(1) Investigación dirigida por la comunidad
La justicia glaciar debe estar informada por la investigación sobre la sociedad,
en donde el hielo, el clima y el agua son fuerzas centrales, pero no la única historia, como
muestran cada vez más algunos investigadores (Carey, 2014; Lynch, 2012; Rasmussen,
2015; Stensrud, 2016). Además, un enfoque orientado a la justicia ambiental debe ser
colaborativo y liderado por la comunidad (Stone, 2020). Existen muchos
términos empleados para distinguir el nivel de participación de las comunidades en la
investigación, que incluyen, pero no se limitan a «investigación acción participativa»,
«co-investigación», y «co-producción» (Durham Community Research Team,
2011; Banks et al., 2013). Estos enfoques comparten el compromiso por respetar el
conocimiento de los miembros de las comunidades como expertos en la naturaleza y de
involucrar miembros de las comunidades durante todo el proceso de investigación
(Reason y Bradbury, 2008; Jull et al., 2017). La investigación dirigida por las
comunidades diere de la participación de las comunidades en que, en la primera, las
preguntas de investigación, métodos y principios vienen directamente de la comunidad
local, en lugar de venir solamente de los investigadores externos. Este enfoque alinea
el proceso de investigación con los principios de la justicia ambiental, puesto que las
preguntas de investigación reflejan quién las posee (Huntington et al., 2019; Me-
din y Bang, 2014). En lugar de «invitar a los miembros de la comunidad a» estructuras
preexistentes que incorporan sus opiniones de camino, la investigación liderada por las
comunidades está enraizada en el conocimiento y deseos locales (McLennan, 2018).
La investigación dirigida por la comunidad ha sido implementada con éxito
como una herramienta para la justicia ambiental en múltiples contextos no glaciares. Por
ejemplo, en Alaska, Nepal, Brasil, y Fiji, líderes de asociaciones pesqueras locales,
mujeres de la comunidad y ancianos tribales, han respondido a cambios socioambientales
experimentados en sus comunidades. Más aún, la investigación dirigida por la
comunidad, tanto académica como práctica, ha ayudado a las comunidades a mejorar la
pesca, identicar ecosistemas dañados, y designar áreas de protección (Huntington et
al., 2017). En Perú, la investigación dirigida por la comunidad mantiene el poder en las
comunidades locales, de manera que sus propias aspiraciones conducen la investigación,
en vez de que se conduzca por aspiraciones de investigadores externos. Por ejemplo,
«La Cuidadora», un proyecto desarrollado en el 2015 por pueblos indígenas, incluido el
pueblo de los Shipibo-Conibo, y por el profesor peruano Johnattan Rupire Añazco,
ha permitido que las comunidades indígenas se pongan en sobre aviso en relación al
agua contaminada (Rupire Añazo y Vega Ramos, 2015). Otros ejemplos de investigación
dirigida por la comunidad en Perú incluyen el Parque de la Papa en Cusco, la conservación
ecológica de la Cordillera Huayhuash, y la protección del bosque en las comunidades
andinas en los alrededores de Cusco, que trabajaron para proteger a los ecosistemas,
formas de subsistencia, identidades, y las relaciones de las personas con los lugares
(IPCCA, 2013; Bury, 2006; Doughty, 2016). Para incorporar la justicia ambiental en la
investigación y las políticas públicas relacionadas a los glaciares peruanos, se necesita
que haya voces locales a la vanguardia, dirigiendo investigación que promueva
soluciones apropiadas al contexto, incluso si eso signica descentralizar el hielo o resistir
caer en la desastrosa historia de glaciares agonizando.
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Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38.