusier, situación registrada, por ejemplo, en
la siguiente cita en el
Arquitecto Peruano
de 1964,
"La obra arquitectónica no se da como una entidad aislada
y
en abstracto, sino
en junción y
correlación con
un
medio,
ámbito que no hay que trastocar, sino que hay que respetar,
depurar
y realzar
como elemento arquitectónico
que en
él se
engarza:
un
respeto
al
marco, el paisaje natural
o
urbano, que deviene
de la
mayor importancia
en
nuestras
ciudades, ricas
en
monumentos
arquitectónicos y
edificios
artísticamente
valiosos...".
De este modo, se reafirmaba en el mismo
sentido que en la arquitectura de los 60, pues se
incentiva "...una arquitectura de formas y soluciones
más
seguras
y auténticas identificadas con el movimiento
moderno (...) a manera de las últimas
obras lecorbusianas,
comenzando a dejarse sentir en las producciones
arquitectónicas
del Perú...".
Las obras comienzan a adoptar esta opción
construyéndose, por ejemplo, las grandes Unidades
Vecinales de Rímac, Santa Cruz, La Victoria,
etc., tratando de replicar los grandes conjuntos
edificados previamente en Europa. Entre ellos
destaca como ejemplo emblemático la Unidad
Vecinal N° 3, encargada por la Corporación
Nacional de la Vivienda al urbanista Luis Dórich
Torres y a los arquitectos Fernando Belaunde Terry,
Alfredo Dammert, Carlos Morales Macchiavello
y otros, quienes basándose en referentes del
mundo anglosajón, donde se habían formado,
reinterpretan y recrean dicha obra, adecuándola
a nuestra realidad. El conjunto residencial está
destinado a grupos sociales con limitados recursos
económicos y una visión integral y pionera en
América Latina.
Esta propuesta pretende construir una
ciudad jardín peatonal a pequeña escala, sin
estridencias, donde los problemas de educación,
sanidad, vivienda, recreación, comercio y culto,
encuentren respuesta. La unidad Vecinal N° 3, es
calificada como moderna y peruana, concitando
la atención latinoamericana y constituyéndose en
hito de referencia quen hoy provoca nuestra
atención y respeto por su claridad y verdad.
Entre otras construcciones que apuestan
por esta opción podemos citar los edificios Atlas,
Ministerio
de Saludy de
Trabajo:
Lima.
. 100 AÑOS
Estadio
Nacional José Díaz: Lima.
Pacífico, Radio el Sol, el Ministerio de Educación,
los Ministerios de Hacienda y Comercio —hoy de
Economía—, Trabajo, Salud, el Estadio Nacional José
Díaz, el Hospital del Empleado, las grandes unidades
escolares, así como algunas buenas muestras de
arquitectura industrial, construidas durante la
década de 1950. Todas estas obras corresponden a
una primera etapa de descubrimiento y decantación
que produce una arquitectura limpia y simple de una
madurez admirable.
Paradójicamente, esta década y la siguiente
marcarían la consolidación del Movimiento
Moderno en el Perú y a la vez su banalización
y mercantilización, haciendons evidente
la crisis y cuestionamientos que se habían
desatado en Europa y EEUU. La superposición
y priorización de lo mercantil llevan a una
arquitectura comercial de competencia, con
arquitectos de moda que ejecutan imitaciones de
imitaciones de la arquitectura internacional. Obras
que son generalmente copiadas de revistas, hecho
que pareciera ahondarse en la contemporaneidad;
así, la arquitectura se hace excluyente, irreflexiva,
reduccionista y meramente funcional.
Adicionalmente, en el Perú de la década
de 1970, el Gobierno Militar construye obras
monumentales, con el afán de consolidar
su representación y poder. Obras como el
grandilocuente, brutal e inhumano Centro Cívico
alzado en dicho periodo así lo confirman.
ARQUITECTURA DEL DESARROLLO EN
CUSCO
El terremoto de 1950 marcó el inicio de una
década de grandes transformaciones urbanas en
el Cusco. El fenómeno natural coincide con la
llegada tardía de ideas vinculadas a la modernidad
y con transformaciones económicas, sociales y
nolílicase ocasionan el desborde.hnhul/ir del canino
a la ciudad, haciendo que las contradicciones, la
segregación y exclusión, al estars concentradas,
se hicieranns claras y evidentes.
Muchos funcionarios y profesionales jóvenes
formados fuera, imbuidos de una falsa mentalidad
progresista, asociaban el pasado y lo antiguo, no a lo
patrimonial y a la memoria, sino a manifestaciones
de atraso, de freno del progreso. De este modo, se
puede explicar el actuar de muchos ingenieros
del Ministerio y Fomento de Obras Públicas, así
como las declaraciones del entonces Prefecto del
Cusco, José Torre Tagle, quien señala: "No
queremos
más casas antiguas, queremos un Cusco nuevo, hay que
desparecer
el
Cusco antiguo,
basta de
Cusco
viejo".
Indudablemente, las condiciones del hábitat
en el centro eran críticas antes del terremoto, como
se señala en el Informe de la Misión Kubler; por
entonces, "Cusco
padece de
una súper población foránea que
data de
mucho
antes del
terremoto
de 1950. Una casa de la
época colonial
para una familia rica y su
servidumbre
sirve
hoy de
albergue
para treinta familias, algunas de las cuales
viven
en una sola habitaáón, sin
ventilación,
ni
instalaciones
tnmtnmni" /'Tnfnrmp IVTieión KiiHlpr lQ^l'^f)
1
!
Edificios abandonados en
el
Centro de
Lima.
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Por entonces se crea la Junta de
Reconstrucción y Fomento Industrial del Cusco,
con fines de promoción industrial, agrícola,
urbana, vivienda popular y reconstrucción de
monumentos históricos, que en 1957 se constituiría
en la Corporación de Reconstrucción y Fomento
Industrial del Cusco (CRYF). Según Informe de
la Junta de Reconstrucción y Fomento del Cusco,
"...fueron destruidas 3,000 casas, 15,000 personas
se instalan en rejudos
provisionales
y 20,000 personas
emigran (...) siendo su
construcción
de pésima calidad y
sin
servicios. Otros
se instalan en
los
patios de las antiguas
casonas" (Junta de Reconstrucción y Fomento del
Cusco, 1952: 36).
Ambas instituciones pretenden ilusamente
solucionar problemas estructurales con sucedáneos
coyunturales, acusando las mismas limitaciones
que hoy sentimos en las Regiones: centralismo; falta
de poder decisorio; ausencia de cuadros regionales
orgánicos, honestos y capacitados, con proyectos
que logren consenso y apoyo del colectivo social;
descoordinación; superposición de funciones, etc.
Problemas que cobran dimensiones dramáticas
cuando se presentan desastres naturales -aunque
algunos tengan que ver con la acción del hombre-
como se evidencia en el Sur Chico.
Hoy, después des de 50 años, los retos
planteados siguen sin respuesta. Existen gente
que sigue viviendo en refugios provisionales y
transitorios
—como al interior de una de las casas de
la calle Marqués debido, entre otros motivos, a
que el cien por ciento de los préstamos otorgados
por el Gobierno para soslayar los problemas de
vivienda de los excluidos fueron captados por
propietarios de predios urbanística y legalmente
reconocidos para construir edificios rentistas.
De otro lado, el anhelado desarrollo industrial
y agropecuario regional, cifrado en dos proyectos
prioritarios: Central Hidroeléctrica de Machu
Picchu y Fábrica de Fertilizantes de Cachimayo,
a los que se dedicaron la mayoría de los recursos,
solo fueron una utopía. Hoy esta esperanza se cifra
en el gas de Camisea.
Después del terremoto, el arquitecto Luis
Miro Quesada Garland encargado de formular el
Plan Piloto que sería aprobado en 1952, consideraba
que "...
había llegado el momento de iniciar
el proceso plástico
que con
el
tiempo cuaje en otro hermoso cristal",
trazándose
como meta modernizar el Cusco, incorporando
conceptos como la zonificación, la priorización
del tránsito vehicular, la incorporación de edificios
modernos, etc.
Para el centro histórico, denominado en dicho
Plan como /¡jma Histórica de valor arqueológico
notable a conservar, concordante con la Carta
de Atenas, se proponía conservar únicamente
monumentos únicos y aislados, destruyendo
algunas manzanas, donde teóricamente no había
patrimonio, sino solo casas modestas.
El casos aberrante se presentaba con la
propuesta del nuevo Centro Cívico Administrativo,
que pretendía ocupar cuatro manzanas, entre las
que destacaba la limitada por las calles Marqués,
San Bernardo, Quera y Mesón de la Estrella.
Cuesta imaginarse edificios altos sobre pilotes
interactuando con amplias áreas verdes y unos
cuantos monumentos y casas domésticas. Por
suerte, el dinero no alcanzó para materializar
dicho proyecto.
De este Plan se ejecutarías adelante una
única diagonal trazada, que actualmente une
la Avenida Sol con la parroquia de Belén y que
destruyó muchas casas domésticas dentro de las
que destacaba la Casa
del Balcón de Herodes
y muchos
ensanchamientos inapropiados.
La Avenida Sol fue canalizada íntegramente
en la década de 1960, convirtiéndose en el eje
principal de la ciudad. A los edificios construidos en
Colegio Clorinda
Mallo de
Turner: Cusco (derruido
y
hoy en reconstrucción). Conjunto Habitaeional ^'arumilla: Cusco.
la primera cuadra, se agregan el Palacio de Justicia
y luego una serie de edificios principalmente
bancarios edificados en la década de 1970, como el
Banco Continental, el Banco Industrial, hoy Banco
de la Reserva —ambos proyectados por equipos
dirigidos por el arquitecto Ronald Peralta—, el
Banco de la Nación y el edificio de Telefónica, de
proyectistas limeños, que si bien apuestan por una
arquitectura moderna, pretenden contextualizar
sus obras, algunos con mayor éxito que otros.
Se propone que la ciudad nueva crezca
en dirección sur, donde se alzaría importante
equipamiento institucional como las grandes
unidades escolares Inca Garcilaso de la Vega, de
1951, y Clorinda Matto de Turner, de 1952; el
Pabellón Administrativo de la Universidad, de 1951,
etc., así como importantes conjuntos residenciales
como Zarumilla, Santiago (1953-1956) y Mariscal
Gamarra (1953); el Hospital Regional (1964),
el Pabellón de Ciencias de la UNSAAC, del
arquitecto limeño Carlos Ausejo; edificios todos
como expresiones del Movimiento Moderno
en Cusco. Este sería posiblemente el momento
s importante de la arquitectura en Cusco,
con obras que incluso en la contemporaneidad
concitan atención, por ser expresiones con vigencia
funcional, formal, fáctica y social.
La inversión privada no se deja esperar
construyéndose, en 1955, el Cine Ollanta, con
ciertas improntas de decoración art
decó.
Se alzan
además, aceleradamente, una serie de edificios
comerciales y residenciales, principalmente
en los ejes de la calle Ruinas —un tantos
contextualizados y eclécticos—, de la avenida
Sol y la calle Almagro, con edificios funcionales
descontextualizados y rentistas.
Eran años en que entre otros protagonistas
residentes, se encontraban los arquitectos Andrés
Ochoa Luna, los hermanos Galimberti Olazo
(CAP 2,3), Manuel Chambi, Carlos Echegaray
Adrián -estos dos últimos formados en Argentina;
Carlos Torres Bailón, el arequipeño Rcné Uría
Arrisueño, Alberto Aranzaens, Benjamín Velasco,
Guillermo Durand Teves; los ingenieros Rolando
Szlater, Abelardo Ugarte, Armando Gallegos
Guevara, Antonio Oliart, Arturo Samanez
Concha, Carlos Gómez Palza y Francisco Zárate,
y constructores como Roberto Samanez Ritcher,
entre otros.
La triada Graña-Cooper-Nicollini, formada
en la UNI y recién retornada de Europa a inicios
de la década de 1960, proyectó el Seminario San
Antonio Abad del Cusco. Se trata de una muestra
sincera e imaginativa de los ideales del segundo
momento del Movimiento Moderno, que prefiere
hablarnos de pluralismo, del deseo de tener en
cuenta las diferencias en los sustratos culturales y
geográficos de la Arquitectura, del acontecer y de
la multidimensionalidad, a semejanza de las obras
del arquitecto y diseñador finlandés Alvar Aalto,
que estos arquitectos conocían y admiraban, las
mismas que eran consideradas por los jóvenes de
la época como manifiestos. Desgraciadamente,
hoy el Seminario está muy distorsionado por
desacertadas intervenciones y, lo que ess grave,
su posible demolición para erigir un malí al estilo
de Miami.
En la década de 1970, el arquitecto Víctor
Raffo Rodríguez proyecta el novísimo edificio de
Correos y Telégrafos, arresto tardo modernista,
en la penúltima cuadra de la avenida Sol. El
resultado es una caja de concreto, aluminio y
vidrio, abstracta y aislada de su entorno.
Paralelamente se proyecta y construye
el aeropuerto de Quispiquilla por el consorcio
limeño Orrego-Arana-Torre. Obra inaugurada
en 1967, presenta otro resultado al ser un objeto
contemporáneo, tectónico, sobrio y austero, pero
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Edificio
de Correos y
Telégrafos: Cusco.
que a la vez asume un compromiso con el espíritu
del lugar. Este mismo equipo en 1969 proyectará
la actual Caja Municipal en el Centro Histórico
con respetuoso cuidado.
A inicios de la década de 1960, la
Universidad crea la sección de Arquitectura como
parte de la Facultad de Ingeniería Civil, a iniciativa
del ingeniero Abelardo Ugarte y del arquitecto
Oscar Ladrón de Guevara Avilés, salvador de
parte importante del patrimonio, después del
terremoto de 1950, evitando lo que sucede hoy
con la destrucción de valioso patrimonio en el sur
chico con el aval del INC, titulando a los primeros
arquitectos elo de 1970, entre los que estaban
Abel Ortíz de Zevallos y César Quispe Gonzales.
En estos años, el currículo posiblemente
influido por referentes chilenos, con predominantes
apuestas estético artísticas y no excesivamente
tecnológicas, abrieron la posibilidad de incorporar
las artes plásticas, no como un complemento sino
como par sustancial, a similitud de lo que ocurría en
la Universidad Católica de Chile, la de Valparaíso
y la Nacional de Chile —donde se formó su
fundador, el arquitecto Óscar Ladrón de Guevara
Avilés y de la Universidad Nacional de Ingeniería
de Lima —donde se formó Andrés Ochoa Luna
Aeropuerto "Velazco
Astete"
(Quispiquilla-Cusco).
la que contaba con una vertientes racionalista
y tecnológica tomada de la Bauhaus, teniendo
como resultado final un producto híbrido de estas
dos opciones. Es clara también la preocupación
del Arquitecto fundador por la incorporación de
asignaturas de Restauración de Monumentos,
para conservar nuestro extraordinario patrimonio.
A principios de la década de 1970, retorna
un importante grupo de arquitectos formados en
Brasil, considerado en esos momentos como uno
de los centross importantes de la arquitectura
mundial. Era un momento de apogeo de la
arquitectura desarrollista que tenía como máximos
exponentes a Oscar Niemeyer y Lucio Costa.
Banco de Reserva: Cusco.
100 AÑOS
Teatro Municipal: Cusco.
Conforman esta Generación Brasil: José
Domingo Cabrera, Otto y César Galimberti,
Teófilo Jordán, Ronald Peralta Tamayo, José
Enríquez Rozas y Roberto Samanez Argumedo,
quienes se incorporan a la plana docente de la
ya entonces Facultad de Arquitectura y Artes
Plásticas, influyendo en la conformación del
currículo de estudios.
En relación con la obra de Ochoa Luna, es
abundante y variada. Por ejemplo, el mercado y
cementerio de Quillabamba logran amalgamar el
exuberante paisaje natural, la nueva
tecnología
del
concreto
armado e interesantes pesquisas formales.
Probablemente estas obras y el proyecto para el
Centro Recreacional Sambaray, compartido con el
arquitecto Ernesto Paz —desafortunadamente no
construido en su totalidad constituyen los puntos
s altos de su producción.
El arquitecto Ronald Peralta Tamayo destaca
por un conjunto de proyectos bancarios como el
Banco Continental, el Banco Industrial —hoy Banco
de Reserva—, el ex-banco de los Andes así como el
Teatro Municipal e interesantes residencias -como
las de las familias Chavaneix y Oberth, en Santa
Mónica. Sus obras reflexivas son el resultado de
Vivienda en Santa Mónica: Cusco.
pacientes búsquedas contextualizadas. Une dos
aspectos básicos en su obra: pasión y ética en lo
que hace.
José Domingo Cabrera demuestra en su
obra una preocupación por encontrar referentes
propios, tanto precolombinos como coloniales
que recrea. Así, producirá las Galerías Turísticas
y singulares viviendas en Magisterio y Huancaro
Residencial.
Roberto Samanez, els joven de esta
generación, profesional proficuo y controvertido,
ha realizado importante obra de restauración,
adecuación y obra nueva destinada principalmente
al turismo. La producción teórica, tampoco es ajena
a su quehacer, hecho inédito en nuestro ámbito
profesional. Es probablemente en este momento, el
s cosmopolita de los arquitectos cusqueños.
En esta década de 1970, los primeros
profesionales de nuestra Universidad inscriben
también su obra dentro de lo que hemos
denominado como arquitectura del desarrollo. Es
decir, una obra comprometida con la elocuencia
estructural del concreto armado, destacando el
Coliseo Cerrado proyectado por los arquitectos
José Chacaltana, César Quispe yjuan Salazar.
Coliseo Cerrado: Cusco.
REVISTA UNIVERSITARIA 141
MOMENTO DE REVISIÓN Y DE LAS
ALTERNATIVAS PROPIAS
Las sociedades opulentas en los setentas
plantean el cuestionamiento de la modernidad
y la aparición de la posmodernidad como
fenómeno cultural, creando nuevos paradigmas
como el de vivir en una sociedad global y
mediática, marcada por las comunicaciones.
Ello, idílicamente —eufemísticamente nos hace
pensar en una
aldea global,
que incongruentemente
se muestra fragmentada, dividida e injusta.
Además, hoy prevalece toda una tecnología de
la destrucción que hace posible la desaparición
de la humanidad y del planeta que lo cobija.
La mercandlización, fetiche propio de nuestros
tiempos y la dependencia, marcans que nunca
toda la producción constructiva.
Extinguida o al menos dejada de lado la
utopía de lo moderno, se da paso a corrientes
como el pensamiento de Jean-François Lyotard
que propone la desaparición de los grandes
relatos; de Jürgen Habermas, que sienta las bases
del pensamiento posmoderno, o anuncios tan
discutibles como el de Francis Fukuyama que
anunciaba el^m de la historia. Tales son los nuevos
paradigmas de la denominada
aldea
global.
Esta situación ha llevado a que tanto el
campo del territorio, como del paisaje cultural y
específicamente el de la arquitectura, se tiñan de
enfoques tomados de la filosofía postestructuralista
Dcrrida, Bataille, Lyotard, Barthes que implican la
incorporación de categorías como la incertidumbre,
el caos, el vacío, el conflicto, la indeterminación, la
contradicción, el desequilibrio, la falta de certeza, lo
efímero de lo construido y los no lugares, entre otros.
Sin embargo, es necesario recordar que
esta reflexión surge de países opulentos que
luego de la culminación de la vivencia de la
modernidad ilustrada, legítimamente realizan una
introspección autocrítica y por tanto desarrollan
una reflexión posmoderna, algo sustantivamente
diferente y ajeno a los aconteceres propios.
De otro lado, la mercantilización y la
dependencia de la
sociedad
del
espectáculo
han sumido
al hábitat latinoamericano en el desborde, la crisis
y la incertidumbre, donde la mercantilización y la
dependencia marcan la mayoría de la producción.
Dentro de este marco y a partir de los
Seminarios de Arquitectura Latinoamericana,
surge una propuesta de otro momento que se nos
reclama vivir como latinoamericanos y que busca
engarzar el tiempo y el locus.
En 1963, Paul Ricouer, filósofo francés,
en un ensayo titulado Civilización Universal y
Cultura Nacional planteaba ya una síntesis entre la
tecnología universal vinculada al núcleo místico
y ético propio que sólo es posible cuando una
cultura es capaz de asimilar la racionalidad
científica y evitar la simple repetición del pasado.
"Solo una cultura viva fiel a sus orígenes y preparada para
la
creatividad en
los
niveles
del
arte,
la literatura y filosojia
es capaz de enfrentar otras culturas, no sólo esto, sino es
capaz de
darles
su
propio
significado" (Ricouer, 1963).
Y aunque siempre es posible aprender
de la experiencia ajena, nuestra situación es
bastante distinta. En nuestro caso la presión de
la modernidady ahora de la posmodernidad-
nos llegó de afuera, peros por efectos de la
comunicación que de una real conjunción de las
lógicas del capital, el mercado y la sociedad civil;
estando entre nosotros todos estos imperativos,n
pendientes o parcialmente realizados y por tanto,
no correspondiendo a nuestra realidad objetiva.
Como bien sostiene Octavio Paz, "...los
hispanoamericanos en lugar de
repensar
y
reelaborar
esa
tradición, en lugar de actualizarla y aplicarla a las nuevas
circunstancias, prefirieron apropiarse
de la filosojia política
de los franceses, ingleses y de los
norteamericanos".
Por consiguiente, nos corresponde desarrollar
una alternativa propia; nuestra,s compleja y
verdadera, tanto desde el plano sociológico histórico
de la cultura, como en el plano específico de la
arquitectura. Es necesario un nuevo punto de partida,
lo contrario será alentar la frivolidad del desencanto.
Propia, en cuanto responda a la realidad, sin
negar la posibilidad de aprender de invenciones
y experiencias probadas en otros ámbitos,
haciéndolas apropiadas en el sentido de hacerlas
propias, adaptarlas creativa y críticamente, y no
adoptándolas sumisamente. En este sentido, todo
lo anterior no excluye estar abiertos a las ideas,
logros plásticos y tecnologías externas a la región.
Supone no aislarse de la aventura común de la
humanidad desechando el chauvinismo.
Es una actitud frente al pensar, crear,
materializar y vivir del hábitat latinoamericano.
La actitud común es, en lo fundamental, el respeto
por cada realidad. Los resultados de esa actitud,
son tan diversos y variados como son las distintas
realidades geográficas, climáticas, de idiosincrasia,
de tradiciones, de ventajas comparativas,
de cometidos pragmáticos, de situaciones
socioeconómicas, de técnicas disponibles, de
sustratos valorativos, de contextos formales y de
. 100 AÑOS
Edificio
Honda
de
Emilio Soyn: Lima.
Oratorio
del
Nazareno:
Urna.
Residencial Alvaro Pastor: Arequipa.
mil otros condicionantes de la realidad a la que se
quiere servir, caso a caso, obra a obra, circunstancia
a circunstancia. Es decir, respondiendo a nuestra
otredad o alteridad cultural.
Se trata de una Arquitectura que trasciende
el arte visual y entiende que ella es continente de
la vida del hombre, pretendiendo que goce de
calidad de vida y por tanto, no sólo comunica
sino que además se habita. Esta vertiente cada
a obtiene mayor reconocimiento, vigencia y
reconocimiento debido al respeto por los valores
propios y contemporáneos que encierra, así como
por su sostenibilidad.
Entre los pocos que no se alienaron,
sustrayéndose de la arquitectura comercial
podemos citar en México a Luis Barragán; en
Uruguay, la obra del ingeniero Eladio Dieste; en
Colombia, Rogelio Salmona; en Brasil, Paulo
Mendes Rocha y en Chile, Edward Rojas y Jorge
Lobo, entre otros.
En el Perú, si bien no se observan ejemplos
tan nítidos ni figuras singulares, sin embargo es
meritoria la obra de José García Bryce —con su
conjunto habitacional Chabuca Granda—, la obra
de Alvaro Pastor en Arequipa —la Posada del
Puente, Coica Lounge y un conjunto residencial—,
la obra singular de Emilio Soyer N. -Edificio
Honda y casas muy sugestivas e inéditas y Óscar
Borasino, con su original Oratorio del Nazareno.
En Cusco destacan dos obras, el Hospital
del Seguro Social del Perú y el Banco Agrario,
hoy SUNAT, ambas de la triada Graña-Cooper-
Nicolini, son expresiones de esta búsqueda y actitud.
CONCLUSIÓN PROVISORIA
Las siguientes líneas, a manera de conclusión
provisoria, tienen un carácter abierto y reflexivo.
Partimos por reconocer que el movimiento
moderno surgido a partir del pensamiento racional,
constituyó una revolución en la sensibilidad
que transformaría no solo las artes sino nuestras
ciudades y arquitectura. Períodos con la intensidad
transformadora de los años veinte, en búsqueda
de un lenguaje que se adecuara y guardara
correspondencia con el espíritu del tiempo, aun
con todas las limitaciones que hemos explorado y
reconocido, pocas veces se repitieron en la historia.
No se puede desconocer que se trata de una
visión superada y sin embargo, no logramos llenar
el vacío dejado por su peso académico y coherencia
argumental, llevando a algunos incluso a declarar
su recuperación y vigencia artística e histórica.
Andrés Weill, director de la revista Ciudad
y Arquitectura, el 2004 expresaba: "Los arquitectos
Hospital
del Seguro Social: Cusco.
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Edificio SIMAT: Cusco.
contemporáneos,
la
arquitectura contemporánea
es huérfana
del movimiento moderno, al que sabe muerto, pero que
no ha querido
enterrar,
alargando el duelo más allá de lo
razonable".
Otros en cambio rechazan el metalenguaje
lineal del movimiento moderno, sustentando que el
interés contemporáneo de cualquier fenómeno, y
por tanto de la Arquitectura, no ess unitario,
sino múltiple, fragmentario y discontinuo.
La producción del paisaje cultural en
Latinoamérica y específicamente en el Perú,
se encuentra nuevamente en la disyuntiva de
ser espejo de lo ajeno, aceptando servilmente
ideologismos heroicos y totalizantes. Ello implica
encasillarla, como ayer, en los cánones del
desencanto modernista y hoy en la reacción
posmoderna de
búsqueda
de
nuevos medios
de
expresión,
que pretenden inaugurar comienzos inéditos, para
plagiar clausuras que nunca fueron ni son nuestras,
únicamente por el prurito de estar ala con lo
que sucede en Europa o en EEUU.
Hoy que se privilegia el consumo del
producir, consumir y desechar -derrochar-
herederos de el medio es el
mensaje,
de los juegos de
marketing, con el agravante de desalojar la esencia
de la Arquitectura, cual es pensar, crear, construir
y habitar el cobijo sustentable del hombre, se nos
presenta nuevamente; esa otra opción que solemos
desechar: la de encontrar
nuestro
propio derrotero,
aquella búsqueda que alienta la producción
humana creativa, que exalta la potencia del
espíritu, que afirma, que considera los factores
culturales, ecológicos, económicos, sociales, entre
otros. Es decir, retratar innumerables factores,
posibilidades y por qué no sorpresas, creando para
nosotros, un
paraíso
aquí y ahora.
La presente reflexión nos llama a tomar
conciencia que ni el apátrida globalizante, ni el
aislacionista chauvinista contribuyen a este fin.
Hay que descubrir que la multiplicidad de voces,
tiempos e historias pueden trenzarse en la búsqueda
de una realidad nueva. Y ver lo contemporáneo
como un desafío, como una pregunta histórica, que
por tanto requiere de respuestas históricas diversas,
abiertas, y dinámicas, que debiéramos contestar
con autenticidad, legitimidad y honestidad.
. 100 AÑOS
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