
— REVISTA UNIVERSITARIA 141 —
INTRODUCCIÓN
Cuando las primeras voces se alzaron
informando de que el clima de la tierra empezaba
a desequilibrarse por la acción del hombre, la
mayoría de la comunidad científica respondió
con la indiferencia o el más absoluto desprecio,
tachando a los científicos involucrados de simples
alarmistas. Posteriormente los hechos se fueron
confirmando, aquellos primeros vaticinios sobre
cambio climático empezaron a ser admitidos,
aunque se seguía poniendo en duda la acción del
hombre como desencadenante real del cambio.
Sin embargo, a partir de la década de los
90, la comunidad científica del mundo estuvo de
acuerdo en que el clima global está completamente
alterado a consecuencia de las emisiones de gases de
efecto invernadero que, entre otras consecuencias,
incrementan la temperatura y alteran los patrones
de precipitación, afectando la estacionalidad de
los procesos biológicos, produciendo así una serie
de resultados negativos en los aspectos biológicos,
ecológicos, sociales y económicos en los ámbitos
local, regional, nacional y global.
Según La Convención Marco de las
Naciones Unidas acerca del Cambio Climático
CMNUCC-1992, se nombra cambio climático a
la modificación del clima con respecto al historial
climático a una escala global o regional. Tales
cambios se producen a muy diversas escalas de
tiempo y afecta a todos los parámetros climáticos:
la temperatura, la precipitación, la nubosidad, etc.
Son reconocidos dos agentes de cambio, el primero
debido a causas naturales, Variabilidad Natural del
Clima, y el segundo a la acción de la humanidad,
Cambio Climático
Antropogénico.
La CMNUCC-1992, determina así el
cambio climático antropogénico:
"Entendiéndose por cambio climático, un
cambio atribuido directa e indirectamente a la
actividad humana que altera la composición
de la atmósfera mundial y que se suma a la
variabilidad natural del clima observado durante
períodos de tiempo comparables".
El Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático, IPCC-1996, integrado por un grupo
de 2500 expertos de todo el mundo, designados
por sus respectivos gobiernos en 1988, emitió
su segundo informe a principios de 1996. Este
concluía —por primera vez- que el calentamiento
de la tierra es un hecho científico y que el balance
de la evidencia sugiere que las actividades
humanas serían la causa.
Según, Global Climate Change Information
Programme (1997), "[...] un cambio discernible de
influencia humana
sobre
el
clima
global
ya
se puede
detectar
entre las muchas variables naturales del clima". Según
el panel, la temperatura de la superficie terrestre
ha aumentado aproximadamente en 0,6° C en el
último siglo. Las emisiones de dióxido de carbono
por quema de combustibles han aumentado a
6,25 mil millones de toneladas en 1996; por otro
lado, 1996 fue uno de los 5 años más calurosos
que existe en los registro desde 1866, y algunos
científicos predicen que en el futuro serán aún
más calientes.
La mayoría de los expertos están de acuerdo
en que los humanos ejercemos un impacto directo
sobre este proceso, generalmente conocido como
efecto invernadero, producido por el incremento de
gases como el dióxido de carbono (CO ), vapor
de agua, el metano (CHJ el óxido nitroso (NO )
y el Ozono (O
s
). Estos gases de invernadero
absorben y re-emiten la radiación de onda larga,
devolviéndola a la superficie terrestre y causando
el aumento de temperatura.
Cerca de 2000 investigadores reunidos en
Copenhague exhortaron a los dirigentes políticos
del mundo a implementar de manera vigorosa las
acciones económicas y tecnológicas disponibles para
reducir las emisiones de gases de invernadero que
atrapan el calor en la atmósfera. Esta información
se dio al concluir las conferencias por parte del Panel
Intergubernamental sobre Cambio Climático,
IPCC. En diciembre de 2009, la ONU inició el
diálogo sobre un nuevo tratado para preservar el
clima mundial que sucedería al protocolo de Kyoto,
que expira en el 2012 (ONU, 2009).
En la Presentación del Estudio Regional del
Banco Mundial Sobre Cambio Climático (2009)
Antonio Brack, manifestó:
"El Perú es particularmente vulnerable al cambio
climático. El estudio recuerda que el Perú es uno
de los 10 países con mayor biodiversidad en el
mundo y su alta complejidad y riqueza ecológica
le añade un riesgo adicional, debido a su propia
sensibilidad ante los cambios repentinos, pues
en sus ecosistemas habitan especies y floras
que son únicas en el mundo. En los últimos 35
años, los glaciares del Perú se han reducido en
22 %, lo que conduce a su vez a la reducción
del 12 % de agua fresca para la costa, donde
vive aproximadamente el 60% de la población
del país; la pérdida estimada de agua equivale
a 7,000 millones de m3. Si no se toman desde
ahora medidas apropiadas para enfrentar los