. REVISTA UNIVERSITARIA 141 -
Garcilaso buscó hacerse de un espacio
en la sociedad española de su tiempo y de
formar parte de sus instituciones; Guamán Poma
pretendió subvertir el orden de la colonia, de ahí
que es duramente crítico de la institucionalidad
gubernamental. El primero se muestra a favor
de los encomenderos, mientras que el segundo se
declara enemigo de estos y los denuncia por sus
excesos y desmanes. Ambos impugnan y tratan de
corregir a algunos cronistas que les antecedieron;
les reprochan sus reiteradas imprecisiones. En ese
afán, proclaman su ventaja lingüística, dado que
su posesión del quechua como lengua materna
y su indiscutible ascendencia indígena les tenía
facilitado el acceso a las fuentes orales.
Sin embargo, donde la diferencia es rica
en matices de significados es en el nivel intelectual y
de "ilustración" de cada quien. Mientras Garcilaso
era una figura relevante del pensamiento ilustrado
del siglo XVI, con un bagaje cultural digno del más
cultivado humanista del Renacimiento (traductor
de León Hebreo y estudioso del neoplatonismo),
Guamán Poma era un exponente de la cultura
popular de su medio, con lecturas diversas, tanto de
crónicas de la conquista como de textos cristianos
clásicos, de los que hacía una interpretación muy
personal, a partir de su racionalidad andina.
El lenguaje de Garcilaso es pulcro y castizo, de
prosa artística matizada con vocablos quechuas y
latinismos diversos, mientras que el de Guamán
Poma es un híbrido de castellano y quechua,
con incrustaciones de "aymara", puquina, colla,
canchi, cana, charca, chinchaysuyo..." (Carrillo:
1992,65) y otras lenguas que aseguraba manejarlas
bien. En este cruce de sistemas lingüísticos hay un
cruce de saberes, una yuxtaposición de culturas
regionales, rasgo primordial que fortalece su
imagen de amauta andino.
Otra referencia merece el tema de las
fuentes en ambos cronistas. Garcilaso recurre a
toda una serie de ellas, que incluye los recuerdos de
su infancia, los relatos que escuchó de su parentela
noble, las informaciones que desde Cusco le
hacían llegar sus familiares a España, sus lecturas
de los cronistas, las versiones de algunos actores de
la guerra civil entre los conquistadores y su acceso
al conocimiento ilustrado europeo; mientras
que para Guamán Poma sus principales fuentes,
según Francisco Carrillo, son "sus observaciones
directas "a vistas de ojos" producto de sus 20 o 30
años de andanzas por el Perú y del contacto con
sus gentes..." (Carrillo, 1992: 40), pero también
empleó crónicas, catecismos, expedientes legales,
los libros de Luis de Granada, fray Domingo de
Santo Tomás y Pedro de Oré, entre otros, y La
Biblia que fue su fuente referencial indiscutible).
Garcilaso, al sistematizar su escritura, tiene un
manejo técnico y fluido de sus fuentes, mientras
que Guamán Poma incurre en algunas confusiones
al intercalar la fuente escrita con la fuente oral.
Este rasgo le acarrearía posteriormente las más
severas críticas. Porras Barrenechea, por ejemplo,
le reprocha su "incultura" o su falta de rigor
intelectual, observación que, sin embargo, deja en
mal pie al historiador limeño por su precipitación
en juzgar, con un sesgo endocultural, una obra
sustentada en la tradición oral andina.
En una conferencia dada en Venecia,
en 1988, para libreros y editores, Umberto
Eco manifestaba, entre otros aspectos, que los
libros tienen la facultad de dialogar entre sí.
Textualmente expresa que:
"Los libros constituyen una memoria propia,
porque hablan entre ellos
y,
como nos repite hasta
los límites de la paradoja Harold Bloom, cada
libro no es otra cosa sino la tardía traducción de
un libro anterior. Y, entonces, los libros producen
libros y multiplican el saber". (Eco 1989: 5)
Sirva de sustento este juicio para poder
establecer un puente fáctico entre los pensamientos
de los dos cronistas peruanos, el uno, mestizo (de
cultivado espíritu renacentista) y el otro, "indígena"
(dueño de una compleja escritura multilingüe);
voces contestatarias ambas y, por lo mismo,
evidencias ternpr ñas del mestizaje cultural, con
discurso original y vocación de nacionalidad.
Cada uno de ellos padeció la marginación
de la sociedad colonial en un grado parecido, y
cada quien encaró tal hecho con convicción plena
en la legitimidad de su cultura e historia. Ambos
pasaron serias peripecias antes de emprender la
escritura de sus libros. Garcilaso tuvo que integrarse
esforzadamente al modo de vida de la sociedad
española, no sin antes sufrir la postergación
destinada para un "indiano". A su vez Guamán
Poma descendió en la escala social hasta pasar a la
condición de "indio humilde", además de padecer
la conspiración de las autoridades locales, llámense
corregidores, jueces, curacas o párrocos. Las obras
de ambos son también testimonios autobiográficos
puesto que describen sus avatares personales y las
situaciones de marginación que encararon. En
suma, hay más vasos comunicantes entre ambos
que diferencias acentuadas, como pretendieron