Justicia glaciar en Los Andes y más allá
Glacier Justice in the Andes and Beyond
Recibido: 27 de octubre 2020 | Aceptado: 30 de diciembre 2020
Mark Carey
1,2
, Holly Moulton
1,2
, Jordan Barton
1,2
, Dara Craig, Zac Provant
1,2
, Casey
Shoop
1,2
, Jenna Travers
1,2
, Jeremy Trombley
1,2
, Adriana Uscanga
1,2
carey@uoregon.edu
Resumen
Este artículo presenta el concepto de justicia glaciar como nueva
forma de analizar, entender y responder a la pérdida de los glaciares y al
cambio climático. La justicia glaciar explora múltiples historias,
interacciones diversas y dinámicas sociales complejas que se desarrollan
en las comunidades, así como su relación con los glaciares, el agua, el
clima y los riesgos asociados a desastres naturales. El concepto se basa en
la justicia ambiental y las humanidades ambientales para ofrecer un camino
que desafía las narrativas simplistas, que expone las formas sistemáticas
de desigualdad, y que permite que las comunidades dirijan las preguntas de
investigación y su trayectoria. El artículo se enfoca en tres temas principales:
(1) investigación dirigida por la comunidad en lugar de participación
comunitaria; (2) integración de diversas formas de conocimiento; y (3) un
análisis y comprensión de la vulnerabilidad con mayor profundidad que evite
ideas lineales y deterministas centradas en la experiencia tecnocientíca.
Palabras clave: justicia ambiental, cambio climático, conocimiento indígena,
vulnerabilidad, humanidades ambientales.
Abstract
This article introduces the concept of glacier justice as a new way to
analyze, understand, and respond to ice loss and climate change in Peru, the
Andes, and internationally. Glacier justice explores complex societal
dynamics, multiple storylines, and diverse interactions across
communities and with glaciers, water, hazards, and climate rather than simply
lamenting lost ice or documenting its decline. The concept is built on work in
both environmental justice and the environmental humanities to expose
systematic forms of inequality and injustices, and to let communities
drive research questions and directions. The article focuses on three main
approaches to help advance glacier justice: (1) community-led research as
2
The Glacier Lab
Autor correspondiente:
1
Universidad de Oregón, EE.UU.
Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38. eISSN 2709-8219X
DOI: https://doi.org/10.51343/racs.v3i2.584
Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38.
opposed to community participation; (2) the incorporation of diverse forms
of knowledge; and (3) a deeper analysis and understanding of vulnerability to
avoid deterministic and linear ideas that center on technoscientic expertise.
Key words: environmental justice, climate change, indigenous knowledge,
vulnerability, environmental humanities.
Introducción
Cuestionar las narrativas globales sobre la pérdida de hielo es un paso
fundamental para que la investigación en materia de glaciares se centre en las
comunidades locales y las empodere. La historia única sobre la «criósfera en crisis»
antepone el hielo y el clima a las personas. Dicha historia también prioriza a los cientícos
y su investigación sobre el tamaño de los glaciares, la disponibilidad de agua y los factores
biofísicos que desencadenan las inundaciones repentinas, los aluviones, avalanchas y
otros riesgos, en vez de enfocarse en las comunidades locales. De hecho, este enfoque
tecnocientíco deja poco espacio para examinar las dinámicas sociales o aprender sobre
soluciones comunitarias. Ignora las fuerzas humanas que limitan a las comunidades y
perpetúa las desigualdades sistémicas socioeconómicas y políticas que experimentan
las personas que viven cerca de los glaciares. Ya sea que llamemos a esta típica y única
historia de hielo una de cambio climático, glaciares agonizando, capitalismo neoliberal,
globalización o Antropoceno, las grandes narrativas que buscan englobar a todas las
personas y lugares bajo un mismo idioma universal han regresado con fuerza en las
narrativas climáticas (Chakrabarty, 2009). Esta historia universal tiene un modo de
amplicar las perspectivas de manera que las diferencias quedan abstraídas; lo que
se pierde o borra entre el abstracto «aquí» y «allá» son múltiples espacios, puntos de
vista, relaciones, escalas, culturas y saberes. La poeta Hejinian (2003: p. 60) describe este
problema en The Fatalist:
Sí, pareciera que la situación requiere
que expresemos nuestra forma de ver el mundo pero eso nos obligaría a ver el mundo
y eso es imposible.
Estudiar glaciares desde una perspectiva de justicia ambiental puede evitar
las implicaciones perjudiciales asociadas a la historia única enfocada solamente en
documentar y lamentar la pérdida de hielo. En este trabajo proponemos un enfoque para
realizar un análisis del hielo que priorice a las personas viviendo cerca de los glaciares, un
enfoque al que nos referimos como
j
usticia glaciar .
La justicia glaciar explora múltiples
historias, interacciones diversas y dinámicas sociales complejas que se desarrollan en
las comunidades, así como su relación con los glaciares, el agua, el clima y los riesgos
asociados a desastres naturales. La justicia ambiental no solamente reconoce la agencia de
la naturaleza no humana, sino también que el legado de la desigualdad, el colonialismo, y
las políticas racistas han afectado por mucho tiempo a las poblaciones que actualmente se
enfrentan al clima cambiante y al deshielo (Huntington et al., 2019). Las personas son
inuenciadas tanto por eventos catastrócos como son avalanchas e inundaciones, como
por la «violencia paulatina» que ejercen la marginalización y la vulnerabilidad y que
no es reportada en los medios de comunicación, que preeren noticias sensacionalistas
29
Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38.
(Nixon, 2013). Cada semana las noticias publican, una tras otra, fotografías repetidas
sobre el retroceso de los glaciares durante los últimos 50 años, en lugar de informar sobre
las historias de comunidades indígenas enfrentando el racismo y navegando en medio de
sistemas político-legales amañados en su contra durante 500 años.
La justicia glaciar ofrece un camino que desafía las narrativas simplistas, que
expone las formas sistemáticas de desigualdad, y que permite que las comunidades dirijan
las preguntas de investigación y su trayectoria. Las humanidades y ciencias sociales son
compañeros cruciales en este trabajo que la Cadena (2015) denominó «colaboración entre
jerarquías de conocimiento» para poder multiplicar, en vez de totalizar, las maneras en
las que entendemos y narramos el deshielo. La justicia glaciar se basa en el trabajo de
justicia ambiental, que busca identicar cómo las injusticias han surgido a través de la
historia y persisten en la actualidad. Sze (2020: p.5) explica que la justicia ambiental se
esfuerza por explicar cómo «la raza, indigeneidad, pobreza, y la desigualdad ambiental
están conectados en una mezcla tóxica». La justicia ambiental también implica pensar
críticamente sobre las interacciones entre las distintas historias y narrativas, así como el
poder embebido en dichas narrativas (Bravo, 2009; Carey, 2007).
Este documento está escrito por miembros del
Glacier Lab
, conformado por
estudiantes norteamericanos de licenciatura y de posgrado, un investigador postdoctoral,
y profesores de la Universidad de Oregon, EE. UU. Aunque no hablamos en nombre
de las comunidades locales cuyas vidas están entrelazadas con los glaciares andinos,
nuestro laboratorio usa el trabajo de justicia ambiental desarrollado en las humanidades y
las ciencias sociales como método para destacar y enaltecer las preocupaciones locales.
En el Glacier Lab priorizamos a las personas para entender contextos sociales más amplios
en donde la gente interactúa con, y es inuenciada por, los glaciares. Buscamos exponer
cómo las disparidades sistémicas de poder y la marginalización de ciertos conocimientos
pueden afectar la habilidad de las personas para abordar la pérdida de hielo en sus propios
términos y en sus propias comunidades. También exploramos cómo los relatos sobre las
localidades a gran altitud moldean la manera en la que las personas entienden y se relacionan
con aquéllas. Asimismo, estudiamos cómo las historias y narrativas de glaciares amenazados
ignoran a las poblaciones locales, y peor aún, perpetúan las fuerzas de colonialismo y
capitalismo las mismas fuerzas que en primer lugar provocan el cambio climático global.
Por lo tanto, nos resistimos a conceptualizar los glaciares como íconos porque eso pondría
demasiada atención en la documentación y explicación de la pérdida del hielo, sin explicar
estas fuerzas humanas que interactúan con el cambio climático y glaciar causando impactos
de largo alcance, mortales y desiguales.
Aunque este ensayo no tiene como objetivo proponer un marco teórico completo
de la justicia glaciar, a partir de nuestras experiencias discutimos algunas prácticas
importantes para hacer investigación con esta perspectiva. Para encaminarnos hacia una
justicia glaciar, proponemos tres enfoques principales: (1) investigación dirigida por la
comunidad en lugar de participación comunitaria; (2) integración de diversas formas de
conocimiento; y (3) un análisis y comprensión de la vulnerabilidad con mayor profundidad
que evite ideas lineales y deterministas centradas en la experiencia tecnocientíca.
30
Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38.
(1) Investigación dirigida por la comunidad
La justicia glaciar debe estar informada por la investigación sobre la sociedad,
en donde el hielo, el clima y el agua son fuerzas centrales, pero no la única historia, como
muestran cada vez más algunos investigadores (Carey, 2014; Lynch, 2012; Rasmussen,
2015; Stensrud, 2016). Además, un enfoque orientado a la justicia ambiental debe ser
colaborativo y liderado por la comunidad (Stone, 2020). Existen muchos
términos empleados para distinguir el nivel de participación de las comunidades en la
investigación, que incluyen, pero no se limitan a «investigación acción participativa»,
«co-investigación», y «co-producción» (Durham Community Research Team,
2011; Banks et al., 2013). Estos enfoques comparten el compromiso por respetar el
conocimiento de los miembros de las comunidades como expertos en la naturaleza y de
involucrar miembros de las comunidades durante todo el proceso de investigación
(Reason y Bradbury, 2008; Jull et al., 2017). La investigación dirigida por las
comunidades diere de la participación de las comunidades en que, en la primera, las
preguntas de investigación, métodos y principios vienen directamente de la comunidad
local, en lugar de venir solamente de los investigadores externos. Este enfoque alinea
el proceso de investigación con los principios de la justicia ambiental, puesto que las
preguntas de investigación reflejan quién las posee (Huntington et al., 2019; Me-
din y Bang, 2014). En lugar de «invitar a los miembros de la comunidad a» estructuras
preexistentes que incorporan sus opiniones de camino, la investigación liderada por las
comunidades está enraizada en el conocimiento y deseos locales (McLennan, 2018).
La investigación dirigida por la comunidad ha sido implementada con éxito
como una herramienta para la justicia ambiental en múltiples contextos no glaciares. Por
ejemplo, en Alaska, Nepal, Brasil, y Fiji, líderes de asociaciones pesqueras locales,
mujeres de la comunidad y ancianos tribales, han respondido a cambios socioambientales
experimentados en sus comunidades. Más aún, la investigación dirigida por la
comunidad, tanto académica como práctica, ha ayudado a las comunidades a mejorar la
pesca, identicar ecosistemas dañados, y designar áreas de protección (Huntington et
al., 2017). En Perú, la investigación dirigida por la comunidad mantiene el poder en las
comunidades locales, de manera que sus propias aspiraciones conducen la investigación,
en vez de que se conduzca por aspiraciones de investigadores externos. Por ejemplo,
«La Cuidadora», un proyecto desarrollado en el 2015 por pueblos indígenas, incluido el
pueblo de los Shipibo-Conibo, y por el profesor peruano Johnattan Rupire Añazco,
ha permitido que las comunidades indígenas se pongan en sobre aviso en relación al
agua contaminada (Rupire Añazo y Vega Ramos, 2015). Otros ejemplos de investigación
dirigida por la comunidad en Perú incluyen el Parque de la Papa en Cusco, la conservación
ecológica de la Cordillera Huayhuash, y la protección del bosque en las comunidades
andinas en los alrededores de Cusco, que trabajaron para proteger a los ecosistemas,
formas de subsistencia, identidades, y las relaciones de las personas con los lugares
(IPCCA, 2013; Bury, 2006; Doughty, 2016). Para incorporar la justicia ambiental en la
investigación y las políticas públicas relacionadas a los glaciares peruanos, se necesita
que haya voces locales a la vanguardia, dirigiendo investigación que promueva
soluciones apropiadas al contexto, incluso si eso signica descentralizar el hielo o resistir
caer en la desastrosa historia de glaciares agonizando.
31
Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38.
(2) Integración de diversas formas de conocimiento
Estudios recientes en ciencias sociales y humanidades conceptualizan las
distintas formas de conocimiento como manifestaciones de las relaciones
materiales y sociales que estructuran nuestras vidas, en lugar de ver al conocimiento
como un conjunto de concepciones abstractas (Viveiros de Castro, 2004). La hegemonía
del conocimiento cientíco está construida sobre el supuesto de la «objetividad»
(Haraway, 1988), la dependencia a infraestructuras y tecnologías globales (Edwards,
2010), y un enfoque en puntos de referencia y métricas funcionales (Porter, 1996).
Entender cómo las relaciones que constituyen el conocimiento cientíco pueden
subestimar y excluir otras formas de conocimiento y de vivir es una parte importante
de la justicia ambiental. Por lo tanto, incluir conocimientos diversos reeja las formas
en las que permitimos que diversas maneras de vivir coexistan (Mujica Bermúdez,
2017). Por ejemplo, Bolin (2016) describe la manera en la que el conocimiento y las
tradiciones andinas están ligadas a los glaciares. A medida que la temporalidad de la
disponibilidad de agua cambia debido a la variación del deshielo de los glaciares, las
comunidades andinas han restaurado o continuado prácticas indígenas de conservación
de agua, como son el cultivo en terrazas, la labranza de conservación y los túneles de
riego (Bolin, 2016).
El conocimiento ecológico tradicional, local e indígena, además de
su valor inherente, también puede complementar al conocimiento cientíco,
particularmente cuando el conocimiento es especíco del sitio y se deriva de cientos
o miles de años de observaciones (Mujica Bermúdez, 2017; Postigo y Young, 2016).
Cruikshank (2012) documenta el conocimiento que tienen los pueblos indígenas del
Yukón y de los territorios de Alaska en América del Norte sobre el comportamiento
de los glaciares, quienes describen reacciones de los glaciares impredecibles y a veces
violentas hacia las poblaciones humanas. A pesar de ser a menudo descartados como
supersticiones por los cientícos que estudian glaciares, los relatos indígenas parecen
coincidir con los registros históricos de oleadas glaciares, inundaciones, y otros eventos
importantes. Otros autores, como Smith (2020), revelan cómo el conocimiento local de
los Inupiat sobre el Ártico trasciende la historia del hielo para exponer no sólo relaciones
recíprocas entre el humano y el medio ambiente e historias indígenas de tránsito,
sino también políticas raciales embebidas en la ciencia del clima. En la Cordillera
Blanca de Perú, los residentes locales realizan ofrendas de hojas de coca o sal antes
de acercarse a los glaciares o a lagos glaciares. Estas actividades ilustran las creencias
culturales, valores, historias, y espiritualidad, pero también el conocimiento acerca de las
características inestables de las montañas (Walter, 2017; Carey, 2014). Este conocimiento
no es información o datos que se puedan extraer para generar modelos cientícos o
políticas públicas, sino que forma parte de la identidad y vida de las personas. Mantener
y valorar conocimientos diversos es, entonces, un asunto de justicia e identidad, no sólo
de información.
(3) Reconceptualizar la vulnerabilidad
Un paso crucial hacia la justicia glaciar es el de incorporar las concepciones
locales de vulnerabilidad y resiliencia. La vulnerabilidad es típicamente denida
como la susceptibilidad de sufrir daños por factores ambientales y sociales (Adger,
32
Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38.
2006), y ha sido identicada por expertos en varias comunidades alrededor del mundo,
incluidas las comunidades peruanas que están siendo afectadas por el deshielo (por
ejemplo, Altamirano, 2020; Bury et al., 2011; Hegglin y Huggel, 2008; Mark et al., 2017;
Salzmann et al., 2013). En la región andina, las ciencias sociales han realizado
investigación interdisciplinaria en torno a la vulnerabilidad a partir de distintos
enfoques, tales como las agendas político-económicas neoliberales, desigualdades
socioeconómicas, y diversos conocimientos ambientales (Carey et a., 2014; Drenkhan et
al., 2019; Lynch, 2012). Estos enfoques académicos pueden tener un papel importante
en la explicación de la vulnerabilidad. Sin embargo, es crucial complementar y
descentralizar estas perspectivas para mostrar cómo la gente local moldea, practica, y
narra sus propias versiones de vulnerabilidad y resiliencia (Ford, et al., 2016; Klenk et
al., 2017; Mujica Bermúdez, 2017). Reconceptualizar la vulnerabilidad y alcanzar la
justicia glaciar puede involucrar la formulación de nuevas historias de ingenio local, o
un entendimiento más profundo sobre qué grupos están más expuestos a los riesgos. En
la Cordillera Blanca, por ejemplo, en donde las poblaciones han enfrentado aluviones
catastrócos de lagunas glaciares desde la década de 1940, los peruanos han hecho
esfuerzos excepcionales para prevenir inundaciones repentinas, convirtiéndose en líderes
mundiales—no víctimas pasivas vulnerables en ingeniería y monitoreo de lagunas
glaciares (Carey, 2014). Además, la exposición de avalanchas y aluviones han estado
históricamente concentradas en los centros urbanos localizados a lo largo del Río Santa.
Contrario a otros casos de injusticia ambiental en donde las poblaciones más pobres y
marginadas son empujadas hacia escenarios perjudiciales quienes tuvieron una mayor
exposición a los desastres provocados por los glaciares fueron las personas adineradas que
habitaban en estas ciudades construidas por los españoles, y no los residentes indígenas
que vivían en zonas rurales localizadas a mayor altitud (Oliver-Smith, 1999). Estas
dinámicas históricas han sido modicadas por la reciente inmigración a las ciudades,
exponiendo las cambiantes dimensiones de la vulnerabilidad (Huggel et al., 2020).
Desaar las narrativas deterministas tanto del retroceso de los glaciares como
de la victimización local, ofrece una perspectiva distinta de justicia glaciar. El caso
de Saúl Luciano Lliuya, campesino y guía de montaña, es un ejemplo del cambio
de enfoque de un residente pasivo a uno activo. Lliuya y sus abogados de la ONG
Germanwatch están demandando a la compañía de energía alemana RWE. La demanda
clama que las emisiones de la compañía han contribuido al cambio climático global, el
cual ha derretido los glaciares de la Cordillera Blanca y creado el peligroso lago glaciar
Palcacocha. La demanda exige que la RWE contribuya a pagar la estabilización del
Palcacocha y prevenir un desastre río abajo en la comunidad de Lliuya, cerca de Huaraz
(Duhaime-Ross, 2017). En este caso el demandante no está esperando pasivamente los
peligros del cambio climático (Nugent, 2018). El caso legal también resalta las raíces
profundas de desigualdad global: una posible ruta para la seguridad de los residentes
de Huaraz se desarrolla en una corte en Alemania. Se trata de una batalla cuesta arriba
para denir legalmente la responsabilidad de la pérdida de hielo de la Cordillera Blanca.
Finalmente, son jueces de Europa occidental los que van a tomar la decisión sobre el
caso de Palcacocha, exponiendo las justicias inherentes al sistema global y decisiones
que los peruanos tienen que tomar para permanecer resilientes.
La justicia glaciar es un
proceso complejo y en muchos sentidos contradictorio, y no existe una única solución.
33
Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38.
Conclusiones
Para realmente comprender el cambio glaciar en los Andes y en otros lugares, los
investigadores no pueden solamente estudiar el clima o el hielo como un ícono
separado de la sociedad. Un enfoque de justicia glaciar examina el hielo, el clima
y el agua dentro del contexto de las instituciones humanas y políticas, las leyes y la
corrupción, el racismo y la misoginia. En Perú, esto puede involucrar la examinación
explícita de la inestabilidad política y sus relaciones correspondientes con la corrupción,
que afecta las políticas medioambientales y los proyectos de prevención de desastres.
Podría enfocarse en el racismo en contra de los peruanos de tierras altas y su
marginalización de la sociedad nacional, la toma de decisiones políticas, y la vida pública
centralizada en Lima. Podría exponer los sesgos en la asignación de los derechos
del agua que favorecen a la industria desde la promulgación de la ley del agua del 2009,
que a su vez, interactúa con historias de despojo a favor de una élite poderosa y cada
vez más pro-empresarial que domina las políticas hidro-sociales de Perú.
Podría examinar las implicaciones cotidianas, tanto humanas como ambientales,
de la creciente desregulación de la economía y la apertura de los Andes a la minería, el
gas y otras industrias extractivas. También podría haber un mayor reconocimiento de las
historias embebidas y los supuestos subyacentes que producen narrativas ambientales
especícas dominantes, en donde las soluciones son sólo técnicas y no sociales, y
donde las historias se centran en el hielo y no en la pobreza o el racismo. Las narrativas
únicas y simplistas que documentan y lamentan la pérdida del hielo no son sucientes
para alcanzar soluciones al cambio climático o justicia social. Esto ha sido probado
durante décadas de políticas globales fallidas o limitadas, que no han frenado la crisis
climática ni han mejorado las condiciones de vida de muchas personas, particularmente
aquellas que viven en lugares de gran altitud, donde el calentamiento es más extremo. Las
humanidades y ciencias sociales tienen el deber de defender los principios de la justicia glaciar.
Y los investigadores también deben considerar su propia posicionalidad, y preguntarse
si son cómplices de la investigación que prioriza las voces de externos en vez de las
voces de las comunidades locales.
Agradecimientos
Texto traducido por Adriana Uscanga.
Declaración de conicto de intereses
Los autores declaran no tener conictos de intereses nancieros ni personales que
puedan inuir inapropiadamente en el desarrollo de este artículo.
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Ambiente, Comportamiento y Sociedad. 2020, 3(2),28-38.
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