APORTES PARA LA HISTORIA DE LA
UNIVERSIDAD NACIONAL DÉ SAN
ANTONIO ABAD DEL CUZCO*
I
Las grandes instituciones y su historia son
como las altas montañas, nadie las ignora, todos las
perciben desde la profundidad de los valles, pero
pocos se empinaron hasta su cima para nutrirse de
sus paradigmas. San Antonio Abad y su dramática
historia caben en esta metáfora de manera
perfecta. Pues si bien todos somos conscientes,
sobre todo ustedes, distinguidos profesores y
alumnos, de su añeja pátina de trescientos años,
necesitamos sin embargo revisitar y recordar su
historia,a a día, para nutrirnos de su tradición
andina y encontrar en ambas los modelos que nos
permitan enfrentar los desaños del presente y del
futuro, sobre todo ahora en que las universidades
improvisadas brotan como hongos en todos los
extremos del Perú.
La historia ha sido siempre maestra de la vida,
como dijera el viejo Cicerón, debemos acudir a ella,
no sólo para informarnos de los acontecimientos
del pasado, a la manera tradicional, sino sobre todo
para penetrar en su mentalidad y explicarnos así lo
peculiar de sus procesos y descubrir la maniera, el
estilo propio, con que se forjaron y funcionaron y
cómo aquella nos afecta todavía en el momento
presente, utilizando la historia moderna de amales.
No en vano la gran lucha social del Perú de hoy
es la de la conquista definitiva de la modernidad
e igualdad.
Acudimos por eso a la Historia de San
Antonio Abad, a sus respetables tres largos
siglos de diacronía, para con respeto reverente
contemplar cimas y simas, aciertos y errores, gloria
José Tamayo Herrera
Miembro
de
Número de la Academia Nacional de la Historia
"Con la verdad no ofendo ni temo.
Con caridad para
todos,
sin
maledicencia
para nadie"
Abraham Lincoln
y frustraciones, justicias e injusticias. La Historia de
San Antonio Abad, como esos ríos cimbreantes de
la Amazonia está llena de meandros y cataratas, de
rápidos y remansos, de glorias auténticas y períodos
de obscuridad y deterioro. Como los cuadros
de Rembrandt o de Vermeer, tiene la magia de
sus claroscuros, la impronta de sus esfuminos, el
delineado de los valioso y doloroso de nuestra
Historia Regional: la pujante energía del pueblo
incaico y la sinceridad de su mente, comparada
con la mentalidad sinuosa del español que trajo al
Perú la codicia por el oro, la ambición personal,
la emulación excesiva, trayendo a nuestro propio
psiquismo los vicios que a veces afloran en nuestro
subconsciente.
Hoy que en el desconcertado y confuso
Perú -país de desconcertadas gentes, como decía
Piérola- el Estado desbordado y la sociedad
nacional emergente que han surgido en esta
primera década del siglo XXI, como afirma José
Matos Mar, en un apasionante libro que acaba de
salir, han arrasado con bastante de la mística y la
originalidad de sus instituciones tradicionales y es
por eso conveniente, importante y pedagógico,
reflexionar sobre la importancia de la Historia de
una institución, como sustento firme y núcleo duro
de la esencia y la imagen de lass importantes y
auténticas instituciones regionales.
Esto se haces necesario porque en medio
de tantas instituciones universitarias novísimas, de
decenas de universidades que como niños recién
nacidos, todavía no han aprendido a gatear por
sí mismas, que están buscando caminos en pos de
* Discurso de Orden con motivo de la concesión al autor del Grado de
Doctor Honoris Causa,
el 27 de abril de 2012.
. REVISTA UNIVERSITARIA 141 -
estabilizarse y adquirir madurez; una universidad
con 320 años es realmente algo tan excepcional en
el Perú de hoy que parece increíble. Este alud o
lloqlla de algunas universidades privadas (no todas)
responde al impulso de que en nuestro país una de
las actividadess fáciles y lucrativas es vender
o negociar diplomas por sumas importantes
sin pagar ningún impuesto. Algunas de las
universidades'privadas son puro negocio, pues
solo buscan cobrar mucho a sus alumnos, pagar
mal a sus profesores y empapelar con títulos de
poco valor la frente de sus egresados, sin ofrecer
conocimientos modernamente válidos. Maldito el
esplendor
de la
apariencia,
como decía Goethe. Otro
caso es el escapismo de algunas universidades
privadas contemporáneas, en que no les preocupan
los problemas nacionales, ni regionales. Ya quedó
en el pasado, la idea que la universidad era una
República de
maestros
y alumnos,
con
espíritu de
claustro
y
ahora sólo es un negocio con sabor a mercado, por
lo menos en Lima y por eso, porque sólo las mueve
el afán de lucro. Algunas universidades privadas
han creado, con sus sucursales, filiales y agencias
en general, diseminadas por todo el territorio
del Perú, por Costa, Sierra y Selva y por eso
mismo están mal vistas y el Estado es demasiado
débil para poner orden, porque la Asamblea
de Rectores no puede imponer disciplina, ni
planificar un desarrollo universitario racional ni
acreditar a sus miembros de todo el Perú, porque
teniendo 30 millones de habitantes, tenemos
s de 100 universidades, la mayoría privadas
y así duplicamos el número de universidades de
Francia, que tiene el doble de nuestra población
y sólo la mitad de verdaderas universidades. Una
universidad limeña ha llegado a tener una filial
en el paupérrimo distrito de Maras, provincia de
Urubamba, sin que sepamos con qué recursos
humanos, técnicos e infraestructurales cuenta.
Hoy los clásicos principios de la Reforma
Universitaria de Córdoba por las que luchamos
las generaciones anteriores y conocíamos de
memoria con reverencia en mi época, sobre
todo la autonomía y la Libertad de Cátedra, y
el cogobierno casi están por desaparecer. En mi
época solo habían cinco universidades nacionales
en el Perú y una sola privada en Lima: la PUCP.
La Universidad privada parece ser eficiente en
algunos casos para producir graduados para el
mercado y para la empresa regional o nacional,
caso de la Universidad Andina del Cuzco, pero las
otras universidades privadas, resultan muy caras
para las clases medias y por eso se han vuelto
elitistas y sus graduados carecen de sensibilidad
social en su mayoría, aunque hay excepciones,
como en todo. ^
Fujimori dio el puntillazo a la universidad
nacional tradicional, como República de maestros
y alumnos, como institución que tenía espíritu de
claustro,
al convertir las universidades en sociedades
anónimas y anuló parte de la investigación
existente, cuando fomentó el bachillerato
automático. Fujimori, como un tigre todavía no
saciado con estas medidas privatizadoras anti
académicas, mandó al tacho de la basura una
tradición de siglos en el Perú, al disponer que las
universidades podían adquirir la estructura de un
negocio o de una sociedad anónima y que podían
venderse como si la ciencia fuera una mercancía,
una torta o un semoviente. Como respuesta a
esta política equivocada surgieron como hongos
las universidades privadas en Lima y el interior,
fundando filiales a todo lo ancho y lo largo del
Perú, a veces, con profesores improvisados y mal
pagados. Se multiplicaron como un sida, sin
control médico, al punto que en el Cuzco, me
dicen que hay 10 o 12 filiales de universidades,
manejadas desde Lima, desde Trujillo o desde
Perico de los Palotes. Lo que importa al final no es
el nivel científico logrado, sino el cartón, aunque
este no garantice ni conocimiento, ni ocupación.
Como decía el doctor Estuardo Núñez Hague, esta
es una vergonzosa simulación de la ciencia y como
afirmaba don Luis Valcárcel, el título sólo borra
las minusvalías de la persona y favorece su afán
de emergencia, sin acreditar ciertamente algún
valor científico. Es decir, es una simple caricatura
coartada o justificación para presentar a sus
padres cualquier título o cartón adquirido como
sea y mucho de nuestros títulos universitarios,
algunos de los cuales se otorgan por correo oficial
o electrónico, llamando a esto
educación
a distancia y
que sólo son el substituto de los títulos coloniales,
como los que se adquirieron ilícitamente por los
mineros y encomenderos españoles enriquecidos
del siglo XVIII que compraban Títulos de Castilla
al Rey de España, en elevadas sumas, simulando
una supuesta limpieza de sangre.
II
En medio de tantas instituciones
improvisadas que hemos descrito con valentía y
que no tienen historia alguna, San Antonio Abad
posee una tradición centenaria forjada en una
. 100 AÑOS
larga lucha por su superación y su creatividad
que son bienes tan preciados, un paradigma tan
inspirador, indispensable resaltar su importancia,
precisamente ahora en que San Antonio Abad,
como un viejo acorazado de 300 años, vive rodeado
de un cardumen de bolicheras académicas, que
pretenden inútilmente hacerle sombra. San
Antonio Abad es la universidads antigua del
Perú Profundo.
La única que ha tenido vida continua
a lo largo de tres siglos en el Ande y en la Sierra
y como decía Higuet a propósito de la tradición
en la universidad inglesa: los
teóricos
de la
educación
superior que trabajan con métodos científicos,
rara vez la mencionan porque parece irracional,
no puede ser coordinada en planes elaborados
en las Oficinas de Planificación o controlada por
el Consejo Universitario. Puede ser estudiada
por análisis, aunque quizás resulte dañada en el
proceso y sin duda no explicada por completo.
Existen mejores condiciones cuando se habla
poco de ella. Algunos que perciben su fuerza con
mayor ímpetu, nunca la mencionan. Algunos la
vituperan, otras la ignoran o menosprecian, pero
está siempre presente e invicta; esa fuerza oculta,
esa energía escondida que es la tradición de una
Universidad, Facultad o Colegio antiguo y dueño
de una prestancia que sólo da la pátina del tiempo.
Una vieja universidad donde grandes hombres
fueron adolescentes y alumnos devotos alguna vez.
Una universidad de varios siglos de antigüedad,
con su biblioteca llena de libros añejos. Esa es la
tradición de una universidad vieja que trasunta
una energía y una vida espiritual independiente
y sorprendente, un aura o efluvio que lo rodea
todo sin que apenas lo sintamos, como sucede
en Harvard, Cambridge u Oxford. Algo que es
muchos que los edificios, los maestros y los
alumnos de cada una de las épocas de su historia
y que se manifiesta como una fuerza estimulante y
poderosa, sobre la formación de las mentes de sus
alumnos, sobre todo sobre el carácter, la vocación
y la honradez y honorabilidad de sus graduados e
investigadores. Eso es lo que la tradición conserva,
pero que al mismo tiempo cambia, que se recicla y
retroalimenta con nuevas ideas y proyecta modelos
nuevos, que se renuevan como las hojas y las flores
después del invierno, con la caricia del sol del
estudio. Es una forma de energía social que inspira
una mística, que mueve a los hombres, porque
como decía Marx: lo antiguo puede ser también lo
nuevo y como afirmaba Mariátegui: las añeja
tradición ha sido reencontrada por los espíritus
s renovadores.
III
Hay otro elemento fundamental en la historia
y en la tradición de San Antonio Abad, su entorno y
el medio circundante, la
circunstancir^orteguiana
en el
cual nuestra universidad está enclavada. Mientras
que otras instituciones universitarias del Perú y
Sudamérica han surgido en regiones de pobre
solera histórica, San Antonio Abad es el reflejo
de la energía social de la cultura extraordinaria
del Cuzco: la ciudads antigua del Continente
Americano, la abuela del Hemisferio Occidental
y la Capital Histórica del Perú, una antigua urbe
creadora que ha emanado cultura y poder desde
hace 3,500 años, un foco creador de larga duración,
en el sentido de Braudel, una fuente permanente
de incanidad, vida comunitaria y reciprocidad
andina. Una ciudad con un gran pasado y sobre
todo con un gran futuro. Si sabemos que la cultura
es
unfeedback,
una interacción entre el grupo social
y el medio circundante, como lo observaron Taine,
Toynbee y Braudel, en el siglo XX. La cultura y
el estilo académico del Cuzco incásico se reflejan
sin duda en la cultura superior del Cuzco y en
su universidad donde dominan la peruanología,
la mentalidad andino-sincrética, el estilo social
montañés, la idiosincrasia y mentalidad serrana,
la reciprocidad andina y la tecnología universal
unidos en el amor a la tierra reflejado en el Culto
a la Pachamama,n viviente, según nuestras
creenciass íntimas. Todas estas categorías
cuzqueñas se han reflejado en San Antonio Abad
subliminalmente, como dos vasos comunicantes; y
han entremezclado su creatividad de tal manera
en 300 años, en la larga duración braudeliana, que
no sabríamos si San Antonio Abad es el efluvio de
la cultura andina del Cuzco incásico o del Cuzco
actual, La Capital Histórica del Perú, la sociedad
soñada por los amautas, los penates y chamanes
de la Cultura Inca, desde sus fortalezas ideológicas
encerradas entre las breñas de los Andes y los
tsunamis de sus ríos, como bastiones y regiones
de refugio frente a lo Occidental. Por eso quizás
en cierto modo, soñando un poco, pudiéramos
decir que San Antonio Abad, pese a los siglos
transcurridos y al cambio de tiempos, de cultura
y de época, es todavía un poco la continuadora de
la misteriosa
Universidad
de la Idolatría, donde mora
la religión andina clandestina que tantos cronistas
y arqueólogos, antropólogos y aventureros han
imaginado, buscado y admirado y continúan
explorando y buscando a sus sacerdotes misteriosos.
¿Cómo explicar entonces el milagro sincrético de
. REVISTA UNIVERSITARIA 141 -
Qoillur Riti? El Cuzco de 35 siglos y nuestra Alma
Mater de tres siglos son como las dos caras de una
misma moneda, la identidad regional cuzqueña,
nuestro subterráneo y al mismo tiempo invicto,
siempre renovado incaísmo, como yo lo llamo e
incanismo, como lo llama Jorge Flores Ochoa, el
gran antropólogo cuzqueño.
Y así como de la tierra del cercano Valle
Sagrado de los Incas brota como una erupción
de dulzor y blancura el mejor maíz del mundo,
producido por la tierra gloriosa del Valle del
Urubamba. La Pachamama, lo que hoy se llama
el Medio Ambiente o Medio Ecológico, determina
el alma de la población enclavada en el área de
la Cultura Cuzqueña, de la
gea
andina, como dicen
los ecólogos, verdadero ser vivo en estos tiempos
ambientalistas y que al decir de James Lovelock:
del paisaje imponente y al mismo tiempo hermoso
y tierno de la sangre Inka e indoespañola y de la
peculiar alma indomestiza de nuestro pueblo y su
savia siempre generosa ha brotado el pensamiento
y la creatividad de nuestra Universidad de San
Antonio. Los libros y las ideas de San Antonio
Abad, como la expresións alta del modo de
ser cuzqueño, como fueron Tempestad en los Andes
y El Nuevo Indio de Valcárcel y García, surgieron
respectivamente, con su estilo propio de hacer
ciencia, como una manera peculiar de vivir la
vida académica, tan diferente a Lima y a otras
provincias del Perú, incluida Arequipa, con su
fabuloso desarrollo actual que aparece como
una mezcla singular de lonq'os y q'alas que han
producido un mestizaje arequipeño extraordinario,
que Valcárcel llamaría blanco mestizo tan diferente
al cuzqueño, basado en el incaísmo, que es una
forma de vivir y sentir la tradición del Incanato, en
el
claustro universitario cuzqueño,
como un troquel que
nos hubiera marcado a fuego, con el sabor de lo
propio, lo indomestizó tan natural y definitivamente,
como la orquídea inca que brota de uno de los
farallones del invicto Wayna Picchu, en que el
Medio Social y la construcción incaica son una
sola, igual que nuestra institución universitaria es
también el sincretismo, el mestizaje indo-hispano
completamente profundo y que es la expresión
máxima de nuestra originalidad, nuestra energía
y nuestra singular creatividad artística, musical,
literaria e histórica. El mestizaje arequipeño
defendido por el gran historiador mistiano Eusebio
Quiroz Paz Soldán es, por eso, muy diferente al
mestizaje cuzqueño, poderosamente anclado en
lo incaico y que lejos de ser sólo un criollismo
amestizado de larga duración (siglo XVI), el alma
del Cuzco proviene de una etnia indo-hispana en
que lo inka y lo americano original lleva gran parte
de su peculiaridad y d^su idiosincrasia.
IV
El origens remoto de San Antonio
Abad podemos rastrearlo desde la fundación del
Seminario de su mismo nombre por el obispo
Antonio de La Raya, el 1 de agosto de 1598. Poco
después surge en el Cuzco el primer anhelo por
una universidad propia. Los
notables,
encabezados
por Pedro del Pesso de Vera, realizan una
probanza ante las autoridades coloniales, pidiendo
la erección de una universidad en el Cuzco. El
Obispo de La Raya justificó su petición, basándose
en el hecho de que Lima y Cuzco tenían climas
diferentes. Lima tenía un clima malsano (yn lo
tiene), para los serranos; seguramente aludía a la
malaria que era una plaga terrible en los valles de
la Costa. En cambio, el Cuzco era abundante en
comida y vivienda barata, con un clima saludable
y frío lo que suponía condiciones favorables para
ser una Ciudad Universitaria. El anhelo cuzqueño
del siglo XVII por tener una universidad propia
fue aprovechado por los comandos del Papado: los
Jesuítas, quienes el 9 de julio de 1621 lograron la
expedición de la bula In
Supereminente
Sedes Specula,
expedida por el Papa Gregorio XV por medio de
la cual se fundó la Universidad Jesuítica de San
Ignacio de Loyola.
V
Fundados la Universidad Jesuítica y el
Real Colegio de San Bernardo, empezaron
las rivalidades de los estudiantes de estas dos
instituciones, con los alumnos del Seminario
de San Antonio Abad. Los primeros, los de San
Bernardo, eran ricos y forasteros, los segundos,
los de San Antonio Abad, pobres y nativos. Los
alumnos de los Jesuítas usaban la beca azul y los de
San Antonio la beca roja, el color de la renovación.
Injustamente, la Universidad Jesuítica de
San Ignacio negaba los grados a los antonianos,
esto estimuló el deseo de estos últimos de contar
con una Universidad propia. Fueron los frailes
dominicos los gestores de la fundación de la
Universidad San Antonio Abad, principalmente
el Padre Leoncio López Dávalos, quien viajó a
Madrid y Roma para hacer los trámites necesarios
y fortalecer su petición, e imprimió en Madrid y
Roma, dos libros del
Lunarejo,
Don Juan de Espinoza
y Medrano, la máxima lumbrera del Seminario
100 AÑOS .
de San Antonio Abad, cuyos libros La Novena
Maravilla, (hoy reeditada) y la
Lógica
que trata sobre
el Problema de los Universales, fue traducida y
publicada por Walter Redmond haces de 30
años.
Por fin después de muchas gestiones, el 1
de marzo de 1692, del cual pasans de 300
años, el Papa Inocencio XII expidió el breve de
erección denominado Aeterna Sapientiae, el cual
fue confirmado por Real Cédula del 1 de junio
de 1692. Había nacido como Real Pontificia,
la Universidad Nacional San Antonio Abad
del Cuzco, hace yas de 300 años. Pero
los obstáculos y ela crucis para su efectivo
funcionamiento fueron innumerables y no había
terminado todavía el ascenso a la cumbre de la
montaña de los antonianos.
Pues inmediatamente, los jesuítas de San
Ignacio, promovieron un pleito y se opusieron
al funcionamiento de San Antonio Abad,
denigrando la enseñanza que se daba en el
Seminario, fundado por el Obispo de La Raya.
Alegaban que era absurdo que en el Cuzco
funcionaran simultáneamente dos universidades,
porque eso crearía rivalidades con vilipendios
mutuos y constantes desordenes. Se inició un largo
pleito que tuvo que ser resuelto por la Audiencia.
El Obispo Mollinedo y Angulo pretendió, en una
forma muy sutil, favorecer a los Jesuítas. Entonces
los alumnos del Seminario de San Antonio Abad
se declararon en huelga -la primera huelga de los
alumnos de nuestra universidad- y fue el comienzo
de una tradición y un modo de lucha que nunca
dejarían los antonianos y el Colegio quedó desierto.
Mollinedo ante estos hechos cambió su conducta y
por fin la Audiencia expidió la sentencia el 9 de
julio de 1696, por la cual fallaba a favor de San
Antonio Abad, burlando a los inteligentes Jesuítas,
los mismos que contumaces en su oposición,
apelaron el pleito y el asunto hasta el Consejo de
Indias, en Madrid, pero al fin fracasaron en sus
intentos jurídicos. El Consejo de Indias confirmó
en 1699 todo lo obrado por la Audiencia de Lima,
a favor de San Antonio Abad. Por fin después de
un largoa crucis de 91 años, la Universidad de
San Antonio Abad empezó a funcionar, siendo su
primer Rector Donjuán de Cárdenas y Céspedes
y su primer graduado, don Pedro de Oyardo
quien optó al Grado de Doctor en Teología el 5 de
noviembre de 1696.
Así el Cuzco, a diferencia de Lima que era
la Ciudad mimada de los Virreyes y la Reyna
de Sudamérica, la Ciudad Imperial, tenía dos
universidades durante el Siglo XVIII, caso
único en el Perú y Sudamérica. Se convirtió en
una ciudad universitaria auténtica, con sus dos
grandes universidades, San AntoAio Abad y San
Ignacio. La Primera seguía la doctrina tomista de
los Dominicos, la segunda el suarismo jesuíta del
Renacimiento. Las rivalidades entre los alumnos
de ambas universidades, produjeron numerosas
grescas y desordenes, peleas callejeras y escándalos
frecuentes, como los que ocurrieron en el entierro
de Mollinedo y Angulo en 1699.
San Antonio Abad tenía entre 80 y 120
alumnos y San Bernardo que alimentaba a San
Ignacio, apenas 60. Los de San Antonio Abad
eran mayoritariamente mestizos y pobres y los
ignacianos, blancos y ricos. Una profunda rivalidad
de etnia y de clase y en cierta forma de estamentos,
alimentaba las diferencias entre los alumnos de
ambas universidades cuzqueñas.
VI
La Universidad Colonial, en este caso San
Antonio Abad, en el Cuzco, representaba la
Escolástica, era tomista, uncida al silogismo y al
comentario de Aristóteles, a través de la misión
tomista medieval del pensamiento del Estagirita,
contenido en la Summa
Teológica
de Santo Tomás
de Aquino.
Su pensamiento todavía reflejaba la
influencia del Sentenciario de Pedro Lombardo,
el lógico y teólogo del siglo XII y los antonianos
juraban no apartarse de la corriente tomista,
porque entonces como ahora los católicos estaban
divididos por concepciones teológico-sociales,
como ocurre ahora en el 2012.
La Ciencia Natural, la físico-matemática,
surgida del pensamiento de Descartes y cultivada
por los científicos naturalistas rebeldes a la Iglesia
oficial, tan poderosa en la Edad Moderna, no
asomaba por ninguna parte en los estudios de
los universitarios antonianos. El gran personaje
antoniano de esta época fue El
Lunarejo,
don Juan
Espinoza y Medrano, polígrafo extraordinario
que asombró a sus auditorios con sus discursos
plenos de una retórica conceptista y culterana
y que incursionó además en la Filosofía y la
Lógica, tomando un posición original y radical
frente al intrincado problema de los universales,
típicamente medieval, y que frente a todo esto se
dio tiempo para escribir el
Apologético
en favor de
don Luis de Góngoray
Argote,
magnífica pieza literaria
del culteranismo en lenguaje español. No está
demás indicar que el Lunarejo dominaba el latín,
conocía bien el griego, jugaba con el español,
con el desparpajo de un niño y conocía algo del
idioma israelita y todo esto logrado gracias al
estudio de los grandes maestros antonianos y de
la autoformación y el autodidactismo. Es sin duda
la estrella fulgurante e inigualada del Seminario
y la-Universidad de San Antonio Abad. Junto a
él, nosotros descubrimos el nombre y el retrato,
que se halla en el Convento Franciscano de
Quito-Ecuador, de Don Pedro de Alva y Astorga,
sacerdote franciscano graduado en San Antonio
Abad y el único antoniano que ha ceñido el capelo
de Cardenal de la Iglesia Católica Romana y que
es autor prolífico de libros teológicos, escritos
en latín que se hallan en la Biblioteca Jesuítica
que todavía posee San Antonio Abad hasta hoy.
Junto a ellos, también destaca Vasco de Valverde
y Contreras que fue Rector de San Marcos, por
encima de los graduados de la universidad limeña.
VII
Los concursos y oposiciones para cubrir
las cátedras del siglo XVIII eran originalísimos
y divertidos; el postulante -sorteado el punto a
tratarse ala siguiente tenía sólo 24 horas de
plazo para prepararse para su sustentación. Esa
noche de preparación por el tiempo angustioso
que disponía, se denominaba La noche triste, pues
el postulante debía pasarla en vela estudiando y
preparándose para el combate dialéctico con sus
Jurados ala siguiente.
En el libro de oposiciones a las cátedras
de San Antonio Abad, consta a fojas 92 vuelta,
que el postulante Don Juan de Dios Calvo y
Antequera sorteó sus puntos el 26 de setiembre de
1758, habiéndole tocado un tema de la Física de
Aristóteles. Tres horas después comunicó al Rector
y al Jurado que le habían acometido temblores y
que desistía a la oposición a cátedra. Seguramente
por su miedo terrible a entrar en la
noche
triste con
sus menguados conocimientos sobre el Estagirita.
VIII
Expulsados los Jesuítas injustamente por
el Rey, en 1767, desapareció la Universidad de
San Ignacio y San Antonio Abad quedó sola,
campeando en la vida intelectual del Cuzco,
como su único foco de grados y de sabiduría. Los
antonianos poco cristiana y cruelmente festejaron
la disolución de la universidad rival. Existen
también fuentes pictóricas sobre la Universidad
Colonial, pues en los extraordinarios lienzos
cuzqueños denominados El huerto de San Antonio
Abad y El Olivo de Antonia? han quedado bajo una
iconografía simbólica de contenido histórico,
religioso e ideológico, los retratos de los grandes
personajes intelectuales de la Universidad de
San Antonio Abad que formaba el Alma Mater
escolástica de la Filosofía y la Teología y las Artes
del Cuzco en el siglo XVIII. Nosotros, todavía en
1970, descubrimos estos cuadros para la Ciencia y
los publicamos en el número 1
0
de la Revista Teqse,
con hermosas fotos en blanco y negro, y llamamos
a esta corriente pictórica como Simbolismo
Historiográjico Cuzqueño y que después estudió
Francisco Statsny. Como de costumbre, los limeños
ahora
descubren
lo que genuinamente descubrimos
los serranos, 40 años antes, y en elo 2011 ha
salido de las prensas, una edición de la Novena
Maravilla, con una foto a color del Huerto de San
Antonio Abad, como un descubrimiento sensacional,
silenciando lo que nosotros descubrimos hace
42 años, publicando una fotografía completa del
cuadro en la revista Teqse, en blanco y negro e
intentamos una investigación de los pareados con
que se designaban a los frutos del árbol científico
del Cuzco Colonial. E igualmente, presentamos
el Olivo de Antonio, donde se muestra a José Pérez
Armendáriz y a todos sus colegas y discípulos en
San Antonio Abad, entre 1769 y 1805; cuadro
que parece que al presente ha desaparecido,
como parte de la diáspora delictual de nuestro
patrimonio pictórico y archivístico, estimulada por
el climax económico de la globalización que con
la devaluación del dólar a nivel mundial, vuelca el
interés de los rusos enriquecidos y de los príncipes
sauditas millonarios que no saben dónde invertir su
plata y han encontrado en el Perú, un campo virgen
para expoliar su patrimonio, comprando cuadros y
documentos antiguos, siendo una de las causas del
robo de nuestro patrimonio artístico y documental.
IX
Llegada al Cuzco la época de la Liberación,
la Universidad de San Antonio Abad, rivalizando
con el Real Convictorio de San Carlos en Lima,
cumplió un papel trascendental como centro
de agitación patriótica y difusión de las ideas
libertarias y así como Rodríguez de Mendoza en
Lima, en el Cuzco, idéntico o superior papel le
cupo al Rector de San Antonio Abad y después
Obispo del Cuzco, don José Pérez y Armendáriz,
quien formó y educó a la gran generación criollo-
mestiza que luchó por la Patria en 1805 y en
1814. Pérez y Armendáriz fue el Rector ques
ha durado en el gobierno de nuestra universidad:
largos 37 años. Este Rector
eterno
de San Antonio
Abad sembró en el claustro ideas subliminales
y luego abiertas a favor de liberación del Perú,
hasta llegar a costear con su peculio el dictado
de dos cátedras, uno de Derecho Civil y otro de
Derecho de Gentes, desde las cuales penetraron
en San Antonio Abad el racionalismo ilustrado y
las ideas enciclopedistas en las mentes ávidas de
los jóvenes estudiantes antonianos ansiosos de un
cambio. Los importante es que Pérez inculcó
en sus alumnos la superación del conformismo
colonial, el desprecio por el Absolutismo Ilustrado
de origen borbónico y la esperanza que traían las
nuevas ideas que venían a modernizar la atmósfera
paralizada y obsoleta de la Universidad Colonial.
Pérez fue un auténtico conductor revolucionario
y modernizador de la juventud antoniana e
hizo todo esto con mucha prudencia y un sigilo
admirable que no permitió su represión.
Así, San Antonio Abad se convirtió en el
semillero de la Revolución Emancipadora, en la
incubadora que criaría los polluelos que después se
convertirían en cóndores. De sus claustros salieron
Antonio Valdez, numen de José Gabriel Thupa
Amaro; Manuel Ubalde, el abogado mártir y
conspirador de 1805; Rafael Ramírez de Avellano,
el líder del constitucionalismo en 1813. José
Angulo Torres, el inmortal capitán general de los
Ejércitos de la Patria, en 1814 y 1815, dirigió estas
tropas y su maestro Pérez llegó a formar a toda una
generación de laicos y eclesiásticos en el amor a la
libertad, cuyas huellas renovadoras encontraremos
en las grandes revoluciones cuzqueñas contra
España, al punto que el Perú antes de esperar el
Bicentenario del 2021, debería festejar en el 2014
el Bicentenario del mayor intento autónomo y
peruano de darnos libertad, como lo reconocen
Basadre y tantos otros historiadores que saben
juzgar y apreciar el esfuerzo bélico del Perú
interior. San Antonio Abad fue así la universidad
patriótica y revolucionaria por excelencia, el
foco ideológico de la liberación militar peruana,
superando largamente a San Marcos en esta
tarea heroica, pues la universidad limeña no pasó
de las conspiraciones en petit comité que han sido
magnificadas, pero que no significaron nunca
ningún peligro para Abascal, el Virrey autoritario,
estratégico y contra revolucionario por excelencia.
La prueba de que la Universidad y el
claustro antonianos fueron el semillero de la
revolución contra España, la tenemos en el castigo
que cayó de inmediato sobre nuestra Alma Mater
de parte de las autoridades españálas a mediados
de 1815, pues por Real Orden del 4 de mayo de
1815, se recesó la Universidad de San Antonio
Abad y se dispuso que visitadores especiales
investigaran la filiación política y revolucionaria
de sus componentes y una inquisición de sus
bienes y bibliotecas, buscando libros prohibidos.
Posteriormente, por Real Cédula, en 1816, se
suprimieron las cátedras y los grados en Leyes,
Cánones, y Medicina, quedando la Universidad
reducida a la enseñanza de Teología y Artes. La
Cátedra de Derecho Civil y de Gentes, fundada
por Pérez a su costa para difundir los principios
democráticos, fue por supuesto suprimida, pese a
los memoriales y quejas de los vecinos del Cuzco;
San Antonio Abad quedó recesada por un lapso
de 10 años, hasta 1825, como castigo de los
chapetones realistas que querían imponerle un
castigo ejemplarizador por haber sido el semillero
de las ideas en pro de la liberación.
El haber abrazado tan ardientemente la
causa revolucionaria le costó muy caro a San
Antonio Abad. Pagó el precio de haber sido la única
Universidad Colonial en el Perú, comprometida
valientemente con la causa de la Independencia y de
la Patria en nuestro país. Es extraño de que quienes
han estudiado la Emancipación, hayan ignorado
este papel de la LTniversidad Antoniana y pese
a que la Revolución de 1814, ha sido investigada
por Eguiguren, José Uriel García, Jorge Cornejo
Bouroncle, Horacio Villanueva Urteaga y Manuel
Jesús Aparicio Vega, además de mí mismo, José
Tamayo Herrera, que elaboré un largo documento
sobre la coyuntura bélica y política de 1814, para la
Historia
del Ejército
del
Perú,
no han podido conmover
a los penates de la cultura peruana y del Estado y
sus órganos de que el verdadero Bicentenario, con
juramento por la Patria, grito de independencia y
bandera propia: azul y blanca, merece ser celebrado
especialmente por ser obra exclusiva de los peruanos
en el 2014 y no en el 2021 o 2024, que en gran
parte fueron obra de argentinos, chilenos y gran
colombianos,
en
gran parte fue un
ejército internacional,
y
una independencia concedida.
X
Liberado el Cuzco por Agustín Gamarra el
25 de diciembre de 1824 y arribado el Libertador
¡®
70
Simón Bolívar a la ciudad andina en junio de
1825, renació la universidad cuzqueña. Fue el 18
de julio de 1825 cuando fue restablecida por un
gesto áulico, muy propio de aquellos tiempos de
caudillaje, en que consideraban a Bolívar como el
autor de un verdadero milagro, fue reabierta con
el nombre de Universidad de San Simón. Sólo
duró tres años esta universidad bolivariana. Pero
pese a eso a ella se debe la publicación del primer
libro cuzqueño, denominado Elementos del
Derecho
Natural y de Gentes
de
Juan Gottlieb Heinecio que fue
traducido del latín al español por don Manuel
de Tejada, catedrático de las lenguas castellana
y latina en la Universidad de San Simón y lleva
la fecha de 1826. San Antonio produjo pues el
primer libro impreso en toda la historia del Cuzco,
en 1533, y que constituía una traducción jurídica
que demostraba el avance de las Ciencias Sociales.
En 1832, restablecida ya la Universidad de San
Antonio Abad en el seno del Seminario de su
nombre, se publicó el primer libro técnico, editado
en el Cuzco, Los Elementos de Matemáticas puestos
en Compendio del doctor Manuel Ayala, el único
agrimensor que existía en el Cuzco y que era a su
vez tasador público y precursor de los ingenieros
cuzqueños del siglo presente.
San Antonio Abad es la única universidad
que sobrevive en los Andes durante el siglo
XIX. Las Universidades de Huamanga y
Puno, desaparecen por consunción porque la
marginación decimonónica de la Sierra, causada
por la Era del Guano, también las corroe y las
elimina por escasez de profesores y alumnos.
San Antonio Abad, como universidad volvió a
depender del Seminario de su nombre, desde 1828
hasta 1863, y con ella a una vida inocua y exangüe,
intoxicada de clericalismo y de un trasnochado
escolasticismo de parroquia. Para comprender
esto hay que aclarar un punto esencial que los que
han historiado la diacronía de San Antonio Abad,
han omitido. Como dice César Antonio Ugarte:
"La
universidad
del
siglo
XIX
era totalmente diferente
a la
del
siglo
XX. El
concepto
de
Universidad,
en el
siglo
XIX,
era muy distinto al actual. La Universidad
decimonónica
se concibió durante gran parte del siglo XIX, como una
institución
dedicada solamente
a
conferir grados académicos
y algunos títulos
profesionales".
No daba enseñanza
científica alguna en sus aulas, ni menos investigaba
la realidad circundante, ni conocía la ciencia del
día. Los estudios para conseguir los grados se
hacían en otras instituciones educativas diferentes
y autónomas, como el Colegio de Ciencias y el
Seminario de San Antonio Abad. Hasta 1866, San
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Antonio Abad es un ente público sólo de nombre,
porque está totalmente dominado por el clero y
no efectuaba labor docente alguna. Además, sus
propios estudios teológico^' y filosóficos contra lo
que piensa el sentido común, habían desmejorado
y decaído desde la época colonial. Inútilmente
el protector Santa Cruz, trató de modernizar la
Universidad San Antonio Abad, pues esta seguía
regida por las anacrónicas Constituciones de 1699,
increíblemente vigentes en plena República.
El retardatario rector clerical doctor Julián
Ochoa y Jara, se negó siempre a elaborar un
nuevo Reglamento para adecuarlo a la Ley
peruana y al nuevo Estado que había nacido de
la Independencia. Desde Lima se lo exigían,
pero Ochoa seguía tercamente encasillado en
que la Universidad era Pontificia y estaba unida
al Seminario Conciliar Diocesano, porque
consideraba que la Universidad era sólo un
órgano accesorio de su Seminario. La intelligentsia
de sotana era en la sexta década del siglo XIX
una rémora total para el progreso científico
del Cuzco. Las Facultades solo se reunían para
graduar a alguien, de tarde en tarde. De 1853 a
1858 no se había conferido grado alguno; pese
a las constantes exigencias del Estado, Ochoa se
negó siempre a dotarla de un nuevo y moderno
reglamento porque era un verdadero ogro de
estulticia y obscurantismo.
Entonces el Estado Peruano, cansado de
tanta resistencia absurda y anacrónica, el 20 de
marzo de 1861, ordenó la remisión del proyecto
de nuevos Estatutos y obligó a la universidad
a conferir grados y ante la negativa de Ochoa,
dispuso su laicización, ordenando así mismo que la
universidad se estableciera en el local del Colegio
de Ciencias y nombró como Rector a un laico y
seglar nada clerical: el doctor Enrique Gamboa.
Esta fue la hazaña de secularización y laicización
de la Universidad después de casi 40 años de
producida la Independencia, medida que la salvó
de las garras de un clero retardatario. La Reforma
Prado de 1866 ordenó el establecimiento de tres
Facultades: Letras, Derecho y Ciencias, nombró
a sus profesores estables, aprobó el curriculum y
dispuso que gozara de un local propio: el antiguo
local de los Jesuítas en la Plaza de Armas, el actual
Paraninfo Universitario. En 1867 se matricularon
los primeros alumnos.
De 1866 a 1896, la Universidad de San
Antonio Abad llevó una vida accidentada, llena
de problemas institucionales y económicos y sólo
alcanzó una vida casi normal de 1869 a 1878.
Luego, la crisis de la época de Pardo y Prado y
la guerra con Chile la redujeron a la inanición.
El Estado dejó de enviar la subvención. La vida
universitaria como consecuencia de esta crisis
sufrió una nueva parálisis, los catedráticos y
empleados, estuvieron sin sueldo por casi una
década, prestando servicios sólo por patriotismo,
sin remuneración alguna. La universidad en 1888
tenía sólo treinta y tres alumnos. Educación sólo
para una élite, universidad minúscula, institución
informal y exangüe.
XI
A partir de la secularización de 1863 y del
inicio de las actividades docentes de 1866, se
introducen en el Cuzco nuevas ideas filosóficas
que reflejan la avidez por la renovación teórica.
Así entró en San Antonio Abad el pensamiento
krausista, la filosofía del pensador alemán Karl
Cristian Krause, discípulo de la derecha hegeliana,
introducido por el profesor José Teodosio Rozas
que era un explorador de la selva cuzqueña, como
afirma Aparicio y un explorador también del
pensamiento europeo, pues llegó al krausismo a
través del filósofo belga Guillermo Thiberguien. El
Krausismo era una filosofía ocultista, hermética y
totalmente volcada a la Metafísica y a la Teodicea.
Krause parece haber sido el filósofo oficial de
la masonería de la época. Estas ideas no eran
ateas como algunos han dicho, sino teosóficas
y gnósticas y fueron potenciadas por krausistas
españoles como Salmerón, que influyeron en el
pensamiento de los líderes de la universidad hasta
1909, cerca de 30 años. No está demás decir que el
krausismo fue la gran plaga filosófica en la América
Latina en el siglo XIX, como lo han probado
las investigaciones de Roig sobre los krausistas
argentinos y las de Zea sobre México. Era la
corriente filosófica de moda durante las décadas
finales del siglo XIX y hasta 1909 (así como lo fue,
el marxismo en el siglo XX), pero sólo estudiado a
nivel de manuales y no profundizado en sus obras
maestras, con una verdadera labor creadora de
aplicación de su teoría a nuestra realidad, salvo el
caso de Mariátegui y Flores Galindo.
Otra influencia notable será la del incaísmo,
corriente local multisecular que corresponde
a la mentalidad cuzqueña ancestral y que fue
reverdecida por obra deo Benigno Mesa,
primer Decano de la Facultad de Letras. Esta
Filosofía influyó poderosamente en las mujeres
que estaban cerca de la Universidad. Como un
homenaje a las damas profesoras y alumnas que
me escuchan, debo decir que una mujer causó la
gran revolución académica en esta universidad
informal y machista. Una precursonfcle las actuales
profesoras cuzqueñas, doña Trinidad Enríquez
Ladrón de Guevara tiene el mérito de haber sido
la primera mujer admitida en la Universidad
Peruana, antes que en San Marcos, aunque para
ello tuvo que luchar mucho contra los prejuicios de
su época, hasta que logró arrancar del Estado una
Resolución Suprema, del 3 de octubre de 1874,
que le permitió matricularse en la Universidad
para estudiar Derecho. Sus exámenes de ingreso
fueron memorables porque todos fueron tomados
por un jurado en forma oral. La Enríquez
contestaba con soltura y brillantez las preguntas
de los catedráticos. Luego de ser aprobada, noche
por noche, en cada curso, estrenaba un nuevo y
elegante vestido diferente para la noche siguiente
y a cada uno de sus triunfos en el ingreso, seguía
un sarao en su casa. Fue también la primera
mujer que se graduó en el Perú de Bachiller en
Jurisprudencia y como pionera de su sexo, un grupo
de damas limeñas la premiaron con una medalla
de oro. Una cuzqueña abrió a la mujer peruana
las puertas antes herméticamente cerradas de la
universidad peruana y este fue un triunfo de San
Antonio Abad, realmente extraordinario para su
época: 1874.
XII
La Universidad decimonónica resucita hacia
1896, dentro de la atmósfera de la Reconstrucción
Nacional que acompaña al gobierno constitucional
de Piérola. Se trata todavía de la universidad con
rezagos krausistas que recibe y dirige el doctor don
Elíseo Araujo, quien hace funcionar la universidad,
imparte enseñanzas y organiza el funcionamiento
académico hasta que este se normaliza, pero
dentro de un orden conservador, de círculo, de
élite, casi de familia que no admite ideas nuevas
ni la modernización de la institución que exige el
mayor número de alumnos que ingresan a sus aulas.
Es el fenómeno regional que se llama Modernización
Elitista Restringida o Primera Modernización que al fin
vence la ataraxia del siglo XIX y cuando nuevas
ideas empiezan a sacudir a algunos maestros y a
casi la totalidad de los estudiantes. El Positivismo
llega tardíamente a la universidad por obra del
sabio naturalista y médico Antonio Lorena.
Lorena había adquirido en Lima y el extranjero
REVISTA UNIVERSITARIA 141
las ideas de Comte, Spencer, Lamarck y Darwin,
las cuales empezó a enseñar, junto con la teoría
de la Evolución, el Darwinismo Social y el interés
por la Antropología Física, tan de moda en ese
entonces en Europa. Lorena funda por primera
vez la primigenia Cátedra de Antropología en el
Perú, antes que en San Marcos y paralelamente
la Etnografía y la Etnología que comienzan en
el Cuzco cgn las investigaciones de Fortunato L.
Herrera, entre los campesinos de Chinchero y
de Francisco Velasco sobre los machiguengas de
la amazonia cuzqueña. Los positivistas ansiosos
de expandir su ideología y su filosofía, luchan
desde el diario El Sol, orientados por su Director
Ángel Vega Enríquez, que acababa de volver de
París centro de la cultura del mundo de entonces,
para terminar con la hegemonía de los krausistas.
Precisamente el Decano de la Facultad de
Ciencias Sociales, doctor Oscar Paredes Pando, ha
estudiado los detalles del período de nacimiento
de estas nuevas ideas, entre 1901-1907-1909 y
que conduce a la revolución universitaria de este
últimoo bajo la bandera de la transformación
de la universidad y la introducción de esas nuevas
ideas reformistas que cuestionan el dominio que
ejerce el rector y la ausencia de participación
estudiantil, frente a las vaporosas lucubraciones de
los krausistas, en un libro publicado elo 2011,
con un gran material de archivo de primera mano,
absolutamente original. Realmente la tarea de
exploración investigatoria y el esfuerzo heurístico
del doctor Paredes Pando ha sido novedoso e
importante, pues nos ha mostrado nuevas fuentes
que cubren casi un siglo y muestra una historia
que había sido olvidada, la de los estudiantes, de
los cuales podemos conocer mejor aspectos nuevos
del movimiento de 1909 y sus antecedentes gracias
al hallazgo del expediente de interpretación
paleográfica de la fundación de la Universidad
del Cuzco, trabajo heurístico que había sido
elaborado por el bachiller Juan Pablo Villanueva
y publicado en marzo del 2006 por la Universidad
Nacional de San Antonio Abad del Cuzco donde
se recogen trabajos de César Antonio Ugarte de
1912; de Fortunato L. Herrera, de 1913 y la de
José Luis Bustamante y Rivera en su tesis doctoral,
intitulada: La Crisis
Universitaria
de 1918 y lo escrito
por José Gabriel COSÍO en 1945, denominado
Somera
Sinopsis de su Historia.
Paredes Pando muestra también las ideas
expuestas por Julián Santisteban Ochoa en su
Discurso de Orden, El CCL, Aniversario de la
Universidad
San Antonio Abad del Cuzco donde expone
los documentos encontrados por Santisteban en
España en el Archivo de Indias, documentos que
fueron publicados por la Revista
del Archivo
Histórico
del Cuzco en 1963. Así el doctor Paredes Pando se
ha unido al grupo de historiador^ antonianos que
se ocuparon de la historia de su Alma Mater y eso
merece un elogio.
Posteriormente, el doctor Horacio Villanueva
Urteaga, probablemente apoyándose en algunos
documentos de Santisteban Ochoa, publicó un
artículo denominado, La
Universidad
Nacional de San
Antonio Abad del Cuzco (RAH del Cuzco N° 11) y
luego su libro Fundación de la Universidad Nacional
de San Antonio Abad, Cuzco, en 1987 y luego en
1992 reedita el texto de 1963. Igualmente ese
año, 1992, Manuel Jesús Aparicio en homenaje
al tricentenario de la UNSAAC, leyó un breve
discurso denominado Suma y Compendio de la Real
y
Pontificia Universidad
de San Antonio Abad del Cuzco.
Paredes Pando reconoce la validez de esos
trabajos académicos, pero afirma que ninguno
de ellos se ha referido al rol de los alumnos
en las pasadas centurias y no han tomado en
cuenta el movimiento estudiantil. Esto es cierto
en alguna medida, pues nosotros modestamente
nos referimos a los movimientos estudiantiles en
nuestros libros Historia Social del Cuzco Republicano
e Historia General del Qosqo, en los cuales nos
ocupamos en forma sintética pero completa y
por primera vez, del movimiento de 1909 contra
Eliseo Araujo y de los movimientos estudiantiles de
1957, que culminaron un 26 de setiembre de 1957,
contra la opresión anti reformista de un grupo de
profesores liderados por Luis Felipe Paredes que
culminó en la conquista del cogobierno, con el
cual la Universidad del Cuzco resultó precursora
en el Perú. Luego llegamos alo 1971 y a las
famosas Jornadas de Agosto que reclamaron contra el
régimen vertical castrense del Decreto Ley 17437,
establecido por la dictadura militar para convertir
la universidad democrática de la Reforma
Universitaria, en un cuartel y en un remedo de
falsa democracia en que todo dependía de la
voluntad todopoderosa de la suprema autoridad
del rector y la UNSAAC se vio convertida en
una ridicula imitación de la Fuerza Armada y
de la universidad norteamericana. Contra este
estado de cosas se rebelaron vastos sectores de
los estudiantes, los maestros y los trabajadores
no-docentes, haciendo que cayera este gobierno
que encarnaba la ley castrense y que luego acabó
con la intervención del CONUP, que estableció
el Gobierno Tripartito: de profesores, estudiantes
y trabajadores no-docentes que rigió los destinos
de San Antonio Abad, entre el 15 de setiembre
de 1971 y el 4 de enero de 1974, en que por
Resolución N° 1531-74-CONUP, se estableció la
COGOIRE presidida por el ingeniero agrónomo
Hugo Pacheco Garmendia, volviendo el Estado
por tercera vez a intervenir a la UNSAAC.
El libro 'del doctor Paredes Pando cubre
parte del siglo XX antoniano, con bastante detalle
y amplio apoyo documental muy prolijo sobre la
actuación de los estudiantes, siendo un importante
aporte histórico sobre la UNSAAC en el siglo XX
y que proviene de los investigadores de la nueva
generación de San Antonio Abad, constituyendo
un aporte digno de seguir por los jóvenes colegas
que hoy ejercen la docencia joven en nuestra Alma
Mater. Como consejo personal de un historiador
viejo como yo, me permitiría sugerirle a Paredes
Pando una hermenéuticas gadameriana un
manejos atractivo de la retórica histórica,
precisamente para atraer lectores para su libro.
Los historiadores no olvidemos nunca que la gran
prosa peruana proviene de la historia; Riva Agüero
y Porras Barrenechea y sobre todo Basadre.
XIII
Para estudiar los movimientos de la juventud
universitaria durante el siglo XX, paralelos a los
trabajos de investigación de los profesores y de
los graduandos, diremos que en el siglo XX la
UNSAAC sufrió tres intervenciones del estado
peruano, la primera en 1910, la segunda en 1948
y la tercera en 1974.
Los largos trece años del rectorado de Eliseo
Araujo causaron el cansancio y el descontento
de los estudiantes que se levantaron en 1909, un
7 de mayo, contra este orden ultraconservador,
metafisico, hermético y nepotista ocasionado
por un espíritu de argolla propio de una rama de
la pseudo-oligarquía cuzqueña, que tenía como
filosofía caduca al krausismo alemán y español, que
era la filosofía oficial de la masonería. Por eso estalló
la famosa revuelta y huelga el 7 de mayo delo
1909 que duró casi uno entero y fue animada
por los positivistas del diario El Sol, dirigidos por
ese gran prohombre cuzqueño, desgraciadamente
olvidado, Ángel Vega Enríquez, que había bebido
el positivismo y las tendencias europeas durante
su estancia en París a fines del siglo XIX. Vega
Enríquez uno de loss grandes del siglo XX ha
sido totalmente olvidado y murió en la miseria en el
Hospital 2 de Mayo de Lima; su tumba nunca ha
podido hallarse, pues murió en 1932.
Producida la huelga, muchos conservadores
en Lima quisieron suprimir la UNSAAC y las
otras universidades menores, mediahfc una ley del
Parlamento, según la cual debería centralizarse toda
la educación superior en Lima y en San Marcos y
que de paso arremetía contra las Universidades
de Arequipa y de Trujillo que estaban tranquilas.
Esta centralización de la educación superior era un
delirio limeñista de la oligarquía civilista en el poder.
Entonces el gobierno de Augusto B. Leguía,
defendiendo el derecho del Cuzco y las provincias
a tener una universidad, intervino la UNSAAC y
manu militan, nombró como rector de San Antonio
Abad al joven profesor norteamericano: Alberto
A. Giesecke, el 26 de febrero de 1910, personaje
que prácticamente solo, animado de sus 26 años,
transformó la rebeldía justa de los muchachos
cuzqueños en una acción científica importante
para introducir una filosofía nueva y una ciencia
de punta orientada hacia la investigación de lo
local, lo regional, lo histórico y lo telúrico. Al
estirado Araujo, lejano, hierático, aristocrático y
distante, lo sustituyó un hombre joven que era de
la misma edad de sus alumnos, que fraternizaba
con ellos mediante el deporte del tenis y tenía un
gran dominio de las relaciones humanas, una gran
muñeca, como diríamos hablando en criollo. Pero
que no era un simple jovencito de origen alemán
y norteamericano, sino que era un verdadero
científico, un maestro cabal, además de ser un
excelente y honesto administrador del escaso
presupuesto universitario.
Con el realismo, concreto y práctico, muy
anglosajón que lo animaba, orientó la vida
académica sobre cuatro pilares básicos: 1) el
conocimiento de la realidad de la región cuzqueña
y de los problemas de la urbe Imperial; 2) la
enseñanza de métodos de investigación modernos
y eficaces; 3) el trabajo de campo y el uso de la
Estadística, porque en su opinión, no toda la
verdad estaba sólo en los libros sino también en
la observación, y 4) la elaboración cuidadosa de
proyectos de investigación con el respectivo marco
teórico. Todo esto fue una verdadera revolución
contra la palabrería metafísica y hermética de los
krausistas y la superación de la mirada hacia afuera
de los estudiantes, haciéndoles preferir el estudio de
lo cercano, concreto, cotidiano, vital y real.
Giesecke introdujo en sus enseñanzas la
aplicación epistemológica del principio de Bain:
La
creencia
es
aquello sobre lo
cual
el hombre
está preparado
para obrar; definición de la cual según Peirce, el
pragmatismo es corolario, y que se complementan
con aquel principio tan famoso de William James:
las
verdaderas
ideas son las
que podemos asimilar,
validar,
corroborar y
verificar
(José Ferrater Mora).
Giesecke, en la Edad de Oro de la UNSAAC
(1910-1940), fue capaz de irs allá de la
Proyección Social, formó una excelente biblioteca,
obtenida en buena parte gracias al canje, para lo
cual creó la Revista
Universitaria,
el órgano científico
cuzqueños importante del siglo XX y sobre la
cual dos historiadoras italianas de la Universidad de
Roma, bajo mi orientación personal, han elaborado
una magnífica tesis acerca del período 1910-1977
de dicha Revista
Universitaria,
hace unos doce años.
Integró la Universidad a la vida cotidiana de la
Ciudad Imperial y, yendo muchos allá de la
Proyección Social, elaboró con sus alumnos el
Censo del Cuzco de 1912.
Planificador insigne, proyectó las Facultades
de Agronomía, Ciencias Económicas y Educación
que sólo muchos años después de su retiro del
rectorado, la Universidad logró concretar. Pero
los dos logross importantes de Giesecke
fueron, primero: que gracias a sus enseñanzas
y ejemplo logró formar una gran generación de
cuzqueños que después irrumpiría en la vida
regional y nacional, la famosa Escuela Cuzqueña,
bautizada así por Francisco García Calderón en
el diario "La Nación" de Buenos Aires, cuando
la cultura argentina estaba tan ligada al Cuzco.
Segundo, que puso en forma a la UNSAAC para
que esta siguiera funcionando eficientemente por
varios lustross allá de su retiro, promoviendo
el estudio de su historia. Fue un modernizador
insigne; es cierto que fue impuesto desde Lima y
que ni siquiera era peruano, pero eso no impidió
que fuera el gran inspirador de la Edad de Oro
de San Antonio Abad, cuya presencia e influencia
nacional todavía nadie ha podido superar porque
entre 1910 y 1930 la UNSAAC sería la universidad
líder en el Perú, compitiendo con San Marcos. A
sus aulas acudirían estudiantes foráneos atraídos
por su progreso y su nueva estrategia académica;
entre ellos, José Luis Bustamante y Rivera y Víctor
Raúl Haya de la Torre, estudiantes de la UNSAAC
en 1917-1918. José Carlos Mariátegui elogiaría el
espíritu democrático y renovador de San Antonio
Abad en los Siete Ensayos en 1928.
Pero el logro históricamentes
trascendental de Giesecke, no sólo fue el darle
el derrotero preciso a Bingham para llegar a
Machupicchu, en 1911; sino el haber educado
y formado a una generación de cuzqueños que
crearon bajo su sombra las grandes ideas político-
sociales que sacudieron el país entre 1920 y 1950.
Esas ideas fueron el Indigenismo que fue madurado,
gestado y lanzado al país por don Luis E. Valcárcel,
que migró a Lima en 1930 para remplazar a Julio
C. Tello en la dirección del Museo Nacional,
y quien proyectó las ideas andinas sobre el
campesino heredero de los Incas, al panorama
peruano, dando origen después de su ingreso a
San Marcos a la Etnología, a la Etnohistoria y a
la ONGs importante: El Instituto de Estudios
Peruanos, propagando las historias cuzqueñas a
todo el Perú y a los demás países andinos. Valcárcel
fue el gran propagandista de las ideas cuzqueñas a
toda la región andina y a la propia capital criolla,
el gran universalizador de las ideas cuzqueñas.
Luego José Uriel García, su émulo, amigo y
rival, escribiría el libros influyente de esta época
(1930), El Nuevo
Indio,
con el cual lanzó mucho antes
de Bourricaud y de Aníbal Quijano los primeros
indicios de un cambio social y cultural espontáneo
en la base social y en el movimiento demográfico
a partir de 1940 que estos han llamado
cholificación
y García,
neoindianismo,
fenómeno mediante el cual
los campesinos andinos, no sólo del Cuzco sino
de toda la Sierra, migrarían a la Costa y a Lima
y allí sufrirían un proceso de aculturación por el
cual se convertirían en habitantes precarios, de
los extramuros y goteras de la Urbe Virreinal,
generalmente desérticos, fundando un nuevo
tipo de asentamiento urbano republicano, las
llamadas barriadas por José Matos Mar. Así, las
ideas de Valcárcel y García, acentuadas por la
explosión demográfica que ellos no previeron y
por la migración interna masiva y revolucionaria
en lo demográfico, han producido que el Estado
Virreinal, costeño y palaciego de Lima, sea hoy un
Estado Desbordado por las masas migrantes de una
sociedad nacional emergente que supera ya la idea
del desborde popular de haces de 25 años y
que proviene del mismo Matos Mar, parece que
con la ayuda del extinto Fernando Fuenzalida.
Hoy, Matos Mar habla adecuadamente de las
cuatro Limas diferentes, una Lima burguesa
tradicional, rodeada de tres Limas populares y
emergentes, en las cuales hay una extraordinaria
complejidad social y un cambio económico que no
puede negarse, si recordamos que esos migrantes
proceden de campesinos humildes de la Sierra y la
Costa. De modo que estas ideas de García sobre el
nuevo indio y la masificación de su presencia son
ciertas. Precisamente, sobre ese fenómeno, Carlos
Araníbar dijo haces de una década, con gran
poder adivinatorio, que el siglo XXI, en el Perú
sería el siglo de las masas.
La tercera idea que surgió fue la del
Descentralismo y Regionalismo, bajo el liderazgo
político de un discípulo de Giesecke, Francisco
Tamayo Pacheco y de los escritos del geógrafo
y economista puneño Emilio Romero Padilla
que salían a desafiar el centralismo absorbente
de la Lima Virreinal y al cual le hicieron
frente los 33 diputados descentralistas del
Congreso Constituyente de 1931, arrancando
del poder limeño la creación de los Consejos
Departamentales que las dictaduras de Benavides
y Prado pusieron en la congeladora. Sólo en
1950 se promulgó la Ley 11551, por iniciativa de
Francisco Tamayo, que hizo aprobar con dicha ley
el primer organismo descentralizado del Perú, la
Junta de Reconstrucción y Desarrollo Industrial
del Cuzco y que luego se amplió con la CRIF en
1957, mediante la Ley 12800 con el aporte jurídico
de Rodolfo Zamalloa Loayza, mi querido maestro,
leyes con las cuales se pudo reconstruir el Cuzco en
cinco años después de ser asolado por el terremoto
del 21 de mayo de 1950; simultáneamente se abrió
el camino para la aparición de las Corporaciones
Departamentales en los gobiernos de Belaúnde
Terry, como un primer intento del descentralismo.
Luego Alan García formó y creó regiones con
nombres históricos, pero que tenían el lastre
del asambleísmo y por fin Toledo se fue al otro
extremo, convirtiendo todos los departamentos en
regiones, aunque su territorio y población fueran
minúsculos. Pero esta idea del regionalismo y la
regionalización surgió de San Antonio Abad,
a través de la Logia Federalista que formaron
Samanez Ocampo y Francisco Tamayo; mientras
el resto del país se mantenía en la ataraxia,
cuzqueños y puneños, como Tamayo, organizaban
el Partido Descentralista en todo el Sur Andino y
Emilio Romero Padilla, escribía el libro teórico
sobre el Descentralismo. Tamayo siguió el modelo
de la TVA norteamericana (Tennesy Valley
Authority) y fue uno de los primeros en captar la
idea del desarrollo en 1950, del seno de la ONU y
de la CEPAL.
Hoy se hace difícil comprender cómo un
puñado de profesores (20 o 30) y 165 alumnos,
en 1922, con una subvención escasa, sin ninguna
ayuda extranjera ni de ninguna ONG, que
felizmente no habían proliferado todavía como
hongos después de la lluvia, pudieran realizar tan
vasta tarea intelectual, social y modernizadora
y práctica, que dado lo marginal del Cuzco de
entonces, resulta casi sobrehumai^i. La única
explicación posible está en su entrega apasionada
y desinteresada a la cultura y a la ciencia. Su
mística de trabajo y de esfuerzo que venció al dolce
/amiente provinciano. Los impulsaba la llama de
una vocación y no el simple afán por una sinecura.
Su gran capacidad de trabajo y lo que hicieron,
resulta de su enorme dimensión de entrega a un
ideal, y a su fe y amor por el Cuzco y el Perú.
XIV
En los últimos años de la década del 30
aparece la
Generación
del 21 que según José Carlos
Gutiérrez Samanez la conforman los pintores
Mariano Fuentes Lira, Francisco Olazo, Julio
G. Gutiérrez y Alfonso González Gamarra y los
literatos poetas e historiadores Román Saavedra,
Segundo Jara Eguileta, Alfredo Yépez Miranda,
Rafael Tupayachi, el químico Oswaldo Baca
Mendoza y la abogada y poetisa Rosa Augusta
Rivera. Aunque no aparece en el índice, pero sí en
el capítulo quinto, con una referencia secundaria,
creo que la personas importante de esa
generación es Humberto Vidal Unda 1906-1979.
Mientras los primeros son considerados muy
importantes por el autor, por ser los introductores
de un marxismos sentimental que teórico
y cuyo papel en la formación del Partido
Comunista Peruano ha sido explicado, elaborado
y analizado casi totalmente por Julio G. Gutiérrez
y especialmente por Carlos Ferdinand Cuadros,
en dos libros importantes. La personalidad de
Humberto Vidal es las significativa porque
une a una formación filosóficas amplia, una
intuición extraordinaria, una capacidad profética
de vaticinio de los acontecimientos futuros en el
Cuzco del siglo XX. Porque él creó la Hora del
Charango,
a través de las ondas de Radio Cuzco, e
impulsó y proyectó la música indígena y mestiza,
por primera vez, a los medios de comunicación de
masas, contribuyendo como ninguno a la difusión
de la música andina a nivel regional y nacional
electrónicos. La unión entre la música de las masas
campesinas y los medios electrónicos modernos fue
fundamental y eso lo hizo Vidal y resultó mucho
s importante para el cambio social que la escasa
influencia de Pututu y Kuntur, para el cambio de
mentalidad y sensibilidad hacia lo andino.
REVISTA UNIVERSITARIA 141
Igualmente, las masas cuzqueñas no tenían
símbolos de identidad y Humberto Vidal, una
tarde bohemia de mayo de 1943, en el almuerzo
del Sindicato de Periodistas del Cuzco, del cual
era miembro, lanzó y alumbró una idea sencilla
pero inspirada y genial: el Cuzco debería tener
su día, era necesario consagrarle una fecha.
Luego, Vidal como Vicepresidente del Instituto
Americano de Arte, organizó el primera del
Cuzco el 24 de junio de 1944, y junto con otros
historiadores elaboró el guión original del Inti
Raymi. Luego se dedicó 20 años a organizar la
gran fiesta del Cuzco hasta convertirla en la fiesta
s importante y popular de la ciudad y del Perú,
creando un atractivo turístico extraordinario con
s de setenta mil asistentes. Y no sólo desde
un punto de vista social o estético, sino filosófico
extraído de la raíz porque fue el precursor de una
Filosofía Andina elucubrada en el Cuzco. Aunque
no lo comprendieron en vida, sólo por eso Vidal
es inmortal y una de las grandes figuras del Cuzco
del siglo XX.
XV
La lucha fundamental de la UNSAAC de
1945 a 1984 es la batalla de sus estudiantes por
institucionalizar los principios de la Reforma
Universitaria de Córdoba de 1918 y detener las
ofensivas del Estado y de los adversarios políticos
por destruirlos, sobre todo a la autonomía, la
libertad de cátedra y el cogobierno.
La primera etapa se abre con la
promulgación de la Ley N° 10555, aprobada por
un parlamento de mayoría aprista. La aplicación
de ésta resulta en la elección del rector Alfredo
Yépez Miranda, quien dominado por el FRU,
comete algunos desatinos, incluido el alejamiento
de un maestro tan genial como José Uriel García
que es hostilizado por un pequeño grupo de
estudiantes por su color político y que tiene que
trasladarse a San Marcos y al Senado, invitado por
la universidad limeña. Luis Nieto, elo 2011 en
el colofón al libro El Nuevo Indio de García, hace
esta revelación desconocida. Todo este período
de dictadura del FRU termina abruptamente
con el golpe de Estado de Odría y con la
segunda intervención por parte del Gobierno,
en noviembre de 1948, siendo nombrado como
rector interventor el doctor Rafael Aguilar Páez,
gran poeta modernista que se ve obligado a alejar
de las aulas a casi todos los catedráticos apristas y
perseguir a los estudiantes del FRU.
Luego, la Universidad recupera en parte
su autonomía a partir de 1951 con el gobierno
rectoral del doctor Luis Felipe Paredes, maduro
y cazurro epígono de la generación de la Escuela
Cuzqueña. Vale decir que en 1957, en ninguna
universidad peruana, ni siquiera en San Marcos
existía el cogobierno. Pero los estudiantes del
FRU en el Cuzco obtienen una gran victoria con
la elección de un líder excepcional, el pequeño y
corajudo Mario Cama Miranda. De pronto, el 26
de setiembre de 1957, después de varios días de
forcejeo por parte de los profesores anti reformistas
y superando las limitaciones prohibitivas de la Ley
General de Educación de 1941, en una magna
asamblea multitudinaria apoyan y logran hacer
aprobar la introducción del cogobierno en los
claustros de la universidad cuzqueña, rompiendo
así con el tabú que pesaba contra este. ¿Cómo
reaccionó el gobierno de Prado, cuyo ministro de
Educación Pública era don Jorge Basadre, el gran
historiador de la República y viejo partidario de la
Reforma desde 1920? Lejos de reprimir el estallido
reformista que venía de abajo en el Cuzco y que
une a profesores independientes de gran prestigio
y a los estudiantes del FRU, sorprendentemente
los reconoce y los apoya. El 5 de octubre de
1957, Basadre había expresado ya la actitud del
gobierno de Prado, al responder al oficio del
Presidente de la Junta Reorganizadora del Cuzco,
doctor Sergio Quevedo Aragón (Premio de
Fomento a la Cultura), que le comunicaba su asunción
al gobierno
universitario
del Cuzco con el apoyo y el
voto
de
los estudiantes,
que tomaba nota del oficio y formulaba
votos
por el progreso y la
eficiencia
de la muy ilustre Universidad
del Cuzco (Jorge Basadre). Con esta actitud del
ministro, el movimiento reformista del Cuzco
quedaba santificado y la UNSAAC era, otra vez, la
precursora de un movimiento nacional que prendió
la chispa que se extendería después a las demás
universidades peruanas. El Estado no sólo aceptó y
toleró el movimiento cuzqueño del 26 de setiembre
de 1957, sino quesn se inspiró en él y lo
legitimó en 1960, al promulgar la Ley N° 13417,
que aceptó e introdujo el cogobierno en todas las
demás universidades del Perú. El 26 de setiembre
de 1957, constituyó un hito histórico en la lucha
por la Reforma Universitaria en el Perú y abrió el
s largo período de vigencia de un cogobierno
democrático en la Universidad Peruana y en
nuestro país, en lo que va del siglo XX. Es decir,
doce años. A mí me cupo el honor de recibir el
encargo del gobierno estudiantil de Mario Cama,
para hacer conocer el movimiento cuzqueño en
. 100 AÑOS
San Marcos y en las demás universidades limeñas.
Así pronuncié una conferencia en el Salón
General de la Facultad de Letras de San Marcos
en la Casona en mayo de 1958, y los estudiantes
sanmarquinos, se mostraron incrédulos de que en
la UNSAAC, ya hacía ocho meses que imperaban
los principios de la Reforma Universitaria, pues
estando como estaban las universidades limeñas
tan sometidas por la
convivencia
no podían creer en
el
coup
de etat cuzqueño.
XVI
La dictadura militar de Velasco expidió, en
febrero de 1969, el Decreto Ley N° 17437, que
suprimió las conquistas de la Reforma Universitaria
y estableció una universidad cuasi castrense,
sin cogobierno, sin voz de los alumnos y con el
poder concentrado en el rector en forma vertical
como si fuera la Universidad un cuartel. Además,
introdujo experimentos extraños a la tradición
antoniana de trescientos años, como los Estudios
Generales, el departamentalismo y el sistema de
créditos. El rector elegido contó desde el principio
de su régimen con la oposición de un buen sector
de docentes, de los estudiantes y los empleados
no docentes, los mismos que sólo después de
dos años de soportar este sistema se levantaron
en un movimiento de lucha de 45 días tensos y
difíciles que comenzaron el 4 de agosto de 1971
y terminaron el 15 de setiembre de 1971, lapso
durante el cual tomaron los locales universitarios
y los mantuvieron en sus manos. Finalmente, el 15
de setiembre de 1971, el CONUP, representado
por Mario Samamé Boggio y Efraín Morote Best,
estableció en la UNSAAC, el Gobierno Tripartito,
extendiendo este a los empleados y restableciendo
el cogobierno de los tres estamentos, quedando
anulado y derogado de hecho, en el Cuzco, el
Decreto Ley 17437, el 15 de setiembre de 1971.
Yo integré este gobierno tripartito como Director
Universitario de Evaluación a los 34 años y era el
único abogado de dicho organismo y els joven
del mismo.
Así el Cuzco fue la primera de las
universidades peruanas que dio el ejemplo de
implantar la Reforma Universitaria en plena
dictadura militar e inspiró al gobierno de Velasco
para que reconsiderara su política anti reformista
y recogiera la experiencia cuzqueña en el sistema
de gobierno universitario en el Decreto Ley N°
19326, que recogía el cogobierno para las diversas
universidades nacionales y privadas yn para
el máximo organismo nacional: el CRESU, que
remplazaría al odiado CONUP y que disponía que
este Decreto Ley N° 19326 fuera reglamentado
por una Comisión Estatutaria Nacional, de
mayo a setiembre de 1972, encima y en cuyo
seno participarían las autoridades universitarias,
los profesores, los alumnos y los trabajadores no
docentes, elegidos por sus bases en elecciones
democráticas. El teórico de este Decreto Ley N°
19326 era el filósofo Augusto Salazar Bondy, un
gran pensador, con gran experiencia especulativa
en el terreno del pensamiento teórico, alter ego y
eminencia gris del General de División Alfredo
Carpio Becerra, Ministro de Educación, pero sin
experiencia alguna en el gobierno directo de una 77
Facultad o Universidad, de modo que era un sabio
pero sin experiencia de la vida cotidiana ys
aun de la política criolla. El resultado fue que la
CEN resultó un Campo de Agramante, una olla
de grillos, en la cual convivieron los sectoress
radicales de la izquierda y de la derecha, desde
el propio Sendero Luminoso de Ayacucho hasta
el Opus Dei de Piura y las tendencias apristas,
marxistas y derechistas tradicionales, que no
entendieron desde el principio que se les había
reunido para reglamentar una Ley dentro de los
cauces que dicha norma establecía, conforme a la
Constitución.
El que esto escribe fue elegido unánimemente
como Presidente de la CEN, a los 35 años y
después de mi renuncia, Hugo Flórez Ugarte,
también del Cuzco, fue elegido vicepresidente.
Cuando el sector del CEN que orientaba Odón
Espinoza, trató de elaborar un proyecto de
Estatuto que violaba claramente los principios
de la Reforma, principalmente la libertad de
cátedra y quería establecer un sistema burocrático,
engorroso y caro que chocaba con el Decreto Ley
que era funcional, vimos que era indispensable
una asesoría jurídica y constitucional y logramos
que el abogado cuzqueño, doctor Valentín
Paniagua Corazao, jurista con gran experiencia
constitucional, nos diera una asesoría jurídica de
su especialidad llegando ambos como abogados,
después de un largo diálogo de muchas horas, a la
conclusión de que este proyecto de Estatuto violaba
numerosos artículos del Decreto Ley N° 19326
porque encerraba una contradicción insalvable
en su filosofía sustentadora. Era un matrimonio
morganàtico, totalmente inestable desde su raíz,
entre pensamientos y filosofías y praxis totalmente
disímiles; en total, dos conjuntos de principios que
impedían construir una síntesis viable y eran por
REVISTA UNIVERSITARIA 141
el contrario totalmente inconciliables, porque eran
en el fondo un galimatías o
charuoi
entre el espíritu
de la Reforma Universitaria de Córdoba y el
modelo norteamericano de universidad traído de
fuera por Salazar Bondy y el choque entre ambos
producía que nos podíamos estrellar contra un
principio constitucional fundamental: las leyes se
reglamentan sin alterarlas ni desnaturalizarlas, ni
modificarlas, ni tergiversarlas. Como el Estatuto
debía ser aprobado por la dictadura militar,
mediante un Decreto Supremo, era prácticamente
imposible que el ministro castrense de Educación,
expidiera dicho Decreto a favor de una norma ilegal,
pues las elemental aplicación del principio de
casación y del examen crítico-jurídico del estatuto
aprobado por la CEN, llevaría a su desaprobación
y nulidad, declarada por la Dictadura Militar,
cosa que ocurrió finalmente porque el Gobierno
Militar y los medios de comunicación de masas
agitaban, adrede, las contradicciones en el seno de
la CEN. Así, se perdió la brillante oportunidad de
cambiar al opresivo CONUP por el democrático
CRESU y los sectores castrensess radicales
de la dictadura se salieron con el gusto de hacer
cumplir lo que establecía una norma transitoria
del Decreto Ley N° 19326. En caso de que no se
aprobara el Estatuto, por ser ilegal, seguiría vigente
el Estatuto General de la Universidad Peruana
(EGUP), que era el que había reglamentado el
reaccionario Decreto Ley N° 17437, hasta que
se aprobara una nueva ley universitaria. Y así se
dio el caso increíble en la universidad peruana,
de que un reglamento de una ley ya derogada
siguió rigiendo el sistema universitario, desde
fines de 1972, hasta diciembre de 1983, en que
se aprobó y promulgó la ley Sánchez N° 23733.
El sistema universitario, incluida la UNSAAC,
resultó viviendo once años, bajo las normas de
un reglamento de una ley ya derogada, habiendo
existido el sistema universitario peruano once años
al margen de la ley, en las absoluta ilegalidad,
caso único en la historia universitaria del mundo.
Esto es lo que Valentín Paniagua y yo
tratamos de evitar con la advertencia jurídica a la
CEN de este peligro inminente y exhortamos a sus
miembros a lograr el diálogo, la comprensión, el
espíritu jurídico y el gran ideal de la universidad
democrática, teniendo en cuenta la oportunidad
que nos brindaba el Decreto Ley 19326, pero lejos
de oírnos, una momentánea mayoría obnubilada,
aprobó un estatuto ilegal y absurdo que cuando
lo entregaron a los militares, terminó en un
basurero del despacho ministerial como un papel
de desecho, inútil. Los responsables de todo esto
jamás asumieron su culpabilidad. A veces, la
pasión política y el sectarismo amoscado y áspero
conducen a que se nuble la luz de la razón. Con
razón mi maestro Basadre decía que el Perú era el
país de las
oportunidades
pedidas.
XVII
El Gobierno Tripartito presidido por Isaac
Velasco Quintanilla, se tornó en un grupo muy
débil, dominado por un grupo de alumnos que
vivían el desequilibrio y el frenesí de la Revolución
Cultural en China y ciertas consignas de la banda de
los cuatro,
que hoy han sido totalmente olvidados en
la potencia oriental. No olvidemos que vivíamos
todavía bajo la atmósfera de Mayo del 68 en París
y que habían decidido acabar con la vieja cultura
feudal; es decir, con la antigua Facultad de Letras
y Ciencias Humanas por lo que yo no volví de
Lima hasta bien finalizado elo 1972. Elo
1973, este clima de abuso inhumano de docentes,
trabajadores y dirigentes llegó a su climax el 26 de
noviembre de 1973 cuando de modo misterioso el
Palacio del Marqués de Valle Umbroso situado en
la calle Marqués y local del odiado SINAMOS se
incendió, junto a una de las constantes algaradas
de los agentes de la banda de los cuatro. En 1974
y después de la ocupación militar del Claustro,
condujeron a la tercera intervención de la
UNSAAC por el Estado, mediante la Resolución
N° 1531-74 del CONUP que determinaba la
total reorganización de la universidad cuzqueña,
disponiendo la inestabilidad de sus docentes
en sus cargos y toda esta tropelía cometida por
un organismo llamado COGOIRE, presidido
por el ingeniero Hugo Pacheco Garmendia,
conocido reorganizador de universidades del
CONUP. El pretexto para esta intervención fue
el indicado incendio del Palacio del Marqués de
Valle Umbroso, en la calle Marqués de la ciudad
del Cuzco, el 26 de noviembre de 1973, siniestro
que ha quedado en el misterio y que fue el gatillo
que esperaban las fuerzas reaccionarias del
CONUP para disparar contra San Antonio Abad
y que ocasionó profesores despedidos, juicios
penales a diestra y siniestra y una reorganización
académica realizada por colaboradores y técnicos
de Lima que trajo Pacheco, a los cuales escuchó
hasta el punto de extinguir la antigua Facultad
de Letras y Ciencias Humanas, principalmente,
las especialidades de Filosofía y Literatura en
1974, con lo cual desapareció la Facultad y
los estudios de la medalla azul, con que había
nacido la UNSAAG, en 1692, matando así a las
Humanidades en un medio social como el Cuzco
en que había tanta creatividad literaria desde hace
siglos. Igualmente minimizó a la especialidad
de Historia. Así la UNSAAC de universidad
humanística, se convirtió en tecnológica de
tecnología de bajo voltaje en la enseñanza e
investigación tecnológica casi insignificante. Los
asesores limeños de Pacheco lograron así, eliminar
las Humanidades en 1974 y parte de 1975; la
UNSAAC continuó rigiéndose por autoridades
designadas por el CONAI hasta la promulgación
de la Ley N° 23733 de 1984 (Ley Sánchez) que es
la vigente hasta hoy. Pero desde 1972 hasta 1984,
la universidad cuzqueña y sus similares del resto
del país, continuaron rigiéndose por el EGUP, el
reglamento de una ley derogada doce años antes,
en 1972; caso absurdo e insólito en toda la historia
de la universidad peruana y que nunca ha ocurrido
en ninguna otra parte del mundo, gracias al cual
los militares manejaron el sistema universitario a
su gusto y que constituyó un caso de intervención
universitaria único en Sudamérica, sólo propio de
una dictadura autocràtica como la de Velasco y
Morales Bermúdez.
XVIII
Vamos a cambiar totalmente de óptica
en este discurso para conocer y valorar la
intervención, no del Estado, sino la de algunos
estudiantes de la Universidad de San Antonio
Abad y de profesores-abogados de su claustro a
favor de la transformación social de la estructura
agraria arcaica del departamento del Cuzco,
entre 1958 y 1964, verdadera epopeya en la
cual la UNSAAC logró su mayor hazaña de
proyección social revolucionaria, en la cual los
románticos sindicalistas, inspirados dentro las
diversas orientaciones del marxismo y con el
aliento radial y propagandístico de la Revolución
Cubana, transformaron la estructura agraria de
La Convención y Lares y luego se expandieron
por Anta, el Valle Sagrado, Paucartambo,
Quispicanchis y Canchis y que ha sido retratado a
grandes rasgos por Hugo Neira en su libro Cuzco,
Tierra
o
Muerte.
Así como la UNSAAC de la segunda
década del siglo XIX, había luchado sacrificada
inútilmente por la Independencia; la troika
cuzqueña compuesta por la FUC, la FDCC
y la FTC, todas inspiradas en el marxismo de
la Revolución Cubana, destruyó el sistema de
hacienda de La Convención y Lares y lo trastornó
seriamente en la parte serrana del departamento
del Cuzco, produciendo una Rebelión Campesina,
mostrando al Estado Limeño que el sistema de
hacienda en el Cuzco era ya indefendible y que
venían corrientes del exterior en j$o de la Reforma
Agraria. Estas dos corrientes convergentes
hicieron que la labor sindicalista revolucionaria de
los dirigentes estudiantiles de diversas tendencias
dentro del marxismo, fueran decisivas para esta
Rebelión Campesina, cuyas conmociones llegaron
a la Virreinal Lima a través de las comunicaciones
de las autoridades departamentales y de la prensa
que actuó como el fuelle del herrero, exagerando los
hechos; y obligando a la Junta Militar de Gobierno
a dictar los Decretos Leyes N° 14238 y N° 14444
a fines de 1962, y marzo de 1963, que legalizaron
la
revolución
desde abajo hecha por los arrendires
y los agitadores universitarios y abogados de
San Antonio Abad que habían creado el clima
y los hechos para que esta revolución agraria se
consumara al margen de las leyes del Estado
Peruano. Como dice Fioravanti esta rebelión
campesina fue el mayor movimiento de masas
campesinas, desde José Gabriel Tupa Amaru, 180
años antes, y por lo tanto las importante de los
últimos doscientos años.
Esta rebelión campesina tuvo agentes
dinamizadores universitarios sin los cuales, tal vez
no se hubiera producido, porque vencer la ataraxia
del sistema de hacienda, exigía una acción política
sagaz, inteligente y enérgica, por parte de los
activistas estudiantiles.
Entre esos estudiantes y luchadores sociales
que causaron la revolución agraria se puede citar
a: Hugo Blanco Galdós, Vladimiro Valer, Fausto
Cornejo, Héctor Loayza, Raúl Medina de Latorre,
Roberto Soto Venero, Hugo Miranda Bernal,
Rubén Acurio Moreno, Urbano López, Calixto
Coanqui, Angel Avendaño Farfán, Darío Acurio
Moreno, Eugenio Palma. La decisión estratégica y
las tácticas de agitación y propaganda estaban en
manos de Hugo Blanco y los demás eran miembros
del aparato agitador anti gamonal que cumplían
funciones de activistas y organizadores de
sindicatos. Paralelamente, los abogados marxistas
de la universidad, prestaban asesoría jurídica y
política, y entre ellos se encontraba el inteligente
precursor en el estudio de la realidad convenciana:
Carlos Ferdinand Cuadros, así como Estenio
Pacheco Tagle, Víctor Angles Vargas, Carlos L.
Valer Portocarrero, Alfredo Muñiz, Ernesto Quispe
Ledesma, en Quillabamba, Pílade Tupayachi, etc.
Pero anteriormente, en 1958, ya algunos dirigentes
REVISTA UNIVERSITARIA 141
de la FTC, de orientación moscovita como
José Calvo Bohorquez, Emiliano Huamantica,
Pascual Montaño y Alfredo Somocurcio, habían
estado organizando sindicatos en el valle de La
Convención y en Lauramarca. Los periodistas
cuzqueños y limeños le adjudicaron toda esta
labor colectiva, en que convergían varias de las
tendencias de izquierda (del PCP, el trotzquismo
y el IVJIR) a una sola persona: Hugo Blanco,
creando la leyenda de autor único de la Rebelión
Campesina, de guerrillero invencible y de héroe
popular, creando un mito. Quien le regaló esta
fama a Blanco fue el periodista de La Prensa de
Lima, Germán Alatrista Bustamante, fabricando
un personaje irreal y creando su leyenda de líder
absoluto de la rebelión campesina cuzqueña.
Como dice Fioravanti, la figura de Blanco
terminó opacando a los legítimos activistas de la
lucha anti terrateniente que fueron los auténticos
dirigentes campesinos: los arrendires y colonos de
las haciendas. La Rebelión Campesina Cuzqueña
fue la única que nació en una universidad y que
utilizó principalmente estudiantes y su acción
revolucionaria, logró triunfar y cambiar la
historia del Perú, porque sin este prolegómeno,
la Reforma Agraria, donde yo colaboré en 1964-
1965, se hubiera atrasado décadas o no hubiera
sido posible. Este es el máximo galardón de
la UNSAAC en el siglo XX, por encima de la
Alianza para el Progreso de Kennedy, porque fue
s eficaz que esta. Estos activistas estudiantiles
y los abogados universitarios fueron perseguidos,
apresados y confinados en la Isla del Diablo,
del SEPA, tanto por el ministro castrense, como
por el Ministro de Gobierno de Belaúnde: Juan
Languasco de Habich y pagaron un alto precio
con su prisión en la selva, por su emoción social a
favor de la inclusión de los marginados mediante
la lucha por la tierra.
XIX
Es muy difícil hacer un balance de la
producción intelectual de la UNSAAC en los siglos
XIX y XX, y respecto al XXI, resulta demasiado
temprano para identificar lo significativo. Nosotros
además pretendemos algo relativamente diferente
pues no queremos tocar sólo a los profesores,
científicos e investigadores locales, confinados
entre los muros de la UNSAAC, sino que nos
proponemos incluida todos los antonianos que
estudiaron en nuestra Alma Mater, pero que
han trabajado en Lima o en el resto del país en
cargos importantes, científica o profesional,
aunque no hayan residido permanentemente
en el Cuzco. Por eso señalaremos a funcionarios
públicos importantes, magistrados de alto nivel,
diplomáticos, profesores y autoridades máximas de
otras universidades pero formadas en San Antonio
Abad, todos ellos antonianos. No proponemos un
listado de personas ni una suma de personas y
obras como parece lo intentó otro historiador. Una
historia es historia de procesos y de problemas y no
un ¿Quién es quién?
Confesamos que tal vez cometamos omisiones
involuntarias al realizar un balance que no pretende
ser totalizador sino de lo que nos pareces
significativo o destacado. Por eso pidiendo disculpas
a mis maestros, colegas y amigos, sólo tocaré aquellos
nombres de antonianos que tienen un aporte en el
Cuzco o fuera de él, hayan profesado o no en la
UNSAAC, siendo su aporte profesional o científico;
pero que han pasado el umbral histórico. Mi
relación no es taxativa sino solamente enumerativa
y naturalmente imperfecta y por eso pido perdón de
antemano a mis oyentes y lectores.
En el terreno de la Antropología Andina,
considero que destacaron Víctor Navarro del
Aguila, Efraín Morote Best, Oscar Núñez del
Prado Castro, Sergio Quevedo Aragón y Luis
Barreda Murillo, ya extintos. Entre los que se
encuentran activos con brillo creador están, ante
todo Jorge Flores Ochoa, uno de los mejores
antropólogos peruanos y uno de los pocos de
prestigio internacional que con sus 4 o 5 libros,
publicados con el auspicio del BCP y con el
concurso de cuatro o cinco especialistas que
forman su equipo ha logrado crear un rico
material sobre el Cuzco, as de sus Pastores de
Paratía y sus trabajos sobre la incanidad. Ricardo
Valderrama Fernández y señora, iniciadores
de la tradición e historia orales en el Cuzco
con su biografía de Condori Mamani y su libro
Nosotros los Humanos; Jorge Villafuerte Recharte,
Abraham Valencia, con sus investigaciones sobre
la religiosidad en el Cuzco, David Ugarte Vega
Centeno, eficiente funcionario y preocupado
sobre Machupicchu, Italo Oberti, Juan Víctor
Núñez del Prado, Raymundo Béjar, con su aporte
sobre el Qoricancha, Fernando Astete, yjulinho
Zapata, conocedores de Machupicchu y desde
luego, Oscar Paredes Pando, uno de los pocos
investigadores sobre la Amazonia, además de sus
aportes históricos sobre la historia de la UNSAAC.
Entre los que se dedicaron al estudio de la
realidad cuzqueña e Inka a través del marxismo,
hay que considerar los aportes de tres estudiosos
de Marx, como Carlos Núñez Anavitarte con sus
estudios sobre los Inka; Carlos Ferdinand Cuadros
con sus trabajos teóricos sobre la universidad
democrática y su invalorable tesis sobre el arriendo
en La Convención. También es digno de notar el
trabajo sobre el"Cuzco Rojo" de Julio G. Gutiérrez,
antiguo alumno de San Antonio Abad.
En el área de la Ciencia Natural cabe señalar
a Antonio Lorena, Fortunato L. Herrera, Oswaldo
Baca Mendoza, César Vargas Calderón, Ismael
Zevallos Bendezú, Felipe Marín Moreno, Oscar
Blanco Galdós.
En el área de la Historia hay una relación
realmente larga desde la colonia. El Inka Garcilaso
de la Vega, (el padre de la Historia Cuzqueña)
Diego Esquivel y Navia, José Benigno Mesa, José
Manuel Valdez y Palacios, Fernando Pacheco, Luis
E. Valcárcel, José Uriel García, José Gabriel COSÍO,
Luis Felipe Aguilar, César Antonio Ugarte, Julián
Santisteban Ochoa, Jorge Cornejo Bouroncle, Luis
Velazco Aragón, Horacio Villanueva Urteaga,
Luis A. Pardo, Víctor Angles Vargas, Manuel
Jesús Aparicio Vega, José Tamayo Herrera con su
Revista
Teqse;
Teófilo Benavente Velarde, con su
Historia de la Pintura Cuzqueña Colonial. En el siglo
XXI destaca la obra histórica de Elizabeth Kuon
Arce, sobre el Cuzco y Buenos Aires, Eduardo
Zegarra Balcázar, con su labor de colaboración
oral sobre los tiempos contemporáneos para
nuestro libro Las Elites Cuzqueñas, Donato Amado,
Francisco de Goya Benavente, Oscar Paredes
Pando con su reciente historia de la universidad,
el actual rector Germán Zecenarro Madueño con
su Historia Local sobre Saylla, Eleazar Crucinta,
especialista en Historia del Arte que ha escrito la
biografía de Mariano Fuentes Lira y el Libro de
Oro de la Escuela Nacional de Bellas Artes.
En el campo filosófico destacan el maestro
Humberto Vidal Unda, genial creador dela
del Cuzco y del pensamiento Inca; Alberto
Delgado Díaz, poeta insigne y gran conocedor
de Edmund Husserl; Antonio Astete Abrill,
gran conocedor de Spengler; Daniel Castillo
Manrique, experto en la moral del bushido;-
Hugo Flórez Ugarte, Armando Barrionuevo
Sánchez, José Tamayo Herrera, editor de la
Revista Filosófica Teqse, Moisés Tello Palomino
y Max Gotardo Aguirre Cárdenas, editor de la
revista filosófica y antropológica: Ande y autor
de un libro de historia local sobre
Vilcashuamán
y
Cangallo,
Ayacucho.
En la creación literaria y poética destacan
Rafael Aguilar Páez, Alberto Delgado Díaz, José
Gabriel Cosio; Luis Nieto Miranda, autor de la
letra del Himno al Cuzco y gran animador cultural;
Gustavo Pérez Ocampo, Alfredo Vepez Miranda,
Andrés Alencastre Gutiérrez, Enrique Rosas
Paravicino, Ángel Avendaño Farfán, gran poeta y
novelista y cuya novela Los Cuervos de San Antonio
es un retrato irónico y mordaz de un momento
histórico de la historia de San Antonio Abad entre
1971 y 1974; Luis Nieto Degregori, gran cuentista y
novelista; Mario Guevara Paredes, gran animador
de la Literatura en su revista Siete
Culebras,
Patricia
Marín Casafranca, como gran periodista de la
Webb, con
Valicha
y Hugo Bonett, gran animador
de la revista El Antoniano. Igualmente, destacan el
ensayista sobre temas cuzqueños, Rossano Calvo
y José Carlos Huayhuaca, cineasta y gran escritor,
autor de la mejor biografía de Martín Chambi.
En el mundo del Derecho sobresalen
Carlos A. Lira, César A. Muñiz, Enrique
Holgado Valer, Rodolfo Zamalloa Loayza,
Arturo Moscoso Serrano, Ernesto Valdivia Pezo,
Gustavo Palacios Pimentel, Octavio Linares
Alencastre, Lino Casafranca Gamarra y sobre
todo, Carlos Ferdinand Cuadros y Villena, Olinto
Vesco Zamalloa, Julio Salazar Flores, Teófilo
Huayhuaca Saldívar, Leoncio Olazábal Feijoó,
Edgar Chuquimia Cervantes, José Béjar Quispe,
Aldo Estrada Choque, Pablo Ladrón de Guevara,
Carlota Valenzuela de Puelles, Jorge Polo y La
Borda González y Gloria Charca Puente de la
Vega, David Pezúa Vivanco —Secretario Ejecutivo
del Poder Judicial—, Julio González Montesinos,
-gran especialista en Derecho Educativo—, Miguel
Yépez Sánchez —Director de la Academia de la
Magistratura y hoy Gerente Central de la Asesoría
Jurídica del Ministerio Público (Fiscalía de la
Nación)—, Carlos Santander Estrada, Augusto
Ramos Zambrano, historiador y abogado, ex
vicerrector de la UNTA y demás maestros,
alumnos y profesionales destacados del Derecho
en el Cuzco, en Lima y en la Universidad Peruana,
procedentes de las aulas antonianas.
En el campo de la Economía y las finanzas
destacan Efraín Gonzáles de Olarte, Raúl Galdo
Núñez del Prado y Alejandro Contreras Sánchez.
XX
¿Qué le aguarda a San Antonio Abad en las
próximas décadas del siglo XXI? La Universidad,
gracias al canon ha logrado construir una
REVISTA UNIVERSITARIA 141
estupenda infraestructura física. Hace cincuenta
años, los alumnos recorríamos el Qalapampa del
fundo Perayoq, que era escenario muy de vez en
cuando de algunas aventuras báquicas o amorosas.
Hoy el área está totalmente cubierta por edificios
modernos de la Ciudad Universitaria. Así mismo,
a partir de Perayoq y casi hasta San Jerónimo
por la Avenida de La Cultura, hay varias decenas
de edificios de seis a ocho pisos que constituyen
el nuevo Cuzco, que se ha construido gracias
a la globalización y a recursos como el oro de
Madre de Dios, el turismo, el mercado negro del
contrabando yn la coca. Pero es innegable que
el Cuzco es hoy una urbe cosmopolita y no la
pequeña ciudad recoleta de 1950. En el 2010, ha
tenido una población de 400,582 habitantes, diez
vecess que en 1940, haces de 70 años. Y
ahora, así como hay cuatro Limas diferentes en la
capital, hay varios Cuzcos diferentes a la ciudad
histórica indo-hispana (Matos Mar, 2012). Cuzco
es una gran ciudad milenaria con un gran pasado
y un gran futuro.
Además, la revista Poder ha señalado que
entre las seis próximas ciudades del Perú que
van a despegar en los próximos cinco años, está
el Cuzco, que tendrá para los próximos años un
mercado de 627,840 millones de dólares y una
PEA ocupada de 96.6%.
El canon universitario que corresponde
al Cuzco delo 2011 y que se pagará en el
2012, asciende a 85 millones de soles. Pero
desgraciadamente, como se ha creado el 12 de
noviembre del 2010, la Universidad Nacional
Intercultural de Quillabamba, según manda la
Ley del Canon, esta renta deberá ser dividida
entre las dos universidades nacionales de la región,
perdiendo la UNSAAC el 50 % de lo suyo. Esto
nos explica porque la UNIQ_ es sólo un germen
pequeño y no pasa de una entelequia. La reciente
noticia de que todo el gas del lote 88 de Camisea
será para el Cuzco y para el Sur Andino, la región
s pobre del Perú y los tremendos cambios que
traerá este gas, la industria petroquímica, además
del turismo cada vezs masivo, constituyen un
desafío para la UNSAAC, pues no sólo deberá
preparar los cuadros, y enseñar una nueva ciencia
con la tecnología apropiada y moderna, sino
proporcionar la investigación adecuada para
aprovechar estos recursos. La misión de la ciencia
no es sólo describir el mundo, conocer la realidad,
sino principalmente transformarla. Estoy seguro
colegas, hermanos, profesores y alumnos de la
UNSAAC que ustedes que han proporcionado
una larga tradición de estupendas glorias, serán
capaces de responder a este desafío porque ustedes
son invencibles y vuestras éxitos futuros con el
gas, su industrialización, y un turismo cadaa
s moderno, y la agro tecnología resonarán en
las edades futuras y serán como esas lámparas
mágicas: alumbrarán sólo para la posteridad.
XXI
Después de este largo discurso, que ojalá
no haya sido tedioso, los oyentes me dirán: ¿Qué
puedes decir de tu generación?, ¿De aquellos
jóvenes y hombres, que como decía Ortega, son
tus coetáneos?
A, José Tamayo Herrera, els modesto
de mi generación nacida en 1936, me tocó por
pura suerte, ser parte de una fraternidad o filiación
muy especial, compuesta por grandes hombres,
mis hermanos, en parte superiores a, en parte
mis iguales, hombres brillantes y admirables, a los
que la Enciclopedia Lexus llamó la de los grandes
forjadores del Perú. Entre esos intelectuales,
deportistas y políticos nacidos en 1936, figuran
personajes de la talla intelectual del Premio
Nobel, Mario Vargas Llosa, novelista y ensayista
admirable, de fama universal y verdadero ciudadano
del
mundo.
Y el peruanos planetario de nuestra
literatura en esta segunda década del siglo XXI.
A esta misma generación, pertenece Alejandro
Olmedo Rodríguez, tenista extraordinario y
campeón mundial de gran prestigio internacional,
en su época, tal vez el deportistas cabal que
ha tenido el Perú. Así mismo, es parte de esta
generación de 1936, el gran crítico literario y
ensayista: Antonio Cornejo Polar, autor de una
amplia bibliografía, ya extinto, pero sin duda, el
mejor crítico que ha tenido el Perú total. Otro
personaje es Valentín Paniagua Corazao, nacido
también en 1936, el político de esta generación,
que significa un caso único en la historia de la
República Peruana porque fue el único hombre
de Estado que ejerció simultáneamente, la
Presidencia de la República y la Presidencia
del Congreso del Perú, dirigió un gobierno
democrático, realizó elecciones intachables y
limpias, después de la corrupción a que nos llevó
la dictadura. ¿Qué diré yo de mí mismo sin caer
en la inmodestia o en la llaneza? Solamente
que he sido fiel a mi vocación de humanista por
s de 60 años, porque me volqué a las letras a
los 15 años y soy un hombre que ha transitado
. 100 AÑOS
casi todos los caminos de las Humanidades,
siempre fiel a ellas. Soy un historiador regional,
dentro de los cánones de la Escuela de Amales. He
tratado de renovar la enseñanza histórica para
ponerla ala en la Universidad de Lima. Fui
un estudioso de la creación poética, mediante el
método fenomenológico, dirigido por José Gaos
en México y lo que me diferencia de mis colegas
de la
Generaáón
del 36, de Lexus, es que conozco
los dos Perú en profundidad, que pertenezco a
dos culturas igualmente primordiales: la criolla y
la nativa y que conozco cabalmente la lengua de
cada una. Como decía Porras, parte de mi vida
he sido un hombre de la ciudad y del campo, pues
desde los 18 años a los 33 he sido un pequeño
empresario agroindustrial: produciendo licores
de capulí y saúco, lacticinios y reproductores
Brown Swiss. Debido a la temprana muerte de
mi padre, y a diferencia de mis colegas, conozco
los problemas prácticos tanto como los teóricos de
la Economía y la Teoría Histórica. Cuando llegó
la Reforma Agraria al Cuzco en 1964, puse mi
experiencia adquirida en Bolivia, México, Cuba
y Guatemala al servicio de esta transformación
y dejé de ser empresario agrario para después
dedicarme íntegramente a la UNSAAC. Soy pues
un polígrafo, apasionado por la Teoría Histórica,
porque he pensado que siempre la teoría precede a
la historia. Soy el iniciador de la Historia Regional
moderna en el Perú hacia 1965, cuando nadie
hablaba de ella en el país y quise transformar la
Ciencia Histórica Peruana en la Universidad de
Lima entre 1990-1994.
Soy pues un polígrafo que en sus primeros
25 años cultivó la poesía y estudió la Poética en
el Perú y en México. He sido líder estudiantil y
estudié también el Derecho, en el Perú y en el
extranjero, pero lo ques me llamó la atención
fue la Teoría Histórica y la convicción de que el
historiador, si es honesto consigo mismo, puede
llegar a la verdad. Que no todo es ficción en el
mundo de las letras y las humanidades, que
siempre hay una verdad verde, bella y verídica,
como decía el poeta Juan Carlos Galdo. Y para
concluir, sólo diré, que pertenezco al fenómeno
demográficos importante del Perú en el siglo
XX, he sido y soy un migrante, igual que millones
de peruanos, que todavía tiene la nostalgia de su
lar, del Cuzco Imperial y del Valle Sagrado, y que
el motor fundamental de mi obra histórica ha
sido el de intentar curar la nostalgia de mi tierra
con el cultivo de las Humanidades, especialmente
la diacronía. Que pese a mis cuarenta años de
ausencia, sigo hablando y cultivando el quechua y
escribiendo poemas en ese idioma y en quechuañol
y que es eso lo que me distingue y caracteriza
respecto a mis compañeros de generación: tres
arequipeños y dos cuzqueños. 4
XXII
Dedico este discurso a dos hombres
excepcionales que me ha tocado conocer: a Daniel
Estrada Pérez, mi alumnos distinguido en el
curso de Historia Crítica Nacional, y a Valentín
Paniagua Corazao, mi amigo íntimo de la
juventud y de la lucha universitaria, con el cual
conversábamos por las calles del Cuzco durante la
noche, sobre todos los asuntos divinos y humanos,
en caminatas interminables hasta pasada la media
noche.
Durante el tiempo en que he participado,
directa o indirectamente en la Historia Cuzqueña
y en la de San Antonio Abad, he conocido a esos
dos hombres excepcionales: mi alumno predilecto,
Daniel Estrada Pérez, tres veces Alcalde del Cuzco,
tal vez el mejor alcalde del siglo XX, parlamentario
Ilustre y político presidenciable, y gran mecenas
de los intelectuales, mi alumno de Historia Crítica
Nacional, en una promoción de estudiantes
extraordinarios. De otro lado, el destino me hizo
amigo íntimo y compañero de aula de mi joven
y brillante colega Valentín Paniagua Corazao,
gran constitucionalista y mejor político, que en
su breve período presidencial firmó, después
de 14 años de espera, el contrato de Camisea
que abrió al mundo esta riqueza cuzqueña que
permanecía enterrada y muerta y que además hizo
una política a favor de la UNSAAC, cediéndole
la Casa del Marqués de Casa Concha que hoy
atesora las obras de arte de Machupicchu, que nos
ha transferido la Universidad de Yale. Igualmente,
reivindicó para el INC, el local del antiguo Cuartel
27 de
Noviembre,
donde hoy funciona el Ministerio
de Cultura, representado con brillo en el Cuzco
por el Antropólogo David Ugarte Vega Centeno.
Paniagua apoyó también los proyectos del Qapaq
Ñan y de Caral.
Reivindico el papel de la Historia en la vida
humana sobre los que la niegan como Fukuyama
y defiendo su primacía en las Humanidades, con
un verso de Javier Huapaya, poeta migrante a la
capital:
Nada es más
hermoso
Cuando meditamos un segundo
T
abarcamos
un siglo