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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXII N° 12 / 2020 ISSN 2519-7592
PROBLEMAS INTERGENERACIONES EN LA CONTINUIDAD DEL
QUECHUA
INTERGENERATION PROBLEMS IN THE CONTINUITY OF
QUECHUA
QICHWA SIMI RIMAKUNALLANPAQ ÑAWPA WIÑAYMANTA QIPA
WIÑAYMANTA SASACHAKUYKUNA
(1)
Jesús Orccottoma Cárdenas
(2)
Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú
Resumen: El problema central de reexión es la discontinuidad de la transmisión
del idioma quechua entre dos generaciones (padres/hijos). La pregunta desde la
cual se parte es la siguiente: ¿por qué quienes saben quechua no enseñan a sus
hijos este idioma? Hay una secuencia lógica del derrotero seguido: referencias
históricas y las oportunidades perdidas, datos cuantitativos para ver su evolución,
una introspección personal y la elaboración de las conclusiones.
Palabras Clave: Panandina, lengua franca, quechua hablante, identidad étnica,
racismo, herencia colonial.
Abstract: The main topic of reexion is the loss of transmission of Quechua
between two generations (parents/children). The question the article starts with
is: Why do native Quechua speakers doesn’t teach their children its language?
There is a logical sequence in the path that follows: historic references and lost
opportunities, quantitative data to see the evolution of Quechua, a personal
perspective and nally the elaboration of conclusions.
Key Words: Andes, lingua franca, Quechua speaker, ethnic identity, racism, colonial
heritage.
(1) Traduccion: Martin Castillo Collado. Lengua Quechua / Cusco Collao
(2) Licenciado en Sociología en la UNMSM; estudios de Maestría en Sociología en la PUCP; y en
Historia Andina en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales/FLACSO. Forma parte del staff de
consultores de: MISEREOR, PPM y SASE CONSULTORES. Email: orccottoma@gmail.com
Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas • UNSAAC
Noviembre 2019 - Octubre 2020
ISSN 2519-7592 Vol. 4 • Nº 12 • Págs 39 - 60
Recibido 13/04/2020 Aprobado 23/08/2020
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Pisiyasqa yuyay: Kay qillqaqa yuyaychakun imaynan qichwa simi mana qatiqatilla
taytakunamanta wawakunaman chayasqanmanta. Kay tapuywanmi qallarikun:
Imaraykupitaq qichwata yachachkaspanku mana wawankuman yachachinkuchu.
Chaykunamantan imaymanata qawachiwanchik, chay rurananchikkuna mana
rurasqanchikmanta, chanin yupaykunamantapas rikuchiwanchik, imaynas qichwa
kawsay karqa chayta, imaynataq sapakamapas chaykunapi churapakunamantapas.
Yuyaychakuq simikuna: Qichwa, kikinchik kay, mana allin qawanakuy,
saqiwasqanchikkuna.
Jesús Orccottoma Cárdenas
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1. Los puntos de partida y las huellas del pasado
La mayoría de los estudios sociales, especialmente de corte histórico,
arman que la cultura andina careció de una escritura alfabética, es decir, fue una
cultura ágrafa. De esta armación se desprende una gran tarea para los cientícos
sociales, cumplir con el reto de encontrar la otra parte de la historia andina,
aquella que se encuentra invisible, la que no está escrita. Hay un sinnúmero de
ejemplos, que dan cuenta de esta situación. Los primeros cronistas en la época
de la conquista utilizaron como fuente principal la oralidad quechua, luego la
escritura en castellano: al nal las crónicas (medias verdades), fueron documentos
ociales que se utilizaron para el ejercicio de la dominación colonial, desde el
comienzo hasta el nal, como en el caso de Sarmiento de Gamboa: como ya se
señaló, Sarmiento escribió su historia especícamente para Francisco de Toledo con la
nalidad de informarle de las costumbres, leyes e historias de los incas. Su Historia de
los Incas fue una de las principales fuentes de información empleadas por Toledo en
la reorganización y reubicación de las poblaciones andinas... Por lo tanto, Sarmiento
cumplió el rol de vocero del Virrey, quien fue responsable de la reorganización y,
más especícamente, de una nueva concretización (‘reconcretización, en el caso de
Pacariqtambo) hispano-inspirada de los pueblos y lugares andinos del temprano
periodo colonial” (Urton, 2019. p. 16). Los aportes de los cronistas como Garcilaso
de la Vega y de Guamán Poma, son notables en ese sentido, porque ellos utilizaron
también fuentes orales quechuas, pero van más allá de los cronistas soldados o
sacerdotes de la época de la conquista.
Por otro lado, se arma que fue el idioma de los incas una lengua que
se extendió desde el norte de Argentina hasta el sur de Colombia, abarcando los
actuales territorios de Ecuador, Perú y Bolivia. En otras palabras, fue una lengua
panandina que abarcó a otros países, y por otro lado, fue la lengua ocial en la
época incaica pero no se originó con los incas ni exclusivamente en el espacio
geográco de su dominio: “En esta perspectiva sugería Torero que la costa central
podía haber utilizado un protoquechua como idioma de relación con las regiones más
altas. Mientras la costa sur utilizaba con el mismo carácter el protoaru y la costa norte
el protoculle como lengua de relación. Allí en la costa norte habría un mayor desarrollo
de las técnicas de navegación a larga distancia" (Macera, 2008. p.6). Según el estudio
de Torero, como bien señala Macera (Op. Cit), el espacio de su origen básicamente
estaba en la costa, en un conjunto de lenguas que pertenecieron a una familia
lingüística
(3)
.
(3) “En los momentos de la invasión europea, la situación lingüística era bastante más compleja que en
la actualidad. Se hablaba numerosas lenguas hoy desaparecidas. Si bien el quechua, el aimara, el puquina
y el mochica, desempeñaban un papel articulador que hizo que los españoles las denominaran lenguas ge-
nerales, paralelamente, coexistían otras lenguas como el culli, el quignam, el uru, el aru central y muchas
otras hoy extinguidas, en proceso de extinción, o muy contraídas con respecto a sus territorios ancestrales.
(Torero, 1974. p.240).
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Otro gran momento histórico que se suscitó con el idioma quechua fue
la gran rebelión de Tupac Amaru en el periodo nal del siglo XVIII. Si utilizamos la
ley contrafactual la situación habría cambiado radicalmente. De haber triunfado:
el Cusco sería la capital del Perú, la sierra predominaría sobre la costa, los gobernantes
descenderían de la aristocracia indígena colonial, el indio y su cultura no habrían sido
menospreciados… (Flores Galindo, 2008. p. 108). Perdimos esa oportunidad histórica
y el idioma quechua quedó proscrito, legal y socialmente; junto a todos los signos de
la cultura andina, porque eran una amenaza para la vigencia del dominio colonial.
Finalmente, desde la lingüística se han dado los aportes más signicativos.
Particularmente, Alfredo Torero hace innovaciones y sugerencias desde una
perspectiva histórica, señalando dos derroteros históricos: i) atribuye que el origen
de una variante de este idioma fue en Chinchaysuyo (en la región de la costa), cerca
de lo que fue el templo de Pachacamac; y ii) y que en los siglos IV y V y VI, los mercaderes
venidos de otras zonas y regiones a dar culto a Pachacamac se encargaron de
difundirlo a otras latitudes, surgiendo de esa manera las variantes de ese idioma
en diferentes regiones del país: “El papel que Chincha cumplía en la canalización de
este comercio era virtualmente irremplazable por su posición geográca; de allí que su
lengua, el quechua chinchay (IIB—C), se extendiera por el mundo andino como idioma
de relación desde los primeros siglos del milenio actual. Puede postularse, entonces,
que, aparte de su área de pleno dominio en la costa peruana central y sur y la serranía
contigua a ésta, el quechua Chínchay empezó a penetrar en regiones muy distantes
como lengua de relación adoptada por los señores y los mercaderes interesados en el
comercio interregional andino y respaldada por el poder económico de Chincha y el
ascendiente religioso y político de Pachacámac(Torero, 1984. p. 6 y 43).
1.1 Itinerario del quechua en el siglo XX
De acuerdo a diversos estudios, se puede identicar hasta tres momentos
cruciales en el siglo XX que dan cuenta del derrotero histórico del idioma quechua:
Desde el inicio del siglo XX, hasta las primeras dos décadas, hasta 1924 con el
gobierno de Leguía, el quechua era considerada “una lengua hablada por los indios”,
con muchos signos de menosprecio y de poca valoración. Como fruto e inuencia
del movimiento indigenista de esa época se recupera su valor histórico, su vigencia
y su proyección. De alguna manera, el Estado trató de reivindicar esa condición,
declarando el 24 de junio como día del indio y reconociendo a las comunidades
indígenas como organizaciones sociales de raigambre histórica, pero manteniendo
el racismo y la exclusión social.
El segundo momento de crucial importancia se da en el gobierno de Juan
Velasco Alvarado (1968-1975) que reivindica y declara al quechua como idioma
ocial
(4)
, encaminado a reorientar y recticar el intercambio asimétrico entre los
(4) De acuerdo a la Ley 211256 (27.5.1975)
Jesús Orccottoma Cárdenas
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segmentos hispanohablantes y los segmentos quechua hablantes del Perú. Esto
representa un intento de encaminar el quechua como una forma de situar en pie
de igualdad la interacción cultural, cívica y política entre el grupo más occidental y
más urbano, de una parte, y el menos occidentalizado y más rural, de la otra” (Escobar,
1976. p.11). En este periodo se organizaron eventos regionales, se da la reforma
educativa dando prioridad para su difusión escolar, se discute y se reexiona sobre
la educación bilingüe, el local del Diario El Comercio se expropia y se entrega a la
CNA (Confederación Nacional Agraria), organización agraria creada por la reforma
agraria, entre otras acciones. No está demás mencionar que con este gobierno
empieza la desaparición de la oligarquía peruana y el proceso de inclusión social de
los campesinos. Desde esa fecha, la historia rural del país cambia inexorablemente.
El tercer momento se da a nivel de las políticas educativas del país (Pozzi-
Escot, 1991), en la década del 80 del siglo pasado (la Educación Bilingüe Intercultural
(1980). Como antecedente se tiene el Sistema de Educación Bilingüe en la Selva
(1952)
(5)
, caracterizada por una educación dual (urbana/rural) que duró hasta la
década del 70. En esa década se comienza a cuestionar esa forma de enseñanza; y
se produce la primera Política Nacional de Educación Bilingüe (1972). En esa norma
educativa, la discusión de fondo giró en torno al mantenimiento y la transición hacia
las lenguas originarias. Recién en la reunión de Pátzcuaro (1980) se tiene una nueva
denominación: educación bilingüe intercultural. En uno de los aspectos de la EBI
establece un principio revolucionario: “De un lado, prescribe la educación bilingüe
para todos los del habla vernácula; de otro, la educación intercultural, para todos
los peruanos” (Pozzi-Escot,1991, p.143). Hoy en día contamos con una Política de
Educación Intercultural Bilingüe (2015) que tiene como objetivo garantizar una
oferta educativa que permita el logro de aprendizajes pertinentes y de calidad a
los estudiantes de los pueblos originarios.
2. El idioma quechua y los datos censales
(6)
Nuestro interés en esta parte es mostrar tres datos censales
comparativamente (1993, 2007 y 2017), en los cuales se pueda percibir la evolución
cuantitativa de personas quechua hablantes y la autoidenticación étnica entre un
periodo censal a otro.
Según las fuentes ociales (2017), el Perú tenía 3`799,780 hablantes que
tienen al quechua como primera lengua (13.06%). En el censo anterior (2007)
se tenía 3`360, 331 personas, lo que representaba el 13.02% en cifras relativas,
respecto a la población total nacional.
(5) Colaboración del gobierno peruano con el Instituto Lingüística de Verano que trabajaba en el
Perú desde 1945. (Pozzi –Escot. 1991. Pág. 21).
(6) Para esto tomamos en cuenta los aportes valiosos de Luis Andrade Ciudad ORCID: PUCP, Lima,
Perú. Contacto: lfandrad@pucp.edu.pe
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Como se podrá notar, de un censo a otro, se observa un crecimiento
intercensal en cifras absolutas (el total de hablantes) y bastante leve en cifras
relativas (la proporción de hablantes). No es un crecimiento notable, pero es un
crecimiento y no un descenso. Este hecho es muy importante en términos relativos,
porque pone en tela de juicio “los discursos hegemónicos que avizoran el irrefrenable
proceso de debilitamiento y extinción de la lengua originaria”
(7)
. Es allí la importancia
y la refutación que hace Rodrigo Montoya a Richard Webb:
“Para unos, el quechua se pierde, es real; y para otros, el quechua se
gana, se recupera, y hay una alegría enorme ante eso. Los cinco conos de
Lima son un laboratorio del quechua, los sábados y domingos de todos
los meses. Hay que ser ciego para no ver eso; pero eso no pasa por la
televisión, ni las columnas de los periódicos. Entonces, pareciera que no
ocurre. Hay una realidad subterránea. Todo lo propio, autóctono del país
fue sometido, oculto. Ahora todo eso está haciéndose visible. Se hacen
ofrendas a los Apus en todas partes… con la rabia de la Iglesia Católica
que no sabe cómo contradecir eso, porque no tiene cómo. Le encantaría
mandarlo de vuelta a las cavernas, pero no es posible. Entonces, hay una
vitalidad, un orecimiento que no niega la vieja historia colonial de lo
que se hace para que las lenguas se pierdan. Y es ahí cuando aparece
el fenómeno de la vergüenza. Porque hay gente que tiene vergüenza de
ser peruana. Que le gustaría haber nacido en Grecia o en Miami, o en
Europa. No estoy hablando de andinos ni serranos, estoy hablando de
peruanos. Hay andinos y serranos (como cualquier otro peruano) que
no se quieren porque les han enseñado a despreciar a los abuelos, los
apellidos, los rasgos indígenas, y por lo tanto sufren. El Perú es un país
dramático. Son fragmentos de lo que fue una gran civilización, una gran
historia, que está ahí, en pequeños pedazos. Y de lo que se trata es de
unir fragmentos para reconstituir algo que pueda llamarse una especie
de honor o dignidad peruana. Entonces, eso que este señor lamenta, lo
que le pasa a una familia quechua hablante, es la historia del país, es
la herencia de Pizarro, y es la herencia de los grandes capitalistas y las
grandes empresas multinacionales. Esta es la lógica del capital, de El
Comercio y del mundo de Richard Webb
(8)
.
La pregunta que queda es ¿cómo entender este ligero crecimiento o en el
peor de los casos, mantenimiento de la proporción de quechua hablantes en el Perú?
(7) Ob. Cit.”¿Tiene futuro el quechua?”: las opiniones de Richard Web: “El quechua es una lengua
en peligro de extinción. En un lapso históricamente corto ha pasado de ser la lengua mayoritaria del país a
ser el idioma de una pequeña minoría. En 1940, dos de cada tres peruanos lo hablaban. Hoy, apenas quince
por ciento de la población dice haberlo aprendido en su niñez, y con seguridad muchos de ellos han dejado
de practicarlo de adultos. Sobre la extinción del quechua no tiene argumentos sólidos ni conocimientos
suficientes sobre el derrotero histórico de este idioma. Al respecto la refutación de Rodrigo Montoya es
más que contundente.
(8) Opiniones y refutación de Rodrigo Montoya A R. Webb. https://redaccion.lamula.pe/2014/02/23/
richard-webb-no-sabe-nada-de-la-lengua-quechua/albertoniquen/
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Podemos ensayar algunos argumentos que explican esos datos ociales:
por un lado, como efecto de las políticas dictadas desde el Estado y las acciones
desarrolladas desde la sociedad civil en los últimos años para la vigencia y
revaloración de las lenguas originarias; y como efecto de las preguntas formuladas
y aplicadas durante el censo sobre las lenguas originarias, “particularmente para el
quechua y el aimara, la introducción de la pregunta sobre autoidenticación étnica en
el último ejercicio censal”(Andrade, 2019).
En el primer caso, se puede mencionar las acciones llevadas desde el
Ministerio de Cultura y, en particular, desde la Dirección de Lenguas Indígenas
(DLI 22013); con la aprobación y aplicación de la Ley de Educación Intercultural
Bilingüe. Añadimos las acciones hechas por la Defensoría del Pueblo (visibilización
delas lenguas originarias); y las políticas lingüísticas regionales como, por ejemplo,
la iniciativa «Quechua para todos» en la región Apurímac. Para el segundo caso,
posiblemente la inuencia que debió haber tenido la introducción de la nueva
pregunta sobre autoidenticación étnica en las respuestas sobre autoidenticación
lingüística (con la categoría «quechua»).
Cuadro Nº 1. Autoidenticación como quechua y autoidenticación lingüística
Autoidenticación étnica quechua Autoidenticación lingüística quechua
Total % Total
%
5`176,809 22,32 3`799,780 13,6
Fuente: INEI 2017b.
A partir de estos datos ociales, se puede mencionar: i) que el
quechua es la segunda categoría étnica más elegida en el Perú después de
mestizo(13,965, 254 peruanos, que hacen el 60,20% de la población). Eso implica
que, hay más personas en el Perú que se autoidentican como quechuas que
como blancos, aimaras, afroperuanos, nativos o indígenas de la Amazonía; y ii)
que la cantidad y proporción de personas que se autoidentican étnicamente
como quechuas supera largamente la cantidad y proporción de personas que
declaran tener al quechua como lengua materna.
2.1 Departamentos con mayor densidad quechua
En las siguientes líneas se muestra los diez departamentos con mayor
densidad quechua en cifras relativas (1993, 2007 y 2017). Se observa la fuerza que
aún tiene la lengua quechua, especialmente en los departamentos del sur y del sur
central, donde la proporción de quechua hablantes supera el 50% de la población
departamental (Apurímac, Huancavelica, Ayacucho y Cusco) y se sostiene a lo
largo de cerca de 25 años (en el periodo de los tres censos nacionales). Madre de
Dios aparece en los tres censos, y no parece una novedad, porque los procesos
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migratorios de otras regiones a esa región se dieron desde décadas anteriores
(boom del caucho), por razones laborales y de extracción de productos tropicales.
Cuadro N.º 2: Diez departamentos con mayor densidad
quechua hablantes del Perú:
(Censos: 1993, 2007 y 2017)
Regiones 1993 2007 % 2017 %
Apurímac
76.58 Apurímac 70.58 Apurímac 69.69
Ayacucho 70.58 Hvca. 64.03 Huancavelica 64.29
Huancavelica 66.48 Ayacucho 63.05 Ayacucho 62.47
Cusco 63.23 Cusco 51.40 Cusco 54.32
Puno 43.23 Puno 38.01 Puno 42.27
Ancash 35.87 Ancash 31.36 Ancash 30.04
Huánuco 30.78 Huánuco 28.56 Huánuco 27.94
Madre de Dios 24.11 M. de Dios 16.53 Madre de Dios 18.46
Arequipa 17.14 Arequipa 14.78 Arequipa 17.35
Junín 12.58 Moquegua 9.57 Junín 13.12
“Un segundo hecho llamativo, es que en algunos departamentos
observamos un leve incremento en la densidad del quechua respecto a
2007 (Huancavelica, Cusco, Puno, Madre de Dios y Arequipa), aunque
en otros se observa un leve descenso (Apurímac, Ayacucho, Áncash y
Huánuco). El descenso más pronunciado se observa en Ayacucho, entre
1993 y 2007, lo cual probablemente se pueda correlacionar con los efectos
del conicto armadointerno (migración compulsiva de la población rural
hacia otros departamentos), ya señalado por la Comisión de la Verdad y
Reconciliación ensuInforme nal” (Andrade, 2019).
Al nal, crecimiento y descenso, un doble proceso en los departamentos
con mayor densidad quechua, y las tendencias irregulares (descenso-crecimiento)
que se observan en Junín, Cusco, Puno, Arequipa y Madre de Dios, tomando en
cuenta la progresión de la densidad desde 1993.
2.2. Lima y los distritos con mayor cantidad de quechua hablantes
Hace años decíamos que el centralismo limeño también se daba con el
proceso demográco en el país, porque era el blanco de las migraciones. El censo
de 2017 también nos muestra la presencia de hablantes del quechua en Lima. Al
respecto mucho se ha mencionado el caso de San Juan de Lurigancho y el caso
de Lima Norte como muestra de los efectos de la migración en la reconguración
del contexto urbano y del paisaje lingüístico limeño. En efecto, este distrito sigue
Jesús Orccottoma Cárdenas
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siendo el de mayor cantidad de quechua hablantes en el Perú, pero no es un caso
aislado. Si miramos con mayor rigor los datos censales de los Distritos en la parte
sur (Villa María, San Juan de Miraores y Villa el Salvador), juntos hacen un 31.16%,
cifra altamente signicativa. En todo caso, es más contundente armar que los diez
distritos con mayor cantidad de quechua hablantes se ubican todos en la ciudad
capital. No obstante, en estos distritos la proporción de quechua hablantes se
ubica, en promedio, alrededor del 10% de la población total distrital.
Cuadro N.º 3: 10 distritos de Lima con mayor cantidad de quechua hablantes
Distrito Región Total %
1. San Juan de Lurigancho
Lima 107,214 10.83
2. Ate, Lima 63,885 11.20
3. Villa María del Triunfo,
Lima 43,806 11.51
4. Puente de Piedra Lima 37,972 12.16
5. San Martín de Porres Lima 36,571 5.82
6. San Juan de Miraores Lima 36,335 10.64
7. Villa El Salvador Lima 33,875 9.01
8. Comas Lima 29,261 5.88
9. Lurigancho Lima 28,466 12.45
10. Carabayllo Lima 27,711 8.77
Fuente: INEI 2017b.
De estas cifras censales mostradas en los cuadros anteriores podemos
ensayar algunas reexiones:
- Los datos cuantitativos presentados sobre el quechua (los recientes
datos censales sobre los totales y las proporciones demográcas
relativas al quechua en el Perú), demuestran que no es posible ser
contundente ni categórico para evaluar “los caminos de una lengua o,
como sucede en este caso, de una familia lingüística, porque dichos
caminos los construyen los hablantes y sus agrupaciones en medio de
la historia (Andrade. 2010).
- De igual manera, se puede apreciar que hay regiones o zonas en los cuales
el quechua se está manteniendo con mucha trascendencia y vitalidad,
como por ejemplo en estas dos zonas delimitadas lingüísticamente: i) la
zona este de Ancash (para el quechua I o huáihuash); ii) la zona de Yungay
(quechua II), donde en los Departamentos de Apurímac, Huancavelica,
Ayacucho y Cusco, se mantiene la lengua originaria vigente.
- A partir de los datos ociales analizados sobre el quechua, existen
dudas sobre la continuidad de transmisión de este idioma. Esas
opiniones se dividen en dos: i) el discurso pesimista y fatalista que ve
sin futuro, incompatibles con la modernidad y el desarrollo del país,
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pero se ve fuertemente cuestionado por la tendencia al crecimiento
analizada; ii) la ruralización de las lenguas indígenas para el caso del
quechua en Apurímac, puede ser desaada con los resultados sobre la
cantidad de hablantes en Lima Metropolitana.
- Reiteramos, Madre de Dios, ubicado en la región amazónica, es un
Departamento con mucha historia en cuanto a los procesos migratorios
hacia ese lugar; es uno de los diez departamentos con mayor densidad
quechua desde el censo de 1993. Este hecho descarta las posiciones
esencialistas que atan el quechua solamente a las geografías y entornos
andinos y sin tomar en cuenta los procesos migratorios y la existencia
de otros quechuas ("quichuas") amazónicos desde siglos atrás.
- Por último, vía los procesos migratorios, se puede observar la
continuidad o la reproducción del quechua y del aymara en la Ciudad
de Lima, en las últimas décadas del presente siglo.
3. El problema inter generacional en la enseñanza del quechua
En esta parte nos detenemos con mayor rigor en la reexión y trataremos
de abarcar la mayor cantidad de aspectos conectados con el idioma quechua. Para
aproximarnos a los factores o razones que existen en forma abierta o implícitamente
y que impiden la trasmisión del idioma quechua de una generación a otra, hemos
elaborado un cuadro con 23 casos (conversaciones hechas con los migrantes
ubicados en distintas regiones del país, y excepcionalmente en el extranjero). Esta
forma de aproximarnos no es estrictamente una herramienta metodológica, sino
un sondeo, un acercamiento, con la nalidad de obtener información de primera
fuente que sirva para una reexión mayor, articulando varios aspectos sociales
concomitantes, de coyunturas pasadas y presentes. En su totalidad, son migrantes
de primera generación ubicados en Cusco, Arequipa, Lima y otros lugares; algunos
son personas que vivieron tres décadas en la ciudad de Cusco. La pregunta que se
formuló fue: ¿Por qué quienes saben el idioma quechua no lo enseñan a sus hijos?”.
Ver el siguiente cuadro:
Cuadro Nº4: ¿Por qué los padres no enseñan quechua a sus hijos?
CASOS Padres
/saben
quechua
Residencia Ocupación ¿Por qué los padres no enseñan a sus hijos?
Caso 1 Si Lima Taxista Trato de enseñar, pero mis hijos no toman interés
Caso 2 No Lima Musicóloga Un idioma desprestigiado durante siglos…los padres no
desean que sus hijos lo hablen porque ellos también serán
desprestigiados.
Caso 3 No Cusco Geógrafa Van a discriminar a sus hijos. No sirve para nada. Es un
idioma de indios, incultos
Caso 4 Si Cusco Bióloga Por ojera, por dejadez.
Caso 5 Si Cusco Comercio Trato de enseñar, pero los hijos no quieren aprender.
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Caso 6 Si Cusco Contador Porque creen que el quechua es atraso; porque no quieren que
sufran como ellos; porque no sirve; otros dicen, para que no vaya
mis hijos a zona rural a trabajar. Es idioma de los indios…”
Caso 7 Si Cusco Biólogo “Que siempre se cree que el quechua es una lengua inferior,
y al que habla quechua lo hace inferior”
Caso 8 Si Cusco Antropólogo Es muy difícil aprender y hablar.
Por vergüenza, que dirán los demás, o sea el problema de
complejo de inferioridad
Por último, ahora los jóvenes creen que hablar quechua es
sinónimo de inferioridad
Caso 9 Si Cusco Historiador Además, creo que es nuestra realidad y forma parte de
nuestro problema. Solo piensa: es una lucha entre el día y
la noche; entre el que tiene ojos y el que no los tiene; entre
el que sabe leer y escribir y el analfabeto; entre la ciudad y
el campo; entre la puna y la qheswa; entre los que tienen el
apellido español e indígena…”,
Caso 10 Si Cusco Antropólogo Siempre el problema es el prestigio asociado al idioma, por
eso tampoco las padres lo enseñan a sus hijos”.
Caso 11 Si Lima Taxista Yo trato de enseñar a mi hija.
Caso 12 Si Cusco Turismo Depende de los contextos. En zonas rurales, sí. En las
ciudades, no: aprender un nuevo idioma va más para poder
acceder a una oportunidad laboral o acceder a un título
profesional y es por ello que las familias no priorizaban en
enseñar la lengua. Discriminación existente: como en Lima
aún existe una discriminación a la persona que habla este
idioma sobre todo en las clases sociales C y D.
Caso 13 Si Cusco Enfermera Mi mama por el trabajo no pudo enseñarnos. Yo me acuerdo que
en casa hablaban en quechua y nosotras pedíamos en castellano.
Mi hermana mayor aprendió a hablar el quechua porque se
fue a vivir con mi abuelita al pueblo por un tiempo.
Caso 14 Si Lima Fotografío Por discriminación a nivel familiar.
Caso 15 Si Brasil Médica No les enseñan por vergüenza. El idioma quechua cultural-
mente está relacionado a la pobreza, es un estigma ser pobre.
Caso 16 Si Lima Antropólogo No logra superar los traumas del conicto indio misti. El
racismo aún está presente en las relaciones sociales y
humanas. Aún hay un racismo soterrado.
Caso 17 Si Lima Enfermera “porque el quechua dejo de ser nuestro idioma principal, hablamos
castellano. Vivimos en entornos donde se habla en castellano.
Caso 18 Si Arequipa PNP Por vergüenza. Pero cuando comenzó a valorarlo y darle su
ponderación no tenía paciencia para enseñarnos. Una lástima por eso.
Caso 19 Si Lima Educadora Por racismo y discriminación.
Caso 20 Si Cusco Profesor
universitario
Enseñé a mis tres hijos. En los otros casos: por vergüenza,
por esconder sus raíces, porque no sirve para trabajar, por
migración a tierna edad.
Caso 21 Si Lima Profesora
Universitaria
-Tal vez porque el uso social no está garantizado,
-Dominio poco uido del quechua (padres). Se avergüenzan
de cometer errores en pronunciar.
-Hay la idea que si se aprende una lengua originaria y se la
usa cotidianamente uno se vuelve motoso, incompetente en
la expresión del castellano.
-Los jóvenes y niños tienden a burlarse de los padres cuando
hablan en quechua, los tachan de poco modernos.
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Caso 22 Si Lima Actor teatral -Como militantes de izquierda nos hemos colonizado y hemos
hipotecado aspectos ideológicos, políticos, culturales y religiosos.
-Una consecuencia ha sido el olvido de los espacios
familiares.
-En nosotros habita un desprecio por el idioma, pero no se habla.
-Hay una autocensura, problema de autoestima y de
discriminación.
Caso 23 Lima psicóloga Por vergüenza
Fuente: Elaboración propia. 28.2.2020.
Del cuadro anterior extraemos aspectos explicativos que inuyeron en la
no enseñanza de este idioma de padres a hijos/as:
En primer lugar, los resultados no son novedosos en la mayoría de los
casos, pero sí sorprendentes en algunos de ellos. De ese universo total (23), apenas
en un caso se nota con claridad, una convicción y una identidad denida con la
cultura andina, cristalizada en la enseñanza del idioma quechua de padres a hijos.
En los siguientes dos casos (migrantes recientes a Lima), procuran o intentan
realizar la enseñanza a sus hijos.
En segundo lugar, en lo que atañe al idioma quechua, subrayamos que
no es solamente un problema coyuntural ni circunstancial, es un problema de
largo aliento. Desde una visión retrospectiva, forma parte de un problema mayor
de la nación peruana: heredamos desde la época colonial distancias culturales,
estereotipos sociales y exclusiones permanentes. En realidad, se constituye como
un problema abarcativo e integral de la realidad peruana. Como bien lo menciona
una entrevistada, el idioma quechua ha sido tan desprestigiado durante siglos, que
los padres no desean que sus hijos hablen quechua, porque piensan que ellos también
serán desprestigiados
(9)
.Otra entrevista realizada, resume esa situación señalada
y apunta con mayor amplitud a esa noción abarcativa: es como la lucha entre el
día y la noche; entre el que tiene ojos y el que no tiene; el que sabe leer y escribir y un
analfabeto; entre la ciudad y el campo; entre la puna y la qheswa; entre los que tienen
el apellido español e indígena
(10)
.
En tercer lugar, en ese itinerario a largo plazo, la distorsión de su proceso
de continuidad y vigencia se evidencia también con la instalación de las escuelas
rurales en el país, desde comienzos del siglo XX hasta la actualidad: El lenguaje familiar
contrasta con el que la escuela propone: otra lengua, diferente, totalmente excluyente:
“De acá se deriva que, para colocar a los estudiantes en idénticas
oportunidades frente a la sociedad, la escuela debe trabajar en los años
primeros procurando compensar tan acusado desnivel. No es tarea
fácil, y no alcanza a disimular (ni a vencer) la dicultad el énfasis de los
(9) Entrevista a Flor Canelo. Cuaderno de campo.
(10) Una conversación alentadora con el Dr. Donato Amado.
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partidarios de la innovación. Es que el atropello y la exaltación no son
armas convincentes. No es tarea fácil porque el ambiente familiar no se
modicará con el mismo ritmo con que ha de trabajar la escuela. Y si esto
es cierto en países desarrollados como Inglaterra, lo es, en grados más
elocuentes, en los países que viven en pleno desarrollo (Escobar, 1976-b).
En cuarto lugar, otro aspecto concomitante al idioma quechua, desde
la sociedad civil, desde la visión del Estado (oligárquico, moderno e incluyente),
desde las instituciones privadas, desde los servidores públicos en todas los
niveles e instancias, es que las comunidades campesinas son consideradas como
instituciones de menor rango, de poco prestigio y sin ninguna posibilidad de
acceder a las entidades nancieras, por eso fácilmente se las etiqueta como “sujetos
sin crédito. Con el avance del proceso de modernización han sido obligadas a
refugiarse y actuar a la defensiva, a contracorriente de ese proceso.
En quinto lugar, las instituciones educativas se engarzaron por encima
de esas instituciones de largo aliento histórico, que dieron los cimientos de una
identidad nacional, con el objetivo de incluirlas canteras de la civilización y con
pretexto de su asimilación a la modernidad. En consecuencia, la educación
implementada hasta la década de los 80, no fue para que se quedaran en sus
lugares de origen, sino para sacarlas de allí, para generar una expulsión demográca
masiva. De esa manera, esas instituciones educativas se convirtieron en las
grandes fábricas de migrantes del campo a las grandes ciudades. Desde luego, los
profesores que llegaron a esos contextos quechua hablantes fueron vistos como
apóstoles de la modernidad, armando entre otros aspectos que las nociones de
patria, progreso, ciudadanía, bienestar, no estaban ancladas en áreas rurales sino
en las grandes ciudades; en consecuencia, la idea era ir en su busqueda, salir de la
oscuridad a la luz, una metáfora magistralmente utilizada por Rodrigo Montoya.
Concluyo esta parte mencionando un caso que se relaciona con lo que describimos
líneas arriba: en una promoción de una escuela primaria en una comunidad (1990),
preguntamos a los 10 alumnos que pronto dejarían la escuela: ¿qué querían ser al
abandonar la escuela? El 90% respondieron diciendo: querían ser policías, profesores,
médicos, enfermeras, etc. Solo un alumno dijo quedarse en la comunidad, comprarse
un tractor y mejorar el trabajo en las chacras.
En sexto lugar, según las cifras censales, el proceso migratorio masivo y
continuo de mayor alcance del campo a la ciudad se inició en la década del 40 del
siglo pasado. Sin duda, estamos frente a un proceso que evidencia la disminución
de la ruralidad y el incremento de la dinámica intercultural entre campo y ciudad,
la presencia cada vez más fuerte de los medios de comunicación, que fortalece la
presencia de la cultura urbana y esto que llaman y estandarizan los comunicadores
como la «cultura universal».
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Algo más, los padres de los chicos de familias originariamente
quechua hablantes que están hoy en la escuela son, en buena medida,
hijos de tercera o cuarta generación, son castellanohablantes y han
aprendido que las oportunidades de progreso económico están
fundamentalmente en las ciudades, lo que puede hacerles ver como
natural que sus hijos se alfabeticen en castellano y no en el idioma
nativo de sus padres o abuelos”
(11)
De esos factores generales descritos y analizados, pasamos a un nivel más
especíco, en el que enumeramos los otros aspectos que aparecen en el cuadro
anterior, que van a contracorriente del idioma quechua:
- El quechua ya no es el lenguaje de la casa ni es el idioma franco que
se hablaba todos los días. Los hijos/as nacen con otro idioma, ocial y
dominante. Escribir y hablar quechua se les hace difícil a los hijos de los
migrantes, tan igual que otros idiomas existentes.
- El segmento de migrantes ubicados en los contextos urbanos piensa y
cree que el quechua está asociado al atraso y la pobreza, lo contrario a la
modernidad. Cuando se publicó Gregorio Condori Mamani en la década
del 70 (Valderrama y Escalante, 1976)
(12)
, los analistas sociales se dividieron
en dos corrientes: aquellos que pronosticaban la bancarrota de la cultura
andina; y aquellos que postulaban su continuidad. Con la reforma
agraria de Velasco Alvarado (1969) sucedió lo mismo: el desarrollo pleno
del capitalismo y el ocaso de las comunidades campesinas. No obstante,
pese a esos escenarios, el quechua quedó vigente y las comunidades
campesinas de largo aliento histórico siguen funcionando. Convendría
anotar la siguiente idea vinculada a los migrantes:
en el caso de la segunda y tercera generaciones (hijos y nietos de
la primera), la cultura quechua tiende a perderse y solo se reproduce
fragmentariamente, cuando los hijos y nietos a pesar de no hablar la
lengua se identican con la cultura; particularmente con la música, el
canto, la danza y la espiritualidad» (p. 541), pero dicha identicación
parcial no garantiza la reproducción cultural de la matriz andina”
(Andrade, 2010. p.3).
- Otro aspecto casi generalizado está relacionado a la poca utilidad
que tiene el idioma quechua para lograr un puesto de trabajo. Sin
duda alguna, este idioma no es un requisito en términos laborales
en el periodo contemporáneo, aunque esa situación haya cambiado
relativamente en los últimos años. La opción inmediata en la mentalidad
de los padres (migrantes), es que sus hijos aprendan otro idioma más
atractivo, no solo para el trabajo, sino para alcanzar estudios superiores
(11) Entrevista a Luis Guerrero Ortiz, consultor especializado en temas educativos. Lima, febrero del 2020.
(12) La autobiografía de Gregorio Condori Mamani. Un cargador bultos, quechua hablante en Cusco,
publicado por el CBC
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y la posibilidad de viajar al extranjero: “En las ciudades…aprender un
nuevo idioma va más para poder acceder a una oportunidad laboral o
acceder a un título profesional y es por ello que las familias no priorizaban
en enseñar la lengua”
(13)
.
- En la mayoría de los entrevistados se aprecia la existencia del racismo
y la exclusión social, expresados de muchas maneras. Sumado a lo
anterior, es probable que -si no hay una identidad históricamente
aanzada y socialmente reconocida- el idioma nativo quede aún más
arrinconado a espacios domésticos y marginales. Creo, en efecto, que
hay detrás un problema de discriminación remarcada: a casi 20 años de
la edición del libro de Portocarrero (1993), todavía están vigentes sus
armaciones para el siglo XXI:
“Presumo que las razones de esta situación son evidentes: la
dominación étnica, el racismo, genera un conicto, a veces latente
y disimulado, otras, abierto, y sanguinario. Y aunque la sonomía y
la composición de los grupos en pugna haya cambiado mucho en el
transcurso de la historia, todavía se mantienen vigentes patrones de
interacción de clara estirpe colonial” (Portocarrero, 1993. p.9).
- Reiteramos, muchos de los estereotipos sociales asociados a este
idioma que heredamos desde la época colonial hasta el día de hoy;
rebasa los contextos locales, abarca a otros hechos sociales y tiene
una connotación personal, local, regional y nacional. De esa manera,
se desprenden con mucha facilidad, palabras y términos negativos en
relación a los portadores de este idioma, en forma permanente y de
alto contenido social explosivo. De ese universo de casos que anotamos
en el cuadro anterior, enumeramos esos términos peyorativos:
desprestigio, “inferior, “cultura inferior”, “discriminación, “idioma de
indios”, “de incultos”, “atraso, “una lengua inferior y al que habla lo hace
inferior”, “vergüenza”, “sinónimo de inferioridad”, “por conservar el prestigio
no se enseña a los hijos”, “el estigma de ser pobres”, “representa el conicto
misti/indio, “el racismo abierto o soterrado.
4. Una introspección necesaria: el derrotero del quechua.
En esta parte del ensayo, es importante volver a nuestras historias
personales, a las batallas cotidianas por mantener la primera lengua (quechua)
(Cornejo Polar, 1974). Iniciaré nombrando mi paqarina
(14)
: nací en febrero loco (así
decía mi padre porque en ese mes llovía a cántaros), en una comunidad ubicada a
3,200 msnm, en la zona quechua, donde orece la retama, el chiwanway y el t`ankar
(Sanka). El origen de mi pueblo está fechado en la época colonial, a la política de las
reducciones en tiempos del Virrey Toledo. Pero antes era parte de un grupo étnico
(13) Entrevista: Caso 12.
(14) Esa palabra en quechua significa lugar de origen.
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grande y notable, el de Hatun Papres, quienes fueron desplazados a la margen
derecha del rio Apurímac, por la llegada de otro grupo proveniente de la región del
Collao (los Chilques), hoy convertida en la comunidad de Araypallpa. Todos estos
hechos históricos están vinculados a los mitos fundacionales de Cusco y su entorno.
Toda mi familia, desde mis tatarabuelos somos quechua hablantes. Soy el
menor de ocho hermanos y cuando los mayores se hicieron jóvenes, se fueron a
todas partes. Eso me incluye a mí también. Muy poco (un año), me quede a cuidar
a mis padres, hasta que un hermano mayor regresó de Lima por mandato de otro
hermano mayor, y mi padre para que no se escapara, le buscó una mujer joven para
que se case. Tuvieron varios hijos/as, y todos ellos se fueron, como nosotros, a otros
mundos y lugares.
Cuando mis hermanos mayores iban a la escuela, yo iba siguiéndolos,
probablemente llorando. Allí aprendí el castellano, sin ser matriculado formalmente
en la escuela primaria. De esa manera soy bilingüe desde entonces y tengo
compañeros de promoción que son mucho mayores que yo. De esa época recuerdo
tres pasajes, memoriales visuales pero notables al mismo tiempo: i) el lugar que
ocupaba la escuela se llamaba Alfacancha” (cancha de la alfalfa), probablemente
era propiedad de un vecino notable (quizás él no era del pueblo), donde la gente
acostumbraba a sacar ovejas y chivos de sus corrales para que se solearan en las
épocas de lluvia. Por eso mis primos mayores y otros hombres letrados de ese tiempo
nos decían despectivamente: esos son apenas de Alfacancha; ii) nuestra profesora
era la esposa del hacendado (la hacienda Lloclla), y la aparición de su esposo en
la escuela se daba de vez en cuando, como el arco iris en el cielo: sorpresivo y en
completa soledad
(15)
; y iii) el hijo único de dicho hacendado, después de salir de
la escuela iba montado a caballo a su hacienda, al centro, acompañado de otro
niño quechua hablante de Sanka, que era su cuidante y fungia de compañía del niño
Jorgito.
Nunca antes me había hecho esta pregunta, pero ahora es necesaria
hacerla: ¿Qué tan importante era la escuela en ese tiempo? Seguramente que esa
valoración excedía a las expectativas de la población local. Creo que es necesario
recuperar varios aspectos de esas visiones que había en el escenario local: i) el
prestigio que daba esa labor a los profesores; ii) el hecho de saber leer era mucho
más importante que hablar quechua; y iii) se estudiaba para ser alguien. Esta
última frase obviamente remite a una exclusión considerable de la mayoría de la
población iletrada o quechua hablante. Una anécdota viene al caso: los primeros
(15) Esa hacienda fue el regalo que le hizo José Ángel Escalante, dueño del diario El Comercio, parla-
mentario por muchos años en la época del gobierno de Leguía, defensor de los indígenas en la esfera de
dicho gobierno. El señor Latorre era dueño de la hacienda Lloclla, se había casado con la hija de J.A. Esca-
lante, pero ella lo había abandonado estando casada por otro hombre. Para que no hubiera escándalos
y problemas mayores, le regalo dicha hacienda, con ocho hombres traídos de la zona de Chumbivilcas.
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migrantes que se fueron, mandaban sus cartas por correo, y cuando estaba llegaba
a su destino nal, sus padres, no sabían leer, entonces se dirigían con súplicas a las
casas donde sí sabían leer y hablar castellano (los vecinos)
(16)
. Durante la lectura y de
acuerdo a la interpretación en quechua y tono que daban a sus voces, se alegraban
o lloraban. Sus emociones también dependían de los lectores de la carta.
Terminé la educación primaria en la ciudad de Acomayo. La plaza principal
estaba bajo el dominio de los hacendados, vecinos y autoridades. Muchos de ellos
eran dueños de las tiendas de abarrotes, camiones de carga y pequeñas ncas en el
entorno de la ciudad. En todo caso, predominaba en todo el ambiente la ideología
gamonal y mucho de racismo. Un recuerdo visual muy grave fue este pasaje: un
campesino de Chumbivilcas estaba ebrio, hablaba solo y en ese preciso momento
vio a un profesor con terno, sentado en una de las bancas de la plaza: le increpó en
quechua por su falta de dedicación a los alumnos, el profesor se paró de inmediato
de su asiento y le dio una patada artera y el hombre cayó al piso de cemento, nadie
lo auxilió ni el policía que estaba al costado. Igual pasaba con quienes iban de las
comunidades a la feria dominical de esta pequeña ciudad: los policías los apresaban
en grupos para que barran las calles principales de la ciudad, y no pasaba nada.
Un día cualquiera, inicié mi viaje a las ciudades. Tuve la despedida de mi
padre, cuando clareaba un nuevo día, y yo arrodillado en un cemento frio para que
me diera su bendición, hablándome en quechua y rezando entre dientes. Desde
luego, la meta era llegar a Lima. No conocía las ciudades y me asustaban algunos
de sus aspectos. Pasé por Cusco como un desconocido y me embarqué en un
bus viejo hacia Lima. En los tres días que duró el viaje, hablé en quechua todo el
tiempo, mi sorpresa mayor se produjo cuando el bus bajaba a media noche cerca
de las laderas del volcán Misti, en la oscuridad me desperté de sorpresa y miré
hacia abajo, donde se suponía que había una quebrada y una pampa en la que
vi muchas luces de colores como esparcidas. Yo creí en ese momento que el cielo
se había volteado, y que las estrellas del cielo estaban en el suelo desparramadas
como los granos de un tierno choclo, todo eso se lo dije en quecha a mi hermano, y
él me respondió con un codazo en el estómago, con estas palabras: eres un zonzo,
esa pampa es la ciudad de Arequipa”. Desde ese momento, para mí la ciudad era un
mundo al revés.
Llegando a Lima, mis hermanos mayores me dieron tres meses para
aprender el castellano y postular a un colegio nacional. Esa era la única condición
para permanecer en esa Ciudad. No tuve más remedio que salir a la calle, ir a los
parques a jugar y pelear con los chicos que no conocía. Seguramente mi castellano
(16) Ese término era asignado exclusivamente a los encomenderos en la etapa temprana de la época
colonial. Su difusión masiva ocurre a partir del siglo XIX. Al término vecino se le asigna atributos como
éstas: tiene educación, saber hablar castellano, atiende a las autoridades provinciales, tener buena casa, que
aloja a los visitantes y tener buen apellido.
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era tan primitivo para ellos, por eso peleaba muy seguido. Llegado el plazo, postulé
al colegio nacional y logré ingresar. Allí, con otros chicos venidos de otras partes del
país, tuve una convivencia conictiva, jerarquizada y estereotipada, especialmente
complicada en los primeros años de mis estudios secundarios. Conviene narrar un
incidente ocurrido a la hora del recreo, cuando tocaron la campaña, todos querían
salir corriendo, éramos cuarenta alumnos empujándonos los unos a los otros por la
puerta de salida que era pequeña, de pronto, alguien me metió el dedo en el ojo, y
de inmediato grité en quechua: ñawiytanwiquruwanku (me han metido el dedo en
el ojo), entonces todos mis compañeros voltearon para saber quién había hablado
y en qué idioma había hablado. A pesar de todo, logré estar en el último año en el
cuadro de honor de los alumnos que salían del colegio.
El siguiente paso era la universidad. La obsesión personal era entrar a
San Marcos, porque mantenía una fama universitaria en mi familia. Logré entrar y
estudié sociología “para cambiar el país” como decían los dirigentes universitarios
de esa época. En ese escenario el país aparece como problema y como posibilidad
de cambio, la coyuntura de ese momento se encontraba marcada por la militancia
partidaria, el triunfo de la revolución cubana, las guerrillas de Hugo Blanco en la
Convención y Lares, la gura de Javier Heraud y el Ejército de Liberación Nacional, y
el gobierno de Velasco Alvarado y la reforma agraria (1969). El quechua ya no era
un idioma franco (de todos los dias), ni expresivo como en las primeras fases de mi
vida. Aquí entro en el reino de las reexiones conectadas a los problemas del país.
Al terminar la etapa universitaria, vienen las grandes decisiones y una pregunta
acuciante me formulaba: ¿a dónde ir y dónde trabajar? Opté por quedarme en el
país y trabajar en las áreas rurales, para de esa manera recuperar el idioma quechua.
Viajé casi por todo el país, conocí y hablé las variantes del quechua en Huancavelica,
Ayacucho y Junín, luego en Cajamarca (La granja Porcón), por cierto, la segunda
universidad para mí fue el periodo de la reforma agraria. Es en ese tiempo que
conocí de verdad a los hacendados tradicionales, a los pongos de hacienda, a los
campesinos sin tierra y sin historia.
En mi caso, al cambiar la residencia habitual que tenía antes (la aldea
rural) a un contexto urbano (ciudad), en mi ciclo de vida aparece la familia y los
hijos, quienes obviamente nacen con el idioma castellano como primera lengua.
La situación es al revés en relación a los padres (mi caso). Añádase a esa situación,
que la enseñanza del quechua es absolutamente informal y no escolarizada (no
hay horarios, no hay días jos, entre otros aspectos). Las prioridades son otras:
ingreso familiar, educación de los hijos, formación profesional, responsabilidades
laborales, viajes fuera del país, etc. La continuidad de la transmisión del idioma
quechua se suspende, se rompe la cadena y la identidad cultural de los padres
se multiplica, adquiere e incorpora otros elementos a los que habíamos aportado
hasta entonces. En la época anterior, el quechua era una lengua de casa; ahora, no.
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Desde luego, mucho tiene que ver con la militancia política que habíamos
tenido. Desde una mirada retrospectiva, el segmento de la población quechua
hablante con una militancia política (desde una corriente “progresista”), para
hacer trincheras de cambios sociales en el país, dejó de lado el idioma de sus
orígenes y se olvidó explícitamente de las esferas familiares; de esa manera, se
autocolonizaron con otros ideales y como consecuencia, hipotecamos muchos
aspectos tan importantes, incluido el idioma. Una entrevista graca explícitamente
este escenario que describo de mi historia personal:
…como militantes nos hemos colonizado y hemos hipotecado
aspectos ideológicos, políticos, culturales y religiosos. Una consecuencia
ha sido el olvido de los espacios familiares, incluidos el idioma. En nosotros
habita un desprecio por el idioma, pero no se habla explícitamente sobre
esa situación, más bien se esconde. Hay una autocensura, un problema
de autoestima y de discriminación
(17)
.
De esa manera, se mutiló un aspecto importante de nuestra subjetividad
e identidad, por otro lado, sospecho que es una lengua de inconformidad en el
subconsciente colectivo.
Ahora, recién en el siglo XXI, la existencia de mis hijos (Illari, Inti y Lucía),
cuando a veces, mi hija me reprocha en quechua con estas palabras: “imanaqtinmi
shayna millay kanki” (porque eres así tan malo), estoy con la gramática quechua en
la mano, enseñándoles en forma coloquial y lúdica. Y los logros que van teniendo
son clarísimos como el cielo abierto.
5. A manera de balance y retos a futuro
Escribo estas líneas desde el corazón de la Amazonía, cerca de los ríos
Huallaga, el gran Marañón, Pastaza y Morona, después de haber recorrido 18
horas de viaje por esos ríos. Estoy en la provincia de Datem Alto Marañón, de la
región de Loreto. Me voy muy temprano a recorrer la plaza central, allí encuentro
un monumento dedicado a la gura de un líder indígena nativo de la amazonia.
Como decoración, en un pasaje de la plaza están las características de los ocho
grupos étnicos que habitan esa zona. Uno de esos grupos son los quechuas. En uno
de los muros se puede leer estas oraciones: …los pueblos quechuas no tienen otras
denominaciones, sí un conjunto de identidades, entre las que se encuentran: Cañaris,
Chancas, Chopccas, Huancas, Huaylas, Kana, Q`eros, que tienen como idioma materno
el quechua en sus distintas variedades…Juntas estas poblaciones constituyen una parte
mayoritaria de la población indígena del Perú”. Muchos de los cuales son los antepasados
de los actuales pueblos, con mitos y lugares de origen diferenciados.
(17) Entrevista Caso 22. Cusco, marzo del 2020.
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Sobre el futuro del Quechua, Rodrigo Montoya propone dos tendencias en
pugna: i) apunta a la desaparición de la cultura quechua como consecuencia de la
historia colonial y republicana, en contextos internacionales y nacionales adversos;
y ii) que se orienta a su reproducción y desarrollo relativamente autónomo, si
es que triunfan los movimientos indígenas de Bolivia y Ecuador, y si en Perú los
quechuas decidimos organizarnos políticamente para defender nuestros derechos
al lado de los pueblos aimaras y amazónicos. (p. 557). “Es más, en el caso peruano, se
trata de remontar una serie de procesos percibidos como adversos como la expansión
del castellano, la caída del ‘monolingüismo indígena’ y la ‘guerra religiosa’ emprendida
por las sectas protestantes” (Montoya, 2010. p. 558). Nosotros nos adherimos a la
segunda tendencia porque tiene un horizonte histórico inocultable.
Sin embargo, a partir de los testimonios recogidos para este ensayo (casos),
creemos importante resaltar algunos aspectos que dan cuenta de los problemas
que afronta el quechua para su continuidad:
- Una tarea que se hace cotidiana y persistente es la de fortalecer la
autoestima de la gente quechua hablante y convencer a la gente
hispano hablante de la importancia del idioma quechua. En todo caso,
estamos hablando de preservar en primer lugar, la identidad cultural
como en Ecuador y Bolivia, o en la Amazonía peruana (de pertenecer
al grupo étnico determinado: aguajun, shipibo, ashwar). En el último
censo nacional (2017), se mencionaba la autoidenticación quechua
étnica, con resultados sorprendentes si los comparamos con los que
hablan solo este idioma; por eso es menester insistir en este aspecto.
Por ejemplo, cuando se habla de identidad nacional en el Perú, se pone
en tela de juicio ese concepto, porque es una construcción mental,
una ilusión verosímil…una carga valorativa…porque exige “identidad
nacional” compartido por todos los individuos integrantes de una
nación...lo que existe es la idea compartida de formar parte de algo que
se llama nación peruana” (Vergara, 2018. p. 118-119). Como reto queda
una lucha frontal contra la discriminación (el racismo) y transformar
esa base nacional en una comunidad política que trascienda los
colores primarios que otorga la Nación. Lo mismo debería pasar con la
identidad de ser quechua hablante, en todos los tiempos y en todos los
universos posibles.
- El idioma quechua ya no es una lengua franca (hablada todos los días) ni
un idioma de casa (en la versión de los campesinos), como lo fue en las
décadas anteriores en los contextos rurales. Ahora es casi secundario y
sólo aora en ciertas ocasiones especiales. Los hijos/as nacen con otro
idioma, ocial y dominante. Escribir y hablar quechua se hace difícil
para los hijos de los migrantes, al igual que otros idiomas indígenas
existentes; y la enseñanza hacia ellos pasa por una enseñanza informal
(sin gramática, sin horarios y sin horizonte alguno).
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- Sin duda alguna, el quechua no es un requisito en términos laborales
en los tiempos contemporáneos, aunque esa situación haya cambiado
relativamente en los últimos años. La opción inmediata es que
aprendan otro idioma más atractivo, no solo para el trabajo, sino para
alcanzar estudios superiores y la posibilidad de viajar al extranjero: en
los contextos urbanos aprender otros idiomas tiene ciertas ventajas
comparativas como acceder a una oportunidad laboral o acceder a un
título profesional. Quizás, detrás de toda esta mirada esté la conquista
de la ciudadanía en todos los espacios.
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