205
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
LAS MUJERES DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL
DE FAMILIARES SECUESTRADOS, DETENIDOS Y
DESAPARECIDOS DEL PERÚ: AGENDA, TENSIONES Y
SILENCIOS
WOMEN OF THE PERUVIAN NATIONAL ASSOCIATION OF
KIDNAPPED, DETAINED AND DISAPPEARED RELATIVES:
AGENDA, TENSIONS AND SILENCES
José Ramos López
(1)
Universidad Nacional de San Cristóbal de Huamanga, Perú
Resumen: Tras el paso cruento del conicto armado interno (1980-2000) Ayacucho
ha sido testigo de las luchas, resistencias y propuestas emprendidas por mujeres
atravesadas por brechas económicas, educativas, lingüísticas. Mujeres que
transformaron su condición de víctima a ciudadana constituyendo un nuevo
movimiento social y la defensa de derechos emergentes en el periodo de violencia.
El presente trabajo versa sobre la agencia, social y política, de las mujeres de la
Asociación Nacional de Familiares Secuestrados, Detenidos y Desaparecidos del
Perú (ANFASEP).
Palabras clave: Guerra interna, mujeres, derechos humanos, justicia restaurativa
Abstract: After the bloody passage of the internal armed conict (1980-2000)
Ayacucho has witnessed the struggles, resistance and proposals undertaken by
women traversed by economic, educational and linguistic gaps. Women who
transformed their condition from victim to citizen constituting a new social
movement and the defense of emerging rights in the period of violence. The
present work deals with the agency, social and political, of the women of the
National Association of Kidnapped, Detained and Disappeared Relatives from Peru
(ANFASEP).
Keywords: Internal war, women, human rights, restorative justice
(1) Antropólogo integrante del Círculo de Estudios José María Arguedas. Activista de derechos
humanos – Universidad Nacional San Cristóbal de Huamanga. runayraq@hotmail.com
Revista de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas • UNSAAC
Nov. 2018 - Octubre 2019
ISSN 2519-7592 Vol. 4 • Nº 11 • Págs 205-216
Recibido 30/05/2019 Aprobado 20/07/2019
206
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
José Ramos López
207
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
Las Mujeres de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados,
Detenidos y Desaparecidos del Perú: Agenda, Tensiones y Silencios
1. Introducción
Los cambios producidos en la situación de género no obraban de
forma uniforme en el terreno ayacuchano, más bien, obedecían a las variadas
velocidades de agencia social y política (aprendizaje, resistencia y capacidades)
para destejer las tradicionales relaciones de género, (re)signicar la feminidad
y ser resilientes ante las memorias contenciosas, su producción de dolor en el
proceso de experimentar la ancianidad” (payacha kay yachastin). La literatura
antropológica ha perlado estudios centrados en lideresas de organizaciones
subversivas (Guiné, y otros, 2018; Zapata, 2017; Kirk, 1993), defensoras de derechos
humanos (Coral, 1999; Galván, 2014; Miloslavich, 2016; Crisóstomo, 2014) dejando
de lado a mujeres que no poseen ningún cargo. Este artículo (des)centraliza la
mirada en las mujeres directamente afectadas, socias de ANFASEP, quienes se
ubican en la periferie, entendida como actoras sociales que operan dentro del
campo de la no representación de “víctima, quechuahablantes, analfabetas,
sin haber ocupado ningún cargo directivo, que asisten bajo coacción, de la letra
y saber, de las presidentas de la referida asociación, quienes distan del discurso
institucional poniendo en tapete otras demandas como la afectación de violencia
sexual, desplazamiento y olvido, siendo silenciadas sus voces dentro de la agenda
institucional.
Inquietudes que se apoderan, se adueñan y exigen una investigación que
implique dialogar con las actoras sociales, complejizar las distintas dimensiones de
la violencia de género y demandan detener la mirada en la sumatoria de violencia
domesticada, resumida en “llevar dentro (ukullapi apani), anclada en el constante
recuerdo, dolor, vulnerabilidad corporal y soledad. Primero se describe los disloques
discursivos, prácticas y sentidos de algunas integrantes de ANFASEP, que distan
de la narrativa institucionalizada. Para ello, se observa la política institucional de
silenciar sus voces y fundar secretos públicos.
2. La nomenclatura de una “nosotras víctima y su agenda
Treinta y cinco años han pasado desde el día en que las mujeres se
agruparon para luchar por la verdad y justicia, bajo la dirección de Angélica
Mendoza (Mamá Anqui). La mayoría de ellas eran desplazadas de comunidades
campesinas, ayacuchanas, quechua hablantes, analfabetas, de bajos recursos
económicos y compartían la ausencia de algún familiar directo, sustraído de la
mirada pública para desaparecerlo. El Informe Final de la Comisión de la Verdad
y Reconciliación “ha determinado que, entre 1980 y el 2000, aproximadamente el
61% de las víctimas fatales provocadas por los agentes del Estado fueron mediante
la desaparición forzada” (CVR, 2004: 55). Según el grupo etario, “fueron los hombres
entre 20 y 49 años quienes conformaron el grueso de las víctimas fatales reportadas a
la CVR (más del 55%), mientras que las mujeres de todas las edades suman poco menos
208
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
José Ramos López
del 20% de las víctimas” (CVR, 2004: 52). La ausencia da lugar a hondos sufrimientos
en los familiares del desaparecido, acrecienta la duda de su vida, la eterna espera
de su regreso y la total incertidumbre de su paradero. Y las que cargan con el dolor
profundo e inefable son las mujeres.
La guerra masculinizada ocasionó muchos cambios acelerados en la
división del trabajo y roles de género como: la sobrecarga de responsabilidades
en la familia y la economía, intensicación de la participación en espacios
públicos y representativos, jefaturas familiares y mayor empoderamiento de
la mujer. Al mismo tiempo, invisibilizó la violencia íntima experimentada en
la guerra para mantener el bienestar familiar. Si bien, la violencia no afectó de
forma similar ni estuvo dosicada equitativamente para ambos géneros sino
que estaba anclada en posiciones diferenciadas del sistema sexo-género. La
violación sexual alcanza cifras exorbitantes hacia las mujeres siendo 83% de
las Fuerzas Armadas, 11% de Sendero Luminoso o Movimiento Revolucionario
Túpac Amaru registrándose en la CVR 527 violaciones sexuales (CVR, 2003: 67)
y con el Registro Único de Víctimas, 22 514 casos para el 2019. Puesto que el
cuerpo de las mujeres se convierte en un campo de batalla para deshonrar al
enemigo, botines de guerra.
En estos contextos, el objetivo principal de ANFASEP fue localizar a sus
familiares desaparecidos, ya fuera vivos o muertos. Para ello, se acercaron a las
diferentes dependencias ociales a exigir la información que les era negada. (CVR,
2003: 53). La discriminación, el abandono y la indiferencia eran obstáculos en la
búsqueda, ellas aanzaron sus derechos mediante actos de coraje para reclamar
la justicia. Institucionalmente, en el 2007 se publica el libro ¿Hasta cuándo
tu silencio? Y el 2015 se reedita agregando nuevos testimonios y agendas por
trabajar. Este texto da cuenta de la labor institucional y los logros alcanzados
como: ser la organización pionera en defensa de los derechos humanos, la
creación del comedor popular Adolfo Pérez Esquivel” que funcionó 12 años
(1984-1996) siendo un espacio de cuidado, socialización y soporte; en 1991
logran adquirir un local propio; ser promotoras de la creación de la Coordinadora
Nacional de Derechos Humanos; el arduo apoyo a la CVR; trabajos de la memoria
que incluyen “El muro de la memoria (2000), “Retablo de la memoria (2002), el
museo de la memoria “Para que no se repita” (2005), conseguir reconocimiento
legal para “La Hoyada: santuario de la memoria (2013); los reconocimientos
como hacedora de la paz; acompañamientos en la entrega de restos; y la labor de
juventud ANFASEP.
El acto político de caminar a la puerta del Estado (Estadu punkunman
puriraniku) para presentar denuncias de desaparición da cuenta de una ciudadanía
que transita espacios dominados por la “lecto-escritura, con predominancia de
funcionarios discriminadores de saco y corbata (apu runa hina). Un gobierno del
209
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
que no se sienten parte pero del que se ven obligadas a ingresar al sistema
(2)
a n
de ser escuchadas, reconocidas como mujeres víctimas que cargan el dolor y hacen
llamado a la compasión. Un constante peregrinaje político, en palabras de Ponciano
Del Pino (2017: 176) ha caracterizado su búsqueda de Estado, acompañado de
testimonios centrados en el desaparecido, con fotografías y símbolos (banderola
y la cruz “no matar”) se convierten en caja de resonancia para interpelar al
público peruano. De esta forma lograron reformas en las políticas de reparación:
a) reconocimiento de la doble afectación, b) priorización de la reparación para
adultos mayores, c) transferencia del derecho a la educación, d) ley de búsqueda
de personas desaparecidas y e) creación del Banco Nacional de Datos Genéticos. A
su vez, bajo mesas de trabajo con ONGs, funcionarios y organizaciones afectadas,
gestionaron políticas de reparación en el plano regional y provincial.
(3)
Ser ciudadana, para las socias de ANFASEP, es equivalente al acto de
caminar en grupo (huñuylla puriniku). La forma de entenderla está circunscrita a tres
temporalidades que se entrelazan: buscando al desaparecido por los botaderos de
cadáveres y puertas del cuartel; la lucha por el reconocimiento, las reparaciones y la
justicia; y por la preservación de la memoria. Se muestra que lo público es la realización
de la ciudadanía, la que opera fuera del hogar e ir a su encuentro. Mamá Adelina
García, actual presidenta, resalta la importancia de hacer gestiones e incidencia social.
“Hemos aprendido a tocar puertas de las instituciones, hablar sin
miedo, a caminar gritando nuestro sufrimiento para que nos hagan
caso. A veces te invitan a un evento, capacitación y tienes que caminar
nomas pues (…) desde inicios hemos hecho eso, para las reuniones
de ANFASEP también. Ahí nos enterábamos de cómo iban las
reparaciones.
Ahora, es importante comprender la jación de una identidad
institucionalizada teniendo en cuenta el contexto y las estrategias políticas
que encierra. Atravesando campos de miedo y silencio tejieron un sentido de
pertenencia con miras de conformar un “nosotras víctima”, a viva voz pronuncian
“¡Hemos perdido a nuestros hijos, a nuestros esposos, somos madres!” “¡Apóyennos
en nuestra lucha, no sean indiferentes!”. Construyen una representación social de
la experiencia vivida, socialmente elaborado y privilegian la desaparición del
familiar relegando otras afectaciones. Se distinguen y marcan distancia con otras
organizaciones, los desplazados.
(2) A pesar de las limitaciones establecidas por el Estado, muchas mujeres rurales han hecho uso del
sistema judicial, desde tiempos anteriores al CAI, para problemas de tierra, conictos intercomunales
y violencia tal como muestran algunas investigaciones históricas (Heilman, 2018), (Pereyra & Condor,
2015), (Urrutia, 1982).
(3) Nos referimos al “Plan Integral de Reparaciones de las personas afectadas por el Conicto Armado
Interno durante el periodo 1980 al 2000” aprobado en Acuerdo de Concejo N° 021-2017-MPH/CM y al
“Plan Regional de Reparaciones 2013-2021” bajo Ordenanza Regional N° 024-2013-GRA/CR.
Las Mujeres de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados,
Detenidos y Desaparecidos del Perú: Agenda, Tensiones y Silencios
210
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
José Ramos López
Los testimonios compartidos por una mayoría se convierten en
discursos hegemónicos, se imponen prácticas sociales sobre el cuerpo y las
emociones. En términos de Butler (2010), se funda un marco de reconocimiento
que pretende contener, vehicular y determinar los objetivos de la Asociación.
Posibilita establecer preferencias y priorizar acciones en detrimento de otras. A
ella se le imprime (emo)signicaciones, una identidad cualitativa que se forma,
mantiene y manifiesta en y por los procesos de interacción y comunicación social”
(Jürgen, 1987: 145). Las actoras sociales se (auto)identican en forma autónoma
y abrazan la nomenclatura de “víctima” proveniente del esquema jurídico,
aunque conozcan la polifonía de identidades, las zonas grisáceas, muestra de la
agencia social.
3. Tensiones, silencios y negociaciones
La literatura académica sobre ANFASEP ronda en torno a etapas, agendas,
reconocimiento, redes de alianza y liderazgo. Isabel Coral (1999) destaca la
redimensión de sus roles y visibilidad social, siendo la mujer protagonista principal
en la defensa de los derechos humanos.
Muñoz (1999) sostiene que las instituciones de derechos humanos
coadyuvaron al surgimiento de organizaciones de desaparecidos y bajo los
guiados de FEDEFAN
(4)
perlaron discursos, mecanismos de denuncia. Tamayo
(2003) estratica la vida institucional de ANFASEP haciendo notar las alianzas con
las ONGs y miembros de la iglesia; su naturaleza matriarcal, autoritaria de un grupo
en el poder; y la particularidad de la memoria institucional adquiere tintes de lucha,
dolor y reconocimiento.
Por su parte, Nory Condor (2007) postula la “invisibilidad de la ANFASEP
frente a los ojos de la población ayacuchana y gobernantes; la que se conjuga
con la “victimización” expresada en las políticas de alivio mas no de justicia social.
Además critica el carácter paternalista, vertical, de las organizaciones de derechos
humanos que retroalimentan, puesto que la victimización de la ANFASEP funciona
como un proceso encubierto pero ecaz de control social” (p. 15).
Crisóstomo (2014) examina las experiencias de vida de las presidentas de
ANFASEP teniendo en cuenta sus ciclos de vida, prácticas familiares, comunales
destacando su complejidad y heterogeneidad. Además reconoce las identidades,
agencias y prácticas antes del conicto armado interno. Señala que “las vivencias de
las presidentas de ANFASEP muestran que entre ellas hay diferencias claras porque han
crecido y socializado en contextos y coyunturas distintas, pertenecen a generaciones
diferentes” (2018:137).
(4) Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares Detenidos-Desaparecidos, organiza-
ción humanitaria, independiente, que agrupa a organizaciones de desaparecidos.
211
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
Peña (2017) describe los puntos de encuentro entre ANFASEP y
organizaciones defensoras del ambiente en Celendín, Cajamarca, aquellas
similitudes giran en torno a la resistencia, la participación y las tensiones
intergeneracionales, de la afectación (violencia sexual). Por último, Iris Jave (2017)
rastrea los procesos de diálogo, negociación y rupturas en la construcción de un
espacio de memoria y su signicación. Propone que ANFASEP ha asumido un rol
político, ser emprendedoras de la memoria”.
Los estudios mencionados, a excepción de Crisóstomo (2014) y Peña
(2017), refuerzan la imagen armónica de unidad, cohesión y sinergia obviando
las disputas internas, los discursos disidentes que cuestionan la representación
institucional establecida y la experiencia de la ancianidad. Hay una concordancia
en resaltar aquellos aspectos deseables de los derechos humanos siendo el
recuerdo responsable, ser víctima y la resiliencia.
La diversidad de experiencias personales, modos de vivir y recordar
los años difíciles ha sido silenciada tras la imposición un discurso institucional
que consistía en “narrar al otro”, ajustar sus historias e identidades al modelo de
justicia transicional, ser “víctimas puras”. Desde las primeras presidencias han
construido formas de hacer memoria(s) mediante el control sobre sus cuerpos y
emociones anclados en el desaparecido, designando la violencia sexual masiva, la
militancia del desaparecido en Sendero Luminoso al silencio en aras de salir de las
estigmatizaciones como mujeres de militares” o casa de terrucos.
“Han abusado de mí esos sinchis, entraba uno, dos, tres y no terminaba. Me
desmayé, asco me daba mi cuerpo, maldecía haber sido mujer. Que habré
hecho para pasar esa vida, cuando llegué a ANFASEP el desaparecido era
más importante que nuestro sufrimiento. Como llaga abierta llevamos, en
las reuniones nunca han quedado en buscar reparación para las que nos
han abusado sino por nuestra cuenta. Aquí se sabe quién ha sido abusada
pero no lo decimos, calladita siempre estamos, qué nos diría la gente, con
ese miedo estábamos” Mamá Domitila, entrevista agosto 2015.
Olga González (2006) propone la categoría de secreto público como una
elaboración de una narrativa ocial que conna memorias disidentes al silencio,
revestida de un disfraz que representa la amnesia social. Ejercer poder sobre el
cuerpo, emociones y la sexualidad ha sido un campo orquestado para (re)producir
la imagen social de “madres corajes” mediante prácticas culturales de duelo como
llevar ropa de luto hasta que aparezca el cuerpo del desaparecido, el acto de llorar
a n de interceder en la humanidad del otro.
(5)
(5) “Mama Anqui nos decía tienen que llorar, contar lo que han sufrido. En los aniversarios, festejos no po-
díamos bailar ni reir; teníamos que llorar, hacer la misa. Así nos mandaba nuestra mamá, cuando haya justicia
recién festejaremos. Puro llanto era nuestra vida. Natividad Barzola, cuaderno de campo, octubre 2017.
Las Mujeres de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados,
Detenidos y Desaparecidos del Perú: Agenda, Tensiones y Silencios
212
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
José Ramos López
Rehacer la vida siendo mujer con un hombre, teniendo como
desaparecido al esposo, era una prohibición en los años iniciales de la ANFASEP,
porque se interpretaba como la pérdida de la condición de viuda y nuevas
responsabilidades de atender al marido reciente bajo el riesgo de olvidar/silenciar
al desaparecido esposo. El mandato sobre el campo de la sexualidad obraba bajo
la sospecha, la ridiculización y la estigmatización de aquellas mujeres que eran
consideradas como transgresoras del precepto “no traicionen la memoria del esposo
desaparecido. La idealización del desaparecido en las memorias de las mujeres
como padre responsable, atento, trabajador, amoroso responde a la centralidad del
desaparecido en la agenda institucional, la que silencia experiencias de violencia
doméstica antes de los años de guerra.
“Cuando yo me conocí con mi última pareja tenía mucho miedo, las
socias decían en las reuniones ya nunca será como tu primer esposo,
te va celar, seguro sigues amando a tu anterior marido por eso sigues
buscándolo. Miedo tenía más por las socias por lo que dirían de mí.
Mi primer marido me pegaba, no me daba platita ni me respetaba,
sufría mucho con él, (…) ahora que vivo con mi nuevo compromiso,
me respeta y me entiende. Anda nomás me dice, solo las socias hablan
feo de mi” Mamá Maura, entrevista setiembre 2017.
La experiencia de desplazamiento en las socias de ANFASEP ha
sido una agenda negada a pesar de estar presente en la cotidianidad,
institucionalmente responde a una estrategia de distinción y diferenciación
respecto a las organizaciones de desplazados emergentes en las dos últimas
décadas. Así, se ha generado una lucha identitaria por el reconocimiento
entre “víctima” y afectado” teniendo roces violentos ante las instancias de
reparación. La mayoría de las socias tuvieron que conformar asociaciones
con la afectación de desplazamiento fuera de ANFASEP para acceder a las
reparaciones colectivas para desplazados no retornantes. Dicha polifonía de
afectaciones se convierte en una voz disruptiva constante que ha mermado la
polarización entre “víctima” y afectado” a tal punto de cuestionar la identidad
institucional. El hecho de nombrar y representar “ha conllevado complejos
procesos no solo de diferenciación sino de jerarquización que expresan
nítidamente las relaciones de poder que han traducido la diferencia en
desigualdad. (Ulfe & Trinidad, 2018: 19)
La reglamentación de hacer memoria traducida en el deber ciudadano para
el bienestar común bajo el cliché “para que no se repita” (ama nunca kutinanpaq),
proveniente del parteaguas de derechos humanos, ha generado disputas, tensiones
y resistencias al interior de la asociación. Las formas de la memoria se expresaban
en relación a los “pactos de poder” establecidos de acuerdo al lugar/espacio
constituido por: primero; institucional, el dolor de la ausencia del desaparecido ha
213
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
sido el contenido privilegiado de la memoria hecha ocial, socialmente impuesta
mediante el acto político de llorar y reclamar derechos negados; segundo, familiar,
la maternidad y el cuidado del desarrollo de su familia tuvo el coste de silenciar los
recuerdos contenciosos que la invaden para no contaminar” a sus hijos y preservar
el bienestar común; tercero, liminal, descrito como campos de tránsito en la que
existe un interlocutor desconocido al que se le cuenta la memoria silenciada, los
secretos y lo indecible.
Una memoria puede convertirse en disidente cuando desafía los
acuerdos para hacer memoria, muchas socias dejaron de asistir por el rechazo
a la (re)elaboración de la memoria, mujeres que no olvidan más bien son opciones
personales como un modo de gestión para redenir su identidad de “víctima.
Además, “porque los modelos pro derechos humanos no toman en cuenta la vida y la
historia y las concepciones de la población de estas comunidades, consiguientemente
los derechos humanos les son todavía extraños”. (Aronés, 2008: 189)
4. Pensar en la continuidad de un futuro incierto
“Después que la muerte nos alcance ¡Qué será de nuestra memoria!”. Una
preocupación compartida gana terreno en la vida de las mujeres de la ANFASEP, en
voz apagada se responden a sí mismas en forma de alivio serán nuestros/as hijos/as”
(wawaykunacha kanqa). Precisamente porque hay puntos de inexión en el diálogo
intergeneracional, las que están pautadas por el sentido de pertenencia, formas de
recordar/olvidar, la experiencia compartida y su valoración dentro de la institución
como “joven (muzu kay). En el plano de las presidentas también se muestran estas
tensiones marcadas “porque han crecido y se han socializado en contextos y coyunturas
distintas, pertenecen a generaciones diferentes (Crisóstomo, 2018: 137).
Por ello, es necesario aproximarnos a la noción de autoridad que congura
las cuotas diferenciales de reconocimiento, prestigio y legitimidad. Hay dos vocablos
quechuas que son equivalentes de autoridad: kamachikuq y umanchaq. La primera
resalta el poder de mando mientras que el segundo destaca la sabiduría. La fuerza
y la experiencia son dos componentes recurrentes en las dirigencias de la ANFASEP
mediadas por la antigüedad, traducida como el reconocimiento de las pioneras
en la búsqueda, la denuncia y la conformación de la asociación. Cabe resaltar el
sentido político de servir al pueblo (sirvisaykichik) con miras de lograr un bienestar
común, la que se sustenta en principios de reciprocidad andina. Estas vendrían a
constituir las herencias dejadas por mamá Angélica Mendoza para las futuras
dirigencias. Empero, frente a la importancia del papel y las leyes se empieza a exigir
que la dirigencia sepa leer y escribir, con ojos” (ñawiyuq) metafóricamente dicho.
La autoridad vendría a ser el péndulo que recorre las herencias y las exigencias
establecidas por el grupo para materializarse en una dirigencia maternal que
privilegie prácticas de cuidado y afecto a sus socias.
Las Mujeres de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados,
Detenidos y Desaparecidos del Perú: Agenda, Tensiones y Silencios
214
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
José Ramos López
Juventud ANFASEP, conformada el 27 de enero del 2002, agrupa a hijos/as
de las socias con la nalidad de ayudar y acompañar en las agendas institucionales,
respondiendo así a la exigencia de las madres en condición de ancianas, “nuestra
fuerza se está terminando, si nosotros no conseguimos, nuestros hijos seguirán luchando
por la verdad”. Sin embargo, hay un cuestionamiento generalizado de las socias hacia
la generación joven sobre su involucramiento en la asociación, quienes observan
sus experiencias de trabajo, prioridades, sentidos de identidad expresadas en
irregulares manejos discursivos que distan del objetivo central de la asociación. Los
jóvenes plantearon nuevas agendas como reparaciones en educación de posgrado,
voluntariados dirigidos a la defensa de los derechos humanos y la incorporación de
las lideresas de la ANFASEP a la política representativa. Su capacidad propositiva de
los jóvenes se vio limitada por la posición de las madres, la que generó relaciones
tensas adscribiendo su participación en actos de apoyo y acompañamiento.
Por tanto, el transitar por las memorias construidas por ellas se convierte
en un campo minado de disputas políticas, emocionales que reabren las heridas,
que muchos suponían ya cerradas, dañan el estado emocional y se convierten en
momentos perturbadores. Los recuerdos, olvidos y silencios del pasado reciente
operan de formas muy variadas y diversas en la cotidianeidad de “hacerse ancianas”
(payachana tukuchkani), donde la sensibilidad está en la punta de las yemas del
dedo y la experiencia de violencia-dolor-soledad se siente doblemente.
Bibliografía
ANFASEP. (2015). ¿Hasta cuándo tu silencio? Testimonios de dolor y coraje (2 ed.).
Lima: ANFASEP - GIZ.
APRODEH. (2005). Warmikuna Yuyarinku, Lecciones para no repetir la historia:
Violencia contra la mujer durante en conicto armado interno. Selección de textos
del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación. Lima: APRODEH.
ARONÉS, M. (2008). Posconicto, democracia y derechos humanos. Tesis de
Licenciatura en Antropología Social. Ayacucho: UNSCH.
BUTLER, J. (2010). Marcos de guerra: las vidas lloradas. Madrid: Paidos.
COMISEDH. (2003). Abusaruwanku Violación de mujeres: silencio e impunidad. Lima:
Movimiento Manuela Ramos-COMISEDH-UNIFEM.
COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN. (2003). 2.1 Violencia y desigualdad de
género. En Informe Final (págs. 47-89). Lima: Comisión de la Verdad y Reconciliación.
Tomo VIII, capítulo 2: El impacto diferenciado de la violencia. Obtenido de www.
cverdad.org.pe/inal/index.php
215
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
COMISIÓN DE LA VERDAD Y RECONCILIACIÓN. (2004). HATUN WILLAKUY: Versión
abreviada del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación Perú. Lima:
Comisión de la Verdad y Reconciliación.
CONDOR, N. (2007). Invisibilización y victimización de ANFASEP en la lucha por la
defensa de los derechos humanos en Ayacucho. Tesis de Licenciatura. Ayacucho:
UNSCH.
CORAL, I. (1999). Las mujeres en a guerra: impacto y respuestas. En S. (. Stern, Los
senderos insólitos del Perú: guerra y sociedad, 1980-1995 (págs. 337-363). Lima: IEP-
UNSCH.
CRISÓSTOMO, M. (2014). Género, conicto armado y memoria: las trayectorias de las
presidentas de ANFASEP. Tesis de en mención Magister en Estudios de Género. Lima: PUCP.
CRISÓSTOMO, M. (2018). Cuestionando estereotipos: las presidentas de ANFASEP
y sus espacios plurales de acción antes del conicto armado interno. En M. (.
Crisóstomo, Género y conicto armado interno: testimonio y memoria (págs. 109-
152). Lima: Fondo Editorial PUCP.
DEL PINO, P. (2003). Uchuraccay: Memoria y representación de la violencia política
en los Andes. En C. I. Degrégori, Jamás tan cerca arremetió lo lejos: Memoria y
violencia política en el Perú (págs. 49-93). Lima: IEP.
DEL PINO, P. (2017). En nombre del gobierno. El Perú y Uchuraccay: un siglo de política
campesina. Lima: La Siniestra Ensayos, Universidad Nacional de Juliaca.
GALVÁN FERRIL, A. M. (2014). Las memorias de un proceso de construcción de liderazgo
en su despliegue confrontacional contra "Sendero Luminoso" en Villa El Salvador. El
caso de María Elena Moyano Delgado. Tesis de Licenciatura. Lima: PUCP.
GONZÁLEZ, O. (2006). Unveiling the secrets of war in the Peruvian Andes. Chicago:
University of Chicago Press.
GUINÉ, A., FELICES-LUNA, M., DIETRICH, L., ZAPATA, A., ROMERO-DELGADO, M.,
BOUTRON, C., . . . MALEK, P. (2018). Género y conicto armado en el Perú. Lima: GRIC,
La Plaza Editores.
HEILMAN, J. P. (2018). Rebeliones inconclusas. Ayacucho antes de Sendero Luminoso.
Lima: La siniestra ensayos.
JAVE, I. (2017). El santuario de la memoria La Hoyada, Ayacucho. El proceso de diálogo
y negociación en la construcción de un espacio de memoria. Cuaderno de trabajo N°
44, Departamento de Ciencias Sociales. Lima: PUCP.
JÜRGEN, H. (1987). Teoría de la acción comunicativa (Vol. II). Madrid: Taurus.
Las Mujeres de la Asociación Nacional de Familiares Secuestrados,
Detenidos y Desaparecidos del Perú: Agenda, Tensiones y Silencios
216
REVISTA DE LA FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS AÑO LXXI N° 11 / 2019 ISSN 2519-7592
José Ramos López
KIRK, R. (1993). Grabado en piedra, las mujeres de Sendero . Lima: IEP.
MILOSLAVICH, D. (2016). María Elena Moyano: en búsqueda de una esperanza. Lima:
Centro de la Mujer Peruana Flora Tristán.
MUÑOS, H. (1999). Derechos humanos y construcción de referentes sociales. En
S. Stern, Los senderos insólitos del Perú (págs. 435-454). Lima: Instituto de Estudios
Peruanos.
PEÑA ROMERO, E. (2017). Participación y representación subjetiva de mujeres
organizadas en contextos de conicto y posconicto. Tesis de Maestría en Estudios
de Género. Lima: PUCP.
PEREYRA, N., & CONDOR, N. (2015). Desaparecidos en la penumbra del atardecer:
disputas privadas, memoria y conicto armado interno en San Miguel (Ayacucho).
ANTHROPOLOGICA(Ano XXXIII, N° 34), 63-88.
TAMAYO, A. (2003). ANFASEP y la lucha por la memoria de sus desaparecidos (1983-
2000). En C. I. Degregori, Jamás tan cerca arremetió lo lejos. Memoria y violencia
política en el Perú (págs. 95-134). Lima: IEP.
ULFE, M. E., & TRINIDAD, R. (2018). <<No hay dos sin tres>>: alteridad, diversidad y
reconocimiento. En M. E. Ulfe, & R. Trinidad, En busca del reconocimiento. Reexiones
desde el Perú diverso (págs. 15-32). Lima: PUCP.
URRUTIA, J. (1982). Comerciantes, arrieros y viajeros huamanguinos, 1770-1870. Tesis
de Licenciatura. Ayacucho: UNSCH.
ZAPATA, A. (2017). La guerra senderista: hablan los enemigos. Lima: Taurus.