
sensibles a manifestaciones de la cultura expresiva,
de maestros, de aficionados de buen criterio. Se
considera mitos las expresiones tradicionales
que se trasmiten y aprenden por ser parte de la
tradición oral vigente.
Desde esta perspectiva se entiende la
interesante y valiosa creatividad popular de
quechuas y aymaras de las nuevas generaciones.
. La originalidad no puede desmerecer inclusión
de elementos y pasajes de la cultura moderna de
origen urbano difundida al medio rural.
Mitos históricos
La documentación colonial conocida en
términos generales como crónicas, incluye mitos
prehispánicos y los creados después de la imposición
de la religión católica. Los mitos de creación de
la religión pre-invasión fueron transformados en
supersticiones,
idolatrÃas, obras del
diablo,
brujerÃa, para
descalificar y desvalorizar los relatos sagrados. Por
falta de escritura no registraron sus mitos, pero no
faltaron los que después, con otras intenciones,
subsanaron esta ausencia.
PolÃticas de estado como la extirpación de
idolatrÃas y el establecimiento de la Inquisición
destruyeron la gran
tradición
religiosa de los estados
andinos. La evangelización logró marginar la
religión andina. Sin embargo la pequeña tradición,
propia de linajes reales, familias extensas,
comunidades aisladas, se conservó en la memoria.
Es parte de lo que nos ha legado el Inca Garcilaso
de la Vega.
En el CapÃtulo XV El Origen de los Incas,
Reyes del Perú rememora reuniones en las que
participaban incas mayores que formaron parte
del gobierno inca y parientes de la nobleza de su
madre. Dice:
[...] Es asà que
residiendo
mi
madre
en el
Cuzco,
su
patria, venÃan a
visitarla
casi cada semana los
pocos
parientes
[...]
siempre
sus más
ordinarias pláticas eran
tratar
del
origen
de sus
reyes,
de la
majestad de ellos,
de
las grandezas
de su
imperio
[....] En
suma,
no
dejaban
cosa
de
las prósperas que entre ellos hubiese acaeádo
que
no trajesen
a
cuenta.
De
las grandezas
y
prosperidades pasadas venÃan
a las
cosas presentes: lloraban
sus
reyes muertos, enajenado
su
imperio,
y
acabada
su
república,
etc. [...]
siempre
acababan
su
conversación
en
lágrimas
y
llanto, diciendo:
"Trocósenos el reinar en vasallaje, etc."
[...]
Prosigue el Inca, se dirigió a su tÃo, que era
el más anciano de los parientes presentes en estas
reuniones, preguntando:
[...] "Inca, tÃo, pues no hay
escritura entre vosotros,
que es la
que guarda
la
memoria
de las
cosas pasadas,
¿qué
noticias tenéis
del
origen
y
principio
de
nuestros
reyes?
[...]
¿qué memorias tenéis de vuestras antiguallas?
¿Quién fue
el prititero de nuestros
Incas?
¿Cómo se llamó?
¿Qué
origen
tuvo su
linaje? ¿Con
qué
gente
y amas
conquistó
este grande Imperio? ¿Qué
origen
tuvieron
nuestras hazañas?"
El
tÃo respondió
[...] "Sobrino, yo
te las diré de muy buena
gana,
a ti
te conviene
oÃrlas y
guardarlas en el corazón
[....]
Sabrás que en los siglos antiguos toda esta región
de tierra
que ves, eran unos grandes
mon tes y
breñales,
y
la gentes
en
aquellos
tiempos
vivÃan como fiera
y
animales brutos,
sin
religión
ni
policÃa,
sin
pueblo
ni
casa,
sin
cultivar
ni
sembrar la
tierra,
sin
vestir
ni
cubrir sus carnes, porque no
sabÃan labrar algodón ni
lampara
hacer vestir
[...]
comÃan
como
bestias
yerbas del campo
y
raÃces de
árboles, y
pieles de
animales; otros andaban
en
cueros.
En
suma vivÃan como
venados y
salvajinas,
y
aún
en
las mujeres se habÃan como
bs
brutos, porque no supieron
tenerlas propias y
conocidas"
La descripción que el Inca Garcilaso
escucha de su tÃo, o lo pone en su boca, describe
un estado de retraso cultural extremo, casi de nivel
sub-humano vivido en la región del Cuzco, que
enfatiza: En suma, vivÃan como venados y
salvajinas,
y
aun en las mujeres se habÃan como los brutos, porque no
supieron tenerlas
propias y
conocidas.
Garcilaso reitera las afirmaciones anteriores,
para siguiendo sus palabras:
Adviértase, porque
no
enfade
el
repetir tantas veces estas
palabras:
nuestro
padre
el
sol, que era lenguaje de
bs
Incas,
y
manera de veneracióny acatamiento demias siempre que
nombraban
al
sol, porque se preciaban descender de
él;y
al
que no era Inca, no le era
lÃáto
tomarlas en la boca,
que
fuera blasfemia, y b
apedrearan.
El tÃo del Inca Garcilaso de la Vega, inicia
un largo párrafo de especial interés para contar
el origen de los incas. A la luz de recientes
investigaciones ofrece posibilidades de nuevas
interpretaciones de la propuesta del origen lacustre
de los incas. Dijo el Inca:
Nuestro padre
el
sol, viendo
los
hombres tales, como
te
he
dicho,
se
apiadó
y
hubo lástima
de
ellos,
y
envió
del
cieb a la
tierra
un hijo y una
hija
de bs
suyos para
que
los doctrinasen
en el
conocimiento
de
nuestro padre
el
sol,
para que lo
adorasen y
tuviesen por su
dios, y
para que les
diesen
preceptos y
leyes
en
que viviesen como hombres
en
razón y
urbanidad; para que habitasen en
casas y
pueblos
poblados, supiesen labrar
las
tierras, cultivar las plantas
y
mieses, criar
bs ganados y
gozar de
ellos y
de
los frutos
de
la
tierra, como hombres
racionales, y
no como bestias.
[...] Con esta
orden
y
mandato
puso
nuestro padre
el
sol a
estos
dos
hijos suyos
en la
laguna Titicaca
[...]
procurasen hincar
en el
suelo
una
barrilla
de
oro
[...]