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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXII N° 12 / 2020 ISSN 2519-7592
1. Introducción
Una de las principales capacidades que tiene el ser humano es el lenguaje.
A través del lenguaje no solo nos comunicamos, también interactuamos con los
demás, aprendemos, regulamos comportamientos, transmitimos y desarrollamos
conocimientos, nos divertimos, imaginamos y representamos el mundo. Es la
forma en que nos relacionamos, pero es sobre todo un hecho social cuyo uso está
ligado al contexto y a los avatares socio-históricos que le dotan de signicado. El
lenguaje es, en denitiva, una actividad estrechamente ligada con el contexto.
Esa particularidad es común sea cual sea la lengua o idioma que utilicemos para
comunicarnos, pues el funcionamiento comunicativo reposa sobre los mismos
principios: un locutor con un objetivo comunicativo, una situación de comunicación
a la que debe adaptar su mensaje, un contenido al que debe dar forma, unos
parámetros físicos y espaciales, unos condicionamientos sociales y, por supuesto,
un código, una lengua en la que transcribir el mensaje.
Aunque el funcionamiento el lenguaje se puede considerar igual para
todos los humanos, sus manifestaciones se traducen en lenguas o idiomas
concretos que reejan las relaciones y saberes de la comunidad en la que se habla,
su historia y su tradición, de ahí proviene la diversidad lingüística y cultural. De
hecho, en el mundo se contabilizan al menos 6.700 lenguas diferentes según
los estudios realizados por expertos como Martí et al. (2006), de las cuales más
de 2.600 son vulnerables o están en peligro de desaparición; además, un 33% de
las lenguas del mundo no está presente en la educación, dicho de otra manera,
los hablantes de esas lenguas no tienen acceso a una escolarización en lengua
indígena o autóctona, que es su lengua materna.
Frente a las seis lenguas más habladas del mundo (chino, español, inglés,
hindi, árabe y portugués), existen otras muchas que tienen muy pocos hablantes,
como por ejemplo el islandés, pero que hoy por hoy son la lengua mayoritaria del
país. Esas lenguas, aunque minoritarias, tienen una ventaja de la que carecen muchas
lenguas indígenas, autóctonas u originarias (según las diferentes denominaciones
que podemos utilizar), y es que son lenguas que tienen un reconocimiento ocial
en los países en los que se utiliza, aun cuando en nuestros días sufren la presión de
lenguas extranjeras como el inglés.
Contrariamente, hay otras lenguas que no solo son minoritarias respecto
a las grandes lenguas que se hablan en el mundo, sino que, además, están
minorizadas, es decir, no cuentan con un estatus de reconocimiento similar al de
las lenguas mayoritarias. Es el caso de muchas lenguas originarias o indígenas
sometidas a procesos de colonización que desplazaron el uso y la ocialidad de esa
lengua en su propio territorio y que generaron, incluso, procesos de aculturación. Es
el caso del francés y del inglés en África o del español en América Latina. Tampoco
Los Derechos Lingüísticos y la Educación en Lenguas Indígenas en la Encrucijada del Desarrollo Sostenible