GARCILASO DE LA VEGA
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Fortunato L. Herrera
El capitán García Laso de la Vega, padre de
nuestro historiador, vino al Perú en la desgraciada
expedición de Pedro Alvarado. Cuando el general
levantamiento de los indios encabezado por el
Inca Manco, que puso en serio peligro la conquista
española, de orden del Marqués Francisco Pizarro
el capitán Garcilaso fué enrolado en las fuerzas
que al mando del General Alonso Alvarado,
fueron enviadas en auxilio del Cuzco. Al llegar al
puente de Pachacacha el ejército español detuvo
su marcha, al saber la retirada del Inca Manco y
la toma de la ciudad por el Adelantado Diego de
Almagro, que pretendía que el Cuzco formaba
parte de la gobernación de Nueva Toledo que le
fue concedida por cédula real.
Requerido Alvarado a rendirse y no habiéndose
llegado a avenimiento alguno con el Adelantado
Almagro se realizó la batalla de Abancay, en que
la victoria se declaró a favor del último, quedando
prisionero, entre otros, el capitán Garcilaso de
la Vega. El Adelantado Diego Almagro ingresó
triunfante a la ciudad del Cuzco el 25 de julio de 1537,
conduciendo a los prisioneros, los que fueron alojados
parte en el edificio Casana y el resto en la fortaleza
del Saxaihuamán. A partir de la enunciada fecha el
capitán Garcilaso de la Vega permaneció en el Cuzco,
en condición de preso político, hasta el 6 de abril de
1538, en que se dio la sangrienta batalla de las Salinas,
saliendo vencedor Hernando Pizarro. Algunos meses
después emprendió, a órdenes del capitán Gonzalo
Pizarro, la conquista de la provincia de Charcas,
donde se avecindó, adquiriendo en premio de sus
servicios el valioso repartimiento de Tapajari.
Durante su estada en el Cuzco tuvo amores
con la ñusta Isabel, hija del Inca Huallpa Thupac
Yupanqui, cuarto hermano del emperador
Huaina Ccápac. Fruto de estos amores fué el
nacimiento del Inca Garcilaso de la Vega, que
recibió en el bautismo, el 12 de abril de 1539, el
nombre de Gómez Suárez de Figueroa, siendo su
padrino el conquistador Francisco de Almendras
ys tarde de confirmación Diego de Silva. Su
nacimiento tuvo lugar a los cinco años y medio
de la entrada al Cuzco de las fuerzas del Marqués
Francisco Pizarro y del Adelantado Diego de
Almagro.
El 9 de agosto de 1541,a en que estalló en
el Cuzco la insurrección contra Diego de Almagro,
el mozo, dueño del poder por muerte del Marqués
Francisco Pizarro, fue nombrado Garcilaso de la
Vega capitán de a caballo para abrir campaña
en favor del Rey. Con la llegada del Gobernador
Cristóbal Vaca de Castro estas fuerzas aumentaron
considerablemente, lo que les permitió obtener
la victoria en Chupas el 16 de setiembre de
1542, en que fue derrotado y hecho prisionero
el infortunado Almagro, que corrió la misma
suerte que su padre el Adelantado. Después de la
victoria el capitán Garcilaso cambió de residencia
avecindándose en el Cuzco; se le concedió el
repartimiento de Huaillati y otro contiguo a las
márgenes del Apurímac, a ocho leguas de esta
capital y adquirió la casa actualmente signada
bajo el No. 35 de la calle Coca que perteneció al
conquistador Francisco de Oñate, muerto en la
batalla de Chupas.
* De la obra
Precursores de los estudios Botánicos en
el
Departamento del Cuzco.
En: "Revista
Universitaria
n° 76. ANO XXVIII, PRIMER SEMESTRE
de 1939. Págs. 22-36.
. REVISTA UNIVERSITARIA 141 -
Corrían los días del mes de julio del 1544
cuando una de las incidencias de la rebelión de
Gonzalo Pizarro contra el Virrey Blasco Núñez de
Vela pusoenserio peligro la vida del niño Garcilaso.
Es el caso que su padre, en compañía de cuarenta
vecinos notables de la ciudad, se defeccionó de
las fuerzas de Gonzalo Pizarro, ela mismo en
que éstas emprendieron su marcha sobre Lima.
Gonzalo Pizarro, sediento de venganza, revolvió
sobre el Cuzco y entró a saco en las casas de los
desertores. Se estrelló particularmente contra la de
Garcilaso, uno de los jefes del movimiento a favor
del Rey, a quien lo despojó de sus repartimientos
de indios; la soldadesca después de haber
saqueado completamente su casa y ahuyentado
la servidumbre, amenazó de muerte a todos sus
moradores, entre los que se encontraba el niño
Garcilaso, su madre y una hermana menor. Esta
situación de terror se prolongó por el espacio de
ocho meses, durante los cuales pudieron subsistir
gracias a la protección cautelosa de los incas y
pallas parientes de la mujer de Garcilaso, y muy en
particular del cacique García Pauqui que socorrió
a la familia con cincuenta fanegas de maíz.
Al cabo de este tiempo el capitán logró
reconciliarse en Lima con Gonzalo Pizarro, a quien
desde entonces por fuerza o de gana, le acompañó
en sus campañas. Su familia, privada de recursos,
por no habérsele devuelto sus repartimientos-"*
de indios, se vio obligada a refugiarse en una
comarca situada a treinta leguas del Cuzco, donde
permaneció hasta el mes de junio de 1547. Fue
probablemente en esta época que el niño Garcilaso
pasó dos o tres veces por uno caudaloso, tal vez
ÍA V Afc
w iwwí
de un cable de chaguar en caballitos de totora o
mediante balsas del tiempo de los Incas.
Entre los recuerdos de su infancia nos cuenta
que en la víspera de la entrada de Gonzalo Pizarro
al Cuzco, después de haber obtenido la estupenda
victoria de Huarina salió al encuentro de su padre
a pie y en parte conducido en hombros de criados
hasta Quispicanchi, situada a tres leguas del
Cuzco de donde retornó a caballo. La ciudad se
encontraba regiamente engalanada con muchos
arcos triunfales en las calles por donde debía
recorrer la comitiva "hechos de muchas y diversas
flores de varios y lindos colores que los indios
sabían hacer en tiempo de sus reyes Incas". En esta
ocasión conoció el niño Garcilaso al legendario
Francisco Carbajal que, en vista de un inminente
próximo combate con las fuerzas reales, hizo
labrar picas de "maderas tan buenas y tan fuertes
que el fresno" y acopiar gran cantidad de algodón
para mechas.
El 9 de abril de 1548 tuvo lugar la célebre
batalla de Jaquijah&ana (Anfa) entre las fuerzas del
Presidente de la Gasea y Gonzalo Pizarro, en la
que salió triunfante el primero. El niño Garcilaso,
que por entonces apenas contaba nueve años de
edad, fue testigo presencial de la ejecución del
desventurado Gonzalo Pizarro, y de los principales
jefes que permanecieron adictos a su causa y
del castigo ejemplar que se hizo en la tropa.
Restablecida la normalidad, el niño Garcilaso
ingresó a una "escuela de leer y escribir" fundada
para una docena de muchachos mestizos, hijos de
los conquistadores, no mayores de doce años; la que
al parecer funcionó con mucha irregularidad, pues
en breve tiempo se sucedieron cinco preceptores
no muy peritos en la enseñanza.
Entre los años de 1553 y 1554, el joven
Garcilaso asistió a la escuela de latinidad fundada
por el licenciado Juan de Cuéllar, natural de
Medina del Campo, séptimo canónigo de la
catedral del Cuzco, recibido el 4 de julio de 1552.
Entre sus condiscípulos de Gramática (castellano
y latín) menciona de manera especial a Diego de
Alcobaza, hijo de su ayo el conquistador Juan de
Alcobaza que vivía en la casa de Garcilaso y el
indio Felipe Inca, de quien dice se distinguió por
su clara inteligencia.
Con los doce o dieciocho mestizos,
discípulos de Juan Cuéllar se inició la formación
de una clase social, intermedia entre los orgullosos
conquistadores y los abatidos indios que añoraban
cjs^astóXNec&K.
Y&.
\cwpe.ño. Estos
formaban una muchachada alegre y bulliciosa, que
en comparsa entusiasta recorría los alrededores
de la ciudad visitando los monumentos y lugares
históricos; asistía a las grandes festividades
dedicadas al Sol, que todavía se celebraban en
los andenes de Ccollccampata, con ocasión del
barbecho de sus tierras o se entretenía en jugar
con los chuis, muy en bogan entre los mismos
conquistadores.
En 13 de noviembre de 1553 se celebraba en
casa del conquistador Alonso Loaiza, fronterizo al
convento de Santa Catalina, un suntuoso banquete
con motivo de sus bodas con una ilustre española, en
el que se encontraban presentes el joven Garcilaso,
quen no había cumplido catorce años, su padre
y su madrastra. Casi a los postres penetró a la sala,
en son de combate, Francisco Hernández Girón,
. 100 AÑOS
acompañado de dos de sus secuaces, a prender al
corregidor Gil Ramírez Dávalos, proclamando
Libertad. El capitán Garcilaso de la Vega en
compañía de varios amigos suyos, logró huirse a
una casa vecina; para en seguida, bajo la vigilancia
del joven Garcilaso, pasarse a otra, de donde esa
misma noche, emprendió viaje a Lima.
Alo siguiente, a fines de agosto, lo vemos
todavía figurar al joven Garcilaso en otra de las
incidencias de la misma revuelta, tres días antes
del ingreso al Cuzco de las fuerzas de los Oidores,
que, después de la batalla de Chuquinga, venía
en persecución de Francisco Hernández Girón.
Dispersados los insurrectos de Pucará y extinguida
toda tentativa revolucionaria con la ejecución de
los caudillos que tornaron parte en ella, el país
recobró su normalidad. En 16 de noviembre del
mismo año, 1554 fue nombrado por los Oidores,
Corregidor y Justicia Mayor del Cuzco el capitán
Garcilaso de la Vega, cargo que desempeñó
con beneplácito de la población hasta el 23 de
setiembre de 1556.
En el acto de las fiestas solemnes que se
celebraron en esta ciudad el 8 de diciembre de
1557, en homenaje a la coronación del Rey Felipe
II, consta que el joven Garcilaso tomó parte,
bajo el nombre de Gómez Suárez de Figueroa,
en el juego de cañas que corrió a cargo de los
principales vecinos. En igual forma, en octubre
de 1558, contribuyó a la solemnización del
bautismo del Inca Sayri Thupac y su esposa la
Ccoya CUSÍ Huarcay, después de su sometimiento
al poder español.
Durante su juventud visitó en varias ocasiones
las dehesas de Chitapampa, donde, según la
tradición, estuvo confinado el Inca Huiracocha
antes de la sublevación de los Chancas; excursionó
por el delicioso valle de Yucay, residencia veraniega
de los Incas; recorrió la quebrada de Quispicanchi
hasta la llanura de Mohína (Lucre), donde su
padre era poseedor de un repartimiento, y en 1557
penetró al socavón que una sociedad de mercaderes
mandaba abrir para desaguar la laguna de Urcos
y extraer la famosa cadena de Huáscar que, según
la tradición, se encontraba en ella. En cierta
ocasión estuvo en el pueblo de Sutcunca, situado a
cuarenta leguas al oeste del Cuzco y posiblemente
contiguo a los valiosos repartimientos de Cotanera
y Huamanpallpa concedidos a su padre después
de la rebelión de Gonzalo Pizarro. Es de presumir
que también conoció los valles de Paucartambo,
en los que, por donación que le hizo su padre en
vida era poseedor del fundo Havisca, productor
del precioso arbusto de la coca, el mismo que
perdió al irse a España.
Entre los recuerdos de su infancia nos
cuenta que conoció el valle del Cufco poblado de
innumerables molles, que en la quebrada de Yucay
contempló "un árbol grande y espeso (Pisonay) que
los indios en su gentilidad tenían por sagrado",
y refiriéndose a las plantas medicinales nos dice
que él experimentó en dos ocasiones los efectos
purgantes "de unas raíces blancas"
(¿huachancca?),
que son como nabos pequeños y que él mismo,
constató la eficacia de la yerba Matecllu, en la
curación de un muchacho enfermo de la vista.
En su juventud fue muy aficionado a los
ejercicios de equitación: alternaba con frecuencia
con los españoles mestizos e indios nobles en los
juegos de cañas que con los renuevos de Quishuar
se corrían en la plaza principal del Cuzco y
"cuando se ofrecía caminar entendía en
herrar
y sangrar
los caballos de su casa". Profesó, desde muy niño,
un tierno cariño a sus padres, sirviéndoles solícito
ya en asentar las cuentas de los Kjipucamayoc de
los valiosos repartimientos de su padre o de
amanuense; durante el tiempo que éste desempeñó
el corregimiento del Cuzco.
n no había cumplido veinte años, cuando
la muerte de su padre acaecida en 1559 y la de
un hermano menor, heredero de los derechos de
éste, produjo la ruina económica de su familia
determinando al joven Garcilaso a emprender
un viaje a España, con el objeto de solicitar del
Rey las mercedes a que se creía con derecho por
los servicios de su padre a la causa real y por la
restitución patrimonial de su madre.
Provisto de algunas barras de plata sellada
salió del Cuzco, por la ruta del Apurímac, el 23 de
enero de 1560. En el trayecto tocó en la Hacienda
Marcahuasi, de la quebrada de Limatambo, en la
que se cultivaba un extenso viñedo destinado a la
elaboración de vino; recorrió el valle de Huarcu,
en cuyos confines visitó una hermosa fortaleza
incaica quen no había sido destruida y después
de atravesar los extensos arenales y algarrobales
de lea, llegó a la por entonces modernísima
ciudad de Lima. Poco después se embarcó en el
Callao; en el viaje sufrió una peligrosa calma en
las proximidades de las islas Gorgona; conoció las
poblaciones españolas de Panamá y Cartagena y
tras un viaje penosísimo desembarcó en Lisboa,
lleno de esperanzas para la consecución de sus
pretensiones.
. REVISTA UNIVERSITARIA 141 -
Tan luego como llegó a España se dirigió a la
Corte de Madrid, donde desde fines delo 1561
gestionó la concesión de las mercedes solicitadas.
Desechados sus memoriales por el Consejo de
Indias, en 1563, el Inca Garcilaso se alistó como
voluntario en el ejército español, siendo el primer
peruano que luchó en las guerras europeas. Bajo
las órdenes de donjuán de Austria combatió a los
, moros, obteniendo muy en breve el grado de capitán.
Retirado del servicio militar se radicó en la
ciudad de Córdoba en mayo de 1595. Allí en medio
de la soledad del aislamiento se dedicó a acumular
materiales para la redacción de sus célebres
Comentarios Reales.
Satisfecha sus aspiraciones y tras
una ancianidad tranquila y laboriosa falleció en la
misma ciudad el 22 de abril de 1616. Su cadáver
fue sepultado en la capilla de las Ánimas en la
renombrada Catedral de Córdoba, donde en una
lápida se lee la siguiente inscripción:
"El Inca
Garcilaso
de la
Vega,
varón
insigne,
digno
de perpetua memoria, ilustre
en
sangre, perito
en
letras,
valiente
en
armas,
hijo de
Garcilaso
de la
Vega,
de las
casas
de
los Duques de Feria
e
Infantado,
y
de Elisabeth
Palla, sobrina de Huaina Ccapac, último
emperador
de
Indias, comentó
la
Florida, tradujo
a
León, Hebreo,
compuso los
Comentarios
Reales, vivió en Córdoba
con mucha
religión.
Murió
ejemplar.
Dotó esta capilla.
Enterróse
en
ella. Vinculó
sus
bienes
al
sufragio
de las
ánimas del Purgatorio. Son Patrones perpetuos los señores
Deán y
Cabildo
de
esta Santa, Iglesia. Falleáó
a 22 de
abril de
MDCXVI".
A los sesenta años de edad y cuarenta de su
ausencia del Perú, el Inca Garcilaso dio principio
a la redacción de su obra Comentarios Reales. La
primera parte se publicó en Lisboa en 1609 y la
segunda, que acabó de escribir en 1613, se editó
postuma en Córdoba en 1617.
Nacido en el Cuzco pocos años después de la
conquista del Perú, donde pasó los primeros veinte
años de su edad, su situación era excepcional para
tratar con acierto los conocimientos que adquirió
en la infancia. Su obra tiene por tanto, aparte
de su valor histórico y literario, una grandísima
importancia para el estudio del folklore botánico,
particularmente en cuanto concierne a la
terminología quechua.
Su valiosa contribución al conocimiento de
las plantas usuales entre los Incas, su previsión
al señalar las plantas aborígenes y las que fueron
introducidas por los españoles ys que todo su
interés al anotar los nombres vulgares vernaculares
y los de procedencia extranjera, le dan derecho
a considerarlo entre los hombres que han
contribuido al progreso de las ciencias naturales
del Perú. Comprendiéndolo así los botánicos
alemanes Poeppig y Endlicher crearon en su honor
el género Garcilassa*\para uní especie endémica de
las montañas de Huánuco, que la denominaron
Garcilassa rivularis.
En su época, la ciencia botánican no había
salido de la infancia, continuaba predominando
las clasificaciones utilitarias, por lo que no es de
extrañar diese poca importancia a los caracteres
organolépticos de las plantas descritas.
FITOLATRÍA
Garcilaso dice que los indios antes de
la cultura incaica "adoraban yerbas, plantas,
flores, árboles de todas suertes". "Otros al maíz,
o zara como ellos le llamaban porque el pan era
común de ellos. Otros a las mieses y legumbres,
según más, abundantemente se daban en sus
provincias"y que en sus sacrificios ofrecían, entre
otras cosas, "la yerba que tanto estiman llamada,
cuca"\ pero que los incas proscribieron todo género
de supersticiones religiosas.
Sostiene que en la época del Imperio se
adoptó el monoteísmo, siendo la única divinidad
el Sol, padre y creador de todas las cosas; pero
se contradice al afirmar que los indios daban el
nombre de huaca (objeto sagrado) a los árboles
o frutas que por su hermosura se aventajaban a
otras especies de su misma especie, y cuando nos
asegura que él mismo vio una forma peculiar de
adoración que se rendía "a los ídolos o árboles".
En la descripción que hace de los jardines del
suntuoso templo de Ccori-cancha dice que "había
un gran maizal, y la semilla que llaman Quinua
y otras legumbres y árboles frutales, con su fruto
todo de oro y plata, contrahecha al natural" y que a
semejanza de éste había otros muchos adoratorios
por toda la extensión del Imperio.
En apoyo de su monoteísmo incaico cita
la autoridad del P. Blas Valera que "dice que los
Incas no adoraban sino al Sol y a las plantas y
que en esto imitaron a los caldeos" ys adelante
trascribe las palabras del cronista Pedro Cieza de
León, quien sostiene que los Incas "adoraban en
árboles y en piedras como los gentiles"; revelando
así la flagrante contradicción en que incurrió.
GEOGRAFÍA BOTÁNICA
En el texto de la obra consigna valiosísimas
informaciones de carácter geobotánico, distingue
. 100 AÑOS
las plantas cultivadas de los silvestres, precisa las
zonas geográficas en que se desarrollan e indica el
hábitat de un considerable número de especies. Sus
descripciones geográficas son exactas y tratadas
con gran maestría, como se deduce de los acápites
que trascribo a continuación:
"Aquel valle (Tucay)
se
aventaja
en
excelencias
a todos
los que hay
en el
Perú.
Está
cuatro leguas pequeñas
al
Nordeste
de la dudad. El sitio es
amenísimo,
de aires
frescos y
suaves, de lindas aguas, de perpetua templanza,
de
tiempo sin
jrío ni
calor,
sin
moscas
ni
mosquitos
ni
otras sabandijas penosas.
Está
entre dos sierras grandes,
la
que
tune al
Levante
es la
gran Cordillera
de
Sierra
nevada,
que la una de sus
vueltas llega
hasta allí. Lo
alto
de
aquella sierra
es de
perpetua nieve,
de la cual
descienden
al
valle muchos arroyos de agua, de que sacan
acequias para regar
los
campos. IJO medio
de la
sierra
es
de
bravísimas montañas, la
falda della es de ricos y
abundantes pastos".
NOMBRES VERNACULARES
En lo que particularmente se distingue
el Inca Garcilaso es haber dado a conocer los
nombres quechuas de las plantas y sus sinonimias
en otras lenguas. Recurriendo a su prodigiosa
memoria consigna un considerable número de
nombres primitivos y sus variantes bajo el influjo
de la civilización española. En el proceso evolutivo
de estas denominaciones señala en primer término
"los nombres que los españoles ponen a las frutas
y legumbres del Perú", que son del lenguaje de las
islas de Barlovento, que los han introducido ya en
su lengua española tales como:
Quechua Barlovento
Apichu Batatas
Inchi (= Inchis) Maní
Pacay (= Paccai) Guayas
Sauintu (= Sahuintu) Guayabas
Uchú Axí
Zara (= Sara) Maíz
Chuchau (= Pacpa) Maguey
Sayri (= Sairi) Tabaco
Anota cuidadosamente aquellos cuya
pronunciación ha sido modificada "porque no
quede sin la corrupción que a todos los nombres
les dan", citando entre ellos:
Quechua Españolizado
Cuca Coca
Mulli Molle
Ruerna Lucma
Llama la atención sobre los primeros españoles
que pasaron a las Indias, que con poca semejanza y
ninguna propiedad llamaron a las frutas de allá con
los nombres de los de acá (España,) que cotejadas
las unas con las otras son muy diferentes que es
muchos en lo que difieren que no en lo que se
asemejan; yn son contrarias noísólo en c4 gusto,
s también en los efectos."
Quechua Español
Amancay (=Jamanckai)
Azucena
Capallu (= Sapallu) Calabazas romanas
Chuchau (= Pacpa)
Cardón
Palta (Ecuador)
Peras
Purutu Frisóles
Quinua (= Quiuna) Muju o arroz
pequeño
Rocot-uchu (- Roccoto) Pimiento de las
indias
Tarui (= Tarhui) Chochos
Tutura Junco
Menciona los nombres de las siguientes
especies que en su época no sufrieron alteración
alguna.
Añus
Cantut
Chihuaihua
Chili
Chilca
Chucam
Chui
Cuchuchu
Ichu
Ipa
Matecllu
Mati
Oca
Payco
Papa
Quishuar
Sunchu
Ussum
Vuiñay-huaina
Vitoc
u
Ccantut
Chihuanhuai
Chchillca
Chucán
(?)
I'chsu
Mattecllu
Occa
Paicco
Sunchchu
(?)
Huiñai-huaina
Hui toe
35
Confiesa haber olvidado "muchos vocablos
de nuestro lenguaje" y entre ellos consigna los
que siguen:
Español Qiiechua
Algodón Utcju
Aliso R'amram
Almendro (?)
Canela (?)
. REVISTA UNIVERSITARIA 141 -
Espadaña o enea Sima
Higuera (= Palo de balsa) ...
Manjar blanco Chirimoya
Nueces (?)
Pallares
Pepino Cacham (?)
Piña Achupalla
Plátano
Zarzaparrilla
Finalizaremos estas notas trascribiendo
el siguiente acápite que explica el por qué han
subsistido las alteraciones puntualizadas,
. .aún los mestizos
mis
compatriotas se
van ya
tras ellas
en la
pronunciación
y en el
escribir,
que casi todas las
dicciones
que me
escriben desta
mi
lengua
y suya
vienen
españolizadas como las escribeny hablan los españolesyyo
les he reñido sobre
ello y
no me aprovecha, por el común uso
de corromperse
las
lenguas con
el imperio y
comunicación
de diversas naciones".
PLANTAS USUALES ENTRE LOS INCAS
Tres fueron las fuentes que sirvieron a
Garcilaso para la enumeración de las plantas
industriales del Perú: I
o
El testimonio de los
cronistas españoles que tuvo oportunidad de
consultar al tiempo de escribir sus célebres
Comentarios
Reales. 2
o
Los recuerdos de su infancia,
un tanto debilitados por los cuarenta años
trascurridos desde que se ausentó del Perú; y
3
o
Las informaciones que le suministraron sus
parientes y amigos del Cuzco sobre los productos
naturales de la región hasta la fecha en que dio
comienzo a la redacción de su citada.
De ahí resulta que muchas de las plantas
mencionadas por Garcilaso no le fueron conocidas
sino por referencias, lo que explica los frecuentes
errores en que incurrió al enumerarlas. Así se tiene
que entre las especies espontáneas del oriente
peruano menciona el Plátano originario del Asia
posiblemente introducido por los inmigrantes
etiopes; confunde la ?acpa
(Fgurcroya
andina Trei),
cuyo escapo o bohordo se denomina chuchau, con
el Maguey indígena de Méjico: asimismo el sayri
o tabaco silvestre (diversas especies del género
Mcotiana) con el Tabaco (.Nicotiana tabacum L.)
procedente de las Antillas.
Llama la atención el hecho de que Garcilaso
no mencione plantas alimenticias tan importantes
como el R'umu (.Manhiot utilissima Pohl) y el Tintin
(Passi flora
ligularis
Juss), dadas a conocer por el P.
Acosta bajo los nombres de Yuca y Granadilla,
respectivamente y guarda absoluto silencio sobre
otras que como las Lisas (Ullucus tuberosus
Lozan) y la Achira (Cama indica L.) debió haberlas
conocido en su infancia.
Entre las obras consultadas por Garcilaso
de la Vega para la confección de sus Comentarios
Reales figuran en primera línea las de los
cronistas que se mencionan en seguida, los
cuales ya incidentalmente o de una manera
expresa consignan numerosas referencias sobre
los principales productos vegetales americanos.
Garcilaso al compilar los datos pertinentes amplió
por su parte las descripciones de las plantas
tratadas, con observaciones de carácter personal
y enriqueció la nómina de ellas con nuevas e
importantes especiesn no señaladas hasta
su época. Estas últimas constituyen en rigor la
verdadera contribución de Garcilaso a la flora
peruana y según es fácil notar todas ellas son
plantas que se desarrollan en el territorio del
departamento del Cuzco y cuya denominación no
se ha alterado sensiblemente.