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REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
Derecho Indígena
ostenta derechos, sino que la tierra y naturaleza también las tiene. Esta situación
cambia radicalmente la forma de concebir y apreciar las cosas del mundo porque la
naturaleza deja de ser considerada como un bien económico que sirve para satisfacer
las necesidades del ser humano (hombre). Con esto queda claro que la racionalidad
andina actúa en oposición a la racionalidad occidental, asimismo, presenta su propia
forma de ver las cosas. Aquí no hay que olvidar que la sabiduría andina, también,
dialoga con la ciencia occidental (conocimiento), ya que la sabiduría andina se basa
en la observación, la práctica y la mirada holística de la vida, en cambio, la ciencia en
sentido estricto usa el método cientíco, por tanto, podrían producirse puntos de
encuentro y entrelazamiento (sin caer en la exclusión o incompatibilidad).
En tal sentido, desde la racionalidad andina se parte considerando a los
pueblos originarios como colectivos que han practicado el conocimiento ancestral,
el mismo que se expresa en costumbres y usos que fueron cambiando con el
paso del tiempo, además, este tipo de conocimiento se transmite generación tras
generación mediante fuentes orales (es el modo de conservación). En ese orden, los
saberes que fueron brotando como parte de la racionalidad andina son producto
de procesos de ensayo error de forma colectiva porque la práctica del conocimiento
no se realiza de forma individual. Sobre ello, es importante establecer que la
racionalidad andina maneja un enfoque holístico porque “permite ver las cosas
enteras, en su totalidad, en su conjunto, en su complejidad, en los intereses de cada
clase social” (Ponce, 2015, p. 73; Martínez, 2013; Medici, 2010; Pásara, 1978; Pinto,
I. et. al., 2018), por ende, hay involucramiento o relación constante entre «sujeto
a sujeto, pues el uno está en el otro y el otro está en el uno» (Oviedo, 2016, p. 85;
Gitlitz, 2013; Herrera, 2008). Así, los saberes y la narrativa de cada pueblo originario
no se almacenan en un compilado de textos o libros, sino que se conserva en la
memoria colectiva de sus miembros, además, siempre está siendo transmitido
a través de la acción diaria de las personas. En tal sentido, el aprender desde la
racionalidad andina está asociado a escuchar, observar a convivir y acompañar con
cariño y gusto, de diversos modos y en variedad de circunstancias y ritmos de la
vida campesina, quienes muestran sus saberes viviéndolos.
El enfoque occidental o colonizador de la racionalidad ha ido difuminándose
en todas las experiencias posibles, es decir, se ha proyectado sobre la economía,
la sociedad, el derecho, la política así sucesivamente, logrando cubrir casi todo.
Esto lo que representó es que occidente acompañado con la razón privilegió los
números, la materia, la razón, la lógica, la escritura, el hombre, lo abstracto, como
superiores al sentimiento, la percepción, la ritualidad, la esta, la feminidad, la
naturaleza, por ende, el hombre era el único sujeto que quedaba y todo lo demás
estaban sometidas hacia ella. Entonces, frente a esto como respuesta desde la
racionalidad andina se promueve el ejercicio de la razón vinculado y apegado a los
principios de la relacionalidad, complementariedad, reciprocidad con el todo. En
tal orden, cobra importancia lo que dice J. Estermann cuando explica que: