
Los cantos son más largos y complejos
y están asociados al cortejo y apareamiento,
mientras los llamados tienden a prestar función de
alarma o para mantener junta a la bandada y en
comunicación, haciendo la distinción en base a su
función, (Howell & Webb, 1995); de esta forma,
vocalizaciones cortas como las de las paloma e
incluso, sonidos no vocales como el tamborileo
de los pájaros
carpinteros
o el batido de las alas de
la agachadiza en sus vuelos de exhibición, son
considerados cantos. (Bostwick & Prum, 2005) Sin
embargo, otros autores enfatizan en que el canto
debe poseer diversidad silábica y regularidad
temporal, semejante a los patrones repetitivos y
transformativos que definen la música.
El canto de las aves está más desarrollado
en el
Orden Passeriformes.
La mayoría de los cantos
son emitidos más por los machos que por las
hembras y los emiten desde sitios depercheo aunque
algunas especies pueden hacerlo en vuelo. Algunos
grupos de aves son casi mudas, produciendo
sonidos puramente mecánicos, como las que sólo
traquetean sus picos.
En otras especies, el macho ha desarrollado
varios componentes mecánicos para la producción
de sonidos incluyendo mecanismos para la
estridulación
que no es muy diferente a la de los
insectos. (Manson-Barr & Pye, 1985)
La producción de sonidos a partir de medios
mecánicos, en oposición a los emitidos a través de la
siringe, han sido denominados en ocasiones como
música instrumental por Darwin, sonidos mecánicos
(Bostwick & Prum, 2003) y más recientemente
como
sonatación
(Read, & Weary, 1990).
El término sonata ha sido definido como el
acto de producir sonidos no vocales con la intención
de modular señales comunicativas, producidas sin
utilizar la siringe, tales como el pico, las alas, cola,
patas y plumas del cuerpo.
Individualmente, las aves pueden ser
suficientemente sensibles para identificarse entre sí
por medio de los cantos. Muchas de las aves que
anidan formando colonias pueden localizar a sus
polluelos utilizando sus cantos (Wayne et al, 2002).
En ocasiones, los cantos no son
suficientemente distintivos de un individuo a
otro como para ser identificados, inclusive por
investigadores humanos durante la realización de
estudios ecológicos (Thorpe, 1963).
Algunas aves realizan llamados a dúo,
en algunos casos los duetos están tan bien
coordinados en temporalidad que parecen un solo
canto. Este tipo de llamado se denomina "dueto
antifonal". (Stokes & Williams, 1968; Aragón &
Venero, 2007). Estas formas de llamado han sido
observadas en un amplio rango de familias, (Harris
& Franklin, 2000; Osmaston, 1941; Pewer, 1966;
Goodale & Kotahama, 2005) la función de estos
llamados orquestales todavía es incierta.
Algunas aves son excelentes imitadoras
de cantos de otras, habiéndose planteado la
hipótesis de que en algunas especies tropicales las
imitaciones pueden jugar un rol importante en la
formación de grupos de alimentación de diferentes
especies. (Suthers & Héctor, 1985).
La capacidad auditiva de las aves está en el rango
que va
desde
por
debajo
de los 50 Hz -infrasónico- a
por encima de los 20 kHz -ultrasónico- con
sensibilidad máxima entre 1 a 5 kHz (Boncoraglio
& Saino, 2007). El rango de frecuencias dentro
del cual las aves realizan sus llamados es variable
dependiendo de la calidad del hábitat y los sonidos
del ambiente. Se ha sugerido que cantos con poco
ancho de banda, bajas frecuencias, modulación de
baja-frecuencia e intervalos inter-elementos largos,
son comúnmente escuchados en los hábitats con
estructuras de vegetación complejas que tienden
a absorber o disipar sonidos, mientras que altas
frecuencias, mayor ancho de banda, modulaciones
de alta-frecuencia (vibraciones) e intervalos inter-
elementos cortos pueden esperarse en los hábitats
abiertos. (Morton, 1975; Krause, 1993).
También se piensa que el rango de frecuencia
disponible está fragmentado para que el traslape
de los cantos entre especies difiera en frecuencia y
tiempo; esta posición ha sido definida como nicho
acústico
(Henrik, 2004).
En las áreas urbanas, donde abundan los
sonidos de baja frecuencia, se ha notado que
las aves tienden a cantar con mayor volumen y
en tonos más altos. (Slabbekoorn & Peet, 2003;
Barrington, 1773).
Los cantos de las diferentes especies de aves
varían y son más o menos característicos de la
especie. En la actualidad, los cantos de las aves
son analizados utilizando espectroscopia acústica.
La complejidad y la cantidad de los diferentes
cantos varía considerablemente de especie a
especie; en algunas se da esta variación incluso
entre individuos mientras que en otras los cantos
integran elementos arbitrarios que los individuos
aprenden durante su vida, como una forma de
mimetismo, aunque un término más adecuado
sería llamarle
apropiación
(Elrich et al), pues el ave