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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXII N° 12 / 2020 ISSN 2519-7592
Derechos Lingüísticos y Políticas Públicas
Las políticas lingüísticas, es decir la actuación del Estado respecto a las
lenguas, la priorización por parte del campo económico y del modelo político
de un idioma sobre otros, son un factor decisivo en la muerte de las lenguas, y
pueden ser, a su vez, una herramienta fundamental de la justicia lingüística. En
nuestra realidad social las políticas lingüísticas se desenvuelven en un contexto
marcado por el colonialismo occidental que ha demostrado ser extremadamente
ecaz en imponer una cultura, una lengua, un solo concepto de vida buena sobre
la diversidad. En nuestra América es evidente la subsistencia del modelo lingüístico
colonial, o de manera más precisa un imperialismo cultural-lingüístico, orientado
a extinguir el uso de los idiomas originarios mediante la castellanización o la
imposición de la lengua de los grupos con poder.
Junto a las herencias coloniales en el diseño del Estado, Leung (2018,
p. 56) identica dos obstáculos difíciles de sortear para la justicia lingüística: la
construcción de los Estados-nación y, recientemente, el proceso de globalización.
El nacionalismo estatal desarrolla políticas de establecimiento de una “lengua
nacional” ocial que es una variedad estandarizada y apta para uso estatal, la
lengua nacional es el idioma de la vida pública y la educación, y ser competente en
esa lengua se convierte en un requisito para la participación, el acceso a recursos
y para el ascenso social. Los hablantes de las “otras lenguas” no reconocidas o
desdeñadas por el Estado-nación son sometidos a presión para hablar la “lengua
nacional”, que generalmente se asocia a la idea de modernidad y progreso. Las
lenguas de los grupos sociales considerados “minorías” son percibidos como una
afrenta, incluso una amenaza, a la unidad de la nación, y los jóvenes ven en poco o
ningún valor en aprenderlas.
A lo anterior hay que añadir (Leung 2018), que actualmente se hablan,
y subsisten, cerca de 7,000 lenguas y existen solo 193 Estados soberanos. Con
estos números es claro que la realidad social del mundo es de multilingüismo, la
población de la mayoría de Estados habla varias lenguas, sin embargo, la mayoría
de Estados patrocina como ocial una sola de ellas. El nacionalismo estatal, que
promueve una sola lengua con valor ocial, es un gran enemigo de la ecología
lingüística.
Respecto a la globalización, en especial en cuestiones de integración y
participación en la economía global, la comunidad económica y los Estados, impulsan
el aprendizaje y la adopción de lenguas globales como el inglés, el castellano,
el francés u otras linguas francas, que son consideradas claves para alcanzar
oportunidades de desarrollo social y económico. Los medios de comunicación
digital, la estandarización del lenguaje y la creencia de que el monolingüismo facilita
la eciencia en la gestión y el crecimiento económico, promueven la reducción
contemporánea de la diversidad lingüística (Leung, Op.Cit).